—Tú... Bastardo... ¡Deja de decir tonterías! ¡Estás en un puto efecto de un kousei! ¡¡Deja de joder!!

     Grita, escuchándose el eco de su voz por estar encerrados en una cúpula de hielo grueso, no podían ver nada del exterior y nadie del exterior podía verlos.

—¡Deja de repetirme lo mismo! ¡Ya sé eso! También sé que me odias... sé que te molesto... —los ojos de distintos colores de Todoroki se empezaron a cristalizar.

—¿¡Hah!? —estaba por contestar pero se quedó en silencio al ver una pequeña gota caer al suelo que inmediatamente se unió al hielo.

—Para ti sólo soy un estorbo... lo sé y lo siento... —su suave voz se escuchaba quebradiza.

—¿E-Estás llorando?

     Que pregunta más absurda... ¿Qué esperara que respondiera? Se regañó mentalmente para luego chasquear la lengua y mirar otra parte con fastidio.

—Si me importas bastardo, ¿Acaso eres idiota? —insultó. El bicolor levanta la mirada y observa al chico explosivo esperando una explicación.

—¿Qué?... —preguntó confundido al escuchar que al rubio si le importaba.

—Ugh... Si no me importaras no te hubiera cuidado yo mismo para que te recuperes de casi morir, no te hubiera alimentado ni hecho dormir conmigo —habló intentando no sonar avergonzado— ¿Qué más quieres? Decirte que me importas no es necesario.

     Los ojos de Todoroki se abrieron de asombro al escuchar esas palabras, era cierto... Bakugō siempre estuvo atento a todo lo que le pasaba y no se había dado cuenta...

—Joven Todoroki, joven Bakugō ¿Están bien? —una voz se escuchó fuera del campo de hielo, era All Might, tenían que terminar con la pelea una vez por todas...

—No dejaré que me ganes —advirtió el rubio mirando fijamente al bicolor.

—No es necesario que me lo digas, me rindo... —dijo con una sonrisa para luego ir derritiendo el caparazón de hielo.

—¿¿Acaso crees que no puedo ganarte por cuenta propia?? ¡Pelea! —el de mirada carmesí tomó posición de combate para luego lanzar una explosión cerca de donde estaba parado Todoroki, este retrocedió de un salto rompiendo la fina capa de hielo que le quedaba al caparazón, a lo lejos parecía que había sido un golpe duro pero en realidad no fue para tanto.

     Solo bastó una explosión más para que el heterocromático salga de la arena, Bakugō obtuvo la victoria pero no estaba satisfecho ya que el contrario se había dejado derrotar.

     Después de darse un baño y comer, nuestros protagonistas caminan por los largos pasillos de los dormitorios sin rumbo en específico, ninguno hablaba pero la atmósfera no era incómoda, simplemente ambos chicos estaban sumergidos en sus pensamientos.

—Oye... Bastardo, cuando toda esta mierda pase... Enfrentémonos nuevamente.

—Bakugō yo-

—No digas nada, quiero pelear contigo... Y en serio... Siempre que nos enfrentamos tu te dejas ganar, estoy cansado de eso —dice mirándolo desafiante, el bicolor asintió algo dudoso, cumpliría todo lo que quisiera el rubio.

—De acuerdo, pero con una condición —el rubio lo ve de reojo atento a lo que diría— Si yo gano... Tú tendrás que besarme.

—¿¡Hah!? ¿¡Qué mierda dices!? ¡Ni loco! —se quejó el más bajo apresurando sus pasos, no se esperaba tal petición.

—Entonces no pelearé —chantajeó de forma sutil, esas simples palabras hicieron que el rubio detuviera sus pasos de golpe, aquel medio albino lo estaba haciendo enojar.

—Ugh... de acuerdo, lo haré, después de todo no creo que vaya a perder contra ti —habló con mucha confianza, ya le había ganado dos veces y la tercera no sería la excepción.

—Entonces esperaré ese día con ansias —sonrió el más alto acercándose al rubio para caminar a su lado.

     Brisa, brisa fría era la que recorría la picuda cabellera del rubio ceniza, estar parado en la ventana de su cuarto era muy relajante, aunque algo lo hacía sentir inquieto.
Aquel sueño que tuvo... ¿Significará algo? No es que creyera en esas cosas pero tenía que al menos matar su curiosidad, tomó su celular y buscó.

—"Si en su sueño besa a alguien de su mismo sexo, significa que le irán mal las cosas" —leyó con voz baja, seguro que era mentira, él nunca creyó en eso y no tenía la intención de empezar a creer.

—¿Dijiste algo? —preguntó un heterocromático que se aparece de la nada detrás del rubio ceniza y no tarda en abrazarse a su espalda.

—¡Quítate! —se quejó, su repentina aparición lo había puesto nervioso.

     De forma veloz apaga su celular y lo guarda. No quería que el ajeno supiera que leía ese tipo de cosas y menos que sospeche que soñó que beso a un chico.

—¿Hablabas con alguien? —su mirada quedó clavada en el bolsillo trasero de Bakugō en donde se encontraba su celular.

—¿¡Qué te importa!? ¡No es de tu incumbencia! —gritó el más bajo intentando no tener su espalda a la vista del ajeno.

—Déjame ver —insistió el bicolor dirigiendo su mano al pantalón del rubio quien se apartó rápidamente del tacto del contrario.

—¡Aléjate bastardo! Me tocas y te mato.

—Sólo dime si estabas hablando con alguien o no —el heterocromático lo miró con cierta molestia.

—Eres muy molesto y tóxico ¡No eres mi dueño ni mi pareja para que vayas por ahí pidiendo explicaciones! ¡Déjame tranquilo! ¡No estaba hablando con nadie! ¿¡Contento!? Simplemente buscaba información —cruza sus brazos y aparta la mirada.

—... Entonces te creo ¿Puedo abrazarte? —preguntó ya más tranquilo, su actitud era muy extraña de repente estaba molesto y luego ya no, era muy raro.

—No, estoy molesto.

—Mm... bueno... supongo que no querrás saber que era lo que tenía preparado esta mañana... —el rubio volvió a ver al más alto, todo el día estuvo con esa duda, la curiosidad lo mataba.

—Tch, sólo un abrazo, es todo.

     Un color rojizo se hizo presente en las mejillas del oji rubí, aquel chico bicolor si que lo estaba haciendo tragar su orgullo y dignidad.

—Me haces muy feliz Bakugō —sonríe con ternura al ver como el rubio se sonrojaba y sin mucha demora lo abraza, el aroma del cabello de Katsuki lo tranquilizaba completamente.

—Tch... cállate si no quieres que te explote la cara... ¿Y bien? ¿Vas a mostrarme esa estúpida cosa o qué? —reclamó con impaciencia.

—Claro, ten.

     Se separó un poco del rubio y le mostró su puño cerrado, el de ojos rubí se le quedó mirando extrañado hasta que el bicolor le muestra que era lo que tenía en su palma. Era un brazalete....

     Después de otras cosas más, no pasó nada interesante, y simplemente, como ya se hacía tarde ambos chicos se fueron a dormir terminando así con el día.

Miércoles

Continuará...

NarikoHN