[03]
03; Lejana cercanía.
A pesar de que Hoseok aprendió el horario del lindo castaño con la intención de anticipar el momento en que se encontraría, él no tenía deseos de conocerlo. No cuando apenas está aprendiendo a disfrutar sus miradas.
En estos últimos días, su confianza se había visto fortalecida por el convencimiento de que podía ser admirado, y el castaño, su admirador de pasillo, era una muestra de eso.
Y si descubre que en realidad no lo mira con la devoción que él idealizó, seguramente su ego saldría muy herido.
De solo pensar en eso, Hoseok quiso huir.
Y eso hizo; bajó del escenario, directo a la salida, pero antes de que pudiera llegar a la puerta, fue arrastrado por el flujo de personas que comenzaron a caminar por la habitación.
Caminó alrededor de la habitación, evitando el contacto de los demás, sin darse cuenta, empezó a formar parte del ejercicio de calentamiento.
El castaño pasó a su lado un par de veces, tal cual como en los pasillos, con la diferencia de que parece algo aturdido.
La curiosidad fue más grande que cualquier otra cosa, incluso más que la discreción. Al querer saber el significado de sus acciones, Hoseok tuvo el descaro de no quitarle los ojos de encima. Se quedó en la clase, sin importar el bullicio y ni las ansias que lo impulsaron a huir, por la genuina duda de saber qué opina el castaño acerca de esta coincidencia que los ha llevado a encontrarse.
Ya han movilizado sus cuerpos y calentado sus voces, y la maestra todavía no hace acto de presencia.
—Vendrá en un rato —mencionó Jin, que después de un breve debate decidió organizar una actividad de improvisación.
Esta actividad la hizo hace tiempo, pues la misma forma en que Hoseok tenía una extensa carrera en danza, Seokjin la tenía en el taller de teatro.
Las instrucciones fueron las siguientes: 7 personas iban a subir al escenario y caminar por el lugar hasta que Jin les dijera que podían detenerse. Luego, Jin escogería a uno de los participantes en el escenario para comenzar la ronda y asignaría una dolencia física que debía actuar mientras se dirigía hacia otro compañero. Tocaría el hombro de la otra persona para acabar su turno.
Al siguiente actor se le asignaría una nueva dolencia física. Todos debían pasar para finalizar la ronda y solo podían ser escogidos una vez.
No lo entiende, si Jin había dicho que estaban prohibidos «los mirones» y que se debía participar en cada una de las actividades, ¿por qué Namjoon permanecía sentado en una de las esquinas del escenario, sin intención de participar y tan solo observado?
A Hoseok le encantaría tener los mismos privilegios que Namjoon y solo quedarse a mirar.
No cabe duda alguna, hacer algo por primera vez siempre es difícil. Hoseok pasó con el segundo grupo, junto a Jungkook. Supo aplacar sus nervios y comenzó a caminar por el escenario, deteniéndose en el instante en que Jin lo indicó.
La primera en comenzar fue Nana, de ahí le siguió Minho, Kyungsoo, Jieun, Hara y Yuna; cada uno paso de él, hasta que fue turno de Jungkook, y sin más opciones, fue directo hacia él.
—Dolor de cabeza —le asignó Seokjin.
Hoseok asintió y se puso en el papel. Agachó cuerpo y sujetó su cabeza, a la par que mantenía los ojos cerrados y emitía leves quejidos. La historia que cuenta por medio de sus diálogos era la de un joven que tuvo una discusión con sus compañeros de la facultad. Nadie sabía que estaba recreando la discusión que tuvo antes de venir.
Camino rápido, demasiado rápido hacia la chica que había empezado la ronda. Tocó su hombro y Hoseok pudo respirar aliviado. La habitación se llenó de aplausos. Estuvo bien, salió mejor de lo esperado.
Junto con Jungkook, bajó del escenario y se sentó en el piso para esperar la participación del siguiente y último grupo, en donde estaba el chico de peculiar sonrisa.
La ronda empezó y toda muestra de nerviosismo desapareció del rostro del castaño. Su gesto se había vuelto como un repertorio vacío, en espera de que alguien le asignará una identidad.
—Dolor en una pierna —mencionó Jin, al tocar el hombro del castaño.
En ese momento, la expresión del castaño cambió por completo. Sus facciones se contrajeron y su cuerpo se encogió. Al avanzar sostuvo una de sus piernas entres sus manos, y jaló de esta como si realmente le costará moverla.
El papel que interpretaba era el de un antiguo traidor del palacio que era perseguido por la guardia real. Una de las flechas se había clavado en su pierna, a pesar de su esfuerzo por mantenerse de pie, sus piernas temblaron y terminó por caer al suelo.
El ruido sordo sobresaltó a Hoseok, quién estuvo a punto de ir a auxiliar al castaño, de no ser porque este se levantó con una encantadora sonrisa en el rostro. La habitación se llenó de aplausos y vítores, y por este motivo Hoseok se quedó con las ganas de oír su risa, que de seguro que era un deleite para los sentidos.
Jungkook lo codeó para llamar su atención.
—Taehyung es asombroso, ¿verdad que sí?
Los ojos de Hoseok se abrieron con sorpresa. Los latidos de su corazón se vuelven pesados golpes en su pecho; acaso, ¿acaba de descubrir su nombre?
—¿Quién? ¿Sabes quién es él? —fue la única pregunta que su cerebro alcanzó a formular. Un hecho tan trivial se siente tan insólito sobre su piel que arde.
Jungkook asintió. Su tensa sonrisa es la seña de un confidente que no sabe guardar las apariencias. En el afán de cuidar a su invitado, había descubierto las miradas que daba hacia el castaño.
—Sí, Taehyung es mi compañero en animación, junto con Jimin —remarcó el nombre del castaño como parte de su travesura—. Es un actor muy talentoso, además de amable y revoltoso, aunque hoy luce un poco enfermo. —Limpió su nariz con un pañuelo mientras decía esto último
Ambos voltearon hacia el otro extremo del salón, donde halló a Taehyung junto con el rubio que siempre lo acompaña. Jungkook le aclaró que el rubio era Jimin y empezó a parlotear un montón de cosas que Hoseok oyó por encima.
De repente, una mujer adulta cruza por la puerta. Pareciera que una alfombra roja se desdobla ante cada uno de sus pies. Desde el meneo de sus caderas hasta el bolso enorme y los labios rojos, cada señal en ella gritaba «Drama».
Una chica alzó la voz, la llamó maestra Soo, y el resto la saludó con el mismo entusiasmo. La mujer sonrió y alzó la barbilla, como un ídolo que es aclamado por sus fans.
—Disculpen la tardanza, los directivos me retuvieron un buen rato. Por dentro yo gritaba que ya quería ir a ver a mis niños, pero tenía que portarme bien si quería que aceptará la obra, ¿y adivinen qué? ¡Sí lo hicieron!
Los alumnos aplaudieron, chiflaron y gritaron. El bullicio se extendió hasta que la maestra logró callarlos con una sola señal.
—Eso sí, habrá algunos cambios —dio un vistazo al reloj de su muñeca, y jadeó por la sorpresa—. Pensé que teníamos más tiempo. Vamos a aprovechar los minutos que nos queda para hacer una actividad rápida de técnica y la siguiente clase empezaremos a leer el guion y revisar la ficha de los personajes.
»Seokjin, muchas gracias por tu apoyo. Solo porque eres bueno conmigo, yo seré buena con Namjoon. Pero ya estoy aquí, así que el galán se va retirando, a menos de que....
En ese momento, Namjoon ya se había puesto en marcha, directo hacia la puerta. Antes de salir, le devolvió el gesto a quienes se despedían de él y aclaró que estaría afuera por si alguien lo necesitaba.
Al cerrarse la puerta, la maestra Soo rodó los ojos.
—¡Qué cabeza tan dura! Ni siquiera el amor lo ablanda. Bandera roja, Seokjin, yo que tú, pensaba si quería seguir con él.
A Hoseok lo sorprendieron las carcajadas que vinieron después de las palabras de la maestra Miró alrededor, como si de esta forma pudiera encontrar lo gracioso de la situación.
Miró a Seokjin que venía hacia ellos; su sonrisa parecía más una mueca torcida que un gesto divertido. Hoseok está desconcertado, jamás se había interesado en sus compañeros, por lo que no sabría decir si Jin y Namjoon estaban en una relación.
Volteó a un costado, a Jungkook tampoco le había causado gracia; menos mal, no era el único que no entendía la gracia de incomodar a otras personas.
Alguien detrás de él le tocó el hombro. Se giró a verlo y la chica le dijo que la maestra quería que se presentará ante ella.
Hoseok se disculpó por no haber oído. Se puso de pie y repitió su nombre, su edad y la carrera que cursa. También agregó que entró al taller de teatro para mejorar su interpretación en danza.
—Tienes una presencia poderosa, pero tu voz es muy débil, ¿y qué es esa postura? Tengo entendido que la danza alinea el cuerpo, ¿qué pasó contigo?
Hoseok echó los hombros hacia atrás y alzó la barbilla, por lo que se ganó un par de risas.
—Hay mucho trabajo que hacer contigo —habló la maestra, Hoseok volteó a verla—. Antes de decidir si te quedas debes saber que aquí hay una única regla y es que está prohibido negarse a participar en cualquiera de las actividades, ¿entendido?
Hoseok asiente y por alguna extraña razón, la maestra suelta una risilla.
—Me causa gracia que esto se vuelva a repetir. Les cuento: en los cursos de teatro que hago en Blackpearl, vino una chica que era su primera vez en un taller de teatro: ¡La sorpresa que se llevó ese día al enterarse de que haríamos una práctica de beso! La chica nos miró como si fuéramos degenerados y nunca volvió —La risa de la maestra Soo comienza a causarle un mal augurio—. Ya quiero ver que pasará contigo,
—¿Haremos ese ejercicio hoy? —preguntó un chico de cabello largo, temeroso.
La maestra asintió y una sonrisa diabólica se extendió por sus labios.
—¡Yo pido con Jimin! —exclamó alguien en el fondo, que tenía la mano en alto.
Alguien más repite que también quiere hacer el ejercicio con Jimin. Las risas vuelven a llenar el salón, incluso el rubio se carcajea.
Pero esta vez, la maestra se mantiene sería.
—En la obra habrá una pareja del mismo género, luche contra los directivos para que me dejaran mantener a estos personajes. Tuve que sacarles en cara el problema que hubo el semestre pasado y los convencí de que la inclusión en la obra sería una buena forma de que la universidad limpiará su imagen.
Los alumnos se quedan callados, ya no hay gestos divertidos. El silencio es roto por la chica que Hoseok acaba de apodar La escandalosa.
—Seokjin debería hacer ese papel —dijo La escandalosa.
Los demás lo secundan, acaban de encontrar su salvación; ya que Jin, además de ser abiertamente homosexual, era el principal activista de la comunidad dentro de la universidad. Y justo fue el mismo que abogó por la víctima de discriminación del semestre pasado, estado a punto de manifestarse a las afueras de la universidad. Lo habría hecho de no ser porque el chico afectado ya había llegado a un acuerdo con la institución y le pidió no hacerlo.
Jin estaba cómodo con la propuesta; antes de que pudiera hablar, la maestra se interpuso.
—No porque alguien sea gay, siempre deberá de actuar como el personaje gay. Se los vuelvo a repetir: somos actores. Nuestra orientación, ideales o estado civil, nada tienen que ver con el rol que vamos a interpretar. Ya no hagan más dramas, yo haré las parejas.
Y para darle más peso a lo que dijo, la maestra Soo comenzó por juntar a Jin con La escandalosa. Siguió formando las parejas, cada vez quedaban menos personas.
Jungkook fue descartado de la actividad porque todavía tenía síntomas de resfriado, así que podía irse temprano a casa o, por única ocasión, quedarse a mirar. El pelinegro optó por la segunda opción y se hizo un lugar donde antes estuvo Namjoon.
—Taehyung, ven para acá.
El chico castaño se levantó. Su semblante serio temblaba a medida que se acercaba a la maestra. Al estar a su lado, frente a las 5 personas que quedan, su nerviosismo quedó en evidencia.
Los que ya estaban en pareja comenzaron a hacerle burla, pidiendo que los escogieran a alguno de ellos. La maestra les rodó los ojos, y se concentró en los que permanecían sin pareja: tres chicas y dos chicos, de los cuales Hoseok era uno de ellos.
Dos de las tres chicas tenían las mejillas sonrojadas, y el otro chico tenía el cuerpo hacia enfrente, por poco y ruega que lo escojan a él.
La maestra pasó de ellos, decidida a no complacer a ninguno de sus alumnos. Prefirió optar por aquellos que ni se dirigían la mirada.
—Taehyung, a ti te confío el chico nuevo, procura que no se asuste.
Maldita mala suerte.
O bendita.
No sabe ni siquiera cómo nombrarlo. En realidad, no sabe nada. Su cerebro ha sufrido un cortocircuito.
Si ninguno de los dos había estado preparado para encontrarse con el otro en el mismo lugar, mucho menos lo estarían para lo que venía a continuación.
Taehyung avanzó hacia un espacio libre dentro de la habitación, Hoseok lo siguió por detrás, lo que le sacó un susto al momento de darse la vuelta. Al parecer, el castaño estaba algo sensible.
Por un rato se miraron el uno al otro, con cierta incredulidad, como si fuera difícil de asimilar el suceso. No iba a mencionar sus anteriores encuentros, como tampoco a fingir que no ocurrieron. Sería de ilusión tratar de hacerlo cuando les era imposible asimilar la opresión en sus pechos.
La maestra terminó de formar las parejas y admiró su trabajo con una sonrisa pícara.
—Iniciaremos con un rompehielos: se van a colocar frente a su pareja, lo mirarán a los ojos y le dirán 5 aspectos físicos que les guste de esa persona.
Hoseok miró a Taehyung suspirar. Y demasiado pronto para que lo pudiera anticipar, tuvo enfrente a los grandes ojos que tanto tiempo llamaron su atención. Profundos y cautivadores, ya tenía claro un aspecto que iba a mencionar.
—Yo comienzo —dijo Taehyung—. Me gustan tus ojos, son muy expresivos.
Hoseok se quedó extrañado ante lo dicho: el adjetivo «expresivo» y él, no iban de la mano. Es más, por su falta de expresividad era la razón por la que estaba ahí.
—Yo pienso que los tuyos son más expresivos: son grandes, profundos y tus pestañas son un lindo adorno.
Taehyung asintió con la cabeza. Sus ojos parecían volverse más grandes y brillantes.
—Me gusta tu perfil —Ante el gesto de confusión, Taehyung se adelantó a explicar—. Tu rostro de lado, me gusta como se miran tus facciones de lado.
Hoseok hizo un gesto vago con la cabeza. No estaba acostumbrado a los halagos, mucho menos que destacarán aquellas señas tan particulares en él.
—A mí me gusta tu cabello —destacó la manta castaña, esponjosa y con ligeros rizos.
Taehyung se despeinó un poco, y a Hoseok le pareció una acción tan tierna, que una de las comisuras de sus labios dio un respingo.
—Me gusta tu nariz, tiene una curva muy bonita.
La sonrisa desapareció. Desconcertado, Hoseok pasó la yema de su dedo por la curva de su nariz, tratando de entender que le era lo que le gustaba tanto a Taehyung de su nariz.
El castaño se echó a reír, un sonido tan encantador para sus oídos, que hubiera mencionado de ser porque no era un aspecto físico; por lo que tenía que pensar en otra cosa y hacerlo rápido.
—Me gusta la forma de tu mandíbula.
Taehyung lució confundido por el cumplido. De haber tenido la valentía suficiente, Hoseok hubiera aclarado su visión; pues él veía en su rostro una mezcla entre fortaleza y gentileza, y su mandíbula era el marco perfecto de esto, con la dureza de las líneas y la suavidad de los ángulos.
El castaño siguió.
—Me gusta que tu cuello, es largo y delgado.
Por la incredulidad que provocaron sus palabras, Hoseok resopló, ¿cómo se había atrevido a juzgarlo por dicho lo de su mandíbula, si él también mencionaba cada cosa peculiar?
Es su turno, debe pensar algo rápido: sus ojos cayeron al instante en su sonrisa tímida.
—Me gusta tu sonrisa, parece un cuadrado.
—¿Un cuadrado? —repitió Taehyung, sorprendido—. Pues tu sonrisa también me gusta, ¡deberías de sonreír más!
Fue hasta ese momento, que Hoseok se percató del ligero tirón en sus mejillas. Había una sonrisa sobre sus labios, no era un gesto tan amplió ni marcado, e incluso decayó al darse cuenta del gesto sobre sus labios.
Hoseok no solía reírse a carcajadas o dar grandes sonrisas que llegarán hasta sus ojos, a menos de que estuviera completamente atraído hacia algo, sin caer en la tensión del hyperfocus.
No iba a fingir una sonrisa, ya que sabía lo mal mentiroso que era. En otra ocasión lo será, lo promete.
—Te hace falta uno —recordó Taehyung, con suave voz que lo trae de nuevo al presente.
—Oh, sí —dijo lo primero que se le vino a la mente—. Me gustan tus lunares.
—¿Cuál de todos? —cuestionó, con voz baja y siseate.
—Todos ellos.
La piel apiñonada se tiñó de un intenso rojo. Taehyung desvió su mirada, incapaz de decir algo. Hoseok se preguntó, ¿acaso se había pasado con su comentario?
La maestra Soo dio la siguiente indicación.
—Ahora, deberán de acariciar 3 de las partes que antes mencionaron.
Antes de que siquiera pudiera formular un pensamiento, Hoseok fue sorprendido por un repentino toque sobre su nariz.
La respiración se le cortó y sus ojos se abrieron ampliamente, permitiéndole ver con detalle al chico que se regocijaba de su travesura.
—Verías de ver tu cara. Te he asustado, ¿eh?
Al notar que a Hoseok no le hacía gracias, Taehyung dejó de reír y rápido corrigió:
—Lo lamento, pensé que sería gracioso, y sin querer fui algo brusco, ¿podrías perdonarme?
La respuesta de Hoseok quedó en claro al permitir la cercanía entre sus cuerpos.
Su fuerza por mantener la cercanía fue recompensada por una pequeña sonrisa proveniente del castaño, un gesto tan frágil que se desvaneció apenas los nervios volvieron a manifestarse.
Taehyung bajó la mirada; sus hombros temblaron junto a un suave suspiro. De manera lenta, volvió a subir su mano al rostro de Hoseok, volvió a tocar la punta de su nariz, apenas un leve roce, que subió por la curva de su nariz hasta su entrecejo.
El recorrido de su tacto continuó por el lado izquierdo de su rostro, con el dorso de su dedo perfiló la forma de sus ojos.
Hoseok tiene los brazos pegados al torso y las manos fuertemente cerradas en puño. Cada roce de los dedos de Taehyung sobre su piel es como una explosión de sensaciones, que abarca desde la presión más nítida hasta el calor más ardiente. Era abrumante.
Un nuevo e inesperado punto de presión provoca el sobresalto de su cuerpo. A medida que el tacto de Taehyung se acercaba a su sien, el resto de su mano se iba apoyando en su rostro.
Primero fue un leve toque del pulgar de Taehyung sobre su pómulo, luego el costado de su palma se colocó por su mejillas y siguió bajado. Hoseok encuentra en las caricias una desesperante anticipación, que resulta ser tan inesperada como el chico que recorre su piel con sutil gentileza.
Su palma enmarca su rostro y se detiene ahí por unos segundos.
«La presión, el cosquilleo y el calor», es demasiado de todo.
«La cercanía, la anticipación y lo inesperado», es todo ocurriendo al mismo tiempo
Sin embargo, la bruma ha disminuido.
Había algo en su agarre que se sentía reconfortante, que hizo que sus pulmones se abrieran y su cuerpo se relajara; tal vez era el tamaño de sus largas manos o la sutil fuerza con la que sostenía su cabeza, como si jurara sostenerlo.
Hoseok percibe el recorrido de sus dedos como la mecha de una pieza de pirotecnia, en cualquier momento algo va a hacer explosión.
No obstante, el recorrido de su tacto encontró final tras haber tentado la piel de su cuello.
«Nariz, perfil y cuello», fueron las zonas que Taehyung acarició para cumplir con la encomienda de la maestra.
—Es tu turno —recordó Taehyung, tras un momento de silencio.
El castaño dio un vistazo a su alrededor, para percatarse de que algunas parejas ya estaban por terminar. Debían apresurarse o se quedarían rezagados.
Hoseok hizo un gran esfuerzo para salir de su letargo. Entre la neblina de su mente le era posible oír una leve voz que le daba instrucciones.
Primero, debía de relajarse. Respiró profundo y exhaló, mientras que abría y cerraba los puños de manera consecutiva.
Segundo, recordó las instrucciones de la actividad y encogió 3 facciones que antes dijo que le gustaba de Taehyung: sus ojos, su mandíbula y su cuello.
Bien, ahora solamente debe comenzar a acariciar.
Se acercó más de lo que le permitiría a cualquier persona. Sus manos todavía entumecidas se apoyaron sobre las sienes de Taehyung, a la par que sus pulgares recorrían la piel bajo el arco de las cejas.
Cada caricia es la revelación de un nuevo mundo de sensaciones; por más que Hoseok intenté compararlo con otras experiencias, no encuentra nada que se le asemeje.
La fricción entre las yemas de sus dedos y la suave piel de Taehyung emanan un agradable calor que se acentúa en sus manos. Más relajado, sus palmas se abren y descansan sobre sus mejillas.
Hoseok enmarca el rostro de Taehyung entre sus manos, como él lo hizo con el suyo antes. La ternura golpeó tan fuerte que su cuerpo se estremeció. En ese momento, supo que prefería acariciar, a ser acariciado.
Por último, Hoseok aplastó y sacudió la manta de cabellos castaños, tan suave y esponjosa como un malvavisco. Taehyung se contrajo por la inesperada acción y se echó a reír por las cosquillas.
—Oigo risas, por lo que asumo que se la están pasando bien.
«Oh, es verdad, que se encuentran en una clase»
Hoseok soltó a Taehyung y correo la vista, dándose cuenta de que algunas personas los veían; entre ellos, Jungkook, que levantaba ambos pulgares en su dirección, por alguna extraña razón.
—Escuchen, por favor. Ahora van a dar un corto beso sobre las mismas partes que antes mencionaron.
La maestra Soo levantó su mano frente a su rostro, y la miró con una devoción encantadora. El salón estaba en silencio, por lo que se oyó el chasquido de sus labios al dar un beso sobre el dorso de su mano. Se alejó con una sonrisa que pronto se esfumó, demostrando lo fácil que era actuar.
Taehyung volteó a verlo y le pidió permiso para comenzar, y Hoseok accedió con un movimiento de cabeza, sin imaginar que sus labios se sentirían diferente a la punta de sus dedos.
Un beso en la punta de su nariz, lo dejó aturdido. Otro en lo alto de su pómulo, provoca un cosquilleo en la zona; pero fue el último beso dado en su cuello, lo que estremeció su cuerpo por completo.
Sin pensar en lo que sus acciones pudieran provocar, talló su cuello como si tratara de limpiar la marca del beso.
Taehyung carraspeó fuertemente. Entre pestañas, Hoseok miró su perfil: los labios tensos y la mandíbula apretada.
Era su turno. Y sin titubear, tomó su rostro para hacer que volteara en su dirección, y dio un fugaz beso cerca de sus labios, en el lunar que tenía por encima de la línea de mandíbula.
Sintió a Taehyung tensarse y relajarse entre sus manos mientras besaba cada uno de sus párpados móvil. Con el agarre sobre su rostro, Hoseok hizo que Taehyung bajara la cabeza para besar su coronilla.
Hoseok lo soltó, y se alejó. Lo miró en espera de aprobación, Taehyung apenas atinó a hacer un movimiento de cabeza, antes de querer esconder el rubor que había encendido su rostro.
La maestra Soo habló:
—Lo siguiente es dar dos besos en la mejilla y el tercero será sobre los labios. Recuerden darse una sonrisa al terminar.
Taehyung comienza sin avisar antes. Lo tomó de los hombros, fuerte, como si quisiera asegurarse de que no se moverá de ahí. Enseguida le dio un beso en lo alto del pómulo, y de inmediato, otro en la mejilla. Sus labios son rápidos golpes sobre su piel, y en sus labios, todavía más.
Al final se aleja, y sonríe, aliviado.
Por otro lado, Hoseok actúa de manera más lenta. Se le ha vuelto costumbre tomarlo del rostro y jalar de él para acercarlo; y aunque esté gesto puede ser un poco brusco, el contacto de sus labios es suave y lento.
En el último beso tiene una textura peculiar. Taehyung mantenía la boca entreabierta de lo perdido que se encontraba, por lo que un poco de su aliento había impregnado en los labios de Hoseok.
La extrañeza de su sentir se ve reflejado en su rostro, en el ceño fruncido y esa mirada de desconcierto que pareciera preguntarle a su compañero qué había sido esa ráfaga de sensaciones que había sentido.
¿Este fue su primer beso? Lo hizo «como un actor», pero al fin y al cabo fueron sus labios tocando los labios de alguien más.
—La sonrisa —recordó Taehyung, con voz casi quebrada.
Hoseok asintió y volteó la mirada.
—Por último, unirán sus labios por 3 segundos. Solo será un toque, no avanzaremos de ahí.
Una hermosa crisis me hace vibrar de arriba hacia abajo. Hoseok admiró el esfuerzo de Taehyung por pronunciar las palabras que parecen atoradas en su boca.
—Tú primero —atino a decir Taehyung, balbuceante de timidez.
Hoseok accedió, y sin dudarlo ni un segundo, colocó sus labios sobre los labios de Taehyung.
«Nada singular, dirían algunos», pero para Hoseok fue un descubrimiento sin antecedentes alguno, lo más peculiar que haya sentido hasta el momento. Ya ni siquiera le quedan palabras para expresarlo.
—La sonrisa —recordó Hoseok.
Taehyung asiente, lo hizo de forma mecánica y sin recaer en sus palabras, ya que no tuvo ni la más mínima intención de hacer el gesto. En su lugar, respiró hondo y dio un paso al frente. Hoseok tuvo que anclar sus pies al suelo para no alejarse.
Su corazón sufrió un asalto cuando su belfo fue apretado y ligeramente estremecido entre los labios de Taehyung.
—Esta es la primera vez que hacemos esto. Por favor, no te asustes, es solo actuación —aclaró Taehyung, apenas soltó sus labios.
Palabras extrañas, ni siquiera Taehyung parece convencido de esto. Da una sonrisa torcida, la más extraña que le ha dado.
—Bien, hemos terminado por hoy.
Taehyung fue directo a encontrarse con Jimin. Por otro lado, Jungkook se acercó a Hoseok y lo tomó del hombro.
—Bueno, ¿qué tal te pareció tu primer día de clases? ¿Piensas quedarte?
Hoseok asistió y le quitó la mano de encima. No le gusta que lo toquen.
O bueno, ya no está tan seguro de eso.
Se puso en marcha para acercarse a los demás. Hicieron un ejercicio de respiración, un par de reverencias, para finalizar la clase con aplausos.
🌙;
Muchas gracias por sus comentarios en el capítulo anterior. Me encantó saber que la historia le estaba gustando a más personas.
Me gustaría revelar que los hechos de este capítulo, por más peculiares que parezcan, me pasaron a mí. Yo fui Hoseok, que yendo a su primera clase de teatro le tocó ensayar la técnica de beso, y la maestra se dirigió a mí con la misma intención: "A ver cuándo duras, que seguro te vas a asustar después de esto".
Solo fui a 3 clases (jeje), pero fue porque no me gustó en absoluto.
Sentí que necesitaba retratar este suceso que considero uno de los momentos más raros que he tenido. De esto surgió ET, el resto son una peculiaridad de hechos y reflexiones que más adelante se irán revelando.
Gracias por leer hasta aquí, y apoyen a JK con SEVEN 💜.
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