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Día uno

¿Cómo se enamora a un mujeriego como él?

La pregunta que rondaba por la mente del azabache desde aquel momento. No durmió en toda la noche por estar pensando en algun plan para comenzar con aquel reto, sin mencionar los ronquidos, rechinidos y risas por parte de sus compañeros.
El problema era que él no tenía ni la menor idea sobre el amor. Nunca se enamoró como lo hizo hasta ese momento, asi que no sabe como es eso. Con suerte y llegó a descubrir su amor por el británico.

Finalmente, llegó a una conclusión: es pésimo para pensar en cosas románticas

Él no sirve para ello, pero conoce a los dos seres más hermosos expertos en el amor.

Fue por ello que, a primera hora de la mañana, Jyugo escapó y se dirigió al ala 3, el ala más hermoso, según su supervisor.

~●~

- ¿Han visto a Jyugo? -preguntó Uno pasando su mirada por todo el comedor.

- no estaba cuando despertamos -contestó el peliverde

- ah tan temprano y ya está escapando. -comenta el mayor.

Se encontraban en su mesa preferida, hora de desayunar pero no lo harían sin el chico japonés.
Aunque Rock insistía en comer, alegando que Jyugo volvería en cualquier momento, Nico se lo negaba, diciendo que era de mala educación, mientras Uno tenía la mirada perdida en un punto lejano.
Dios, todo había pasado tan rápido anoche que no se dio cuenta de la situación hasta que estuvo solo.
No habló más con Jyugo y ninguno de ellos lo comentó a sus amigos. Parecía un secreto aquello, uno que solo ellos sabían y sólo él tenía incertidumbre de lo que sucedería con ambos, si Jyugo haría algo...
No se dio cuenta cuando sus amigos fueron por la comida, de todas formas no le tomó mucha importancia y volvió a hundirse en sus pensamientos.

¿Qué estará haciendo el menor? Esperaba que no una estupidez o algo dañino para él. Esperaba que estuviese bien.

-U-Uno... -escuchó la débil voz del azabache tras él.

Suspiró con alivio al escuchar su voz y se giró en su silla para ver al menor con una amplia sonrisa. Sonrisa que se borró al ver frente a él una rosa roja, siendo ofrecida por el menor, quien tenía un fuerte sonrojo y no se atrevía a verlo a los ojos. Estaba muy nervioso, se notaba por el modo en que levemente temblaba.

- e-es para ti-i -murmura.

Uno volvió a sonreír dulcemente por aquel acto tan lindo y aceptó la rosa. La acercó a sus fosas nasales y aspiró aquel suave y agradable aroma.

- gracias, Jyugo -el menor asintió con la mirada desviada, no quería que notara aún más aquel enorme e intenso rojo en su rostro.

Uno lo tomó de la mano y lo invitó a sentarse junto a él justo cuando los otros dos reclusos volvían con cuatro bandejas de comida, el desayuno de Rock.

La mañana pasó de lo más normal para los reclusos de la celda 13. El único cambio que se notaba era el como Jyugo, cada hora, le daba una rosa al rubio. Claro que seguía nervioso, su sonrojo no disminuía pero para el final del día, ya podía mirarle a los ojos. Con una sonrisa, Uno aceptaba cada bella flor y leves sonrojos adornaban sus mejillas.

El menor se sentía con mejores ánimos con aquellas reacciones por parte de su amado. Tenía esperanzas de poder enamorarlo en verdad dentro de pocos días.


~ [ ... ] ~

- que molesto...

- por favor, es normal que un joven como él no tenga idea de que hacer. Tú eras así

- ugh bieeen... solo cállate

- ¿Me ayudarán?

- ¡claro! Primer consejo: obsequiale una flor

- una... ¿flor?

- Sí, la flor más especial para esa persona especial. Solo piensa en una flor que a esa persona identifique.

- dale una flor cada hora, sin falta, eso le gustará.

- muy bien, pero ¿por qué una flor?

- es lo mejor para empezar con... lo que mierdas quieras que sea eso.

- muy cierto, excepto eso último. Cuida tu vocabulario, Honey

Continuará.

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