Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo veintiuno

—Hola. —saludó TaeHyung al llegar a la mesa en la que se encontraban sus dos amigos.

JiMin lo observó cada uno de sus movimientos mientras se sentaba y colocaba su almuerzo enfrente suyo. Claramente se encargó de juzgarlo en todo momento.

—¿Y esa mirada? —cuestionó JiSoo, dirigiéndose a JiMin.

—¿Tenemos que sentarnos con él? —replicó él seriamente.

TaeHyung rio mientras colocaba el pitillo en su botella de jugo sabor a naranja supuestamente natural, pero que todos sabemos es artificial con mucha más azúcar de la que sería saludable.

—Contexto. —ella pidió pasando su vista varias veces entre el rubio y el pelirosa.

—Está indignado porque lo hice esperar para contarle algo. —TaeHyung explicó tranquilamente, llevando un poco de arroz a su boca.

—Qué cruel.

—Ves. —JiMin dijo, recriminándolo, al escuchar que su amiga lo apoyaba.

—Lo hice para poder decírselo a ambos al tiempo. —el hecho fue aclarado por el rubio.

—Qué dramático eres, JiMin.

Automáticamente JiSoo había cambiado su respuesta y el de cabellos rosas bufó, haciendo reír a los otros dos que estaban sentados en la mesa.

—¿No quieres saber entonces? —la pregunta salió del Kim menor, yendo dirigida a su mejor amigo.

Él lo observó por el rabillo del ojo.

—Sí quiero... —musitó bajito, casi en un susurro, demostrando lo mucho que le dolía ceder. Pero que ese dolor no se comparaba con el quedarse con la curiosidad.

—Lástima, porque ya no te diré.

Con esas palabras reveladas, JiMin se giró rápidamente, entregando a la vista una expresión totalmente indignada y enojada.

—Tú, pequeña cabeza decolorada —enervó como respuesta, negando y haciendo el amague de levantarse de la mesa.

TaeHyung apresuró a estirar su mano, agarrando la muñeca de su amigo para detenerlo. Pequeñas risillas brotaban de sus labios.

—Ya, calma, es broma.

—Dejen de sobreactuar y pasemos al punto importante —JiSoo interrumpió, viendo la escena cómodamente desde su lugar—: El chisme.

Ambos chicos se observaron, JiMin presentando su bandera blanca de rendición al tomar de nuevo asiento en su silla.

—Bueno, no sé por dónde empezar. —TaeHyung dijo en un suspiro.

—Intenta por el final, no tengo paciencia para las historias largas. —JiMin respondió naturalmente, y JiSoo rodó los ojos.

—Por el comienzo. —reemplazó ella.

—No les había dicho, pero JungKook y yo tuvimos una pequeña discusión hace unos días.

—¿JungKook de nuevo? —la pelinegra inquirió—. Es suficiente. Ahora sí le voy a ir a dar sus cuantos puños.

—Espera, apenas estoy comenzando —TaeHyung explicó al ver la seriedad en las palabras de su amiga—. Esa vez le dije que estaba cansado de pensar que tal vez nos estábamos volviendo amigos, pero que luego él hacía algo y me alejaba. Y creo que se enojó, porque no dijo mucho, sólo se fue de casa. Así que pensé que las cosas quedarían así, pero al otro día cuando terminaron las clases, JungKook me llevó a un lugar y bueno, me mostró algo importante.

—¿Qué te mostró? —JiMin preguntó y TaeHyung negó en respuesta, lo que hizo que sus ojos se abrieran ampliamente—. ¡¿Acaso te enseñó su amigo de abajo?!

—¿Qué? ¡No! —el rubio se apresuró a decir, negando repetitivamente con la cabeza, incluso con sus manos, agitándolas—. Algo importante para él. ¡No eso!

JiMin pareció calmarse de a poco gracias a sus palabras, mientras que JiSoo luchaba fuertemente con la carcajada que amenazaba con salir disparada de su garganta.

—Tu cabeza trabaja de formas extrañas. —ella le dijo a JiMin.

—El caso es que después de me sentí algo ¿conmovido? No lo sé, pero creí que sería justo hacer algo parecido por él. Por eso la siguiente ves que nos vimos, es decir, ayer, decidí mostrarle mi álbum de fotos de niño.

—Vaya...

—No me juzguen, no se me ocurrió algo mejor —TaeHyung se excusó, interrumpiendo lo que probablemente se aproximaba—. Pero igualmente salió bien. Al punto que estuvimos a punto de...

Los rostros de sus amigos demostraban los expectantes que estaban ante sus siguientes palabras. Por eso se lo pensó, y se dio fuerza diciendo que claramente eso no había estado sólo en su cabeza. Que esa cercanía entre él y JungKook estuvo a punto de ser rota en ese momento, de no ser por la inesperada llegada de sus padres.

—De besarnos. —terminó de decir.

JiMin cubrió su boca con una de sus manos, y con la otra cubrió la de JiSoo que también estaba bastante abierta por la sorpresa. Así se mantuvieron unos instantes.

—Espera, ¿por qué reaccionamos así? Ustedes ya se habían besado antes.

JiSoo recordó y JiMin la miró antes de ser llenado por los recuerdos, haciendo que retomara su posición normal. El impacto se había desvanecido tan rápido como había llegado.

—Eso fue muy virgen de nuestra parte. —habló él, centrándose ahora en comer su sándwich.

—Lo sé, pero esta vez fue diferente —TaeHyung manifestó—. Más allá de "las hormonas por nuestra edad", realmente se sintió... lindo. Como cuando se te acelera el corazón, y sientes que quiere salirse de tu pecho.

—¿No tendrás taquicardia?

—JiMin. —reprochó JiSoo.

TaeHyung creyó que no sería necesario contar la parte en la que JungKook básicamente lo había abrazado y consolado mientras llenaba con lágrimas ese vacío que aún se mantenía por la partida de su abuela. Era un tema que no quería tocar en ese momento, y no porque no confiara en sus amigos, es decir, ellos habían hecho lo mismo por él en su momento; sólo no quería hacerlo justo ahora y ya.

—Pero igual no pasó nada, porque justo aparecieron mis padres.

—Ay no, ¿JungKook está bien? —cuestionó JiSoo, aunque no sonaba preocupada, más bien, parecía divertida—. Recuerdo que nos dijiste que tu padre empezó a ir al gimnasio.

—Lo está —aseguró TaeHyung como respuesta—. Y eso es lo extraño. Papá incluso permitió que se quedara a cenar, y todo marchó considerablemente bien.

—¿Lo dejó cenar con ustedes? —JiMin cuestionó sorprendido—. No te creo.

—Es que antes de eso, papá se puso a hablar de sus cosas por un buen rato. Y JungKook lo escuchó sin problema.

—¿JungKook lo escuchó todo el tiempo? —ahora fue JiSoo quien preguntó—. No te creo.

—La vez que JiSoo y yo intentamos hacer eso casi morimos en el intento —JiMin dijo—. Tú sabes que amamos a tu papá, pero...

—Lo sé, mamá y yo estábamos algo así ayer. Pero JungKook parecía no tener problema, y creo que eso suavizó a papá.

—Esto es de no creer —JiSoo insistió—. Tu papá no pateando a JungKook fuera de tu casa, y JungKook escuchando por horas sin problema.

—¿Seguro que no sólo tuviste un sueño muy raro?

—No lo fue, Minie. Les cuento enserio lo que pasó ayer —expresó TaeHyung, antes de continuar con el relato—. Y eso no fue todo. JungKook al irse me agradeció y nos dimos un abrazo. Luego escapé a mi cuarto y ahí fue cuando le escribí a JiMin.

—Ay Dios mío, que loquera.

—Pienso igual. —concordó la única chica allí.

—Ya somos tres —TaeHyung también se agregó a la opinión—. ¿Qué debo hacer? Cada que intento algo, me sale mal. Primero quería conquistar a mi crush, pero me arrepentí cuando me di cuenta que era un cretino. Luego, igual no me pude resistir y terminamos besándonos. Después de eso dije que sólo sería algo físico y terminé sintiendo que podíamos llevarnos bien como para ser amigos. Y ahora pasan cosas que me hacen sentir mariposas en el estómago y querer más.

—Cuando dije eso de "Enamorando al nerd" no creí que fuera a volverse tan complejo. —JiMin confesó, presionando sus labios en una línea recta.

—Te llamé maestro para nada.

—Lo siento... pero no lo siento de verdad.

—¿Qué es lo que te dice tu corazón que hagas, Tae? —le preguntó JiSoo, viéndolo directamente.

Esa era una excelente pregunta, pero con una respuesta que no le agradaba mucho, como siempre. Sí, tal vez estaba siendo estúpido, pero era innegable que en el fondo tenía sentimientos por JungKook, de esos mismos que tuvo desde un inicio, pero que ahora florecían cada vez que algo nuevo pasaba entre ellos. Algo que claramente era lindo, no como cuando recién se conocieron.

Porque sí, no le gustaba el lado arrogante y altanero de JungKook, ese que decía que todos morían por él, y que nadie estaría a su nivel. Le gustaba ese lado que casi nadie conocía, porque JungKook mismo se encargaba de que nadie lo hiciera. Ese lado en el que JungKook sí tenía sentimientos, en el que se preocupaba por él y de a poco lo dejaba entrar bajo su dura coraza.

Sabía que aún había mucho que conocer de JungKook, y estaba dispuesto a seguir ese camino. Por ahora, eso era de lo único que estaba seguro.

—No lo sé, pero no quiero que las cosas se detengan. Quiero que sigan yendo como lo están haciendo ahora. —terminó por responder.

—¿Estás seguro? ¿No quieres sólo acabar con ese ir y venir? —la pregunta de su mejor amiga lo hizo pensar, pero poco después negó con la cabeza—. Bien. JungKook no termina de agradarme, pero tú eres quien está viviendo esto y, por tanto, son tus decisiones. Por eso siempre seré la primera en apoyarte, pero si ese chico llega a hacer algo que no debe, también seré la primera en ir a encajarle un tacón en su trasero.

—Estoy de acuerdo. Sé que bromeo mucho, pero realmente me preocupo por ti. Así que espero que todo salga como quieres, y si no, me uniré a JiSoo y ya serán dos tacones en su retaguardia. 

Las palabras de sus amigos inevitablemente lo habían hecho reír, pero más allá de eso, habían hecho que su corazón se sintiera cálido y tranquilo. Ellos siempre se preocupaban por él, y estaban para cuando los necesitaba. Dejando de lado de los chistes que él también solía decir, sabía que la amistad que ellos tres tenían realmente era de las mejores cosas que pudo haberle sucedido.

—Los quiero mucho, chicos. —dijo el rubio, conmovido.

—Aw, Tae. Nosotros también. —JiSoo replicó, sonriendo levemente. JiMin asintió de acuerdo.

Así había terminado su hora de almuerzo, teniendo que comer a gran velocidad lo que no habían comido en ese tiempo por estar charlando, pues la campana había sonado, indicando que debían ir a sus respectivas clases.

Con la llenura de estómago amenazando con causar una indigestión, TaeHyung tuvo que agilizar sus pasos tanto como pudo para llegar a tiempo a su clase.

Aún así falló, y terminó entrando por la puerta del aula unos diez minutos después de lo estipulado. Su maestra lo observó, pero para su fortuna sólo le dijo que tomara asiento y buscara un compañero con quien hacer el trabajo.

A su alrededor todos ya estaban en parejas, pero lo que captó su atención y lo sorprendió fue al ver que JungKook estaba con JaeHyun. ¿Acaso la maestra había hecho los grupos? Porque no creía que por decisión propia esos dos se reunieran para trabajar.

Además, en el rostro enojado de JungKook, y el divertido de JaeHyun, se evidenciaba que su teoría era válida. Jeon estaba centrado en completar la tarea sin decir una sola palabra, mientras que su par estaba más centrado en básicamente no hacer nada.

TaeHyung tuvo que seguir detallando el aula, pues el tiempo no se detenía, y tenía que encontrar a alguien con quien trabajar. La mala noticia era que todos parecían tener pareja, pues nadie quedaba.

Justo el día que llegaba tarde. Genial.

Resignado, suspiró tomando asiento para comenzar a trabajar. Tendría que hacer la asignación de dos él solo, así que sería mejor iniciar.

Pero como un milagro del cielo, la puerta del aula se abrió de nuevo. Un chico con la respiración algo acelerada se presentó.

—Siento la tardanza, maestra. —se disculpó él, quien también fue afortunado de no haber recibido una fuerte represalia.

TaeHyung lo siguió con la mirada, hasta que se sorprendió a sí mismo ver el lugar al lado suyo siendo ocupado por él.

—Hola. Vi que eras el único sin pareja, ¿te parece si nos hacemos?

Bueno, no había razón para sorprenderse. Así eran las cosas y, además, el asiento a su lado era el único que quedaba libre de todo el laboratorio.

—Claro. —aceptó con una sonrisa.

Ya no tendría que hacer todo solo, y eso era una bendición.

—Por cierto, me llamo TaeYong.

El chico le dijo, mientras que ambos empezaban a ponerse los implementes reglamentarios para hacer los experimentos. Batas blancas, gafas protectoras y guantes.

—Yo soy TaeHyung.

—Podemos poner "Tae al cuadrado" como nombre del grupo. —él sugirió, haciéndolo reír.

En ese momento la maestra comenzó con la explicación detallada de qué debían hacer. Gracias a eso los extraños líquidos en los divertidos tarritos de vidrio tomaron nombres, y también funciones. TaeHyung se aseguró de anotar todo para no olvidar nada, y causar un posible desastre. Porque sí, su maestra había dejado bien en claro que debían seguir sus indicaciones al pie de la letra, o podrían causar una reacción no deseada.

—¿Puedes pasarme el tubo de ensayo con líquido amarillo? —TaeHyung le dijo a su compañero, extendiendo su mano sin ver directamente en esa dirección, pues estaba ocupado checando la mezcla principal.

—Ten.

Él le extendió con cuidado, depositándolo en su mano. Le agradeció brevemente antes de acercar el tuvo de ensayo al recipiente enfrente suyo. Con sumo cuidado lo inclinó un poco para que unas gotas cayeran, exactamente tres. Apenas fue así, lo retiró.

—Mézclalo con cuidado. — le indicó al chico.

Él asintió, acercándose a su lado para con una pequeña varita de vidrio mezclar los líquidos dentro del recipiente. Rápidamente la mezcla cambió de color a un azul algo brillante, tocando la línea de lo fosforescente. Según lo que TaeHyung había entendido, eso era buena señal.

—¿Ahora va el polvo morado? —TaeYong cuestionó, recibiendo un rubio asentimiento como respuesta.

—Sigue moviéndolo lento, mientras yo lo vierto. —le dijo poco después, teniendo ya aquel polvo en la mano.

Con cuidado fue agregándolo en la mezcla y, cuando ya todo estuvo adentro, le pidió al chico que se detuviera. Así fue como ambos se quedaron viendo desde arriba cómo el mix de químicos daba lugar a uno nuevo. El fuego debajo del contenedor de vidrio estaba bajo, por lo que fue extraño cuando las burbujas empezaron a agitarse más, creando varias más grandes.

—¡Cuidado! —exclamó TaeYong.

Después de esas palabras, TaeHyung sólo sintió que fue jalado hacia atrás, cayendo sin cuidado. Algo suave amortiguó su caída al piso. O bueno, alguien.

Parpadeó algunas veces antes de girarse y ver que su pareja de trabajo era quien había recibido el mayor impacto.

—¿Estás bien? —preguntaron ambos al unísono.

—Lo estoy —respondió primero TaeYong—. Siento haberte jalado, pero vi que la mezcla subió y supe que no era bueno.

El de cabellos rubios lo observó, antes de pasar su mirada a su mesa de laboratorio. Allí vio el líquido de color azul rey que goteaba de la mesa. De haber estado allí, seguramente estaría lleno de él.

—No, antes debo agradecerte. De no ser por ti ahora sería un pitufo.

TaeYong rio.

Hasta que vio la cara de su maestra, quien ahora estaba de pie justo al lado de ellos.

No fue mucho para que por la expresión en su rostro, TaeHyung se volteara y notara a la mujer allí. Rápidamente se levantó y le extendió la mano a su compañero para ayudarlo a hacer lo mismo.

—¿Qué fue lo que les dije? —habló ella, en un tono neutral que apenas y lograba esconder su enojo.

—Lo sentimos, maestra. De verdad tuvimos cuidado, no sabemos qué salió mal. —TaeHyung se apresuró a decir.

—Si hubieran hecho lo que les dije, no habría pasado esto.

—Lo sabemos, pero enserio que seguimos las instrucciones al pie de la letra. —ahora fue TaeYong quien intervino.

Ella los vio por unos instantes. El resto de la clase aparentaba seguir en lo suyo, pero eran evidentes las miradas que les dirigían una que otra vez. Como siempre, el chisme engorda, pero no alimenta y, aún así, a todos les gusta.

—Su fase del experimento terminó, así que preocúpense por entregarme el informe. También asegúrense de limpiar este desastre.

Dicho eso, ella se alejó, sus tacones haciendo el clásico ruido al chocar contra el piso. Ambos chicos la miraron hasta que ella pareció centrarse en otro grupo, inspeccionando su experimento.

La risa de TaeYong llegó a sus oídos.

—¿De qué te ríes? —le preguntó en voz baja.

—Mira sus zapatos.

TaeHyung hizo lo pedido, y también quiso reír. Uno de los tacones de su maestra tenía la suela azul. No fue difícil descubrir que eso era debido a su grandiosa mezcla.

Lo malo era que el rastro que había dejado en su caminata también tendrían que limpiarlo, pero bueno, siempre era necesario tener cosas que te mantuvieran humilde.

El tiempo comenzó a pasar y ellos hicieron lo que se les pidió. Estaban centrados en terminar el informe, y iban por buen camino. Para ser honestos, TaeHyung ahora estaba muy agradecido de haber llegado tarde, pues debido a eso es que había terminado por formar equipo con TaeYong. Al mismo tiempo, se le hacía gracioso que llevaran tomando tanto tiempo esa clase juntos, pero que no se conocieran, por mucho se habían visto los rostros alguna vez. Aunque tampoco es que fuera extraño, TaeHyung era sociable, pero no por iniciativa propia, así que sólo solía charlar con aquellos quienes se le acercaban primero.

—¿Ya terminaron? —escuchó que TaeYong preguntó, con la mirada elevada hacia enfrente.

TaeHyung observó el mismo lugar, y entendió a lo que se refería su pareja cuando vio a JungKook dejando unos papeles en la mesa de la maestra. Ella le dio un vistazo demasiado rápido, antes de sonreírle y despedirlo. JungKook asintió y poco después salió del aula.

—Que envidia. —el chico a su lado volvió a hablar en un suspiro.

TaeHyung rio.

—Nosotros también estamos cerca de terminar, no te preocupes.

—Pero aún tenemos que limpiar el pitufidesastre.

—Cierto... —murmuró, estuvo a punto de olvidar ese pequeño detalle—. Será mejor que nos pitufiapuremos.

TaeYong rio por lo malo de los chistes, antes de asentir y seguir con el trabajo. Cada tanto intercambiaban preguntas e ideas, para asegurarse y complementar los pensamientos del otro, así el resultado sería el mejor posible. También charlaron una que otra vez saliéndose del tema, porque también era agotador sólo centrarse a pensar en química compleja.

Afortunadamente, pudieron terminar poco antes de que la campana del final de clase sonara, por lo que entregaron su informe a tiempo. Además, que ahora todo el aula estaba vacía.

Lo malo, es que aún les faltaba limpiar, lo que significaba que tendrían que llegar tarde a su próxima lección. Cosa que no le molestaba mucho, pero que no creía fuera de igual forma para su maestro, así que rogaba para que le tuvieran algo de compasión con su excusa.

—Vaya, es más duro de sacar de lo que creí —TaeYong tenía el ceño fruncido después de haber restregado con fuerza encima de la mancha, y que esta apenas y se había borrado un poco—. ¿Y si vendemos esto como pintura súper resistente?

—Sería una buena idea, de no ser porque probablemente sea una mezcla tóxica.

—Cierto.

—A este paso no creo que alcancemos a llegar a nuestra próxima clase. —musitó TaeHyung, luchando contra la gigante mancha en la mesa.

—¿De qué tienes clase? —el chico preguntó, sin mirarlo realmente, pues seguía enfocado en su labor en el piso.

—Historia.

—Uh, no deberías llegar tarde. —TaeYong le dijo.

—Lo sé, así que espero mi excusa sea válida. ¿Crees que deba pintarme un poco de azul para hacerlo más creíble?

TaeYong rio, mientras negaba un poco con la cabeza. Luego, por fin lo miró.

—Deberías mejor ir. Yo terminaré de limpiar esto.

—¿Qué? —TaeHyung cuestionó, ahora era él quien negaba—. No, no. El desastre lo hicimos ambos, así que lo solucionamos ambos.

—Lo digo enserio. No es mucho y, además, yo no tengo una clase a la que ir. Mi maestro canceló la lección por "motivos personales".

Las cejas de TaeHyung se elevaron. Eso estaba siendo demasiado bueno para ser verdad.

—¿Estás seguro? Es que no creo que sea justo que limpies todo esto tú solo...

—No es nada, enserio —insistió él—. Pero si te ayuda a sentirte mejor, entonces pediré algo a cambio.

—Claro, dime.

—¿Qué te parece ser amigos?

La pregunta tomó algo por sorpresa al rubio, pero no de una mala forma. Más bien, sintió que fue divertido, incluso adorable.

—Empezaba a creer que ya lo éramos. Así que sí, me encantaría. —respondió sencillo, y recibió una cálida sonrisa a cambio.

—Bien, entonces ve a tu clase.

—¿Seguro? —preguntó una última vez, y el chico asintió en respuesta.

—Esto es lo que hacen los amigos, ¿no?

Bien, ahora tenía un nuevo amigo y estaba feliz por ello, porque TaeYong realmente parecía un chico agradable. Esperaba poder conocerlo más con el tiempo.

Se apresuró a quitarse los guantes y la bata, también las gafas. Tiró a la basura los primeros, y lo demás lo guardó en una bolsa que puso devuelta en su mochila. Se apresuró para aprovechar la oportunidad que se le estaba dando, sin embargo, cuando iba a salir del aula, notó algo en su campo de visión. Más específicamente, un suéter negro del uniforme.

Este descansaba tranquilamente en el respaldo de la silla en la que había estado JungKook.

Se acercó rápidamente y lo tomó. Casi se sonroja al identificar la conocida fragancia del azabache en él. Definitivamente era el suéter de JungKook, debía haberlo olvidado al salir.

—Gracias de nuevo. Nos vemos luego.

TaeHyung se despidió de TaeYong, quien devolvió el acto sacudiendo una de sus manos como ademán.

Se sentía un poco mal aún por dejarlo allí, pero se obligaba a pensar que él no tenía clase, por tanto, no se vería afectado. En tanto al esfuerzo de sacar las manchas del piso, después le compraría algún postre en agradecimiento por su arduo trabajo.

Corrió tanto como pudo, logrando llegar apenas unos minutos después de lo estipulado. Fue bueno para sus nervios que su maestra apenas estuviera acomodando sus cosas para comenzar la lección, así que aprovechó eso para colarse con cuidado y llegar a su asiento.

A su lado estaba JiMin, porque a diferencia de la clase anterior, esta sí la compartía con él. Él le preguntó que dónde había estado, y en voz baja le explicó su pequeño percance.

—Siempre te pasa algo —musitó bajito su amigo, la clase acababa de dar inicio—. ¿Y ese suéter?

El pelirosa señaló la tela que TaeHyung traía entre manos. La había doblado y ahora la guardaba de su maleta.

—Es de JungKook —respondió y, antes de que su amigo se hiciera más ideas, continuó—. Lo dejó en su silla en clase de química, así que pienso buscarlo más tarde para entregárselo.

—Ya veo. —su amigo musitó, analizándolo con la mirada.

TaeHyung rodó los ojos, haciendo que JiMin riera divertido. Después de eso, sorprendentemente, decidieron terminar la charla para prestar atención a clase. De igual forma, TaeHyung ya había tenido suficientes problemas escolares en ese día, así que se reservaría de crear uno más.

<...>

Al final, la clase no había estado tan mal. Básicamente, fue sólo escuchar a su maestra hablando de varias fechas históricas importantes para su país, y tomar nota, porque de seguro eso entraba en el examen.

Ahora se encontraba caminando por la escuela que cada vez se notaba más vacía. Los estudiantes estaban saliendo ya, pues las clases del día habían terminado, así que TaeHyung probablemente sería el único por allí buscando algo, de no ser por aquellos que se quedaban a prácticas de deportes o parecidos.

Le había dicho a JiMin que se fuera sin él, ya que no sabía cuánto tardaría en encontrar a JungKook. Si es que siquiera lo hacía, claro. Porque perfectamente el chico podría haberse ido antes que él.

Esperaba con todas sus fuerzas que no fuera así, porque ya llevaba algunos minutos caminando para entregarle su suéter, y se negaba a aceptar que todo eso fue tiempo perdido.

Aunque, ahora que lo pensaba, también podría entregárselo en su próxima tutoría. Eso sería en dos dias, lo cual era más tiempo, pero a lo último, perfectamente podría ser la opción de descarte.

Por eso decidió que revisaría en los pasillos que quedaban de camino a la salida. Si JungKook no estaba ahí, pues esperaría a que se encontraran de nuevo para dárselo.

Paso por paso fue observando a su alrededor en busca de ese chico alto con cabellos negros. Ya iba básicamente en el último pasillo, pero seguía sin ver algún indicio de él. Así que decidió agotar los chances revisando escasamente las aulas de allí, que a diferencia de la gran mayoría por las que había pasado, no estaban cerradas.

Se asomó en la primera y, como era de esperarse, lo único allí eran las sillas y escritorios vacíos. Algo similar pasó en la segunda, e incluso en la tercera. TaeHyung resopló preguntándose el por qué seguía haciendo eso, a lo mejor era una señal del destino para que sólo le cobrara a JungKook las veces en las que fue un cretino escondiendo su suéter.

Pero, para sorpresa de muchos, TaeHyung era demasiado bueno, incluso para hacer una pequeña broma de ese estilo.

Rendido, se asomó por la puerta de la última aula del pasillo, barriendo con la mirada rápidamente todo el lugar. Lo que no se esperó, fue que contra todo pronóstico, encontró lo que buscaba.

Pero JungKook no estaba solo.

TaeHyung pudo notar perfectamente a la chica que estaba acorralando contra la pared. Él la agarraba de la cintura, y ella lo tomaba con sus manos por el cuello. Ambos parecían disfrutar del intenso beso.

TaeHyung se escondió rápidamente, y sus pies comenzaron a andar por sí mismos, alejándose a velocidad récord del lugar. Su corazón latía acelerado, y su cabeza estaba en blanco. No obstante, estaba más que claro que se sentía avergonzado.

No sólo por lo que acababa de ver sin permiso, sino por creer que JungKook podría sentir algo por él.

Porque si eso fuera así, JungKook no estaría allí, casi devorándose con esa chica.

¿Quién era ella? No tenía ni la menor idea, apenas y había podido ver su larga cabellera castaña. De igual forma, eso no importaba. Lo que vio era más que suficiente para entender las cosas.

TaeHyung relamió sus labios y tomó las tiras de su mochila, apretándolas inconscientemente entre sus manos. Su corazón iba al mismo ritmo acelerado del que le había hablado a sus amigos tiempo antes en la mañana.

Y quiso reír con aspereza ante el fresco recuerdo. Ahora esos rápidos latidos ya no surgían de lo que podría ser un lindo sentimiento, sino del amargo y cruel golpe contra la realidad.

©gguktaebae

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro