Chris

¿Cómo es posible que nuestra conversación haya ido tan mal? Es la primera vez que me pasa esto, uno de los pasos para enamorar a alguien ha fallado.

«Calma, Chris.»

Ojalá pudiera calmarme y dejar de pensar cómo arreglarlo. Esto no entraba en mis planes.

Mi mente está intranquila y si tuviera piernas seguro que estaría dando vueltas por mi habitación. Tengo el Instagram de Sam abierto en mi ordenador y por más que miro su perfil, no logro encontrar nada de lo que poder hablar. Nada. Esta chica es la primera que me da un quebradero de cabeza.

Con la gran mayoría no he tenido problema en sacarles un tema de conversación, a veces ni tenía que investigar en sus perfiles. Siempre he conseguido algo para que comiencen a tener, aunque sea un poco de confianza conmigo y es que no existe nada mejor que hablar de intereses comunes, ¿no? Y más cuando conoces a alguien que le gusta lo mismo que a ti. Es un paso infalible. Pero, con Sam es como si no hubiese podido descifrarla, ha sido distinto.

Está bien, no pasa nada. Esto no es el fin del mundo aún. No pasa nada si dejo ese paso atrás, quizás Sam no es de esas chicas, quizás sea de otro estilo y debo encontrarlo. Por lo tanto, mi deber es pasar al siguiente paso:

Ser un héroe.

No se trata de ser un héroe de capa y antifaz, no. Existen muchas otras formas de ser un héroe para alguien: conseguir algo que le era imposible, defenderla de alguna humillación o salvarla de alguna situación. Entonces, una vez sea salvada, se dará cuenta de mi preocupación hacia ella, me mirará a los ojos y sabrá que querrá estar conmigo. Ahí es cuando empieza todo. A mi parecer es la mejor parte de la lista y ese contacto visual, primordial.

Sin embargo, todos esos pensamientos se van cuando a la mañana siguiente juro no recordar cuándo apagué el despertador y yo anoche no dormí pensando qué hacer. Abro los ojos justo en el momento en el que recuerdo que tengo que ir al instituto, pero desgraciadamente, tarde.

No desayuno apenas puesto que, de ser así, no llegaría al autobús. Corro calle abajo con la esperanza de encontrarlo allí, esperando a mi llegada. Pero siento decir que no es así, justo lo veo marcharse a lo lejos y es demasiado tarde como para correr detrás de él.

«Empezamos bien el día.»

No lo dudo y prosigo mi camino a pierna suelta dirección al Easton High. Y mientras voy caminando, me pregunto en numerosas ocasiones, cuándo rayos piensan comprarme un coche. Tengo el maldito carnet, ¿y para qué?

"Todo a su debido tiempo."

Esas palabras provenientes de mi progenitora retumban en mi cabeza y hacen que las imite en un tono burlón varias veces, especialmente hoy. Que alguien me diga si esta no es una buena razón para tener ya un maldito coche.

Juro que estoy haciendo más ejercicio que en toda mi vida, y como siga así, necesitaré otra ducha. Pero por suerte ya he llegado, lo malo es que demasiado tarde. Los pasillos están vacíos porque ya están cada uno en su clase. Toca clase de ciencias, por lo tanto, junto a Sam. Cuando encuentro la clase, llamo a la puerta dos veces, abro y entro.

—Cooper, llega tarde —advierte la señora Miller al verme entrar, captando la atención de todos los presentes que me miran como si hubiese logrado el mayor reto de mi vida.

—¿Cree que no lo sé? Pero estoy aquí, ¿no?

Ella me observa por encima de sus gafas como si estuviera cuestionándose si dejarme vivir o, por el contrario, mandarme a la tumba.

—Siéntese. Tienes suerte de que aún no he puesto tu ausencia.

—Genial.

Procedo a buscar mi sitio el cual debe estar al lado de Sam. Y se ve con facilidad, se encuentra justo en la última fila, como la última vez, así que camino hasta ella y me siento a su lado. La señora Miller comienza a dar clase justo cuando me siento y desconozco de qué está hablando puesto que no puedo evitar fijarme en lo que Sam está haciendo. Tiene toda la mesa llena de cartas como las que se usan para jugar al póker.

—Sam... ¿qué haces? —pregunto extrañado, arrugando mis cejas.

—Juego a las cartas, ¿quieres que juguemos?

—Pero si estamos en clase, se supone que debemos atender.

—Como quieras. —Me sonríe y vuelve a seguir jugando.

—¿Cómo es que no te ve jugando? —susurro.

—Ella me ve, ¿cómo no me va a ver? Tiene ojos en la cara —suelta una risilla que termina por contagiarme.

—Quizás la pregunta correcta sea, ¿cómo deja que juegues mientras da clase?

—¿Por qué no me iba a dejar? Yo la estoy escuchando, y a la vez juego a las cartas.

—Porque en clase hay qu... —«Pero qué digo, en realidad no me importa»—. Da igual.

Cada día, Sam me deja más alucinado, ¿cómo puede ir descalza por el instituto y jugar a las cartas durante las clases? Ella es rara sí, pero me parece increíble todo lo que hace sin que nadie le diga nada, si fuera yo, ya me habrían llamado la atención. Sin embargo, la señora Miller parece tenerle aprecio y la trata como a una niña pequeña.

Termina la clase y todos salen de aquí como si tuvieran ganas de ir a la siguiente clase. Sam se despide de mí con una sonrisa, pero inevitablemente mi mirada baja hasta sus pies los cuales caminan descalzos.

—¡Adiós, señora Miller, tenga un buen día! —se despide Sam de la profesora de ciencias y luego sale de la clase

Con el menú del día sobre una bandeja, estoy dispuesto a ir hacia nuestra mesa cuando me doy cuenta del corrillo que se ha hecho en una mesa cercana. Con curiosidad, paso por al lado y veo qué está ocurriendo. Y es que resulta que David está jugando con otro chico en la Nintendo Switch, por lo que habrá retado al "rey de los videojuegos", algo a lo que nunca se niega. Porque se me olvidó mencionar algo importante de David, es todo un adicto a los juegos, y le encanta compartir sus partidas en internet, ya sea en YouTube mediante vídeos o retransmitiendo en directo. Hace poco consiguió cien mil seguidores y lo celebramos a lo grande con una fiesta en su casa.

—Lo han retado —anuncia mi amigo desde nuestra mesa.

—Lo imaginé.

—¿Hoy no te vas con tu nuevo juguete?

—No. Aún estoy dándole vueltas al hecho de que uno de mis pasos haya salido mal. Supongo que alguna vez tenía que pasar... ¿Y Tyler? —pregunto mirando alrededor mientras me siento frente a él.

—Hoy no ha venido y tampoco ha dado señales de vida. No me preocuparía por él. Y yo debería estar castigado, pero paso.

—¿Te has vuelto a meter en líos?

—Llamé a la profesora de literatura "amargada" y al parecer le molestó mucho, creo que di en el clavo. —Se cruza de brazos sobre la mesa.

—Si no vas, te expulsarán de nuevo y tu padre te acabará echando de casa.

—No lo hará, trabajo y apruebo los exámenes. Mis métodos no son muy aceptados, pero los apruebo.

—Supongo que es aceptable. —Comienzo a comer—. Chad, necesito que hagas algo.

Sí, sé que lo esperabais ansiosos, este es mi mejor amigo de la infancia, Chad Patterson. Él es el rebelde del grupo, se mete en problemas a cada instante y lo mejor es que no le importa. No tiene problema en entrar en una pelea y pegar puñetazos, en contestar o insultar a profesores y que le expulsen. Ambos hemos crecido juntos y nos conocemos mejor que nadie. Él es como yo respecto al tema del amor, ambos tuvimos una experiencia de la que no estamos orgullosos. A él le persiguen millones de chicas por el instituto, le piden salir, se le declaran de las formas más extrañas, pero solo se limita a decir que no fríamente, haciendo añicos todo lo que habite dentro de la chica.

Consigue hacerte un carnet falso cuando lo necesites, y colarte en una fiesta de universitarios. El año pasado lo hicimos un par de veces, nos encantan esas fiestas. Tiene una moto que lo hace parecer aún más rebelde de lo que es, con unas gafas de aviador y su chaqueta de cuero. Normalmente viene a recogerme a mi casa cada mañana, pero hace poco tuvo un accidente del que él salió limpio pero la moto no, así que tengo que aguantarme e ir en autobús. Sus padres se divorciaron hace años, vive con su padre y poco sabe de su madre. Su padre no sabe qué hacer con él, no es mal hombre, pero a veces le cuesta. En el mundo de Chad, solo entra su moto, sus amigos y las fiestas.

—¿Y qué es lo que necesitas de mí? —termina por cuestionar.

—Ha llegado el siguiente paso y puesto que no he conseguido mucha información sobre ella, se me ha ocurrido que hagas algo.

—Soy todo oídos.

A la mañana siguiente, consigo llegar al bus pronto, por lo que no sucederá lo de ayer, cosa que prefiero no recordar. La primera clase se pasa rápido, por suerte para mí, y cuando salgo al pasillo, encuentro a Sam en su taquilla cogiendo lo necesario para la siguiente clase y entonces decido acercarme.

—¡Hola, Sam!

—Hola, Chris.

Desvía su mirada hacia mí unos segundos antes de devolverla a su taquilla.

—He estado pensando que el otro día cuando comí contigo me fui muy pronto, y no estuvo bien. Lo siento. ¿Por qué no te vienes a comer con mis amigos hoy?

—No creo que sea buena idea.

—¿Por qué no? 

—Por alguna razón no suelo ser de agrado para los demás.

—A mí me caes bien. —Vuelve a mirarme con una expresión de sorpresa, diría que por lo que acabo de decir—. Les vas a caer bien, ya verás. Luego te veo.

Me voy sin que diga nada más. Llega el momento crucial de los pasos para enamorar a alguien y todas caen. Necesito que esto salga bien para tener claro si le gusto o no.

Llega la hora de la comida y Sam aún no ha aparecido. Procuro estar atento para cuando aparezca para así alertar a Chad, él es perfecto para mi plan gracias a su rebeldía. A lo lejos puedo ver su melena pelirroja buscándome y yo inmediatamente levanto una mano para que así pueda verme.

—Atento, Chad —le comunico y él asiente.

Sam se acerca con el paso decidido, con su sonrisa colocada en su rostro y la comida en las manos. Le hago una seña con las cejas a Chad para que actúe, la capta y entonces se pone de pie caminando directo hacia ella para chocarse. Su bandeja sale despedida hacia la camiseta blanca de Chad y finalmente cae al suelo desparramando todo lo que contenía en su superficie. Entonces veo el cambio de humor totalmente actuado de Chad, comenzando a decir toda clase de palabras malsonantes hacia ella.

Veo que es mi turno. Me levanto para acercarme a ella y rodearla con mis brazos y alejarla de Chad.

—¡Basta ya, Chad, ella no tiene culpa! —le grito bastante alto como para que todos me escuchen.

—¡Joder, mira cómo me ha puesto!

—Te has chocado con ella, ha sido un accidente, cálmate.

—Por esta vez lo paso, pero como vuelva a ocurrir...

Chad termina de hablar para luego marcharse a cambiarse de camiseta. Ya sabía lo que ocurriría, por lo que se trajo otra para cambiarse. Después de que se fuera, miré a Sam aún en mis brazos con la sorpresa de que nuestros rostros están bastante cerca, casi rozándonos con la punta de la nariz. Me quedo mirando el color miel de su iris durante unos segundos mientras noto su corazón acelerado contra mi pecho, y por alguna extraña razón, el mío también. Sus ojos no aguantan demasiado mirando los míos, pero yo no puedo dejar de mirarlos. Aun así, capto lo que está sintiendo al instante, está incómoda. Intenta zafarse de mis brazos nerviosa y gracias a sus movimientos, finalmente reacciono y la dejo en libertad.

Vale, ahora vendrá la parte en la que dirá:

"Muchas gracias, Chris, eres mi héroe" o "Gracias por defenderme de ese chico".

—Gracias.

Se da la vuelta para irse corriendo por donde ha venido sin siquiera girarse para mirarme.

— No puedo creerlo —suelto aun mirando cómo se aleja.

—¡No ha tenido ningún contacto conmigo, ni ningún tipo de conexión, ¡nada! —exclamo acelerado.

Ha pasado un día de lo ocurrido y aún sigo en shock. Se lo acabo contando a mis amigos, los cuales tengo delante riendo a carcajadas mientras comemos.

—Solo intentó separarse de ti —dice David entre risas.

—Es rara, no puedes decirme que no. No creo que sea de las que se enamoran a primera vista, Chris —habla Tyler.

—O quizás él se termine enamorando de ella... —deja caer David levantando las cejas varias veces.

—¿Qué? David, sabes bien que yo no soporto esas tonterías.

—¿Te imaginas que te vuelves tan cursi como David? —pregunta Chad mientras le señala.

—¿Hola? Estoy aquí —habla el susodicho haciendo señas con las manos.

—Ni en mi peor pesadilla sería como David —río.

—¿Tú me ves? —David pregunta a Tyler—. Porque yo creo que estoy aquí.

—Eres demasiado cursi, David, admítelo —confiesa Tyler con los brazos cruzados sobre la mesa.

—Tener novia no significa ser cursi. Cómo se nota la falta de experiencia... —reprocha.

—En cualquier caso, no soy un chico que se enamora y menos de uno de mis objetivos. Sam es rara. Alguien que va sin zapatos allá a donde va no puede ser muy normal. Y por no hablar de jugar a las cartas en mitad de la clase. No sé, ni siquiera es capaz de mantenerme la mirada.

—Ya te avisamos —dice Tyler.

—Bueno, lo que yo digo es que tu paso no lo ha superado. No he visto que ella haya alucinado contigo como lo hacen otras que prácticamente casi se desmayan por tenerte tan cerca —habla Chad.

—Ya ha incumplido dos pasos esenciales, ¿debo seguir con esto? —digo algo cabizbajo.

—¿Vas a tirar la toalla? La primera vez que vemos que Chris Cooper se rinde.

—No, no pienso rendirme.

—¿Vas a seguir con tus pasos?

—Sí, Chad, voy a seguir, quizás sí que la estoy enamorando solo que ella es más reservada, o no quiera admitirlo. A mí nadie se me resiste.

—O quizás no le gustes, la gente puede tener gustos diferentes, ¿sabes? —añade David.

—Esto es un reto para mí. Yo, Christopher Cooper, voy a enamorar a Samantha Van der Walt y todos seréis testigos de ello. —Los señalo con el dedo a cada uno de ellos, dándole emoción al asunto. Sin embargo, soy interrumpido por el sonido de mi móvil con un mensaje.

—Te ha llegado un mensaje, Romeo —Chad me alcanza el móvil.

Georgina:

Me prometiste que cenaríamos

juntos un día, ¿qué tal si cuando

salgas del instituto?

Genial, ahora Georgina.

Otro paso fallido para Chris🤭🤭

Esto empieza a ponerse feo para él.

Le quedan tres pasos y Sam no parece entusiasmarse por Chris demasiado, o quizás lo demuestre de otra forma🙃🙃

¿Qué pensáis?

Se ha presentado al último de los amigos de Chris, ¿qué os parece Chad así a simple lectura? (Porque no lo veis, claro, jé)

El siguiente paso va a estar curioso, ¿funcionará?

Sabremos en la próxima week, chau🙅‍♀️