[04]
04; Descubriendo lo evidente.
Por más veces que asista. Hoseok no termina de sentirse cómodo en la clase de teatro.
No tiene problema en actuar, ni tampoco le importa quedar en ridículo por su falta de experiencia. Sin embargo, hay momentos en que se siente atrapado entre la multitud de voces y el sonido de los pasos que van de un lado a otro.
Las personas que asisten ahí tienen ese tipo de entusiasmo que lo hace retroceder y encogerse. Se pregunta de dónde sacan tanta energía, y al verse a sí mismo cansado, supone que han consumido la suya.
Entre pestañas miró las siluetas de sus compañeros; después de calentar, permanecieron sentados en círculo por el resto de la clase, alimentado el narcisismo de la maestra al leer el guion que ella escribió una y otra vez.
—Jeonghwa, puedes leernos otra vez el resumen que hicimos para la obra.
La chica asintió, se puso de pie y aclaró su voz para comenzar a leer.
—Disturbio en la plaza de la plata. Una puesta en escena ambientada 1920, con un grupo de personas que fueron encarceladas tras provocar una revuelta a mitad del discurso del alcalde. Ninguno se conoce y el acontecimiento fue un accidente. En el despacho de la policía comparten miradas acusatorias y se apuntan con el dedo; pero cuando cada uno cuenta su historia, descubren que tiene más en común de lo que pensaba e incluso se alegran de haber cometido aquella pequeña travesura.
Los aplausos despertaron a Hoseok que empezaba a quedarse dormido. En un sobresalto se acomodó en el asiento y sacudió su cabeza con la intención de que eso lo despertara.
—Pasemos a desmembrar a los personajes, buscar en lo más profundo de ellos su esencia —De nuevo, la maestra Soo fantaseaba—. ¿Quién me puede decir lo que Juwon, el pulidor de zapatos, representa?
Un ligero toque en su hombro lo hizo voltear. Jungkook, al verlo cabecear, le pregunta por segunda vez en la clase si se encuentra bien.
«¿Bien?»
«Bien adormilado, ¿será?»
Antes de dar una respuesta, la maestra Soo llamó la atención de Jungkook; quien tuvo que participar en la discusión para compensar su distracción.
—Juwon... Eh —Su mano sube y rasca su cabeza, parece que eso lo relaja y saca sus ideas a flote—. Podría representar a aquellos jóvenes de escasos recursos que deben salir de la escuela para comenzar a trabajar. Y que son acusados de ser vagos por abandonar sus estudios y conformarse con un trabajo «denigrante».
Jungkook suspiro al terminar. Luce tenso al regresar a su asiento y talla sus manos contra sus muslos.
Hoseok alzó un pulgar en su dirección. Ya sabe que ese gesto, por lo menos entre Jungkook y él, es para darse ánimos o decirse que lo hicieron bien.
—¿Y quién me cuenta acerca de Jiho, el estudiante de élite?
Jin alzó la mano para responder a la pregunta, él se encuentra a unas cuantas sillas a la derecha. Jin no era tan ruidoso ni tampoco hacía grandes gestos, por lo que Hoseok se sentía cómodo a su lado.
—Jiho es lo contrario a Juwon; la estabilidad económica de su familia le ha dado la oportunidad de seguir sus estudios en un colegio privado. No tiene preocupaciones monetarias, y aun así tiene varias preocupaciones que lo aterran. Preocupaciones infantiles, dirían los adultos. O banales, haría el comentario Juwon.
La maestra Soo agradeció su participación e hizo un comentario adicional acerca de este personaje. Mientras tanto, Hoseok y Jin intercambiaron saludos.
Por supuesto, se habían saludado antes: en clases, en los pasillos y al entrar al taller. Y de igual forma, lo hicieron una vez más. Desde su primer día en el taller, Jin empezó a ser más considerado con él y a saludarlo en cada nuevo escenario en que se encontraban.
Hoseok replicó su cortesía, con la excepción de que él lo hacía en cada momento.
—Disculpen, luego habló mucho de las cosas que me gustan —Da igual, de todos modos, Hoseok ni la escuchó—. Y el siguiente personaje me gusta todavía más: Hajoon, el joven y guapo profesor, con problemas de alcoholismo.
El chico de cabello largo, que tenía miedo de hacer la actividad de beso, levantó la mano.
—Es un personaje de alivio cómico. Es extraño y muy contradictorio, ya que varias de las cosas que hace o dice lo hacen parte de aquello que juzga.
La actividad sigue y va de largo; Hoseok se cruza de brazos y deja que su cuerpo se desparrame por la silla.
—Hiyori, esposa del alcalde.
La escandalosa no esperó a que la maestra le concediera el permiso para hablar, ella lo tomó por su propia voluntad.
—Es el estigma de la mujer bonita, rica e histérica, que trata de llamar la atención de todos porque resiente el abandono de su esposo.
Hoseok soltó una risita; ¿acaba de describirse a ella misma? ¡Qué irónico!
Por su risa recibe un par de miradas desconcertadas. Hoseok no se inmuta ante esto, por lo que pasaron del tema y siguieron con la actividad.
—Misuk, la secretaria.
Hani quiso responder a la pregunta, como era común en ella, trae puesto un tubo de cabello para definir su fleco.
—Pienso que Misuk representa a las mujeres que son juzgadas por no querer cumplir todavía con el rol de esposa y madre. Y es un interesante contraste con Hiyori, que desde que era niña su más grande anhelo era casarse y tener hijos.
Hoseok parpadeó lentamente. Para empeorar su somnolencia, el aire frío de la ventilación caía sobre él.
Sus ojos se cierran y su cabeza cae sobre su hombro. El tirón es doloroso y lo mantiene alerta. A pesar de eso, el sueño regresa. Necesita distraerse en algo para mantenerse despierto
Frente a él, encuentra al castaño de peculiar sonrisa. A pesar de saber su nombre, a Hoseok le gusta nombrarlo de esa forma en su pensamiento, y con Jungkook. También con su mamá, su hermana y su pequeña sobrina, Minji.
Se siente tonto al recordar el miedo que sintió la primera vez que vino a la clase de teatro y se encontró con Taehyung. Ahora se da cuenta de que no tuvo que tener miedo de que las cosas cambiarán, ¡porque no lo hicieron!
¡Y eso es lo mejor de todo! Sigue viéndose a la distancia cada vez que se cruza; a veces se sonríen, a veces se saludan. Ya se acostumbró al cambio del cambio que sufrió su rutina.
La maestra Soo terminó su comentario acerca de la dinámica entre Misuk y Hiyori. La reflexión de Hani le ha dado ideas para la siguiente pregunta.
—¿Cómo es la relación entre Jiho y Juwon? ¿Cuál es la razón por la que se enamoraron del otro?
Hoseok levantó la mano; y al otro lado del círculo, Taehyung lo hizo también.
La maestra Soo preguntó quién quería hablar primero. Hoseok y Taehyung hablan a la vez, cada uno le concede la palabra al otro.
Eso ocasionó la burla de algunos; entre ellos, Jungkook que sonreía de oreja a oreja. Varios se rieron por esto. La maestra intervino y decidió que Taehyung iba a hablar primero.
Taehyung se puso de pie, tomó aire y comenzó:
—A Jiho le gusta la libertad de Juwon, tanto en sus acciones como en sus pensamientos. En cambio, Juwon se dio cuenta de que Jiho era más que un chico rico; le gustó su visión optimista y la sensibilidad que antes juzgó como vulnerabilidad. Sus diferencias los unieron.
Hoseok estaba embelesado con Taehyung, hasta que sus últimas palabras le generaron dudas. Se puso de pie y habló enseguida.
—No creo que las diferencias lo hayan unido, sino que fueron la similitud. No puedes hacer encajar dos piezas diferentes. Juwon y Jiho eran tan diferentes para los demás y para sí mismos, que lograron sentirse comprendidos con alguien que se sentía igual de incomprendido que ellos.
El silencio lo dejó desconcertado, ¿había dicho algo malo? Jungkook le alzaba ambos pulgares, así que tan terrible no tuvo que haber sido.
—Vaya, nos has dejado a todos sorprendidos —comentó la maestra, y los aplausos iniciaron por la iniciativa de un castaño que tenía las mejillas sonrojadas—. Entonces, ¿piensas que el amor surge de comprender a la otra persona?
Hoseok negó con la cabeza.
—Lo que llamamos amor es una reacción fisiológica diseñada para la sobrevivencia de la especie.
Lo inesperado de su respuesta provocó la risa de algunos en el salón.
—Sí, puede ser —afirmó la maestra Soo, con un comprensible tono de voz—. Mejor cuéntame más acerca de Juwon y Jiho.
Asintió y extendió su opinión acerca de la pareja a lo largo de cada una de las escenas. Todo el tiempo miró frente a él, hacía el chico de sonrisa cuadrada, que a pesar de saber su nombre, prefería llamarlo de esa forma.
Hoseok tiene la certeza de que no le gusta asistir al taller de teatro. No obstante, le agrada la rutina que ha hecho después de su primera visita.
(...)
Desde la última vez que se reunieron con el equipo para el proyecto del profesor Choi, Yoongi no ha vuelto a hablar con Hoseok. Su orgullo lo detiene de buscarlo otra vez. Por una vez desea ser a quien buscan, y no el que busca.
—Hoseok trabaja, toma clases de baile y ahora teatro, ¡y sigue siendo el primero de la clase! ¿Cómo diablos lo hace? —se quejó Seokjin, montando un drama ante Yoongi y Namjoon en medio de la cafetería—. Mientras que yo me estoy ahogado entre las tareas que me hacen falta entregar.
Entre lloriqueos fingidos, o tal vez no tan fingidos, el alto chico se recostó sobre la mesa. La mano de Namjoon, que antes sostenía su hombro, pasó a acariciar su espalda a modo de consuelo.
—Hyung, también haces un montón de cosas. Estás en teatro, apoyas a muchas personas por medio de tu comunidad y...
Jin le dio la cara.
—¡Y ya reprobé un examen!
Namjoon estrecha el cuerpo de Jin contra el suyo, para acercarlo todavía más. Seguido de eso, promete que hará un mejor trabajo de tutor en los siguientes parciales, aunque su ayuda ya es suficiente.
En la misma mesa, Yoongi comía las frituras que compró de la cafetería de la universidad.
—Compararse con Hoseok es salir perdiendo. —Ante la extrañeza de Namjoon y Jin, Yoongi aclaró: —Él tiene algo así como «una superinteligencia» —soltó una risa cargada de burla—. Aunque a veces le gana la flojera. En la preparatoria solía estar al límite en la mayoría de las materias.
Con cada palabra su expresión se había vuelto solemne, y su voz había disminuido hasta callar. Hizo una pausa, y luego se encogió de hombros para restarle importancia.
—Supongo que le va bien en la universidad porque solo ve temas que le interesan...
Namjoon le hace una seña para que se calle, mientras que Jin le pide que vea detrás de él: Hoseok viene hacia ellos, con su singular apariencia enfundada en prendas holgadas y con aquella extraña forma que tenía de caminar, como si diera pequeños brincos. ¿Por qué hacía eso? Es tan raro.
Y más raro todavía: en las manos traía la misma leche chocolatada que acababa de salir del mercado y que la gran mayoría compraba para probarla. ¡Hoseok odiaba probar cosas nuevas!
—Hey, ¿qué pasó? —preguntó Yoongi, apenas Hoseok se paró al lado de la mesa.
El aludido frunció el entrecejo y ladeó la cabeza. En ese momento, Yoongi cayó en cuenta del error que cometió, al asumir que Hoseok únicamente podía acercarse a él porque «algo malo» había sucedido.
Y sin mencionar que había fallado a su promesa. Vaya problemita que tenía para establecer relaciones equitativas.
Hoseok saludo a Jin; solo a Jin. Y lazo la duda que lo había traído hasta ahí sin mirar a ninguno de los tres.
—¿Son pareja?
Era evidente a quién iba dirigido la pregunta. Y era tan evidente, que Jin y Namjoon no tardaron en responder.
—No, no lo somos —aclaró Namjoon, cortante.
—¿Por qué lo preguntas? —Tuvo curiosidad Jin
Hoseok se encogió de hombros.
—La gente dice eso.
—¿Y tú repites todo lo que la gente dice?
Namjoon se mostró molesto. Varias veces le han hecho la misma pregunta o comentarios similares, y está cansado de ello. Responder a eso es incómodo.
Jin tomó del brazo a Namjoon. Su dulce mirada fue suficiente para aliviar su malhumorado. Solo quiere que Jin no se sienta incómodo por preguntas de ese tipo.
Hoseok ya tiene su respuesta, por lo que ya no tiene motivo para estar ahí.
Antes de que se alejara, Yoongi lo llamó. La culpa guiaba sus acciones. Le pidió quedarse con ellos y, al notar el disgusto que atravesó su rostro, le ofreció el resto de la bolsa de frituras. Era uno de sus snacks favoritos, así que no podría negarse.
Y tenía razón. Hoseok se sentó al lado de Yoongi y acaparó la bolsa de frituras.
—Debo hacer una comisión —dice Hoseok, de manera esporádica. Enseguida se llenó la boca de frituras.
Yoongi le siguió con naturalidad, ya estaba acostumbrado a que Hoseok hiciera comentarios de la nada.
—¿Y no se te hace complicado trabajar, mientras estudias y vas a los talleres de danza y teatro? —Casi menciona lo del proyecto del profesor Choi, menos mal pudo detenerse a tiempo. Era preferible no tocar el tema por el momento.
Hoseok repasó sus palabras y asintió
Sí, le era complicado cumplir con cada una de las responsabilidades que había mencionado.
—Entonces, ¿por qué aceptaste?
—¿Qué cosa? —preguntó Hoseok.
Yoongi soltó una risa. Era divertido ver qué su amigo estaba más distraído que de costumbre.
—¿Pues de qué estamos hablando? —Aunque su voz estaba cargada de ironía, había algo en su expresión que denotaba ternura— ¡la comisión! ¿Por qué aceptaste la comisión?
La diversión se vuelve expectativa ante el silencio que se prolonga. Yoongi, Jin y Namjoon miran expectantes a Hoseok, en espera que este termine de beber la leche chocolatada.
Luego de un rato, el empaque de cartón regresa a la mesa, y Hoseok responde:
—Porque quise hacerlo.
Los otros tres se echan hacia atrás en el asiento, con una extraña mezcla de sentimiento que abarca una extrañeza tan grande que resulta graciosa y una leve reflexión, de la cual no darán muchas vueltas.
¡Hey! Pero hay que seguir con la conversación, de lo contrario Hoseok podría sentirse mal si pasan del tema.
—Namjoon ha hecho varias producciones para grupos idols. Él puede ayudarte si lo necesitas —comentó Jin, con bondadosas intenciones. No podía ofrecer su propia ayuda, ya que estaba atrasado en sus propias responsabilidades.
Hoseok torció la boca. Yoongi sabía por experiencia propia lo mal que Hoseok se tomaba el que alguien le ofreciera ayuda, y también conoció lo volátil que Namjoon podía ser si alguien confrontaba a Jin; ¡tenía que intervenir de inmediato!
—Jin solo dijo eso para que le mostraras lo que llevas escrito. —Se ganó un reproche por parte del mencionado, lo que era cien veces mejor que una disputa entre sus amigos.
Ahora que se percata de eso: unir a sus amigos de la universidad con Hoseok, y lo único que tuvo que hacer fue comprar una bolsa de frituras.
Hoseok aceptó mostrar lo que llevaba escrito de la comisión. De su mochila sacó un cuaderno con girasoles en la portada y se la entregó a Jin abierta en la página donde tenía el borrador.
En agradecimiento, Jin le ofreció el paquete de galletas que estaba sobre la mesa. Hoseok les dio un vistazo y frunció la nariz: era ese tipo de galletas que se hace una plasta si tienes la boca demasiado húmeda.
Namjoon se rió, a lo mejor él entendía su conflicto.
—¿Acabas de dar el regalo que te dio tu enamorado? ¡Me queda claro que eres terrible!
—Es mejor que desperdiciarlas.
O no. ¿De qué diablos hablaban?
Por suerte, Yoongi se lo explicó.
—Tu amigo Jungkook le trajo ese paquete de galletas a Jin —Fue unos minutos antes de que Hoseok llegará. Recuerda la escena y Yoongi vuelve a reírse al igual que en ese momento—. Ese chico es todo un personaje: «Hyung, le traje estas galletas porque sé que le gustan las fresas y las cosas dulces. Jamás las he probado porque soy alérgico al colorante rosa, pero Taehyung me dijo que están deliciosas» —imitó la voz nerviosa y congestionada del pelinegro.
Namjoon lo acompañó con sus risas, mientras que Jin se mostraba incómodo. Hoseok tuvo curiosidad por las galletas y las tomó para sí.
Al notar el descontento de Jin, Namjoon dejó las burlas de lado. Se acercó a él, pasó su brazo por su espalda y se asomó por su hombro para leer del cuaderno de girasoles.
—Bonitos ojos, bonita nariz, eres tan bonito —leyó Namjoon en voz alta—. Solo con mirarte me siento feliz.
Jin alzó la cabeza. Se vieron el uno al otro, compartiendo sonrisas.
—Son terriblemente cursis —protestó Yoongi, con repelús—. De ustedes dos ya no espero nada, pero de ti —apuntó a Hoseok—, me has sorprendido.
Hoseok se detuvo antes de morder la galleta.
—No esperaba que fueras así, sin ofender —comentó Namjoon.
Y Jin agregó:
—Debiste haberlo oído en teatro cuando estábamos haciendo la ficha de los personajes, derramaba miel con cada palabra.
—Es solo trabajo —reprochó Hoseok, y alcanzó su cuaderno para pegarlo contra su pecho, como si buscará protegerlo.
—¿Y lo de teatro?
—Es lo mismo —murmuró, tan leve que apenas sus labios se movieron. Hoseok se apresuró a guardar su cuaderno.
—No nos engañes —comenzó Yoongi, quien apoyó su brazo sobre su hombro. Él debería saber que no le gusta que lo toque—. Es evidente que alguien derrumbó esa fría y dura coraza tuya —debería darse cuenta de que el tema lo incómoda—. Estás enamorado.
Y qué aquella palabra era un enorme «No» para aquel que tanto se empeñaba en decir que conocía.
Hoseok se golpeó con la mesa al ponerse de pie. A pesar de que el impacto fue fuerte, Hoseok se fue de inmediato.
Yoongi soltó un largo suspiro y se dejó caer sobre la mesa. ¿Qué había pasado ahora? ¿Por qué solía actuar tan sensible?
Estaban hablando bien y bromeando un poco...
... acerca de él, de forma de actuar y su peculiar personalidad; como solían hacerlo en la preparatoria.
Sus labios se torcieron, la culpa lo hizo revolverse en el asiento. De lo más profundo de su conciencia surgió la necesidad de disculpar su mal actuar. Él ni siquiera solía bromear de manera tan pesada; por lo menos, no con Hoseok.
Yoongi se puso de pie. Al diablo la promesa que se había hecho a sí mismo, necesitaba disculparse con Hoseok. Tomó sus cosas, hizo un leve gesto a Namjoon y Jin, y se dispuso a irse.
Salió de la cafetería y tomó rumbo hacia la salida del estacionamiento, con la esperanza de alcanzar a Hoseok antes de que saliera del campus.
Lo vio subir los escalones, y después detenerse porque un castaño chocó contra él.
Yoongi se detuvo a una distancia considerable del par, la suficiente para pasar desapercibido. Quedarse a mirar se siente incorrecto, y aun así lo hace porque se encuentra enganchado por la peculiaridad de la escena.
El castaño se veía aburrido, y constantemente cambiaba su peso de una pierna a otra; una clara señal de querer irse de ahí.
Luego de un rato. Hoseok se animó a alzar una de sus manos, la misma que sostenía la leche chocolatada y el paquete de galletas. El castaño se despidió también, alzado una de sus manos, la contraria a la que sostenía el mismo paquete de galletas de fresas. Luego de eso, cada uno se fue por su lado, tan rápido como si sus energías se repelieran la una a la otra.
Yoongi no quería inventar una historia. No sabía nada acerca de la relación entre su amigo y aquel castaño, por lo que no podía hacer un juicio acerca de esto.
Reanudó su marcha. Ya no tenía intención de ir tras Hoseok; se sentía agobiado y prefería irse a casa. Ya que lo piensa más tranquilo, tampoco tienen razones para disculparse por una broma inofensiva, ¿quién tiene la piel tan sensible para ofenderse porque lo acusan de estar enamorado? ¡Eso es de niñato!
O una reacción que Namjoon o Seokjin tendrían. En otras palabras, de alguien que tenía miedo de ser rechazado.
Yoongi torció la boca; en ese momento pasó al lado del castaño, lo miró de reojo y algo en su mochila llamó su atención: en una de las bolsas laterales traía la misma leche chocolatada que Hoseok había comprado.
Detuvo el flujo de sus pensamientos antes de que tomarán forma. No debía darle significado a algo tan insignificante.
Esperaría a que Hoseok se lo dijera, si es que se dignaba a hablar con él.
(...)
—¿Viste la película que te dije?
Hoseok asintió, y Jungkook soltó una risa sarcástica.
—Por supuesto que la ibas a ver. Te dije que era la favorita de Taehyung.
Hoseok y Jungkook se dirigían al taller de teatro, tras salir de una exitosa clase de danza. Exitosa para Jungkook porque resaltó por su rápido crecimiento en el baile; no tan exitosa para Hoseok, que seguía sin obtener una respuesta por parte del maestro Doyun acerca de si había mejorado su interpretación, o no.
Según sus palabras, era demasiado pronto para decirlo.
—Lo ví desde la ventana del salón —empezó Hoseok, de repente. Jungkook tardó unos segundos en caer en cuenta de quién hablaba—. Traía puesta la sudadera blanca con la mancha de pintura en la espalda, y llevaba una maqueta.
Volteó, y por primera vez en el día se dio cuenta de que Jungkook también llevaba una.
—Sí, debemos de entregarla en la siguiente clase.
Jungkook le contó acerca de su maqueta, cada mínimo detalle: desde el día en que el profesor la encargó hasta hoy en la mañana en que casi se le olvida en la mesa del comedor de su casa.
De repente, el pelinegro cambió de tema.
—Si tiene tanta curiosidad por Taehyung, ¿por qué no se acerca a preguntarle?
Todavía habla, así que está bien.
—Porque tú me dices todo lo que quiero saber.
—En ese caso, ¡ya no le diré nada más acerca de él! —exclamó Jungkook, dramático—. Hyung, si tanto le gusta Taehyung, debería hablarle. Tiene la posibilidad de ser correspondido, debería aferrarse a eso.
Hoseok abrió la puerta y entraron al salón. Todavía faltaban unos minutos para que la clase iniciará.
—A ti te gusta Seokjin.
—¡No lo diga tan fuerte! —El rostro de Jungkook se sonrojó por la vergüenza.
Seokjin estaba a pocos metros de distancia. Espera que entre la plática que mantenía con Namjoon y Taehyung no haya podido oír su declaración.
La presencia del castaño no era sorprendente, ya que solía hablar a menudo con Jin durante la clase de taller; aun así, Jungkook se sintió desconcertado ante estos. Volteó a ver a Hoseok, esperando que este se negara a acercarse.
Nada de eso. Hoseok siguió avanzando y, sin titubeos, se plantó al lado de Taehyung.
«¡Qué valiente!», pensó Jungkook. Ojalá él pudiera tener la misma confianza frente a Jin.
Por otro lado, el cobarde resultó ser otro.
—Gracias, Jin-hyung. Seguiré sus consejos y daré lo mejor de mí para la audición. —Taehyung habló rápido, e intentó irse más rápido.
Antes de que pudiera irse, Jungkook llamó su atención.
—¿Para qué papel vas a audicionar, Tae?
Quería que se quedará ahí, como un favor para su amigo.
—El profesor Hajoon —murmuró entre dientes. Jungkook rió por eso.
—¿De verdad? Creí que harías a Jiho. Tiene la misma personalidad que él: optimista, gentil y encantador.
Jungkook dio un vistazo a Hoseok, notando que este estaba atento al castaño. ¡Por favor, que Hoseok le hablara de una vez por todas!
—Lo mismo le dijimos —añadió Jin, en una voz monótona. El día de hoy tenía un aspecto sombrío, y se reflejaba en la expresión de la mayoría.
—Lo tomaré en cuenta, gracias —dijo, y de nuevo tuvo la intención de irse.
Jungkook le hizo un gesto a Hoseok sin recibir una respuesta. Tal vez, si Hoseok veía que él tomaba valentía con Jin, él también lo haría con Taehyung.
Respiró profundo y habló:
—¿Y usted, hyung, qué papel hará? —Jungkook entrecerró los ojos, disgustado por la manera en que había surgido su voz. Se oyó como un tonto.
—A Juwoo —respondió Jin, con un gesto torcido.
Seokjin se veía un tanto decaído. En realidad, el mismo día tenía esa apariencia sombría que afecta el humor de la mayoría. Y era una lástima, porque Jungkook quiso creer que hoy sería un buen día, ya que sus alergias no aparecieron apenas despertó.
—Pero la maestra Soo dijo que no debía de hacer el papel del chico gay únicamente porque usted lo sea.
Jungkook se arrepintió de lo que dijo, en el momento en que notó que las facciones de su hyung se endurecen.
—Lo hago por mi cuenta —reprocho Jin, severo. Jungkook no merecía su mal trato, así que se esforzó en suavizar su tono—. La mayoría se niega a interpretar a Juwon o Jiho porque no quieren hacer la escena del beso —Su postura decayó. La situación le generaba un horrible sabor de boca—. La maestra Soo me dijo que si no encontraba a alguien para que hiciera los papeles, iba a cambiar el género de alguno de ellos.
La primera vez que se les permitía mostrar una pareja gay en una actividad de la escuela, y esta se debía modificar porque no había quien quisiera tomar el papel. ¡Era tan frustrante!
—¿Y qué hay de ti, Jungkook? ¿Qué papel vas a interpretar? —Namjoon tuvo curiosidad.
Jungkook se sumerge en los nervios. Su cuerpo tiembla de solo pensar que tendría que ensayar la escena del beso junto a Seokjin.
No, no podría. Era demasiado para él.
—Iba quedarme en el staff. Con las coreografías de danza y los trabajos de la universidad no quería tomar otra responsabilidad —Su corazón late con fuerza en su pecho. La impotencia lo desgarra—. Pero podría audicionar para Jiho si eso ayuda a hyung.
Su mirada se desvió un momento. Jungkook casi da un brinco al ver que Hoseok y Taehyung intercambian un gesto con la mano. Su plan había funcionado.
—Solo si tú quieres hacerlo, Jungkook —La voz de Jin volvió a atraer su atención—. Tiene razón, sería muy pesado para ti estar en tantas cosas.
Siempre tan comprensivo. Le encanta tanto esa sensación cálida que le genera en el pecho.
—Supongo que es lo mismo para ti, ¿verdad? —cuestionó Namjoon a Hoseok.
Hoseok volvió su mirada y se encogió de hombros.
—No me interesa ninguno de los personajes.
De repente, Taehyung interrumpió. Dijo irse ya, y de inmediato se fue.
Jungkook, con una enorme sonrisa en el rostro, tomó a Hoseok de los hombros y lo estrechó contra él.
—Seguro que te interesaría ser Juwon, si Taehyung interpretará a Jiho —se burló, y Hoseok le quitó la mano encima.
—No —protestó Hoseok. Estaba molesto; no por el comentario, sino por el agarre.
Jungkook no dijo más y lo soltó. Eso sí, la enorme sonrisa permaneció sobre sus labios. Veía el enamoramiento de Hoseok hacia Taehyung como si de la trama de una serie se tratara, y él ansiaba tanto el glorioso final en que terminaran juntos.
—¿Taehyung es el chico por el que escribiste la canción?, ¿el que te gusta? —preguntó Namjoon, y volteó antes de percatarse de la mirada amenazante sobre él.
—La canción es un encargo —A Hoseok le resulta fastidioso tener que explicarlo otra vez, ¿de dónde rayos sacó que escribió la canción para Taehyung?
Jungkook interrumpió.
—¿Ustedes no lo sabían?
Oh, no. Se siente tan mal por haber difundido información que quizás Hoseok quería mantener en secreto. Miró a Hoseok con grandes y brillantes ojos de cachorro; esperaba que no se hubiera molestado con él.
—Sabía que le gustaba alguien, y sospechaba que eras tú.
—No me gusta Jungkook —cortó Hoseok. Era parlanchín y solía acercarse mucho.
—¿Y Taehyung si te gusta? —inquirió Jungkook, sugerente.
Hoseok se lo pensó: le gusta su apariencia, es lindo. Le gustan las galletas, la leche chocolatada y las películas que le gustan. También le gustó la manera en que Jungkook lo describió: optimista, gentil y encantador. Sí, le gustaba lo poco que sabía de él.
Lo poco que sabe de él.
—La verdad es que harían una buena pareja —mencionó Jin, Namjoon le dio la razón y Jungkook estuvo más que entusiasmado por la idea.
Hoseok no dijo nada. Tuvo curiosidad por saber el motivo por el que dijo aquello. No se animó a preguntar en el segundo, y pronto la maestra Soo llegó.
Namjoon se fue. Jin, Jungkook y Hoseok se integraron al grupo para comenzar a calentar.
Hoseok observó a Taehyung por el resto de la clase. Dejó de lado las sensaciones que le provocaba el castaño y se concentró en las acciones de este. Entonces supo que aquella peculiar sonrisa no había desaparecido, sino que él ya no la merecía.
Taehyung era radiante ante los demás; y ante su presencia, se volvía un témpano de hielo.
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