3.7
Una semana ha transcurrido desde el día que Jeon, fue introducido a la fosa.
Una semana sin ver la luz del sol, sin poder hablar con alguien, una semana sin recibir nada más que agua. Si se alimenta es gracias a sus hombres que buscan la manera de llevarle alimento, mientras el carcelero los ayuda.
Por su parte, Jimin y sus hombres no pierden tiempo, el menor viaja junto a Namjoon a la prisión, pero tiene prohibida las visitas. Encima que el carcelero le informa que Jeon, le había ordenado prohibir las visitas a su pareja el cual, con un poco de fastidio acepta, pero promete no rendirse. Piensa que seguro Jungkook, tiene alguna razón para que no le vea.
Nam junto a D.O, han puesto en marcha un nuevo plan el cual es ejecutado por Sehun y Kenji en la prisión. Si bien, pidieron una celda específica para ellos es por una simple razón, la celda de ambos está junto a la cocina, y en la cocina de la prisión se encuentra una puerta de emergencia.
Se preguntarán ¿qué hacen Kenji y Sehun? pues simple, estos terminan de convencer a los demás prisioneros para que se unan ellos, a excepción del bando de los taiwaneses y los rusos.
Se turnan diferentes prisioneros estos entran a la celda de Kenji y Sehun, se encargan de abrir un pequeño pasadizo para llegar a la cocina, en la parte de afuera hay más prisioneros haciendo un enorme ruido para que no se escuchen los golpeteos en la pared de la celda.
—¿Cómo va todo? —le pregunta al carcelero.
—Todo en orden —responde.
—El oficial encubierto dejo este paquete para ustedes —agrega.
Cuando dice la palabra encubierto, Kenji, capta al instante que se trata de Bobby.
Abre el paquete y observa dos fajos de dinero, toma la mitad de uno y se lo da al carcelero, se despide de y se dirige a la celda.
—¿Cómo va el trabajo, muchachos? —pregunta a los hombres encargados de abrir el pasadizo.
—Un poco más y podremos retirarlo —habla uno de ellos, mientras Sehun los observa.
—Sabes que si no colaboran debemos matarlos —le recuerda Sehun a Kenji, refiriéndose a los cocineros.
—Lo sé, déjamelo a mí —dice el japonés.
Kenji le da la mitad restante del dinero y saca unas pequeñas cuchillas de su bolsillo.
—Cuando gusten —se dirige a los hombres.
Entre tres comienzan a mover un pedazo de pared, al observar que se les dificulta, Kenji, decide llamar a unos cuantos prisioneros más para que puedan mover el pedazo de pared que le obstruye llegar a la cocina.
—Ya casi —alza su voz uno de ellos, mientras el ruido en la parte de afuera de la celda se intensifica.
—Un poco más —recita otro prisionero.
Por su parte, Kenji y Sehun, hablan sobre lo que harán en el momento que ese pedazo de cemento sea removido.
—Me encargaré de matar al que no quiera colaborar, tú eres un buen arquitecto, busca la salida y lugares donde podamos resguardarnos si nos atacan —le indica el japonés.
Sehun, asiente.
Cuando el pedazo de pared es removido ambos se alistan, Sehun, les da el dinero a los prisioneros, pero antes de que estos salgan se les da una orden.
—Consigan algo para cubrir esto, ese dinero es su paga. No quiero que nadie entre a esta celda a menos que Sehun y yo se les ordenemos —luego que Kenji dijo esas palabras, ambos entran al pequeño pasadizo.
Cuando los cocineros los observan alzan sus manos, mientras otros optan por tomar unos enormes cuchillos.
—Yo que tú lo bajo —habla Sehun.
El cocinero niega.
—Eres un idiota —habla de nuevo, Sehun.
Sin pensarlo, Kenji, toma una de sus cuchillas y la lanza directo a la tráquea del cocinero. Por su parte, los que tienen cuchillos en sus manos los dejan caer al suelo o a las mesas de cocina.
—Bien, ahora escuchen, los que no piensan colaborar prepárense para morir —les adivierte Sehun, el cual, observa cada parte de la cocina.—Tú —señala a un cocinero—. ¿La puerta de emergencia?
El cocinero alza su mano temblorosa, y le señala donde se encuentra un enorme congelador.
—Si mientes voy a matarte —lo amenaza Kenji, acercándose al cocinero.
—No miento —responde.
—Tiene código —dice Sehun.
—Necesitamos comunicarnos con D.O —espeta Kenji.
Sale de la cocina y regresa a la celda, llama a uno de los prisioneros para que vaya por el carcelero.
—Necesito tú radio —le ordena.
El carcelero le da rápidamente lo que le pide.
—Van rastrearte y estaré en problemas —suelta el carcelero, nervioso.
—Tranquilo, tenemos a uno de inteligencia, no nos rastrearan y tú no estarás en problemas a menos que Jeon, lo ordene —le explica el japonés, el cual, regresa por el pasadizo hacia la cocina. —Creo que tenemos poco tiempo, introduce el código y comunícate con D.O —le pide, mientras le entrega el radio y regresa junto a los cocineros.
—D.O ¿me escuchas? soy Sehun
Inmediatamente se escucha un sonido.
Kenji, sonríe ya que sabe que el chico está tratando de bloquear la señal para que no los descubran.
—Te escucho —responde D.O.
—Llegamos a la puerta de emergencia, pero hay un maldito problema. Un enorme congelador con código nos impide la salida —le informa Sehun.
—Bien, enviaré algo para descifrar el código con Rain o con Bobby. Jeon, estará pronto fuera —habla el de inteligencia.
—Sobre Jeon, está en el foso castigado, así que deberemos atrasar la salida —le comunica Sehun.
—¿Qué mierda fue lo que sucedió? —se escucha una tercera voz.
—Ya sabes. Jeon, tratando de ejercer su mandato —menciona Kenji.
—Bien, cuando lo saquen de la fosa, agregaremos dos días más para que logre recuperarse y ponerse al tanto. Ahora cortemos esto —ordena Nam.
Luego que cortan comunicación, Sehun lanza el radio a Kenji, el arquitecto da un último vistazo para grabarse los lugares en los cuales se pueden cubrir en caso de que sean atacados, cuando los graba en su cabeza sale de la cocina rumbo al pasadizo.
Kenji antes de salir, se dirige a los cocineros.
—Ni una palabra de esto o vendré por sus vidas. Busquen como cubrir esto, que sea algo que no obstruya la salida o saben lo que sucederá —luego de la amenaza, sale de la cocina y regresa a la celda.
—Mierda, hay cambio de carcelero —anuncia Sehun.
El japonés le da el radio al carcelero sin dudarlo.
—Si alguien se comunica contigo házmelo saber —le pide Kenji.
—Voy a encerrarlos, diré que están castigados —cierra la celda y le coloca el candado. —Le llevaré alimento a Jeon antes de irme —les informa. —Cubran eso —les lanza una sábana con un paisaje y la colocan en la pared.
El carcelero se marcha y uno nuevo llega.
—Castigados por mala conducta —se burla el carcelero.
—Quieres ver lo mal que me comporto —dice Kenji, acercándose a los barrotes de la celda.
—Basta —le llama la atención, Sehun.
El carcelero se marcha y Kenji, sube a la parte de arriba del camarote.
El carcelero toma sus pertenencias y antes de irse por de la prisión toma unas porciones de pan y queso, las introduce a su mochila y se encamina hasta la fosa que se encuentra, Jeon.
—La última ronda —alza su mano, para referirse al encargado de la fosa.
—Claro —abre la pequeña compuerta que se encuentra en la puerta de la fosa en la que Jeon, esta.—Jeon —susurra, llamando la atención del nombrado.
—Umm —es lo único que se escucha, mientras se acurruca.
—Jeon, debe escucharme —habla el carcelero en voz baja.
—¿Cuánto tiempo llevó aquí? —pregunta Jeon, cuando se acerca a la pequeña compuerta.
—Una semana —responde el carcelero.—Te traje alimento —introduce lo que le ha conseguido, lo cual desaparece rápidamente, ya que Jeon, lo devora de manera rápida.
—Sus hombres han adelantado el plan, ellos lo pondrán al tanto. Escuché que saldrá ahora de la fosa, debe alimentarse bien cuando regrese a su celda, debe recuperar las energías que ha perdido —le habla con cautela el carcelero.
—Término la ronda —anuncia el otro carcelero.
—Debo irme, nos vemos mañana, Jeon. Descanse y aliméntese —se pone de pie rápidamente y cierra la compuerta con candado.
Sin escuchar nada más por parte de Jeon, sale y se dirige hasta donde se encuentra el otro carcelero, toma cincuenta dólares de su mochila, y ambos carceleros estrechan sus manos.
—Fin de la ronda —dice cuando deja el dinero en su mano para luego retirarse de la prisión.
Jimin
He intentado dar con el paradero de Wonho, pero nunca se encuentra en su casa. Uno de los vecinos me informa que alguien está dentro de su casa, toco la puerta los tres días que he ido y ninguna vez me atiende alguien.
El cuarto día decido ir a la estación de policías, cuando me observa se dirige hasta a mí con una hermosa sonrisa, salgo junto a él a la cafetería de enfrente y platicamos un momento para amenizar el ambiente.
Me quedo un momento en la cafetería tratando de armar y juntar unos cuantos cabos. Si de algo estoy seguro es que Wonho, no siente absolutamente nada por mí, si esa fuera la situación no hubiera dudado en intentar besarme más de una vez, así que descarto esa posibilidad.
La siguiente posibilidad es que, Jungkook, le haya quitado la vida a algún familiar de él o algún compañero de la policía. No tengo ninguna pista sobre eso, así que debo preguntarle a Namjoon a cerca de ese tema, para poder descartar esa posibilidad.
Pero una nueva posibilidad viene a mi mente, si el rostro que vi en su celular es de quien yo creó, la situación será completamente diferente, y trataré de averiguar qué mierda es lo que sucede. Visitaré su casa y esta vez sí conoceré a la persona que vive junto a él.
Estoy terminando de arreglarme, mientras, Namjoon, cuida a los mellizos, ya que Jin se encuentra depositando el dinero de las ganancias en el banco, y Mino se encarga de entregar el producto a todas las tiendas y lugares en los que Jungkook, tiene trabajadores.
—¿Estás seguro de esto? —pregunta.
—Necesito saber quién es para saber de qué manera debemos actuar. Si es quien creo que es, estoy un cincuenta por ciento seguro de que podré manejar a Wonho —respondo, mientras le coloco una nueva camisa a Dae.
—¿Qué hay del otro cincuenta por ciento? —inquiere.
Tomo una de las muñecas de Jae, y contesto.
—De eso se encargará, Jungkook o Kenji.
Tomo a Injae y trato de arreglar su cabello, antes de salir de casa.
—¿Sabes si Jungkook, mató a algún familiar o amigo de trabajo de Wonho? —interrogo.
—No que yo sepa, usualmente, Jungkook, quita vidas frente a nosotros, pero aun las que mata cuando no estamos presentes sabemos de quienes se trata. Así que no, él no ha matado a ningún familiar o amigo de ese maldito fiscal —dice Nam, seguro.
—Bien, descarto esa posibilidad —hablo luego de haber arreglado el cabello de mi hija. —Quiero que hagas algo por mí —tomo un trozo de papel y un bolígrafo.
Ramo de claveles rojos.
Admiración y Respeto.
Anónimo.
Cuando termino de escribir, le entrego el papel a Nam, el cual, lee frente a mí.
—Quiero que diga las dos últimas líneas específicamente, envíalas a la estación a la oficina de Wonho, cuando yo te lo pida —le específico, me coloco la chaqueta de Jungkook, y me despido de los mellizos.
—JB, está por regresar del extranjero, si necesitas ayuda en algo, llámalo —me recalca.
Asiento, acomodándome por última vez la chaqueta.
—Debo irme —pronuncio.
Namjoon, asiente y luego sale de mi casa, bajo la atenta mirada de los policías que estan de mi lado.
—Nos vemos chicos —me despido de ellos, y antes de entrar al auto me coloco unos lentes oscuros que he guardado en uno de los bolsillos de la chaqueta de Jungkook.
En el viaje a la casa de Wonho, esperaba encontrarme con la persona que vive junto a él, abro una pequeña gaveta del auto saco un revólver y mientras el semáforo está alumbrando la luz roja. Me aseguro que tenga balas dentro, cuando observo que todo está en orden alzo mi mirada y el semáforo cambia a una fuerte luz verde, arranco de nuevo, recorro unas cuantas calles más en el auto hasta que llegar a la casa de Wonho.
Guardo el revólver entre mi pantalón y mi cuerpo, me retiro el cinturón, tomo las llaves del auto y luego salgo de este.
Camino hasta la puerta principal observando hacia todos lados, siendo cauteloso, la vecina al observarme alza su mano y me saluda, a lo cual respondo con una sonrisa.
Llego hasta la puerta y toco el timbre no una, sino tres veces, esperando a que alguien abra.
—Espere un momento —escucho a lo lejos, cuando estoy a punto de regresar a mi auto.
Escucho como intentan abrir la puerta, cuando escucho que esta se abre me giro rápidamente para observar quien es la persona que vive junto a Wonho, encontrándome con el rostro que creí haber visto el día de ayer en la cafetería en la pantalla del celular.
Retiro mis gafas y veo su rostro, cuando me reconoce intenta cerrar la puerta, pero se lo impido colocando la mitad de mi cuerpo para que no cierre la puerta.
—Es de muy mala educación cerrar la puerta en el rostro de tus invitados —comento con semblante serio.
Se aleja adentrándose un poco a su casa, por mi parte, saco mi celular y tomo una fotografía de su rostro asustado.
Marco el número de Nam, mientras me adentro a la casa.
—Estoy bien, pide que envíen lo que pedí, junto algo más —le doy la orden.
Cancelo la llamada y por medio de un mensaje le envío la fotografía, ordenándole que se la envié a Wonho desde un celular desechable.
—Quisiera decir que me alegro de verte, pero no es así —digo tomando asiento en una de las sillas del comedor.
Si de algo estoy seguro es que Wonho, se doblegará, tal vez no accederá a sacar a Jungkook de prisión, pero si no lo hace.
Jungkook se encargará de convencerlo y luego lo matará por encerrarlo en esa puta prisión y meterse en algo que debe dejar en el olvido.
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