CAPÍTULO 3
Chris
Deben de gustarle los perros, no estaría mal contarle alguna anécdota —obviamente falsa— sobre que salvé a unos cachorros perdidos y les busqué un hogar. Supongo que cualquier historia por el estilo surtirá efecto en ella.
Su sonrisa aparece en la imagen de perfil en una foto que alguien debió hacerle. Resulta curioso lo mucho que sonríe esta chica, lo que le da un aspecto de chica dulce e inocente y ciertamente lo es. O esa fue la impresión que me dejó.
Después de un rato observando la foto de perfil, me dediqué a ver el resto. Deslizo el dedo hacia abajo para ver su muro, comprobando así que solo ha publicado algunas fotos en las que ni siquiera aparece ella, además de un vídeo de gatos. Su última publicación fue hace seis meses y eso no me ayuda mucho. Sin embargo, al seguir bajando, me encuentro con una foto en la que sí sale ella. Coloco el dedo sobre esa publicación para verla mejor; se trata de Sam junto a una mujer, debe ser su madre, las dos están muy sonrientes y no es difícil encontrar sus similitudes.
Tras varios minutos buscando por Facebook y otras redes sociales, no he conseguido nada. Solo sé que le gustan los perros, los videos graciosos de gatos y leer. Voy a tener que improvisar y fijarme en detalles, aunque con lo que tengo, ya puedo ganarme su confianza.
Me quedo tumbado sobre mi cama con la vista en el techo mientras pienso en temas para comenzar a entablar una conversación. Sin embargo, mis ojos comienzan a pesarme y sin más remedio el sueño gana la batalla, quedándome dormido.
—¡Chris, han llegado los Parker! —Ignoro el aviso de mi madre y continúo con los ojos cerrados bajo mis brazos.
«Joder, ¿qué hora es?»
Levanto la cabeza de un sobresalto y, con los ojos hinchados, intento ver la hora en el móvil, el cual aún mantiene el perfil de Sam en Instagram.
Son las seis y media, mierda.
Me levanto de la cama y entro en mi baño para darme una ducha rápida. No puedo bajar con esta cara de recién despertado y con la misma ropa del día. Si por algo hay que catalogar a los Parker es por presumidos; es esencial en su vida aparentar que pueden permitirse ciertos lujos, lo cual me parece ridículo. Así es que no puedo ir de casual a una cena en donde ellos van a asistir porque estaría fuera de lo normal y, aunque no debería importarme, a mis padres sí y ya he recibido varias regañinas por este tema.
Al salir de la ducha, abro mi armario en busca de algo que ponerme adecuado para la ocasión. No le doy muchas vueltas, creo que una camisa y unos vaqueros oscuros son perfectos. Aún con la toalla puesta en la cintura, la puerta se abre dejando ver la cabeza impaciente de mi madre.
—¡Mamá, te he dicho mil veces que no entres en mi habitación!
—Pero es que desde que te he avisado han pasado veinte minutos y ya estaba preocupada. ¿Aún no te has vestido?
—Me he quedado dormido.
—Pues vístete y baja, la cena ya está lista.
—¡Que sí! ¡Sal!
Mi madre vuelve a dejarme solo y procedo a vestirme. Sonrío al pensar que después de cenar la ropa me va a estorbar. Me miro en el espejo para dar los últimos retoques y bajo cuando me doy el visto bueno. Allí encuentro a los Parker ya sentados en la mesa junto a mi padre, manteniendo una animada conversación. Mi madre está sirviendo la ensalada. Mi sitio junto a Georgina me espera como siempre. Ella me observa con sus ojos azules. Su largo pelo castaño oscuro se encuentra suelto, está ligeramente maquillada y lleva un vestido azul oscuro.
—Hola —saludo dedicándole una sonrisa al sentarme.
—¡Hola! —Me devuelve la sonrisa tras examinarme al completo—. Tienes el pelo mojado, Chris.
—Ah, sí... —digo mientras pongo algunos mechones hacia atrás.
—Aunque estás guapo igualmente.
—Gracias, tú también.
Comenzamos a comer en cuanto mi madre se sienta. Por lo general, solemos comer platos sencillos en la cena, pero cuando vienen invitados se olvida de sus reglas y hace varias clases de comida. Lo peor es que hay que comer de todo; de lo contrario, podría ofenderse.
—¿Qué tal el inicio de año en el instituto, Chris? —me pregunta la señora Parker.
—Muy bien, la verdad, vuelvo a ser de los primeros en mi clase —le digo mientras corto un pedazo de pastel de carne.
—¡Me alegro! —añade la misma.
—Nunca nos hemos preocupado con Chris por los estudios, se lo toma muy en serio —comenta mi madre—. ¿Y a Georgina?
—También le va muy bien. Además de los estudios, está avanzando mucho en violín.
—¡Oh, cierto! ¿Tienes ya algún concierto? Iremos a verte encantados.
—La verdad es que sí, dentro de unas semanas. Les guardaré entradas —dice Georgina con alegría; adora que vayan a verla tocar—. ¿Vendrás, Chris? —La miro con sorpresa, no sabía qué decir, no me agradan esas cosas, pero es una amiga y supongo que estaría mal decirle que no.
—Claro.
—Genial —sonríe ilusionada.
La comida se acaba y, como era de esperar, estoy demasiado lleno. Tras unos minutos más de charla, llega el momento de la noche en la que ellos cotillean de otras personas y se cuentan lo que saben para ponerlos verdes. Georgina y yo nos miramos a la misma vez. Es como si estuviéramos manteniendo una conversación y sé perfectamente lo que me está queriendo decir.
—Bueno... Georgina y yo vamos a mi habitación.
—¿Qué vais a hacer allí? —pregunta mi madre.
—Le voy a enseñar unos vídeos que sé que le gustan, además las conversaciones de adultos nos aburren.
—Sí, no nos interesan mucho —añade ella levantándose de la silla—. Luego me avisas cuando nos vayamos, mamá.
Salimos del comedor y subimos las escaleras. Mi puerta está abierta, por lo que dejo que pase ella primero para después cerrarla a mis espaldas. Da media vuelta para tenerme de frente y observo el cambio de actitud tan drástico, cambiando por completo la mirada dulce que suele mostrar cuando está con sus padres, por una más picaresca y malévola. Suele aparentar ser una niña buena para los que les interesa, pero una vez deja ese papel de lado, puede llegar a ser muy retorcida.
—Así que ver unos vídeos... —dice mientras se acerca a mí mirándome de arriba abajo.
—Si quieres, lo grabamos y luego lo vemos —bromeo con una sonrisa de medio lado. Me acerco a ella hasta quedar frente a frente—. Necesito esto ya.
—Pues no sé a qué esperas.
Sin pensarlo dos veces, la sujeto por la nuca y me lanzo a sus labios, son gruesos y son buenos para besar. Después meto mi rostro en su cuello para también besarlo y morderlo. Nos tumbamos en la cama sin dejar de besuquearnos y es entonces cuando la ropa empieza a estorbar.
Las sábanas están completamente desordenadas y nosotros estamos entre ellas completamente desnudos por lo que acabamos de hacer. Hoy necesitaba esto y ha sido genial que justamente hubiese coincidido que los Parker decidieran visitarnos.
—¿Le has dicho a esa chica que no estás enamorado de ella ya? —cuestiona con una sonrisa torcida.
—¿Qué chica?
—La que la semana pasada estaba suspirando por ti. ¿Jamie?
—¡Ah! Jamie... sí, se lo he dicho esta mañana, ha intentado besarme y...
—Le has dicho que jamás podría estar con alguien como tú —termina mi frase—. Ya, eso se lo dices a todas.
—Sí... —Observo mis manos reposando sobre la sábana y no puedo evitar pensar en la chica de la cabellera naranja. Saco una sonrisa socarrona—. Pero ya tengo a otra.
—¿Cómo? ¿Tan pronto?
—Sí, es mi compañera de trabajo de ciencias, se llama Sam.
—Y piensas enamorarla... ¿no te cansas?
—¿De qué? —La miro.
—De hacer siempre lo mismo.
—No, me entretiene. Además, creo que Sam será muy fácil y me durará poco, es muy inocente.
—¿La conoces hoy y ya sabes que es inocente? Hay veces que las apariencias engañan, Chris.
—Hazme caso, solo con decir algo ya muestra su sonrisa y tiene toda la pinta de ser muy inocente. —Me destapo y me siento en el filo de la cama para ponerme el bóxer, no me gustaría que mi madre entrase y viese esta imagen. Entonces siento las manos de Georgina acariciando mi espalda y sus labios en la curva de mi cuello, pero no como suele hacerlo, lo hace de una forma más pausada—. ¿Qué haces? —la interrumpo al levantarme bruscamente.
—Solo quería darte un poco de cariño.
—¿Qué? No necesito de eso, así que para, se me ponen los pelos de punta —digo con molestia.
Escucho cómo resopla tras de mí.
—He pensado que algún día podemos quedar para cenar, hay un restaurante muy bonito al que le eché el ojo —propone comenzando a vestirse.
—Cariños, cenar... ¿qué te pasa, Georgina? Estás rara.
—Nada, Chris, nada. —Se cruza de brazos y desvía la mirada.
—No soy de citas, eso ya lo sabes.
—Pero pensé que podríamos hablar tú y yo en otro ambiente y sin hacer esto, solo pasar el rato. Variar un poco nuestros encuentros.
—Está bien, pues ven un día a buscarme al Easton High y cenaremos juntos, ¿contenta? —termino por decir resignado, a lo que ella asiente mostrando una sonrisa.
—¡Georgina, nos vamos! —grita el señor Parker desde abajo.
—¡Voy! —se apresura en contestar—. Pues ya nos vemos... —dice mientras se termina de vestir—. ¡Adiós, Chris!
Abre la puerta y se va.
Cuando la puerta de mi habitación se cierra, compruebo la hora. El reloj marca la una y cuarto de la madrugada. Tan pronto como Georgina sale por la puerta, me lavo los dientes para después acostarme.
Mañana veré de nuevo a Sam y creo que, si tengo la oportunidad, le hablaré sobre las cosas que creo que le gustan y de las que fingiré que a mí también.
A la mañana siguiente, tras realizar la rutina de preparación del instituto, voy directo a la parada del autobús. Es muy temprano y la verdad es que me costó dormir, creo que esa es una de las razones por las que tengo los ojos pegados. El autobús siempre tarda puesto que es el último que pasa por la mañana y eso me desespera. Llevo tiempo pensando en buscarme un trabajo y ahorrar para tener un coche, aunque sea de segunda o tercera mano. Un chico como yo no debe verse subir en autobús, debería tener un deportivo rojo que admiren todos al llegar. Aunque, siendo realista, por mucho que ahorre jamás tendré ese tipo de coches, eso solo pasa en las películas.
El autobús por fin llega y no me encuentro solo en la parada, más gente lo estaba esperando también. Todos me saludan con una sonrisa, pero no me siento con ganas de responderles de la misma forma. Me dirijo a los últimos asientos y a punto estoy de desconectar con mis auriculares cuando escucho a las chicas de delante hablar sobre uno de mis amigos. Ellas creen que hablan bajo, pero no lo suficiente para que yo no las pueda escuchar.
—¿Has oído el rumor sobre Tyler Gray? Me lo dijeron ayer y me quedé flipando.
—Pues no, ¿qué es?
—Dicen que lo vieron hablar con la profesora Morgan y que después se metieron en el cuarto de la limpieza. Está claro lo que hicieron, no es un cuarto muy amplio.
—¿Qué dices? La señorita Morgan tendrá por lo menos cuarenta años, qué asco.
—Pues sí... aunque ya sabes, también está lo de su aventura con la madre de un alumno.
—Eso tampoco lo sabemos, solo fueron rumores.
—Nadie lo confirma ni lo desmiente. Por mucho que suspiremos por Tyler, creo que no estará nunca interesado en ninguna alumna del instituto.
Pongo los ojos en blanco y me pongo el auricular, sumergiéndome por completo en la música. Cuando llegamos al Easton High, soy el último en salir y aún estoy medio dormido. Camino hasta sentarme en el banco donde espero a que lleguen mis amigos y, para mi sorpresa, uno de ellos llega temprano y resulta ser el mismo Tyler del que hablaban las chicas del bus.
—¡Ey! —lo escucho decir. Me quito un auricular, cierro mi mano en un puño y lo choco contra el suyo antes de que se siente a mi lado
—¿Qué pasa, Ty? —saludo.
—No mucho, pero tú, tuviste sesión de Georgina anoche, ¿no?
—Sí, pero por culpa de eso tengo estas ojeras. Pienso dormir en clase.
—¿El más listo de la clase dormir? Eso no está bien —vacila.
—Tampoco necesito escucharlos.
—El niño bueno va a ser castigado hoy... —continúa con la broma, pero me deja tranquilo cuando le propino un puñetazo en su hombro—. ¡Auch!
—Tyler... —Presta atención cuando dejo las bromas a un lado—. ¿Te has liado con la señorita Morgan?
Desvía su mirada hacia el frente y guarda silencio por unos segundos, hasta que hace las comisuras de sus labios hacia arriba.
—Sí.
Os presento al tercero del cuarteto, Tyler Gray. Un chico alto, atractivo, de ojos verdes y pelo castaño corto. Él es uno de mis amigos desde que llegué al Easton High, es quizás el más maduro de los cuatro a pesar de tener apenas diecisiete años. Su vida no ha sido la más tranquila ni la más bonita. Sus padres trabajan juntos y son bastante adictos a ello. Se crio con diferentes niñeras y con el tiempo tuvo que aprender a apañárselas solo. En segundo curso recuerdo que siempre que íbamos a su casa, peleaba mucho con sus padres; eran discusiones bastante fuertes y por cualquier cosa. Practicaba mucho deporte para así no estar en casa y liberarse de todo lo que acumulaba. Esas discusiones con ellos no duraron mucho más porque un día decidió irse de su casa para vivir con su abuela, a la cual adora, y buscó un trabajo en un bar sirviendo copas, aun siendo menor. Creo que por eso es muy maduro, porque tuvo que valerse por sí mismo y tomar decisiones que quizás no debería haber tenido que tomar a su edad.
Desde siempre le han gustado las mujeres mucho más mayores que él y no sé cómo se las apaña para terminar encontrando a alguna dispuesta a acostarse con un chico de diecisiete años. Actualmente es un as del deporte practicando tres a la vez. Su cuerpo es bastante musculoso y bien figurado, razón por la cual aparenta ser mayor de la edad que tiene. Y, por supuesto, capitán del equipo de fútbol. Tiene a todas las animadoras loquitas, por no hablar del resto.
—Tío, ¡qué asco! Sigo sin entender cómo puedes hacer esas cosas. ¿Cuántos tiene? ¿Cincuenta?
—Eres un exagerado. Treinta y tres. ¿Y qué tiene de malo?
—Entiendo que te ponga eso de que sean mayores, que sean más centradas de mente o lo que sea. ¿Pero la señorita Morgan?
—¡Hola! ¿De qué habláis? —David aparece en escena con su skate en mano.
—¡David! Atento, se ha tirado a la señorita Morgan —murmuro señalando a Tyler, es más que evidente que es secreto de estado.
—¿Qué? Oh, tío... cualquiera menos esa.
—Pues que sepáis que besa muy bien.
—¡Ahg! —decimos David y yo al unísono.
Tras reírnos un rato con Tyler, llega el último de mis amigos, entonces suena el timbre que da comienzo a las clases en Easton High. Como cada mañana, en nuestra entrada al instituto, siempre hay algo de lo que todos hablan mientras caminamos, ya bien sea sobre nuestro aspecto o por algún rumor o cotilleo.
Mis pies caminan como siempre a mi taquilla, pero mis ojos se desvían hacia una melena color naranja que busca algo en la suya. No había reparado en ella hasta este momento y parece que a partir de ahora mi ojo va a ser sensible en notarla. Entonces cambio de rumbo hacia Sam. Cuando ya estoy suficientemente cerca, uno de sus libros está a punto de caerse, pero yo me anticipo a su caída y lo cojo. Ella se da la vuelta en busca de su héroe y me mira con su sonrisa.
—Gracias, Chris —agradece mostrándome su blanca dentadura.
—De nada. Oye, ¿quieres que comamos juntos? —propongo devolviéndole la sonrisa.
—No —dice apresuradamente, lo que me deja totalmente paralizado, es como si me echaran un cubo de agua fría por la mañana.
—¿Por qué? Podemos hablar sobre el trabajo.
—Porque ahora tengo clases y debo ir, al igual que tú —responde con seriedad.
«¿Se está quedando conmigo? No lo parece en absoluto.»
—No te estoy diciendo que vayamos ahora mismo, sino a la hora de comer —aclaro entre risas flojas—. Y si queremos hacer ese trabajo vamos a tener que quedar más seguido para comer o en cualquier rato, ¿no crees? Venga.
—En ese caso... allí estaré entonces. —Sonríe de nuevo mientras guarda sus libros en su mochila.
—Genial. —Observo cómo cierra la taquilla, recorro todo su cuerpo con mi mirada hasta llegar abajo y me fijo en que no lleva los zapatos puestos, tal y como me dijeron—. Sam.
—¿Sí?
—¿Por qué vas sin zapatos?
—¿Y por qué no? —pregunta confundida.
—No sé... ¿Pero está permitido? —vuelvo a cuestionar aun sin creérmelo.
—Lo hago siempre y nunca me han regañado. ¿Quién prohibiría una cosa así? —dice mientras mira sus pies—. Nos vemos luego, Chris.
—S-sí... —Me quedo sin palabras.
La sigo con la mirada, pero mi cuerpo está estático. Ella anda con sus pies descalzos por el instituto y no puedo evitar reírme incrédulo. Lo cierto es que mis amigos tienen razón, es un poco rara.
Noto a las personas caminar desviando sus miradas hacia mí, quizás lo estaban haciendo desde que me propuse hablar con Sam, pero ni siquiera me di cuenta. Probablemente se cuestionen si es la próxima víctima y bueno, si es así están en lo cierto. El tercer paso ya está desarrollándose y lo llevaré a cabo durante la hora de la comida.
Las siguientes clases no me sirvieron de nada más que para dormir, como predije. Lo cierto es que escuchar a la profesora de historia relatar las batallas de la guerra de la independencia es bastante aburrido y no he podido evitar echar una cabezada.
Por el instituto no se escucha otra cosa que lo de Tyler y la señorita Morgan. Aquí las noticias vuelan y la verdad es que no es algo que se olvide al día siguiente. La gente habla y comenta el tema repetidas veces hasta que resulta cansino. La verdad es que no es un simple cotilleo, es una bomba. Estamos hablando de una posible historia entre una profesora y su alumno, puesto que han hecho algo más que dar clases y aprender. A mí me preocuparía más la legalidad del asunto y si todo el mundo habla sobre ello, puede ser que alguien salga herido de aquí y ese no va a ser Tyler. Tampoco han salido videos afirmando tal cosa, solo es un simple rumor que ambos pueden negar.
Llega la hora de la comida y recuerdo mi quedada con Sam. La busco por la misma zona de ayer, pero no hay rastro de ella. Así es que me dirijo al resto de zonas donde se suele almorzar y logro encontrarla sentada en una mesa del exterior, en mitad de todo el mundo y leyendo un libro. Genial, primer tema de conversación.
—Hola, Sam.
—¡Chris! —me recibe con una agradable sonrisa.
—Oye... —Tomo asiento a su lado dejando mis cosas encima de la mesa—. Ese libro me encanta, no te digo cómo acaba porque te lo voy a fastidiar, ¿te gusta leer? A mí me gusta mucho, es como estar en otro mundo, algunas novelas son impresionantes.
«¿Leer? Quizás lo último que haría en mi vida.»
—La verdad es que no suelo leer estas cosas, de hecho, lo detesto —responde con dulzura—. Esto es un libro que nos han mandado en literatura, pronto tendré examen y tengo que leerlo por obligación —continúa respondiendo y he de decir que mi cara ante su respuesta es todo un poema
«La he cagado. Vale, Chris, no pasa nada, prueba otra cosa.»
—Ah... sí, es todo un fastidio. Por eso hay resúmenes en internet.
—Eso es hacer trampa. Yo no hago trampas.
—Claro, por esa razón yo no lo hago —improviso. Esto no está yendo como quería—. En fin, ahora que somos compañeros de trabajo y que nos acabamos de conocer, me gustaría saber más de ti, conocerte mejor. Cuéntame no sé... ¿te gustan los animales? ¿Tienes alguno?
—Tuve un perro.
—¡Un perro! Es mi animal favorito, ¿sabes? De hecho, justamente la semana pasada encontré uno perdido y sin dueño. Fui preguntando casa por casa por si alguien quería quedárselo, finalmente le encontré un hogar.
—¡Oh! ¡Qué buena acción por tu parte! A mí me regalaron el mío por mi cumpleaños, pero como no le hacía mucho caso, mi padre se lo dio a otra familia. Sé que lo cuidarán mejor que yo, no atendía a sus necesidades y es que conllevan mucho trabajo. Por eso prefiero los gatos, ellos son más independientes.
«¿Los gatos? Si tanto le gustan porque no ha publicado na... ah... ahora entiendo el porqué de los videos de gatos en su Instagram. Imbécil.»
—Chris, dijiste que querías comer conmigo para hablar sobre el trabajo, ¿por qué no hablamos sobre ello
—El trabajo... ¿sabes? Ya no tengo hambre —comunico mientras me levanto de la mesa y me alejo de ella.
«¿Cómo es posible que haya malinterpretado tantas cosas sobre ella? Esto jamás me había pasado antes, siempre acierto en cuanto a gustos se trata, y ahora me he quedado sin temas para hablar. ¿Qué me pasa?»
Bueno, bueno.
Chris ha fallado un paso, ¿fallará en más?🤨
Ha aparecido Georgina y creo que hay algo que Chris no llega a entender bien😑
Se ha presentado a otro de sus amigos, ¿qué os parece Tyler?
Veremos que ocurre en el proceso para conseguir el siguiente paso🤭
Cuídense estén donde estén💜💜💜💜
Nos leemos la semana que viene
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro