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11: El plan se acabó

Capítulo dedicado a Vickulichy por darme ideas :3

Mérida caminaba por los pasillos, mirando su móvil mientras que le respondía un mensaje a Anna, quien había faltado al colegio aquel día debido a que estaba demasiado resfriada. El clima había cambiado drásticamente, el otoño ya había llegado y el inesperado clima frío había enfermado a varias personas.

Cuando acabó de hablar con Anna por Whatsapp, observó el fondo de pantalla de su móvil; era una selfie en la que ella estaba junto a Tadashi, ambos sonreían con malteadas en sus manos. Aquella foto la había tomado unos días después de pasar su primera noche juntos. Rió al recordar su pequeña aventura con su amigo, habían sido unas semanas geniales que siempre estarían en su corazón. Ninguno de los dos se había enamorado del otro en aquel tiempo, lo cual había sido sumamente ventajoso para que su buena amistad continuara luego de aquellos tiempos de "amigos con beneficios".

- No puedo creer que aquel estúpido nerd besara a Rapunzel, Jack no me había dicho nada - oyó la pelirroja una voz masculina.

Sin ser vista, se acercó más a la esquina del pasillo de donde provenía la voz.

- Sí, pero no es solo eso Hiccup - esa era la voz de Eugene, de eso no había duda.

- ¿Qué? - Preguntó Hiccup -. ¿Acaso piensas que Hamada y Rapunzel son novios?

- No idiota, no es eso - Eugene suspiró -. Creo que... Hay una razón por la cual Rapunzel besó a Tadashi, y también hay una razón por la cual Hans y Mérida comenzaron a ser novios.

Mérida sintió unos increíbles nervios recorrer todo su cuerpo. Fitzherbert estaba muy cerca de descubrir el plan.

- ¿Y qué piensas que hay detrás de todo eso? - Mérida quería matar al chico de ojos verdes por ser tan curioso.

- Un plan - respondió Eugene -. Un plan para que Jack y tú se enamoren de Rapunzel y Mérida.

...

- No puede ser posible, Mérida - Hans no podía creer lo que acababa de oír -. ¿Cómo lo supieron?

- ¡No lo sé! - Mérida cubrió su rostro con sus manos -. Pero ya lo saben, lo saben todo.

Rapunzel dejó de caminar alrededor de la mesa de la biblioteca y miró a ambos pelirrojos, quienes estaban sentados uno al lado del otro. Tadashi también se encontraba allí, de pie junto a Rapunzel.

- No sé por que tuve esa idea tan absurda - reflexionó la rubia -. Lo siento mucho, Mérida. Tu no querías hacer nada de esto y yo prácticamente te obligué.

Mérida suspiró y dejó de cubrir su rostro.

- Descuida, algún día iban a saberlo. ¿Verdad?

Los cuatro se quedaron en silencio durante algunos segundos, sin saber muy bien qué decir en aquel momento.

- Eso significa... ¿Qué el plan se acabó? - Preguntó Hans -. Por que creo que me gusta una chica, y debería terminar mi falsa relación con Mérida.

- Sí, el plan se acabó - respondió la pelirroja -. Ya lo descubrieron todo, maldito Eugene.

- ¿Cómo pudo saberlo? - Tadashi seguía sin poder creerlo.
- Eugene es más inteligente de lo que parece - murmuró Hans -. Lamento que su plan se haya arruinado.

- Yo lamento haber hecho esta estupidez - Mérida se puso de pie y miró a sus tres amigos -. Hans, no me esperes para ir a casa.

La pelirroja se marchó de allí prácticamente corriendo. Desde que Hans había estado involucrado en el plan, él la llevaba al colegio y luego a su casa, pero ya no sería necesario, ya que su falsa relación al fin había acabado.

Mientras que caminaba a paso apresurado por los pasillos, sintió que alguien sujetaba su brazo y provocaba que se detuviera. Miró al chico que la veía fijamente a los ojos, mientras que ella se sentía realmente furiosa y avergonzada.

- Ya lo sé todo - habló él -. Eugene me lo dijo.

Mérida se zafó de su agarre y sintió que las lágrimas se acumulaban en sus ojos, pero intentaría no llorar, no le gustaba parecer débil.

- ¿Y? - Preguntó, sin siquiera importarle que él era el chico del que estaba enamorada -. ¿Acaso quieres un premio? ¡Felicidades, ya lo sabes!

Hiccup frunció el ceño.

- ¿Por qué hiciste eso, Mérida? - Prácticamente susurró -. ¿En verdad estás enamorada de mí? ¿Por qué no me lo dijiste y evitabas toda esta mentira? Incluso involucraste a Hans en esto, y no era necesario, pudiste hablar conmigo en cualquier momento.

Ella negó con las cabeza, él estaba muy equivocado. Lo miró a los ojos y sintió un nudo en su garganta, necesitaba desahogarse.

- No - comenzó a hablar -. Nunca hubiera podido hablar contigo, por que por alguna razón tu nos odiabas.

- Yo nunca te odié...

- ¡No mientas! - Lo interrumpió y sintió que las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, sus intentos por no verse débil habían fallado -. Tú nos odias, a mí y a mis amigos. Solo comenzaste a hablarme cuando cambié mi aspecto, y eso es horrible - hizo una pausa y sollozó -. Hice todo esto para que te fijaras en mí, ¿y funcionó, verdad? ¡Toda esta mierda funcionó, y me sentía tan bien cuando en hablabas que ni siquiera me importaba quienes se involucraban en el plan, por que yo estaba logrando acercarme a ti!

- Mérida... - Susurró él, sorprendido por todo lo que le estaba diciendo.

- ¿Pero sabes? Ahora no me importa lo que suceda, por que ya sé la clase de persona que eres - Mérida limpió las lágrimas que caían por sus mejillas -. Tú llamas nerds a mis amigos, y los odias sin que ellos te hagan nada, incluso nos odiarías a mí y a Rapunzel si continuáramos siendo las mismas de antes... Y lo peor de todo es que sigo amándote.

Mérida volteó y continuó caminando por los pasillos para luego ingresar al baño de mujeres, ya que quería limpiar su rostro.

Rapunzel salió de la biblioteca, buscando a Mérida con la vista.

- Rapunzel - Hiccup se acercó a la rubia -. ¿Podemos hablar?

- No en este momento... - Volvió a mirar a su alrededor -. ¿Sabes dónde está Mérida?

- Sí, fue al baño de mujeres.

Rapunzel solo asintió con la cabeza y corrió hacia donde Hiccup le había dicho que su amiga había ido. Cuando ingresó allí vio a Mérida sentada en el suelo, llorando, y a Astrid Hofferson Arendelle junto a ella, mirándola con confusión mientras que tenía una mano en su hombro.

- ¿Alguien puede explicarme qué es lo que sucede? - Preguntó con confusión la rubia.

...

La campana que indicaba la hora del almuerzo acababa de sonar, todos se encontraban en la cafetería, el clima parecía más feliz de lo normal, ya que era viernes de pizza.

A la mayoría de los estudiantes les pareció extraño que Astrid se encontrara sentada en la misma mesa que sus hermanas, a un lado de Mérida, la chica a la que había atacado en ese mismo lugar, desatando una guerra de comida.

Astrid se encontraba allí porque Rapunzel y Mérida le habían explicado todo lo sucedido, y ella lo comprendió a la perfección y decidió estar junto a ellas en aquel momento. Astrid ya sabía lo que era intentar gustarle a un chico inalcanzable, por lo cual se sintió muy identificada con las dos amigas.

- Entonces... ¿Todo fue una mentira? - Preguntó Anna con asombro.

Rapunzel y Mérida solo asintieron con la cabeza, provocando que Elsa sonriera ampliamente.

- Es significa que... Hans no es tu novio - dijo la platinada y todas la miraron con confusión -. ¿Qué? Estas semanas nos estuvimos conociendo mejor y creo que es un gran chico.

- ¿Te gusta Hans? - Preguntó Anna sin poder creerlo.

El rubor se hizo presente en las pálidas mejillas de la joven, mientras que todas esperaban expectantes la respuesta.

- Es lindo... - murmuró - Y me sentía muy mal por pensar eso de él, pero ahora que sé que no es el novio de Mérida no debo preocuparme.

La pelirroja rió, nunca antes Elsa había dicho que un chico le parecía lindo.

- Sí hay algo de lo que deberías preocuparte, hermanita - todas miraron a Astrid, esperando que continuara hablando -. Eugene Fitzherbert está enamorado de ti.

- ¡¿Qué cosa?! - Preguntaron con asombro Elsa y Anna.

- ¡Es más que obvio! - Exclamó Astrid.

- Pero... Yo no siento nada por él - dijo la platinada, sintiéndose un poco culpable.

En ese mismo momento, Hans ingresó a la cafetería acompañado de Tadashi, cuando vieron a las cinco chicas se acercaron a ellas, un poco confundidos.

- ¿Qué haces aquí, Astrid? - Preguntó el pelirrojo mientras que se sentaba entre Elsa y Anna.

- Busco duendes - respondió con sarcasmo -. Estoy almorzando idiota, ¿qué otra cosa haría aquí?

- Pero... Es extraño que estés aquí - dijo Tadashi -. Creí que odiabas a Mérida y los nerds.

Astrid rió, dejando a todos extrañados.

- Yo no los odio, solo fingía para poder ser la novia de Hiccup - explicó ella -. Chicas, hay algo que quiero decirles - miró a Rapunzel y Mérida -. Entiendo perfectamente todo lo que hicieron, ya que yo estoy en la misma situación en la que ustedes se encontraban antes, me gusta un chico que ni siquiera me nota - suspiró -. Pero... Con el tiempo me di cuenta de que no hay que forzar las cosas, y si ese chico en verdad me quiere no será solo por mi apariencia. No vuelvan a hacer algo así, no son un objeto para solo exhibirse, son mujeres, y deben hacer que las respeten, ellos son los que no valen la pena si solo les interesa el aspecto de las personas.

Todos se quedaron en silencio, sin poder creer que aquellas palabras hubieran salido de la boca de Astrid Hofferson Arendelle.

- Gracias Astrid - susurró Mérida con una sonrisa en el rostro.

Jack, Hiccup, GoGo y Eugene observaban la mesa en la que se encontraban Mérida y Rapunzel, más que confundidos por la presencia de Astrid allí. Varias personas en la cafetería observaban a la rubia con curiosidad, sin poder creer que estuviera con los que ella llamaba "nerds" durante su relación con Hiccup.

- Si todo fue una mentira... - habló Jack - ¿Por qué Hans continúa allí?

- ¿Acaso no lo entiendes, Jack? - Preguntó Eugene -. Ellos son sus amigos.

Todos volvieron a quedarse en silencio durante algunos segundos. Eugene vio que Hans rodeaba los hombros de Elsa con su brazo y ella no hacía nada para apartarlo, y no pudo evitar sentirse triste. Su amigo había logrado acercarse a Elsa fácilmente, y él nunca había hecho nada.

- ¿Saben? - Volvió a hablar Jack -. A mí no me interesa que hayan hecho ese plan para acercarse a nosotros, incluso me parece tierno.

- Creo que no es eso lo que les preocupa a ellas - dijo GoGo -. Creo que... Lo que a ellas les duele es que ustedes se hayan fijado en su apariencia.

- Pero... Yo en verdad quiero a Rapunzel - el peliblanco bajó la mirada -. Ahora que la conozco, no puedo negar que ella me gusta.

GoGo se puso de pie y se colocó frente a su amigo, luego lo tomó de las manos y lo hizo ponerse de pie.

- Entonces ve, y dile lo que sientes - ordenó con firmeza.

- Pero... No puedo hacerlo.

- Oh, claro que lo harás - GoGo jaló a Jack, llevándolo frente a la mesa donde se encontraba la rubia.

Al ver a sus amigos, Hans preguntó:

- ¿Qué sucede?

GoGo soltó a Jack y el se quejó un poco, ya que sus manos le dolían... Su amiga podía llegar a ser muy brusca en algunas ocasiones.

- Jackson deje decirle algo a Rapunzel - respondió la morocha.

Rapunzel miró con temor al chico, puesto que creía que le diría algo malo por su ridículo plan para conquistarlo.

- Yo... No estoy enfadado por lo que hiciste, incluso me parece tierno - se inclinó y besó la mejilla derecha de Rapunzel -. Te quiero. - Prácticamente susurró y luego salió rápidamente de la cafetería.

Todos los que se encontraban en esa mesa, incluso GoGo, se asombraron por la acción de Jack.

Rapunzel sonrió mientras que el rubor se instalaba en sus mejillas, y luego llevó su mano a su mejilla.

- Creo que el plan... No fue una mala idea después de todo. - Dijo, mirando la puerta por la que el peliblanco había salido.

Mientras tanto, a Eugene le había parecido extraño que su amigo no había dicho ninguna palabra durante todo el almuerzo. Desde que Mérida prácticamente le había confesado su amor entre lágrimas en los pasillos, Hiccup parecía haber quedado en shock.

- ¿Te sucede algo, Hipo?

El muchacho de ojos verdes miró a su amigo con una expresión neutral en su rostro.

- Mérida tiene razón, solo me fijé en ella por su aspecto y desprecio a sus amigos sin que ellos me hagan nada - Hiccup hizo una leve pausa, y Eugene esperaba que prosiguiera -. Yo... soy la peor persona del mundo.

Hiccup se puso de pie, las lágrimas comenzaban a nublar su vista y no dejaría que nadie lo viera llorar. Se marchó rápidamente de aquel lugar, dejando a Eugene solo en la mesa, preocupado.

- Nunca antes... Había visto llorar a Hiccup. - Susurró el castaño.

×××

PREGUNTA: ¿Qué piensan de Astrid?

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