CAPÍTULO 18
Chris
—A ver si lo he entendido bien. Ayer vuestra profesora de ciencias, la señora Miller, faltó a clase —repite la rubia haciendo una pausa para comer una de sus patatas fritas—. Entonces Sam entró y se quedó paralizada, de ello pasó a tener una especie de ataque de ansiedad. —Nos mira fijamente a todos para que aprobemos sus palabras—. Estáis de coña, ¿no? —David, Tyler y yo negamos a la vez con la cabeza—. Oh, venga, ¿cómo es posible que, porque la profesora no asista a clase, a Sam casi le dé un paro cardiaco? Debe de haber una razón más clara.
— No le dio un paro cardiaco, fue como si le faltara el aire y estaba muy nerviosa, demasiado —le corrijo.
—Bueno, ¿y luego qué hiciste? —cuestiona mirándome directamente.
Rememorar ese momento del día anterior es bastante más complicado de lo que parece. Yo solo veía a Sam sufrir y mi reacción fue acudir a ayudarla. No recuerdo muy bien cómo lo hice, el corazón lo tenía a mil y la adrenalina provocó que mi cuerpo se moviera para actuar. Ni siquiera sé si lo que hice es lo más acertado, pero lo importante es que conseguí frenar aquello.
—Luego, tras calmarla, la saqué de allí. Salimos fuera y dimos un paseo. Lo cierto es que no estaba bien, no hablaba y eso en ella es raro. Le hablé sobre nuestro trabajo de las mariposas, un tema que siempre le fascina hablar, y nada. Luego le pregunté si ya estaba mejor, afirmó con su cabeza y luego se despidió.
—¿Sin más? —cuestiona David.
—Puede que quisiera ir a despejarse sola —aporta Tyler, al cual respondo con una mueca confusa.
—¿Quieres decir que no quería estar conmigo?
—A lo mejor... —comienza a decir.
—¡Serás imbécil! —PJ me tira una de sus patatas a la cabeza—. ¿Y la dejaste ir? ¿Y por qué no viene ya por aquí? Hace tiempo que no la veo. —Mira a su alrededor para ver si está en alguna parte.
—No tengo ni idea —admito con la mirada perdida sobre mi comida.
Nos quedamos un tiempo en silencio mientras terminamos de comernos el almuerzo. Quizás sí que debería haberme asegurado de que estaba bien, haberla seguido de cerca aunque fuese. Pero no sé, solo pensaba en lo que podía haberle pasado.
—¿Y dónde se ha metido Chad? —cuestiona ahora David.
—Déjalo, no me apetece verle la cara —digo de mala gana.
—Chris, sois amigos desde pequeños, ¿vais a separaros en el último año por esta tontería? —Se queja quitándome las patatas de mi mano para metérselas en la boca, ya se ha comido dos raciones y no parece satisfecho. A pesar de comer tanto, es imposible que engorde un solo kilo.
—Sigo esperando a que se disculpe —gruño mientras termino pasándole la bandeja con mis patatas, últimamente no tengo hambre alguna.
—Vale, ya no aguanto más —interrumpe PJ—. ¿Qué fue lo que pasó entre los dos? Quiero decir, antes de esto. ¿Quién es la tal Jessica?
—Contádselo vosotros, no me apetece hablar de eso —contesto con toda mi desgana, colocando mi codo sobre la mesa para así apoyar la cabeza sobre mi mano.
—Verás, PJ —comienza Tyler mientras hace crujir los huesos de sus manos—. Hace más o menos dos años, una chica llamada Jessica que cursaba un año más que nosotros, llamó la atención de este chico aquí presente. —Me señala con la cabeza.
—Él la conoció durante una fiesta, estuvieron hablando más de la cuenta y se cayeron bastante bien —prosigue David—. Nosotros desconocíamos la relación que tenía con la chica, se veían ellos dos solos, donde nadie pudiera verlos.
—Ella me pidió que fuese así —añadí interrumpiéndole.
—Y bueno, todo iba bien. Chris afirmó que le gustaba bastante y que quizás iría más en serio con ella. Recuerdo cuando estuvo preparando la mejor cita que pudo haber tenido esa chica. —Coloca una mano sobre su pecho.
—Cállate —ladro, a lo que me responde con una carcajada.
—Por otro lado —continúa ahora Tyler—, Chad vino con la noticia de que tenía novia, lo que nos sorprendió porque él no es de contarnos ese tipo de cosas, así que supusimos que debía estar bastante pillado. Entonces, un día, Chad trajo a su novia a una de nuestras quedadas por sorpresa y, para asombro de Chris, resultó ser también Jessica.
—¿¡Estaba saliendo con los dos a la misma vez!? —pregunta incrédula PJ, colocando una mano sobre su boca abierta de la sorpresa.
—Exacto. Puedes imaginarte el show que montaron. Ella no sabía que eran amigos y los dos se habían pillado por la misma chica.
—Después de un tiempo peleados, vieron que Jessica había pasado de ambos para salir con un universitario. Ellos tenían el corazón destrozado y ahí se dieron cuenta de que ella era la única culpable de la situación porque se había aprovechado de los dos y, finalmente, hicieron las paces. Fin —termina de hablar Tyler.
—Que fu-er-te —pronuncia PJ sin poder cerrar la boca—. Entiendo que ahora sintáis que estáis en la misma situación, pero realmente no lo es.
—Él podría haber evitado besar a Sam en mis narices —finalmente hablé.
—Está bien, supongo que yo no voy a solucionar esto. Pero sí voy a buscar a Sam y hablar con ella, creo que necesita una charla solo de chicas. —Se levanta de la mesa colgándose el bolso y recogiendo su bandeja, en busca de la pelirroja.
Los días siguientes todo sucede más o menos igual: me siento con mis amigos a la hora de comer, y Chad prefiere sentarse con sus compañeros de castigo o solo, a no ser que salga del instituto para fumarse algún que otro cigarrillo. Y no me importa, tengo muy claro que no pienso rogar para que se disculpe.
PJ trajo de nuevo a Sam a nuestra mesa unos días y explicó que a veces simplemente quiere estar en algún lugar sola. Así es ella y tenemos que aceptar sus gustos. Yo los acepto, acepto cada parte de ella. Y no, no ha vuelto a mencionar lo que ocurrió en la clase de ciencias, por lo que considero que hay que pasarlo por alto. Tampoco he visto vídeos por las redes ni a nadie comentándolo, lo cual me parece una sabia decisión para aquellos que suelen subir desgracias ajenas.
Tras pasar la semana, la señora Miller volvió a clase y Sam volvió a saludarla como de costumbre para luego sentarse en su mesa de siempre, seguida por mí. La profesora trajo por fin los resultados del examen que hicimos hace dos semanas, y temía por saber la nota. Si bien nunca me ha costado llegar al sobresaliente, esta vez me notaba bastante distraído como para lograrlo sin esfuerzo.
—Y una vez explicados los lepidópteros, os recuerdo que la próxima semana es la última para terminar vuestros trabajos y el examen está fechado para cualquier día de diciembre. —Coge un montón de folios y puedo intuir que son los exámenes—. Ya pueden preparárselo bien porque el examen que debo enseñaros no está para tirar cohetes.
—Estupendo... —susurro.
Comienza a repartirlos según los nombres que aparecían en los exámenes. Sam no muestra ningún rasgo de nerviosismo o curiosidad, solo está a lo suyo, leyendo una revista sobre investigaciones que no parece ser de este siglo, lo digo por su aspecto descolorido y deteriorado, posiblemente no sea la primera vez que la esté leyendo.
—Señorita Turner, no es de las mejores, pero buen trabajo. —Le da su examen y continúa leyendo el nombre del siguiente por encima de sus anticuadas gafas de vista—. Señor Cox, usted se mantiene en su línea, y no se lo recomiendo. —El chico no parece contento, por lo que su línea será un suspenso—. Campbell, deje los videojuegos y póngase a estudiar —río ante el comentario hacia David, además de su expresión—. Cooper, céntrese. —Deposita mi examen sobre la mesa frente a mí, dejándome ver un notable alto en él, como ya predije que sucedería—. Enhorabuena, señorita Van der Walt, un examen muy completo, aprendan de ella.
Nunca llegué a pensar que Sam iba a ser capaz de sacar la nota máxima en esta asignatura, puesto que se dedica a hacer otras cosas en lugar de atender y nunca es reñida por ello. Pero conociendo su alto interés por los insectos, no resulta extraño que no tenga problema con ello y pueda sacar un sobresaliente en más de una ocasión aun siendo un examen sorpresa.
—¿Quiere que les enseñe yo? —responde ella ante la sugerencia de la señora Miller, quien la observa extrañada.
—Sam, quiere decir que todos deben tomar ejemplo de ti —explico buscando las palabras adecuadas y parece entenderlo al poner su boca en forma de O.
Al concluir la clase, no puedo evitar tener que acudir al baño esperando a que llegara mi turno en la cola, y para colmo, olvidé coger el libro de la siguiente clase. No me queda otra que correr para llegar a la siguiente clase para no llegar con retraso a la clase de anatomía. Si eso ocurriese, es muy probable que el profesor me haga pasar toda la hora de pie. Recuerdo que el año pasado, a Chad lo mantuvo de esa forma una semana entera, y si no lo hacía, le suspendía todo el año y, dadas las circunstancias, me lo creo. Después de eso, Chad no se ha apuntado a ninguna clase impartida por ese profesor y yo tampoco lo haría si no fuera porque necesito esta clase. Finalmente, consigo llegar encontrando la puerta abierta, siendo esta una buena señal. David ya está sentado en una mesa y un asiento libre a su lado me espera.
—Espero no llegar demasiado tarde. —Miro a mi alrededor para comprobar dónde se encontraba el profesor.
—Has llegado justo a tiempo, ya va a pasar lista.
—Mis pies han temblado por un segundo. —Comienzo a sacar lo necesario para la clase y el profesor comienza a mencionar nuestros nombres y así asegurarse de que no tiene que poner de pie a nadie, entonces aprovecho para hablar—. David, no dejo de darle vueltas a la cabeza y necesito que me digas qué debo hacer. ¿Tienes idea de la angustia que estoy sintiendo porque no tengo ni idea de cómo puedo hacer que Sam se interese por mí, aunque sea un poquito? —ruego agarrándolo del cuello de su camiseta con dibujo de algún videojuego.
—Lo primero que tienes que tener en cuenta es que es posible que no se vaya a interesar en ti como tú quieres, nunca. Lo segundo es que podría ser que no le interesara el sexo masculino, pero según lo que veo, parece que no le interesa ninguno.
—David, ya sé todo eso. ¡Quiero que me digas qué puedo hacer!
— Quizás si le dices de vez en cuando algún piropo, se percate de algo. Dile algo como "Eres la flor más bella de este ramillete".
—¿En serio? —Levanté una ceja—. ¿Ese es tu consejo? Además, sería muy probable que si lo dijera diría algo como "no soy una flor".
—¿Y qué tal algo como: "Hay muchas cosas que en este mundo deberían estar juntas y aún no lo están. Nuestros labios, por ejemplo"?
—Me preguntaría por qué deben estarlo. ¿De dónde sacas todo eso? ¿De verdad les dices eso a todas? Es patético. —Comienzo a reírme, aunque en un tono bajo porque no me gustaría pasar la clase con dolor de pies.
—Nah, era broma —ríe conmigo—. En mi opinión, creo que Sam se centra en sus gustos, a fin de cuentas, es de lo único que habla, y creo que deberías hacer algo relacionado con ello. Sorpréndela, seguro que se pondrá feliz y verá que has hecho algo bonito por ella. Esos pequeños detalles serán los que vayan cambiando vuestra relación.
—¿Ves? Sabía que tú me salvarías, tus palabras son música para mis oídos. —Rueda sus ojos cuando le doy un pequeño abrazo—. Me suena que ella cumpleaños este mes, pero debo preguntárselo a Ada. Quizás le haga algo especial, no sé...
—Christopher Cooper, seguro que lo que estás hablando con Campbell nos interesa a todos, ¿podrías comunicárnoslo? —escucho justo detrás de mí.
—De videojuegos, profesor. —Es lo primero que se me ocurre, no pienso contarle mis planes al profesor, y David asiente enseguida.
—Quizás estaríais más cómodos de pie. —Ambos negamos rápidamente—. No lo repetiré más veces la próxima vez.
Y pensándolo bien, ya iba siendo hora de pedirle a Sam una cita, aunque tenga que explicarle explícitamente mis acciones. Quiero que le quede claro que estoy románticamente interesado en ella y que voy a hacer todo lo posible para enamorarla. No voy a rendirme porque sé que de alguna forma u otra estaremos juntos y saciaré mis deseos de abrazarla, decirle lo mucho que me gusta y besarla. Nunca antes había estado en una cita oficialmente, no soy un experto, pero ella tampoco y mi único propósito de ese día es que la recuerde para siempre.
Al día siguiente, como cada día, recurro a mi taquilla para coger los libros que iba a utilizar en la próxima hora, guardándolos en mi mochila. Me dispongo a andar por el pasillo cuando me encuentro con una escena que debo admitir que me produce risa. Ada está cogiendo a Chad del cuello de la camiseta, lo que hace que éste tenga que ponerse de puntillas para poder llegar a la altura de la cara de la rubia.
—¡Pídele perdón a Sam! —exclama apretando más el puño que sujeta la camiseta.
—¡No voy a hacer lo que una jirafa me diga!
—Eres un imbécil, Patterson. Puedes meterte conmigo y me encargaré de pegarte una paliza en esa cara de ratón que tienes si hace falta, pero con Sam no te lo permito, e irás a pedir disculpas así tenga que arrastrarte.
—No voy a ir a ningún lado con alguien llamado Ada, ¿qué clase de nombre es ese? —Se mofa intentando zafarse del agarre de la gran Sparks.
—Es de Adaline, imbécil. —Le retuerce lo que creo que son sus pezones, haciendo que Chad grite y ruegue que pare.
—Haz lo que te dice si quieres conservar todos tus huesos —intervengo en su conversación o lo que quiera que sea, mirando principalmente al pobre Chad, quien comienza a cabrearse.
—Genial, el que faltaba —espeta. Ruedo los ojos ante su comentario.
—No te preocupes, venía a apoyar la idea de Ada, pero veo que aún sigues bastante ciego a lo que ha supuesto tu repentina acción.
—Y no me arrepiento en absoluto.
— Mira que eres testarudo. De hecho, ambos los sois, hacéis buena pareja, quien sabe... podéis ser testarudos juntos.
—¿Qué pasa, Cooper? ¿Quieres que también te pegue a ti? —Me amenaza con su puño cerrado.
—Ni en sueños querría estar con una cuellilarga —escupe el otro.
—Ni yo con una rata de cloaca —replica ella.
— Ada, tengo que hablar contigo —le digo seriamente, ella suelta a Chad agarrándolo solo de una mano—. A solas —miro a Chad, que aún está sujeto y ella al comprobar de qué se trataba, termina por soltarlo.
—Volveré a por ti en otro momento, no creas que te vas a escapar —lo amenaza mientras Chad se marcha por el pasillo cabreado—. ¿Ahora qué quieres? —Se cruza de brazos esperando a que hable.
—Verás... necesito saber cuándo es el cumpleaños de Sam y si hace algún tipo de fiesta todos los años.
—Su cumpleaños es dentro de tres semanas, y no lo celebra desde hace años. ¿Qué piensas hacer? —Observa con una mirada escéptica.
—¿Qué día?
— Doce de diciembre.
—Sábado, perfecto. —Observo el calendario de mi móvil y todo parece venir redondo—. Voy a darle una sorpresa. Quiero tener una cita con ella ese día y tengo pensado sorprenderla, no será la típica cena en un restaurante ni nada de eso. ¿Crees que así podré hacer que sienta algo por mí?
—Si consigues que te dé un abrazo, habrás dado un gran paso.
—¿Solo un abrazo?
— A Sam no le gusta que nadie le dé abrazos y mucho menos besos, ni nada por el estilo, como ya te dije, es especial. Si consigues hacer algo de eso, podrás tener una posibilidad. Pero no te voy a prometer nada, todo depende de la sorpresa que tengas pensada y de cómo lleves tu relación con ella.
—Me estás complicando más la existencia. Ni siquiera sé si podré conseguir lo que me propongo. Solo espero que todo salga bien. —Ada comienza a reírse como una degenerada y yo la miro extrañado—. ¿Qué?
—Mucha suerte, Chris. —Continúa riéndose mientras comienza a caminar despidiéndose con una mano.
«¿Por qué todo es tan complicado de repente?»
Holaaaa
¿Todo bien?
De momento al menos.
Porque el capítulo de la semana que viene...
Os dejo aquí con la duda jejejejejej
Muchas gracias por los votos y comentarios, lo agradezco un montón🧡🧡🧡🧡🧡🧡
Beshotessss😘😘😘😘
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