Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3.31

Jimin

Al llegar a la pista de aterrizaje, el avión privado de Jungkook aguarda por nosotros. Trato de adivinar a dónde nos dirigimos, pero lo único que consigo es una sonrisa, un beso y que tome a Sang en sus brazos y me deje con la duda.

No decido preguntar más, y junto a los mellizos tomamos una siesta mientras Jungkook cuida de Sang. Se puede decir que en todo el viaje no estuve despierto, a excepción de cuando Daewan se despertó llorando por alguna extraña razón, despertándome no sólo a mí, sino que también a Injae.

Trato de hacer que se duerma, pero se niega así que lo bajo de la pequeña cama que se encuentra en el avión, y le pido a Kenji que lo lleve con Jin, Tae, Rose o Jungkook cualquiera que este dispuesto a soportar a mi hijo.

Injae se acerca a mí, la rodeo con mis brazos y deposito un beso en su cabello, cierro mis ojos y me hundo en un profundo sueño sosteniendo a mi princesa en mis brazos.

Siento como unas manos dan palmadas a mis muslos y otras tocan mis mofletes, abro mis ojos con un poco de desgano, quiero continuar durmiendo, un efecto más de mi embarazo.

Cuando abro mis ojos, me topo con la mirada y sonrisa de mi hija, la cual con sus pequeñas manitas toca mis mofletes.

—Jiminie, llegamos —escucho la voz de mi hermana, dejo de abrazar a mi hija y me giro para ver a Iseul.

—Está bien, hermosa —digo con voz adormilada.

Injae se pone de rodillas en la cama, coloca sus manitas en mi pecho y luego trata de sentarse en mi estómago. Mi hermana abre sus ojos grandemente al percatarse de lo que mi hija intenta de hacer.

—Tu hermanito esta aquí —llevo mi mano izquierda a mi estómago, Injae observa mi mano y se coloca de rodillas en la cama.

—Si tú te sientas aquí, el bebé sufrirá —habla Iseul, llamando la atención de su sobrina. —Debemos cuidarlo mucho —mi hermana lleva sus manos a mi estómago y lo acaricia lentamente.—Dame tu mano —le pide Iseul, la cual tímidamente alza y deja que mi hermana la tome
Iseul coloca la manita de Injae en mi estómago y lentamente la mueve despacio.

—Tu hermanito está aquí, di hola —le pide Iseul a mi hija con una sonrisa en su rostro.

Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar cuando mi madre estaba embarazada de Iseul, y yo acariciaba su estómago impaciente por conocerla.

—Hola —susurra con voz suave, Injae.

Acerca su rostro a mi estómago colocando su boca sobre este.

—Bebé —murmura, sobre mi estómago.

—Él puede escuchar todo, pero no esperes que responda, princesa —le explico a mi hija.

Ella asiente, me levanto con mucho cuidado, Iseul toma mi mano mientras yo tomo con mi otra mano a Injae para que salte de la cama y baje.

Con ambas siendo sujetas por mis manos recorro el avión observando que este está vacío, llegamos a las escaleras presiono el agarre en las manos de ambas y bajamos con mucho cuidado.

Cuando estamos abajo del avión observo a Jungkook de pie con Sang frente a una avioneta, ambas sueltan mis manos y corren hacia donde él se encuentra.

A paso lento a un tratando de despertar bien, observo que Dae no está con Jungkook.

—¿Dónde está, Daewan? —pregunto cuando estoy frente a Jungkook.

—Jin y Nam lo llevaron con ellos, sabes cómo es Dae de impaciente —responde Jungkook.

Tomo a Sang en mis brazos para que Jungkook pueda subir a las niñas a la avioneta, cuando ambas estan arriba sentadas y con su cinturón puesto, Jungkook sube y me extiende su mano con esa hermosa sonrisa que tanto amo.

—Vienés conmigo, ángel —lo dice de forma coqueta y juguetona haciéndome sonreír.

Asiento con una tierna sonrisa, tomo con fuerza a Sang con mi mano izquierda y la derecha la extiendo hacia Jungkook, para que me ayude a subir.

—¿Estás bien? —pregunta, observándome fijamente, cuando estamos arriba.

—Claro —respondo con una pequeña sonrisa.

—Mira hacia allá —señala con su dedo índice una isla, y juro por Dios que es la isla más hermosa que mis ojos han podido ver hasta ahora.

—Es hermosa —es lo único que puedo articular, estoy asombrado y enamorado de la linda vista.

—Vamos hacía allí —habla Jungkook.

—Es broma —digo incrédulo.

—No, claro que no lo es.

—¿Dónde estamos? —inquiero, esperando esta vez obtener respuesta de su parte.

—Isla Miyako, Japón —alza una de sus cejas, mientras yo lo miro asombrado y luego observa como cada vez nos acercamos a la orilla de la isla.

Estoy perdidamente enamorado del lugar, sus aguas claras y azules, su paisaje, los árboles.
Un enorme hotel se encuentra un poco retirado de la orilla, al observarlo deduzco que será donde nos hospedaremos.

—Jungkook —llamo su atención, el niega con su cabeza de un lado hacia otro.

Continúo observando el panorama hasta que el piloto nos informa que estamos por aterrizar, veo a las pequeñas para asegurarme que tengan el cinturón puesto, la avioneta desciende de forma lenta y segura sobre el agua a unos cuantos metros de la orilla.
Cuando está sobre una tarima flotante de madera, Jungkook, se retira el cinturón luego de retirarse los auriculares.

Estrecha su mano con el copiloto y luego baja de la avioneta, toma a Sang y lo sostiene mientras yo me retiro los auriculares seguido del cinturón, me pongo de cuclillas con sumo cuidado de no forzarme de más, le retiro el cinturón a Iseul y luego a Injae.

Tomo la mano de Injae mientras Jungkook le toma su otra manita para bajarla, cuando mi hija está abajo comienza a correr alegremente.

—Injae, no te alejes —le pide Jungkook.

Tomo a mi hermana de su mano y la bajamos justo como lo hicimos con Injae, por último, bajo yo. Busco a mi hija la cual cada vez se aleja más de nosotros, no me sorprende para nada, ella es así.

—Jeon Injae, ven aquí ahora mismo —la llamo alzando un poco mi voz. —Que parte de no te alejes de tu padre, no entendiste —tomo su mano y la acerco a mí, ella solo baja su rostro y forma un puchero con sus labios.

—Todos nos esperan —dice Jungkook, mientras caminamos hacia unas gradas que nos dirigen hacia lo que parece es una casa.

—Jungkook, el hotel está hacía allá —señalo hacía la izquierda frente a nosotros.

—Lo sé, pero no nos quedaremos en un hotel. Alquile una casa enorme —Jungkook habla mientras sube los escalones, seguido por mi hermana y luego por Injae junto a mí.—Y, ¿qué te parece? —pregunta, cuando me ve observando la entrada de la enorme casa frente a la isla.

—No creo que mis palabras sean suficientes para expresar lo sorprendido que estoy —me expreso recorriendo con mi mirada la isla y la casa.

—Eso quiere decir que te gusta —se acerca a mí con Sang en sus brazos.

—Me encanta —susurro feliz.

—Sabía que te gustaría —dice orgulloso, besando mi sien y colocando su brazo sobre mi hombro.

Entramos a la enorme casa, es hermosa, su interior es magnífico, que pronto dejará de serlo con los mellizos de un lado hacia otro siendo perseguidos por Iseul.
Sang se encuentra en la alfombra de la habitación enorme que Jungkook y yo utilizaremos, me he colocado un short color caqui, un centro color blanco y mis sandalias negras de playa, dejo la camisa que me pondré en la cama, mientras juego con Sang.

Él es increíble, cada momento junto a Sang aprendo mucho más sobre él, es demasiado inquieto, se remueve entre nuestros brazos para que lo coloquemos en el suelo o para ponerlo de pie, es un niño muy extrovertido y lindo.

—Ven acá —le pido emocionado, palmeando mis manos y luego el piso.

Sang me observa con sus ojos color negro y profundos como los de Jungkook y los de Dae. Aunque muy a lo lejos tiene unas facciones de Baekhyun.

—Eso es, ven con appa —continúa llamando a mi hijo emocionado, cuando me percato que no está más sentado y se encuentra a punto de intentar gatear, hacia donde estoy.

No puedo dejar de sonreír, es hermoso, con una de sus rodillas recargada en la alfombra y la otra la extiende hacia atrás para impulsarse. Su sonrisa y lo entendible que sale de su boca acompañado de un poco de baba, es lo más tierno que he visto después de Iseul y los mellizos.

—Eso es, un poco más cariño —le pido cuando está lo suficientemente cerca de mí.

—Jimin —escucho la voz de Jungkook, la cual ignoro mientras niego con mi cabeza.

—¡Lo lograste, Sang! —exclamo un poco emocionado, lo tomo entre mis brazos y lo lleno de muchos besos.

—Estoy empezando a tener celos de Sang —dice Jungkook, haciéndome reír.

Se acerca a nosotros y me ayuda a ponerme de pie.

—¿Qué quieres hacer? —pregunta Jungkook, acariciando mi cabello lentamente.

—Quiero divertirme con los niños —respondo sin dudarlo.

Quiero reponer parte del tiempo perdido con los mellizos, cuando decidí alejarme de ellos y de Jungkook e irme con Han Bin.

—Bien, haremos eso entonces —deja un casto beso en mi sien, toma mi mano y ambos salimos de la habitación.—¿Todos se establecieron ya? —Jungkook alza su voz, llamando la atención de todos los que se encuentran en la sala.

Suelta mi mano y se acerca a Nam, veo la forma en la que viste, una camisa blanca pegada a su trabajado abdomen y sus fuertes bíceps, un short color gris oscuro un poco largo para mi gusto y para concluir unas sandalias de playa. En conclusión, mi prometido se ve hermoso.

—Injae, colócate las sandalias —le pido a mi hija que anda con sus pies descalzos por toda la casa.—Iseul, colócate el sombrero y Daewan... —no digo nada porque por primera vez, mi hijo se encuentra como debe. —Estas precioso —le lanzo un beso, mientras él se pone tímido y se esconde detrás de JB.

Le doy a Sang a JB y tomo el bote de protector solar, echo un poco en mis manos y lo esparso en las brazos, piernas y rostro de Iseul. Injae al observar que es la siguiente niega mientras se coloca las sandalias.

—Claro que sí —digo entre risas y un poco de enojo.

—Disfruta, Nam. Cuando regresemos a Corea nos encargaremos de todo —escucho la voz clara de Jungkook, mientras se gira y camina hacia mí.
—¿Listo? —dice al observarme.

Asiento y le coloco un poco de protector solar en su cuerpo, para evitar que el sol lo queme demasiado.

—No me gusta —se queja.

—No me interesa —digo con una sonrisa burlona en mi rostro—. Es hora de irnos. Injae, Daewan e Iseul.

Los tres corren.

Jungkook toma a Sang con uno de sus brazos y con el otro toma la manita de Dae, por mi parte tomo a las niñas.

—Jin —digo, antes de salir con las niñas de la casa—. Puedes encargarte de...

—Jiminie, yo me encargo de todo —me interrumpe acercándose a mí. —Ve, y disfruta con tu familia —acerca mi rostro al suyo y depósita un beso en mi frente.

Los siete salimos de la casa, sí, los siete. Los mellizos, mi hermana, Sang, Jungkook, el bebé que se encuentra dentro de mí y yo.

Caminamos un poco observando la enorme piscina que se encuentra a un costado, las niñas se acercan para mirar, luego continuamos nuestro camino.

Todo está tranquilo hasta que los mellizos miran una tienda de cosas de playa, entre ellos trajes de baño, gorros, salidas de baño, inflables para niños, chalecos, juguetes de arena y pelotas de playa.

—Quielo una —señala Daewan la pelota de colores, tratándose de soltar del agarre su padre.

Jungkook me observa de reojo, asiento y nos acercamos más a la tienda.

—Elige la que quieras —dice Jungkook, soltando la mano de nuestro hermoso hijo.—Porque no eligen algo ustedes —las niñas sonríen, y caminan hacia dentro de la tienda para escoger algo.

Después que Daewan escogiera su pelota y las niñas escogieran sus juguetes para hacer castillos de arena, Jungkook paga y continuamos nuestro camino.

Nos detenemos en un pequeño local de comida, esta vez nos detenemos gracias a mí y el bebé, sin decir nada solo me detengo frente al local, siento las miradas de mi hija y mi hermana sobre mí, sonrío y camino junto a ellas hasta una mesa vacía, cuando Jungkook se percata que no voy detrás de él con las niñas, se detiene y observa hacia todos lados buscándome.

Mientras ordeno algo para todos al mesero, alzo mi mano observando a Jungkook el cual al verme camina con Dae y Sang, hasta la mesa.

—No vuelvas a hacer eso —me regaña, tomando asiento a mi lado, molesto.

—Lo siento —susurro, acercándome a su rostro. —Tenemos hambre —coloco una mano en mi estómago, y dejo un beso en la mejilla de Jungkook.

—Esta bien —dice en un murmuro, molesto.

—Aquí está lo que pidió —el mesero deja hamburguesas, papas, refrescos y pequeñas galletas con chispas de chocolates para los niños.

Tomo una hamburguesa con mis manos, luego de dejar un plato de papas para los mellizos, la llevo a mi boca y doy una enorme mordida mientras mastico el trozo de hamburguesa que se encuentra en mi boca cierro mis ojos disfrutando el sabor, y al parecer, mi bebé también lo disfruta.

—Jimin —me llama Jungkook, con su voz ronca y seria.

—¿Sí? —abro mis ojos, y le doy otra mordida a mi hamburguesa.

—Lo que comes, no es para nada saludable —me regaña.

Giro mi rostro y lo observo con ojos tiernos.

—No me veas así —dice retirando su mirada de mí, tomando un refresco y bebiendo un trago.

—Solo será por esta vez, amor —digo, antes de tomar otro bocado de mi hamburguesa.

Tomo un vaso que contiene soda, estoy a punto de beber un sorbo, pero las manos de Jungkook arrebatándome el vaso me lo impiden.

—Jungkook —chillo, y nuestros hijos nos miran.

—Creo que es suficiente con la hamburguesa ¿no crees? —me mira serio, colocando frente a mí un vaso con té.

—Esta bien —pronuncio desganado.

Tomo una papa y la lleno con un poco de salsa roja, la coloco sobre sus labios cerrados esperando que los abra.

—Abre —le pido dulcemente.

Niega una y otra vez, mientras sostiene a Sang en brazos.

—Amor, abre la boca —le pido por segunda vez.

Lentamente abre su boca y deja que introduzca la papa en su boca.

—Ese es mi chico —palmeo sus muslos y le doy una papa más.

Todo esta bien hasta que Injae y Daewan, comienzan a lanzarse las papas el uno a otro, mientras Iseul se quita del medio para que no le caigan a ella.

—Daewan —dice Jungkook, serio.

—Injae —llamo a mi hija.

Ambos somos ignorados por nuestros hijos.

—Basta los dos —alzo mi voz.

Iseul me mira con una sonrisa en su rostro, sabe que estoy molesto, ella me conoce a la perfección.

—Si lanzas esa papa, Jeon Injae, voy a levantarme de la silla y voy a darte dos nalgadas —la sentencio.

Jungkook simplemente me observa.
Injae lleva la papa que tiene en sus manos a su boca y la come.

—Haré lo mismo contigo, Daewan —me dirijo a mi hijo, el cual baja su rostro.

—Jeon —escuchamos todos en la mesa una voz desconocida, aunque para mí no tanto.

Giro mi rostro hacia la derecha para observar de quien se trata, mis ojos se abren grandemente al percatarme que la persona que está frente a mi familia y al lado de Jungkook, es Takeshi.

—Appa, Dae, lleno su mano —escucho la voz chillona de Injae, sacándome de mis pensamientos y haciendo que retirare la mirada del japonés, y la lleve hasta mis hijos.

—Dae —susurro, me pongo de pie y tomo una servilleta para limpiar la mano de mi hijo.—Iseul, ayúdame con Injae —le pido a mi hermana, mientras observo con cuidado al japonés, y escucho la conversión entre él y Jungkook.

—Es bueno verte —dice Jungkook, poniéndose de pie con Sang en brazos.

—Mañana el gran día —el japonés, lleva su mano a uno de los hombros de Jungkook.

Bajo a Daewan de la silla y luego a Injae, los tomo de sus manos y coloco a Iseul adelante de mí.
Los niños sostienen sus juguetes fuertemente con la manita que no los sostengo.

—Así es —le responde Jungkook, observándome con un poco de curiosidad.

Sé que quizá para Jungkook estoy actuando raro, pero no me interesa. Entre él y yo, yo soy el único que sabe la clase de maldito doble cara que es Takeshi.

—¿Tú chico? —pregunta señalándome.
Jungkook, asiente seriamente.

El japonés alza su mano para estrecharla conmigo, pero niego rápidamente con una sonrisa algo tímida para que Jungkook no sospeche, y luego no tener que dar explicaciones.

—Si los suelto, luego me costará tenerlos a mi lado —hablo tratando de sonar normal, y esperando que esa excusa sea creíble para ambos.

—Son imparables —escucho por parte de Jungkook, dejo salir un pequeño suspiro al escuchar eso.

—Jungkook —hablo claro, llamando la atención de mi prometido.

—¿Sí?

Me observa mientras ignora todas las mentiras estúpidas que Takeshi le dice.

—Podemos irnos, quiero ir a la playa —camino alejándome de la mesa y dejándole en claro a Jungkook que no quiero estar más en ese lugar, o mejor dicho frente al japonés.

—Debo irme —Jungkook da unos cuantos pasos acercándose más al japonés.

—Lindo pequeño —dice Takeshi, presionando la mejilla de Sang mientras Jungkook deja dinero en la mesa.

—Nos vemos —lo interrumpe Jungkook, para luego caminar hacia mí.

—Hasta mañana —alza su voz el japonés.

Ni Jungkook y mucho menos yo le respondemos, continuamos con nuestro camino hacia la playa.

—¿Todo bien? —me pregunta Jungkook, cuando llegamos a la playa.

—Claro —le respondo con seguridad.

Buscamos una pequeña sombra para Sang, a la orilla de la playa se encuentra una hermosa roca en forma de arco, llegamos hasta ella. Dae deja caer la pelota en la arena y deja escapar una enorme carcajada, haciendo que mi corazón palpite de felicidad.

Le retiro a Sang de los brazos a Jungkook, y con mi cabeza y mis labios señalo a Dae.

—Ve a jugar con Dae —le pido con una sonrisa.

Jungkook no lo duda ni un segundo, y empieza a jugar con Daewan.

Injae trata de atrapar a los pajaritos que llegan a la arena, dejando sola a Iseul, la cual se encuentra echando arena en unos moldes con forma de peces.

—Mira Jiminie —dice mi hermana, emocionada mostrándome la figura en la arena.

—Muy lindo —digo al observar al pez de arena.

—Jiminie —escucho la voz de Mark.

Está detrás de la roca sosteniendo el porta bebés de Sang.

—Gracias —digo con una sonrisa.

Lo coloca en la arena y luego siento a Sang.

—Nos vemos —se despide de forma rápida.

—Dile a Jin que gracias —le pido.

Cuando giro mi rostro hacia donde Iseul e Injae se encuentran no las veo. Escucho unas risas y veo un poco más lejos, miro a los tres pequeños encima de Jungkook, no evito sonreír, todos estan felices, al igual que Sang el cual sonríe. Mi pequeño bebé se remueve dentro de mi lentamente.

—Mírenlos —hablo para Sang y para mi bebé.

Observándolos a todos, recuerdo por todo lo que hemos tenido que pasar. Sang deja escapar unos cuantos quejidos y lo meso con mi mano en su silla.

Jungkook y yo caminamos y corrimos un poco rápido estos años, pero decidimos no mirar hacia atrás. Todo lo que un día creí que me faltaría, él lo complementa, hacemos un buen equipo aún con nuestras malditas diferencias. Al final terminamos trabajando unidos y, aunque quizás muchos piensen que no sea así, tenemos una química para nada normal entre nosotros.

Cada paso quedamos es una nueva aventura buena o mala, pero siempre juntos.

—Me rindo, me rindo —escucho las súplicas de Jungkook, ante los tres pequeños.

Los tres se quitan de encima de Jungkook y deciden formar castillos de arena. Bueno, las niñas. Dae por su parte solo saca arena con una pala de juguete.

—No quiero que se alejen de aquí —les ordeno a los tres, mientras Jungkook se sienta frente a mí.

Recargo mi peso sobre mis brazos quedando entre sentado y acostado.

—Hola, hermoso —habla suave para no despertar a Sang.

—Hola, lunático —digo con una sonrisa en mi rostro.

Estiro mis piernas y luego las doblo, Jungkook se acerca a mí colocándose entre mis piernas.

—Los niños —susurro en sus labios.

—Solo voy a darte besitos, y posiblemente a tocarte —deja otro beso en mis labios.

—Puedes solo controlarte hasta mañana, por favor —le suplico.

—Como digas, pero tú te lo pierdes —dice como un niño.

Baja su rostro hasta mi estómago, introduce sus manos debajo de mi camisa y lo acaricia haciéndome reír bajito.

Estira mi centro y sin que lo vea venir, introduce su cabeza y comienza besar mi estómago.

—Hola bebé, ¿me escuchas? —siento como sus labios cálidos y húmedos se mueven sobre mi estómago. —Mi ángel, dijo una vez que ustedes pueden escuchar todo —dice Jungkook, hablándole a mi estómago. —Escucha esto, soy tu padre y estoy impaciente por conocerte —continúa su charla con nuestro bebé.—Te amo desde ya —agrega con voz llena de emoción.

—Jungkook —lo llamo.

De forma rápida saca su cabeza de mi centro y me observa.

—Estas loco —digo burlonamente.

—Porque no estarlo si me haces feliz —se pone de pie.

Camina hasta quedar atrás de mí, toma asiento en la arena me atrae hacia él dejando sus piernas abiertas para quedar en ese espacio.
Con sus fuertes brazos me rodea y deja pequeños besos en mi cabello, por último coloca su barbilla entre mi hombro y mi cuello, deja salir un enorme suspiro mientras sus brazos me hacen sentir como en casa.

—Jimin —habla, soltando suspiros de su boca.

Sé que es lo que diría, lo siento en la forma en que su corazón palpita contra mi espalda.

—Jungkook —digo colocando mis manos sobre las suyas—. No tienes que decirme te amo, para decirme que me amas. Puedo sentir tu amor al abrazarme, al besarme, en la manera en que nos proteges, en la forma en la que tus lindos ojos negros me miran con ese brillo en ellos. Me lo demuestras en todo lo que haces por mí, incluyendo los gastos, pero no necesito dinero ni enormes casas por más impresionantes que estas sean.

Jungkook me interrumpe ya que, toma mi rostro haciendo que lo gire para que lo observe.

—Todo lo que necesito eres tú —digo, luego siento como sus labios se posan sobre los míos de forma dulce y tierna.

Cada segundo que pasamos juntos nos divertimos. Muchas veces las bromas entre ambos nos sobrepasan, pero no es nada que se solucione con una buena ronda de besos y mimos, somos como dos mitades de un corazón, como dos piezas importantes de un rompecabezas, lo somos todo si estamos juntos.

Jungkook no para de abrazarme y de dejar besos en mi cuello y mis mejillas, por mi parte, disfruto cada caricia mientras observo a los mellizos jugar con Iseul frente a nosotros.

Es increíble la forma en la que mi corazón se acelera por él, tal y como la primera vez que mis sentimientos hacia él se magnificaron.
Mi corazón se acelera todos los días, cada hora, minuto y segundo que lo veo junto a nuestros hijos, junto a mí, podría escaparme junto a mis hijos con él si así me lo pidiera, incluso podría casarme en este mismo momento si él me lo pidiera con esta vestimenta de playa, con Dios, mi hermana y nuestros hijos de testigo, con una persona común al igual que yo amenizando nuestra unión.

No importa las veces en que ambos nos rompimos el corazón, todo eso nos hizo más fuertes e inseparables, somos uno solo ahora y siempre, hasta el día en que muramos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro