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Día dos

Los primeros rayos de sol del día comenzaron a iluminar aquella enorme, y extravagante, prisión de Nanba, y uno de esos rayos logró colarse a la celda 13, justo al rostro del británico, quien despertó por las malas.
Gruñó y se dio la vuelta para que el sol dejara de molestarle y seguir durmiendo.

Pero no pudo.

Su mente seguía pensando en lo sucedido con Jyugo. Era dulce que lo estuviera intentando mientras le daba rosas. ¿Qué habría ese día? No lo sabe, no hay pistas de nada. La última vez que vio a Jyugo fue cuando éste salió de la celda luego de la última rosa.

Con pesadez y resignación, abre sus ojos y vio frente a él un papel rosa cuidadosamente doblado con, una letra realmente legible, tenía escrito "para mi amado".
Tomó con cuidado la nota y la abrió para comenzar a leer

"Si tu cuerpo fuera cárcel
Y tus brazos cadenas
Ese sería el lugar perfecto
Para cumplir mi condena"

No evitó reír bobamente por aquellas bellas palabras que, como debía saberlo, se las dedicaba su amigo.

~ [...] ~

No había entablado palabra con el menor de negros cabellos, por el hecho de que cuando trataba de acercarse a él, este huía con su rostro completamente rojo. Había que decirlo, se veía muy adorable.

El rubio se dirigía a la cafetería en soledad, pues tarde se le hizo por estar cuidando de su piel, esa piel tan suave y rosa no se consigue de la nada
Llegó al lugar y se dirigió a la típica mesa donde comían. Allí estaban sus tres compañeros de celda, cada uno con su plato de comida y en el puesto solo al lado de Jyugo, había un plato de comida con una nota rosada al lado. Uno saludó rápidamente a sus amigos y se sentó para luego tomar la nota y abrirla

"Me han pasado muchas cosas,
Que jamás olvidaré,
Pero de una estoy seguro:
Que por siempre te querré"

- ¿Qué lees, Uno? -preguntó el de verdosos cabellos al ver el rostro del rubio con una boba sonrisa.

El de cresta roja también se giró a mirarlo con curiosidad mientras Jyugo sentía su rostro arder de la vergüenza. Uno volvió a doblar el papel para luego guardaselo

- algo secreto~ -canturreó con una amplia sonrisa para después volver a ver al azabache- Jyugo -llamó- gracias

El chico de grilletes no podía estar más feliz y avergonzado. Mientras Nico y Rock no podían estar más confundidos

~ [...] ~

El de rubios cabellos se encontraba en su sala de juegos personal, metido en una partida de poker con los del ala 3, quienes le miraban con curiosidad de vez en cuando, analizando sus expresiones

La partida iba de suerte para el británico. Tomó una de las cartas del montón para su manojo y gran sopresa que se llevó al encontrar un papel rosado pegado a esta

- ¿Cómo lo hizo? -se preguntó sorprendido

Tomó el papel y dejó sus cartas de lado para abrir con cuidado la nota

"Se te acusa de:
-allanamiento de mi corazón
-secuestro de mis sonrisas con tu dulzura
-robarme el tiempo para estar en mi mente y solo pensar en ti

Se te declara culpable

Tu condena: mi amor para toda la vida sin derecho a libertad bajo fianza"

- ¿Qué es eso? -preguntó Trois con picardía.

- solo una cartita de mi admirador -habló feliz.

Sin pedir, sin preguntar, Honey le arrebató el papel de la mano antes de que pudiese guardarlo y comenzó a leer aquellas bellas palabras

- no jodas... -murmuró el de morados cabellos antes de devolverle la carta y levantarse de la silla- debemos irnos. -habló tomando de la muñeca a su compañero y halandolo para que se levantase.

Antes de que pudiese hablar Uno, los otros dos ya no estaban en la habitación .

- dios, son tan raros...

~●~

Teorizar qué pasaba.

Hacía una hora, el número 15 había salido siendo escoltado por el/la guardia supervisor del ala 3, a petición de sus reclusos favoritos y aún no regresaba, y eso les preocupaba a los tres.
¿Qué será? ¿Lo matarán? ¿Lo venderán? ¿Será que lo quieren tener de muñeco y se quedará en el ala 3? O tal vez se lo comerían, no se sabe.

Finalmente, luego estar esperando, la puerta se abrió y entró a la celda los dos reclusos más guapos de la prisión, según ellos y medio mundo. Iban hombro con hombro, muy juntos

- ¿Se les ofrece algo? -preguntó Rock mirandolo con curiosidad.

Ambos solos se separaron y dejaron ver al azabache, quien estuvo atrás de ellos desde que entraron. Se notaba que estaba nervioso, su corazón saldría en cualquier momento de sus pecho

- hay algo que él quiere decirles, ¿No, Jyugo? -preguntó amablemente el de lentes

- habla, mocoso...

Jyugo tomó aire su dirigió su mirada al rubio.

- Sé que no so-oy ni el más lindo
Ni el más dese-eado... -tartamudea, nervioso y con sus mejillas rojas a más no poder.

- Pero sí sé que quiero estar toda la vida a tu lado-o... Porque te a-amo...

~ [ ... ] ~

- ¿LE ESTÁS MANDANDO LOS PIROPOS POR ESCRITO? ¡ESO NO SE HACE!

- Calma, Honey. Pero... Jyugo, asi no es la forma en que se dan los piropos, tienes que ser frente a frente

- ¡Pero me pongo nervi-ioso y-!

- ¡PERO NADA! ¡AHORA MISMO VAS Y SE LO DICES EN SU EGOCÉNTRICA CARA!

- ¡Bien dicho, compañero!

~ [ ... ] ~

¿Recuerdan que dije hace unos párrafos que en esos momentos Jyugo no podía estar más feliz y avergonzado? Pues bien, me equivoque, este es ese momento

- dios, que lindo, Jyugo -le dedicó una amplia sonrisa- gracias.

El menor solo asintió. Sentía como se quitaba una enorme carga de encima.

- ¿Qué sucede aquí? -preguntó Rock, confundido.

- nada. -balbuceo el menor.

-cosas que solo deben pasar entre ellos dos -explicó Trois con tranquilidad.

- sí sí, ya vamonos.

Continuará

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