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CAPÍTULO 41

Chris

Los últimos días están pasando más lentos de lo que esperaba. Supongo que el hecho de que la situación aun esté en el aire, me está afectando demasiado. Las cosas no están demasiado bien en mi interior, y resulta complicado poner una sonrisa cuando es lo que debería estar haciendo. Termina una etapa en la vida y la tradición es celebrarlo por todo lo alto, y es una sensación extraña, porque no es lo que quiero en este momento. Paso más tiempo solo del que he estado jamás, pensando en cómo mi vida se ha vuelto tan diferente a lo que solía ser. Supongo que nada es para siempre.

Aquella noche todo se volvió del revés, y desde esta perspectiva, es complicado ver bien, mucho menos pensar. Estaba todo decidido, mis intenciones eran claras y estaba convencido de que era lo mejor, no podía ser de otra manera. Pero sus palabras fueron tan reales y verdaderas, que abrieron un poco mi vista. Había ciertos detalles que no había contemplado porque quizás estaba demasiado centrado en lo que yo quería. Nuevamente he caído en el pasado pretendiendo que todo gire en torno a mí y en lo que yo creo, cuando no tengo ni idea sobre nada.

—¿Vas a ir al baile de graduación? —pregunta Chad sentado sobre la mesa. Nos han dado la hora de matemáticas libre a los que ya tenemos todo aprobado, sorprendentemente, él lo ha conseguido.

—Supongo que iré —dedico la mirada al suelo, sin decir esas palabras muy altas porque la realidad acecha y cuando las dices en voz alta, resulta ser demasiado dañino.

Hace unos meses estaba huyendo de todo lo que me causaba dolor. No quería sentir nada por nadie, nada más allá de una amistad. Porque mi primera experiencia dejó secuelas, tales como para no querer volver a pasar por algo así en mi vida. Me las apañé bastante bien, debo decir. Pero volvería al pasado, colocaría una mano sobre mi hombro y me diría que el dolor forma parte de la vida y está bien sentirlo de vez en cuando. Jessica no era la chica indicada para que comenzase a sentir todo aquello, pero estas cosas pasan y yo le hice lo mismo a muchas chicas pensando que así me sentiría mejor. Cuando te enamoras, no hay vuelta atrás. Existen dos opciones, seguir adelante y confesarlo, o huir y dejar que el tiempo alivie los sentimientos. Pero nunca puedes evitarlos, ahora lo sé.

—Haces bien. —PJ a mi lado coloca su mano sobre mi hombro—. Además, no estarás solo, estarás con nosotros.

—Aunque si quieres podemos buscar a alguien que te acompañe —dice Tyler sentado enfrente.

—No, no podría dejar de hablarle de Sam y no me gustaría aguar el baile a nadie. —Suspiro—. Chicos, gracias por el apoyo, pero estoy bien, estaré bien. Iré con vosotros y lo pasaremos genial.

—¡Ese es el espíritu! —exclama David intentando animarme.

Les había hecho un resumen sobre lo que ocurrió anoche y el por qué no he asistido a primera hora. Llegué a más de medianoche a mi casa, siendo regañado por mis padres durante casi una hora, lo cual alargó aún más el momento de irse a la cama.

El timbre suena, y tenemos que volver a clase, aunque no es que hagamos demasiado. Los días de clase están contados y podría dejar de venir, pero por lo visto piensan contar la asistencia hasta el último minuto. La hora transcurre demasiado lenta, pero por lo menos me da para seguir pensando en mi confrontación, en lo que debo resolver y no puedo. Siempre llego al mismo punto y eso no resuelve nada.

Las clases terminan por hoy y cada vez quedan menos para finalizarlas para siempre, lo cual resulta triste, dejar el lugar donde asistes cada día. Echaré de menos hasta a la señora Miller y sus prendas de ropa estrambóticas que la definen bastante bien.

Me levanto de la mesa y alcanzo a Chad poniéndome a su lado. Hace unas semanas que todo esto del baile comenzó de nuevo, y él no ha protestado ni una sola vez sobre las múltiples peticiones ni sobre lo ridículos que son solo por un baile.

—¿Y con quién irás tú? —le pregunto como respuesta a mis sospechas, era lo único de lo que se podría tratar su nuevo comportamiento, que tuviera pareja.

—¿Qué? —Se gira frunciendo el ceño.

—Al baile, ¿con quién vas a ir?

—¿Qué más da? Nunca os ha interesado el estado en el que vaya al baile.

—Ah, entiendo, te han rechazado —sonrío.

—¿Qué dices? Pues claro que no, a mí nadie me dice que no —alardea como siempre, es una cualidad que todos nos tomamos a risa para picarle.

—Pues claro, tú nunca se lo has tenido que pedir a nadie. Espera, aún no se lo has pedido, es eso, ¿verdad?

Chad suspira y asiente con timidez apretando los labios.

—Espera, ¿¡qué!? ¿Hay alguien de verdad? ¡Wow! Y el duro rebelde de Chad le tiene miedo. ¿Quién es la afortunada primera chica a la que le vas a pedir ir al baile?

—La tienes ahí.

Sigo su mirada que señala el pasillo que tenemos delante, junto a las taquillas veo un grupo de personas, pero no logro ver a ninguna chica. Uno de los chicos se despide y comienza a caminar, entonces puedo ver a alguien más, una chica.

—¿¡Que qué!? —exclamo sin armar demasiado escándalo, estoy alucinando.

—¡Shh! No montes un drama ahora —me pide nervioso, preocupándose de que ella no se haya percatado.

— ¿¡Ada!? Perdona, es que no puedo creerlo. ¿Adaline? ¿La misma matona que no deja de discutir con cualquiera y en especial contigo? ¿La misma Ada que se mete contigo solo por ser dos centímetros más bajo que ella?

—Cállate. —Me dedica una mirada de odio profundo, creo que estaba evitando todo este escándalo con no contárnoslo antes, típico de él. Pero es que es muy fuerte, sobre todo por el hecho de que es todo un cliché hecho realidad.

—¿Te gusta Ada? —vuelvo a preguntar aún incrédulo.

—¿A ti te parece que se lo pediría de lo contrario? —masculla entre dientes.

— Increíble. ¿Sabes? Debo admitir que os shipeaba. ¿Chada será real?

—Qué gracioso.

—Bueno, ¿y a qué esperas? ¿A qué se lo pida otro? Entonces siento decirte que te dirá que no. Te recuerdo que ella fue al baile de bienvenida con el que fue su novio, compañero de videojuegos de David. Pero por lo que sé, cortaron hace unos meses y ambos están felizmente solteros, lo que quiere decir que puede ocurrir el regreso de los ex, ya sabes.

—Es que no sé cómo hacerlo, no se me da bien esto de ser romántico. Además, ¿cómo voy a hacerlo si siempre peleamos?

—Díselo sin más. Directo, sí o no.

—¿Tú crees que eso funcionará para que diga que sí?

—Para alguien como ella, sí.

Me coloco a su espalda y comienzo a empujarle con intención de llegar hasta Ada, la cual está sacando cosas de su taquilla y metiéndolas en una bolsa, como está haciendo casi todo el mundo de último curso.

—Chris, no, no estoy preparado —habla mientras se resiste.

—El baile es esta semana, ahora o nunca. —Hago aún más fuerza hasta que termina chocando con ella. Vale, en mi defensa diré que no veía con la espalda de Chad. Ada se gira molesta encontrándose con mi amigo, lo que le cabrea aún más que si hubiera sido otra persona.

—¿Qué coño haces? ¿Te crees que puedes venir aquí y empujarme? Estúpida pulga.

Observo la escena detrás de él y lo cierto es que no va muy bien.

—Pues claro que puedo, estás en medio —contesta Chad, que ya se ha encendido, los dos son de mecha corta.

—¿Te crees el dueño del instituto?

—¿Con quién sino te crees que estás hablando?

—¡Oh! Vaya, disculpe su majestad, no le había reconocido, es más bajito de lo que me habían dicho —bromea ella.

—¿Te ha llegado ya la factura de mi fisioterapeuta? Tengo el cuello fatal por tener que mirarte.

—A ti te habrá llegado otra porque a mí me duele la espalda.

— ¿Quieres ser mi pareja del baile? —le pregunta finalmente, aunque no es cómo me había imaginado que sería, porque aún mantiene el tono de la pelea.

Ada guarda silencio abriendo mucho los ojos, está claro que le ha sorprendido la pregunta y le cuesta volver a meterse en la conversación.

—¿Q-qué has dicho?

—¿Estás sorda o qué? ¿Sí o no?

Me gustaría estar en la mente de Chad y decirle que debería bajar esos humos si quiere que le conteste afirmativamente. Ada me mira muy extrañada, quizás piense que se trata de una broma y por eso tiene que asegurarse conmigo. Levanto mis cejas afirmándole que esa petición es bastante real, aunque no lo parezca.

—¡Vale! —finalmente acepta a su manera.

—¡Bien! Te recogeré a las siete.

—¡Estupendo!

Ambos se dan la espalda y Chad me agarra el brazo para marcharnos lo antes posible de allí, aunque aún sigo un poco asombrado con lo que acabo de ver. Acabamos en una de las mesas de fuera y entonces mi mente rebobina para analizar lo que ha pasado hace unos minutos. Miro a Chad, se ha sentado en el asiento dándole la espalda a la mesa, mientras yo me mantengo de pie a su lado. Él está nervioso todavía, pero se debate si mostrarse feliz o seguir manteniendo su compostura de chico que pasa de todo.

—Tío. —Estallo a carcajadas, hacía tiempo que no reía así y dadas mis circunstancias, creo que es la mejor medicina que puedo tener—. Es la petición más extraña que he visto en mi vida.

—Me ha dicho que sí. Lo ha hecho, ¿verdad? —dice con la mirada perdida en el suelo de cemento.

—Sí, Chad, te ha dicho que sí. Chada es real, debería comenzar a twittearlo.

—Joder, nunca pensé que sería algo tan... extraño.

—¿Extraño? —Arrugo las cejas—. ¿La petición? Sí.

—No, me refiero a ahora, a mí mismo.

—¿A lo que sientes? —me atrevo a preguntar.

—S-sí, supongo. Son como nervios, pero no como cuando hice el examen que determinaba si me graduaba o no. Es distinto. Estoy feliz, pero con nervios. Es raro.

—Lo que te pasa es que sientes algo por Ada, algo fuerte. Son las famosas mariposas.

—Pero no las recordaba así.

—¿Te refieres a Jessica?

—Me refiero a Sam.

Admito que esto me ha afectado, y sé que no debería porque nunca hubo nada entre ellos y yo me metí en medio sin saberlo. Recordar la imagen de ellos dos besándose no es lo que más me gusta en el mundo, aunque aquello me hiciese aceptar mis sentimientos por Sam y dar todos los pasos hasta el día de hoy. Pero si analizo lo que acaba de decir, son buenas noticias para mí.

—Bueno... —Me siento a su lado—. No es de extrañar.

—¿Qué quieres decir?

—Cuando alguien te gusta, existen muchos grados. Pueden gustarte más o menos, quizás solo el físico es lo que te gusta, pero no su personalidad. Es solo un ejemplo, pero por lo que sé, no se siente lo mismo por todas las personas. Puede que con Sam fuese distinto porque quizás solo fuese un encaprichamiento.

—En ese momento, me decía muchas veces que ojalá fuese el tipo de chico que ella se merecía. Porque, siendo realista, yo nunca sería apto para Sam.

—¿Por qué?

—Básicamente porque yo no soy tú. —Ensancho los labios en una sonrisa retraída—. Si yo hubiese estado en tu lugar, joder, no habría tenido ni la mitad de paciencia que tú has tenido con ella. Probablemente habría acabado alejándome y haciéndole daño.

—Eso es porque no sentías lo mismo que yo siento por ella.

—Sí. Y me alegro de que te haya conocido, no fue de la mejor manera, pero fíjate la de vueltas que da la vida.

—Demasiadas, y las que nos quedan. ¿Quién iba a decir que iba a gustarte tanto Ada?

—¿Crees que a ella le gusto?

—Sinceramente, no creo que sea el más indicado para saberlo. Aunque a juzgar por lo que he visto hoy, diría que no estabas en sus pensamientos íntimos, pero puede que sí en sus sueños húmedos. Y lo más probable es que después de tu petición, esté reconsiderando que esos sueños no están tan mal. Créeme, si no, te hubiese rechazado de inmediato.

Chad queda pensativo ante mis palabras. No soy un experto en la materia, a la vista está que aún estoy descubriendo cosas que antes ignoraba y aún me resulta complicado. Sin embargo, puedo ver por la mirada de mi amigo, que ella le gusta bastante y se encuentra totalmente perdido sin saber muy bien qué hacer.

Ay, Chad, cuánto te entiendo.

—¿Qué estáis haciendo aún aquí?

Tyler aparece en escena vestido con el uniforme de fútbol acarreando su mochila deportiva, pese a que la temporada terminó hace meses. Las clases se han terminado por hoy y deberíamos estar de vuelta a casa, pero con todo esto, se nos ha alargado un poco más nuestra estancia en el Easton High.

—Acabo de descubrir algo increíble —me adelanto en hablar obteniendo una mirada asesina de Chad a mi lado, está claro que no está preparado para que nadie más lo sepa, y mucho menos David, quien se reirá de él en cuanto lo sepa, tal y como lo hizo conmigo.

—¿El qué? —responde junto a una sonrisa.

—No puedo decírtelo aún, pero pronto lo descubrirás.

—Vamos, no me dejes así, dame una pista.

—Bueno, es sobre Chad. Y hasta aquí llego.

—¿Chad? —Arruga sus cejas dedicándole una mirada, aunque decide no darle más importancia—. En fin, pues espero que sea pronto o la curiosidad me va a matar.

—¿Vas a entrenar? —cuestiono poniéndome en pie a su lado.

—Sí, las pruebas serán dentro de poco y tengo que entrenar a tope si quiero entrar al equipo. —Se le ve ilusionado por sus pruebas, la universidad que solicitó se puso en contacto con él, si pasa las pruebas del equipo, será aceptado con la beca deportiva.

—Seguro que entrarás, eres demasiado bueno, tienes premios por tus marcas, es imposible que desperdicien a un tío como tú. —Chad se une a la conversación poniéndose también de pie.

—Y seguro que en la universidad conseguirás superarlas —apoyo.

— Entonces podrías presentarte para la NFL, quien sabe, podrías ser el próximo Asher Jackson.

—Oye, creo que os estáis pasando. No me gusta adelantar hechos, lo primero es entrar al equipo.

—Tan maduro como siempre, así me gusta. —Coloco una mano sobre su hombrera y comienzo a caminar hacia la salida—. ¡Nos vemos mañana!

Salgo del Easton High con el skate en mano, pero antes me coloco las protecciones pertinentes. Comienzo el viaje de vuelta a casa de nuevo sumido en mis pensamientos. He estado entretenido durante unos minutos, evadiéndome de todo lo que me tiene preocupado, y debo decir que me ha venido bastante bien. Pero tengo que volver cuanto antes, de otra forma no conseguiré tomar una decisión coherente.

Tardo algo más de lo previsto en volver a casa, no tengo nada mejor que hacer ahora que he terminado con los exámenes y todos mis amigos están ocupados con sus cosas. Así es que, me dirijo al parque donde llevé a Sam a practicar skate, recordando cuánto le gustaba montarse y lo ilusionada que se veía al ver que podía hacerlo sola. No podremos volver a hacerlo, o quizás sí.

Esto es frustrante.



—¡Mi angelito está en casa! —exclama mi madre nada más entrar por la puerta.

He estado practicando durante una hora más o menos en las rampas hasta que he decidido volver para la cena. Mi madre se acerca y espero a que me dé su peculiar bienvenida.

—Hola, mamá. ¿Qué hay de cena?

—He hecho pasta rellena con la salsa de tomate que tanto te gusta. ¿Cómo te ha ido el día?

—Bien, tampoco estamos haciendo nada especial, ya mismo se acaban las clases.

—Me alegro. No te entretengas, Kaden ya ha puesto la mesa y cenaremos en breve.

—Vale —le dedico una sonrisa y subo a mi habitación.

Comienzo a desvestirme con la intención de ir a la ducha, la necesito con urgencia después de todo el ejercicio hecho hoy. Además, dicen que siempre ayuda a despejar la mente. Pero es imposible si tengo la pared llena de fotos con ella. A Sam le gustaba formar parte de mi pared, y siempre pedía hacer alguna nueva que pudiera colgar.

La echo demasiado de menos.

Echo de menos su sonrisa, su voz, su pelo, sus ojos, sus datos sobre las mariposas, su forma de intentar mantener la mirada, sus ocurrencias, su cercanía, sus besos y caricias, su ilusión y ganas de hacer cosas nuevas, aunque teniéndolo todo bajo control. Y está en mi mano que vuelva conmigo, que hagamos todo lo que tenía planeado y si no, hacer planes de nuevo, porque eso no es lo que importa. Lo único que quiero es que esté a mi lado, quiero cuidarla y que aprenda conmigo. Pero siento que no debo tomar una decisión así a la ligera, porque puede repercutir en demasiadas cosas de las que me puedo arrepentir y no quiero que eso ocurra.

Escucho que mi madre vuelve a llamarme, supongo que me he quedado demasiado tiempo dándole vueltas de nuevo. Con mi desgana, bajo las escaleras y me siento en mi lugar en la mesa donde todos están reunidos sirviéndose en los platos.

Disfruto de la comida en silencio, ellos hablan sobre cosas de las que no presto atención. Sin embargo, me alegro de estar rodeado de ellos, al menos sé que si tuviese algún problema, serían los primeros en ayudarme, como Kaden hizo la otra noche.

—Chris, estás muy serio. ¿Ha pasado algo? —cuestiona mi padre desde el extremo de la mesa, tengo que girar la cabeza hacia la derecha para mirarle.

Kaden alza una ceja, no llegué a contarle la razón por la que aquella noche me fui puesto que no hizo preguntas al respecto, quizás esperaba que yo se lo contara, pero no lo hice.

—Cariño, puedes contárnoslo si quieres. —Mi madre coloca una mano sobre la mía, que reposa sobre la mesa.

Siempre he sido una persona bastante reservada con mi familia, nunca les he contado nada sobre mi vida porque pensaba que ellos no deberían meterse. De hecho, me cabreaba cuando me preguntaban si algo ocurría y que podían ayudarme. Ahora lo pienso, y no merecen ser tratados así, ningún padre o madre lo merece, ni siquiera un hermano molesto. Al final, la familia es lo más importante. No importa si no tienes dinero, casa o trabajo, pero si no tienes a personas a los que llamar familia, ahí es donde todo se te puede venir encima. Tal vez sí que necesite ayuda en esto, no les he contado nada y siguen pensando que Sam está a mi lado, que iré con ella al baile y se graduará con todos, y mucho menos que yo puedo decidir sobre eso. Quizás sí, puede que ellos sean clave para tomar una decisión, no le he pedido opinión ni a mis amigos, solo les conté la situación obviando que yo podía decidir, guardándome los problemas para mí como siempre.

—Bueno... —dudo por un momento colocándome correctamente en la silla—. Sí, hay algo. Es sobre Sam —suelto, a lo que todos prestan especial atención, supongo que lo primero que pensarán es que hemos roto o algo así—. Sabéis que ella está en el espectro, y aunque aparentemente podáis ver que ella es como todos nosotros, sí que existen ciertas cosas que la inquietan y su forma de expresarlo es haciéndose daño a sí misma. Últimamente ha sido más seguido, y solo porque le dijeron que yo me iba a ir lejos para ir a la universidad, alejándome de su lado. Como es evidente, no es una reacción normal, y esto le ha pasado antes con situaciones menores. Su vida diaria está demasiado planificada y cualquier cambio le afecta, lo cual no es bueno porque siempre surgen cambios.

» El caso es, que, tras el último incidente, su padre la ha internado en un centro especializado en el espectro y debe estar allí durante un año. Cuando cogí el coche sin permiso, fue para ir a sacarla de allí porque no era justo que estuviese alejada de todos nosotros, y que además se perdiera actos importantes en su juventud como el baile o graduación.

—¿Fue por eso? ¿Y por qué no nos lo dijiste? Te habríamos llevado nosotros —irrumpe mi madre a lo que el resto asiente apoyándola.

—Pues no lo sé, yo solo tenía en la cabeza ir hasta allí y sacarla —suspiro—. El centro no está nada mal, pueden hacer muchas cosas mientras están en terapia. Su padre me lo enseñó mientras teníamos una charla, entonces me dijo que me daba permiso para sacarla de allí para poder hacer todo lo que tenía planeado con ella. Quiero que venga a estudiar a la misma universidad que yo, es una de las mejores del país con la carrera que ella quiere hacer. Pero, por otro lado, me dijo que reconsiderara la opción de que Sam pasase allí el año por su bien y entonces poder hacer todo lo que quisiéramos. Ahora me encuentro en un dilema. Quiero que esté a mi lado, que asista a los acontecimientos, tener un verano increíble y venirse a vivir conmigo a Los Ángeles, podemos buscar clínicas donde puedan ayudarla y yo cuidaré de ella. Pero, es posible que este año en terapia la ayude en su vida y si me la llevo, esté perjudicándola. ¿Qué se supone que debo hacer? Llevo desde entonces dándole vueltas, y no consigo llegar a una solución.

Tanto mis padres como mi hermano guardan silencio en la mesa. Supongo que ha sido demasiada información en cuestión de minutos y aún intentan entenderlo todo. Entonces mi madre me devuelve la mirada mostrando una tierna sonrisa.

—Está claro que quieres mucho a esa chica y estoy orgullosa de que la cuides tan bien como lo haces. Te preocupas por ella, quieres que viva sus experiencias y quieres estar a su lado. Es muy buen plan el tuyo, Chris, y sé que lo cumplirás. Pero siendo sincera, creo que ese lugar le va a hacer bien si es que realmente necesita de esa ayuda. Hay veces que tenemos que sacrificar algo para conseguir algo mejor.

—Tu madre tiene razón —apoya mi padre—. Has dicho que es un año, eso no es nada. Después podéis hacer lo que tenías planeado.

—Esta es solo nuestra opinión, Chris, está claro que esto lo decides tú. Pero si yo estuviese en tu lugar, haría lo mejor para ella.

Asiento entendiendo su punto de vista, y he de decir que es bastante razonable, no puedo seguir pensando en mí mismo, eso era cosa del Chris del pasado. No debería seguir dándole vueltas al asunto, pero mi cabeza no puede dejar de pensar. Por eso terminé de cenar, ayudé con la mesa y volví a mi habitación sin decir muchas palabras en el camino. No hago otra cosa que tumbarme en mi cama para mirar el techo sintiendo cómo mi cuerpo sufre en silencio.

Entonces alguien llama a la puerta, la cual está abierta. Levanto la cabeza y me encuentro a Kaden apoyado sobre el marco de ésta. No ha dicho ni una sola palabra al respecto de mi situación, y eso es bastante extraño en él.

—¿Puedo pasar?

—Claro —respondo sentándome en el filo de mi cama.

—Lo he estado pensando, porque creo que lo justo era meterse en tu piel para entender tu dilema. Desde fuera, lo único que se puede decir es que lo mejor es que se quede allí un año, pero sé que tú no ves que sea la mejor opción puesto que como contaste una vez, Sam ha estado muchos años aislada del mundo y crees que estando allí lo estará otra vez. Tienes razón, la están evadiendo de nuevo.

—¿Entonces me estás diciendo que debería ir a por ella? Creo que me voy a volver loco.

—No he terminado. —Se sienta sobre mi cama a mi lado—. Entiendo tu dilema, y entiendo que no sepas qué hacer. He estado pensándolo, y creo que tengo claro lo que haría yo en tu lugar.

—Escucho.

— Iría hasta allí, y concertaría una visita con Sam. Le explicaría absolutamente todo lo que está pasando de manera que lo entendiera, haciéndole saber que debe estar un año en ese lugar por su bien porque hay cosas que aún debe aprender. Y le prometería que volvería a por ella, que nunca la olvidaría. Esa es la mejor forma, sin duda. Tú mismo lo has dicho, ha estado años aislada del mundo y debe tener nuevas experiencias que antes no ha podido hacer, por eso debe estar allí, para disfrutarlas más aún cuando las haga. Y como ha dicho mamá, en la vida hay que sacrificar, porque no podemos tenerlo todo.

—Supongo que es lo más sensato —suspiro—. Quizás siempre lo he sabido, pero no quería aceptar que iba a estar tan lejos de ella durante tanto tiempo. Tengo miedo de que se olvide de mí, o se enfríen nuestros sentimientos.

—Mira, eso es algo que pasa estéis cerca o no. Así que, solo lo sabréis después de un año. Si realmente os queréis, será como si no hubiese pasado nada.

Asiento en silencio concienciándome de qué es lo que ocurrirá de aquí en adelante. Tengo que hacerme a la idea de que no podré ir a verla y ni siquiera hablar con ella, eso podría interferir en la terapia. Me duele, pero es lo mejor.

—Te acompañaré —dice Kaden tras dar un leve golpe en mi hombro.

—¿Qué?

—Iremos juntos a ese centro, puedes conducir si quieres.

—Vale —digo acompañado de una sonrisa.




Aiiinsss señoooorrrr yo sufroooo😭😭

¿Cómo se lo va a tomar Sam?

Kaden es un trozito de pan😇

Recemos por Chris y Sam🙏🏻

¿Cómo sería su shipp?👀

Voy a publicar un día y sí y otro no hasta el final, para que sepáis cuando habrá capítulo 🥰🥰

Dadle a la estrellita si os está gustando o sino también jejejejej

Besos mis angelitos😘😘😘

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