3.14
Mientras Yoongi y Jungkook, se alistan; Sus hombres hacen lo mismo. Por su parte, D.O, trata de poder tener la localización del celular de Jimin, pero se le resulta demasiado difícil obtenerla.
—La conexión es inestable —dice agitado y desesperado, D.O.
—¡Necesito la puta ubicación! —grita Jeon, exasperado.
El sonido del radio que Kenji sostiene en una de sus manos se hace presente, esta vez escuchándose un poco claro.
—Jeon, ¿me escuchas? —habla JB a través del radio.
Jungkook, a paso rápido se acerca sin titubear hasta donde Kenji se encuentra, le arrebata el radio de su mano y establece comunicación con el antes nombrado.
—Te escucho ¿dime dónde te encuentras? —le ordena Jeon, tratando de sonar lo más tranquilo posible.
—Estábamos en el centro de la calle myeong-dong, cuando alguien trató de llevarse a Jimin, pero el chico loco que nos acompañaba lo impidió —explica JB con un poco de dificultad.
—¿Aun están allí? —pregunta Jungkook.
—Sí —responde sin vacilación.
—¿Jimin y Taehyung, están contigo? —indaga Jeon, tomando una sub ametralladora con la mano que no sostiene el radio.
—Taehyung, está junto a mí —contesta JB, mientras Jeon, espera respuesta sobre Jimin.
—¡Tengo la ubicación de Jimin! —grita D.O, alertando por completo a su jefe.—Esta a una cuadra de distancia de donde se encuentra, JB —anuncia mientras les muestra el mapa de la señal del GPS del celular de Jimin.
—Es hora de irnos —verbaliza Kenji, luego de visualizar a la perfección el mapa y hacer que D.O, lo instale en su aparato electrónico.
—¡¿Cómo dejaste que se alejara de ti?! —le grita Jeon al radio para que JB, lo escuche, mientras sale de la casa hecho una furia por el descuido de uno de sus mejores hombres.
—Lo siento, Jeon, pero debía distraerlos junto a Taehyung. Así que le pedí que corriera y se pusiera a salvo, no tuve otra opción —la voz de JB, se suaviza ante su jefe, sabe que quizás ha cometido un error, pero no se arriesgaría a tener a Jimin junto a él, cuando le lanzaban un sinfín de balas.
—Impide que lleguen al edificio de reliquias antiguas —demanda Jungkook, antes de subir a la camioneta.
En la tienda de reliquias se encuentra, Jimin, escondido junto al pequeño Sang, el cual, es cargado por el chico en una cangurera para bebés.
El pequeño sostiene entre sus pequeñas manitas un pequeño muñeco antepasado que el dueño de la tienda le ha dado para que deje de llorar.
—Tú, cuida la tienda —le ordena el anciano a su ayudante, mientras él se acerca a Jimin. —Ven conmigo —le pide.
Abre una puerta la cual le muestra unas escaleras que llevan a una segunda planta.
—Muchas gracias —dice Jimin, mientras con mucho cuidado sube cada escalón hasta llegar al pequeño cuarto.
—Estarás bien aquí, chico —habla el anciano.
Se acerca a una pequeña repisa le retira una cubierta y saca un arma nueve milímetros, regresa hacia Jimin y la deja en una de sus manos.
—Cerrare la puerta con llave, si escuchas que alguien trata de derribarla esconde a tu hijo y dispara —le ordena el anciano, para luego regresar por el mismo lugar en el que han entrado.
Jimin observa el pequeño cuarto en busca de un buen lugar para poder dejar al pequeño Sang, en caso de que suceda lo que el anciano ha dicho.
Coloca al pequeño en un sillón y luego abre una pequeña gaveta con suficiente espacio para meter a su hijo por unos minutos.
Toma unos trapos que se encuentran en el cuarto y los acomoda en la dura y fría madera, creando un cómodo colchón para colocar a Sang. Cuando deja todo listo regresa hasta su hijo, toma su celular observando las llamadas de Jeon, marca el número de su narco, el cual, no tarda en responder.
—Jungkook... —es lo único que logra decir ya que luego el celular se apaga.—Mierda —bufa, frustrado Jimin, con su hijo en sus brazos y el arma a un costado del sillón.—No dejare que nada malo nos pase —habla con el pequeño Sang, que juguetea con el muñeco que el anciano le ha obsequiado.
—¡Ve arriba! —se escucha un grito del anciano y luego como alguien sube las escaleras de manera rápida.
La chica que le ayuda al anciano llega frente a Jimin con lágrimas en sus ojos.
—Lo siento —es lo único que logra pronunciar el rubio, con un poco de remordimiento.—¿Puedes tenerlo? —le pregunta Jimin a la chica, la cual al instante limpia las lágrimas de su rostro y toma a Sang.
Jimin como puede empuja un enorme ropero para colocarlo frente al lugar donde esconderá a Sang, cuando logra lo que quiere toma a la chica de uno de sus hombros.
—Cuando escuches que alguien trata de derribar la puerta te esconderás detrás de eso, y ocultaras a mi hijo en la gaveta que estará frente a ti —le indica.
La chica un poco asustada asiente.
—Por nada del mundo trates de salir, aunque veas que me llevan no salgas. ¿Entendido?
Jimin, está decido a lo que sea, sabe que debe dejar atrás el temor y tratar de salvarse por sí mismo, por si Jeon no llega a su rescate.
En la planta baja de la tienda de reliquias antiguas se encuentra el anciano que le ha abierto las puertas de su negocio al chico que carga un pequeño en su pecho.
La puerta principal es abierta de manera brusca asustando a todos los clientes, quienes al ver de quien se trata dejan lo que sostienen en sus manos en su lugar y de manera rápida desalojan la tienda.
El tipo que ha entrado a la tienda, tiene cabello color verde, tatuajes en sus manos, piel blanquecina y una mirada para nada amigable, a paso lento, pero seguro se acerca con una vestimenta demasiada holgada para su delgado cuerpo, sostiene un arma nueve milímetros con silenciador incluido en su mano derecha.
Cuando está frente a la caja registradora observa al anciano y suelta una risa burlona.
—Lee, Lee, Lee —verbaliza.
Coloca la mano con la que sostiene el arma en la caja registradora apuntando al anciano, que no demuestra ni una pizca de miedo en su rostro.
—Gd —saluda el anciano al joven que le apunta con un arma.—¿Qué te trae por aquí?, creí haberte dado el dinero de esta semana completo —dice el señor, tratando de desviar el porqué de la presencia del chico en su tienda.
—Tú y yo sabemos que no estoy aquí por el maldito dinero. Así que más vale que empieces por decirme, ¿dónde está el chico con el bebé.
Gd, se molesta al observar que el anciano niega.
—No tengo idea de lo que hablas —comenta el señor, haciéndose el que no sabe de lo que el chico le pregunta.
—No tienes idea —sonríe.
Toma uno de las barras de hierro que se encuentra cerca de la caja y luego camina hacia una de las repisas que contienen objetos de barro.
—Ups —dice burlonamente luego de haber quebrado todos los objetos.—No voy a terminar hasta que me digas lo que quiero —le adivierte, caminando hacia otra repisa y hace lo mismo que ha hecho con la anterior.
Sonidos de armas en las afueras se hacen audibles en la tienda, Lee, se resguarda detrás de la mesa de la caja del mostrador mientras que Gd ve hacia fuera.
Suelta la barra que sostiene con ambas manos y la deja caer al suelo, camina de nuevo hasta la caja registradora toma su arma y se queda de pie por unos segundos observando al anciano, luego gira su rostro hacia la puerta del rincón, ya que se escucha el llanto de un pequeño.
—Tienes suerte de ser mi favorito —dice Gd, para luego continuar su camino hasta la puerta que se encuentra con llave.—¡Muy listo, Lee, pero sabes que la puedo derribar! —grita.
Da unos cuantos golpes con su pie a la puerta, cuando observa que no logra abrirla apunta al pomo y le dispara logrando su objetivo al instante.
—Bien hecho, Gd —se escucha una voz detrás de él.
—¿Dean? —pronuncia asombrado, Gd, al percatarse que el tipo que siempre se entromete en su trabajo se acerca a él, para luego comenzar a subir las escaleras.—¿Qué mierda haces aquí? —Gd, alza su voz y sube las escaleras detrás de Dean.
—Vengo hacer el trabajo que no terminaras.
Antes de que Dean, coloque sus pies en el último escalón que lo deja en el pequeño cuarto, las manos de Gd, lo detienen y lo estrellan contra la pared de cemento.
—Lárgate —le ordena Gd al chico de cabello negro, el cual niega con una sonrisa enorme en su rostro como si disfrutase de la situación.
Gd estrella su puño en el abdomen del contrario y luego golpea el rostro del tipo con su arma, mientras el contrario se retuerce del dolor en los escalones.
Mientras él entra al pequeño cuarto, Jimin, yace escondido observando cada movimiento del chico, el llanto de Sang, se hace presente de nuevo, a pasos rápidos se dirige hasta donde proviene el llanto del pequeño, con mucha cautela el rubio sale de su escondite sin sus zapatos para no hacer demasiado ruido.
—Sal de allí y toma al pequeño —le ordena Gd a la chica, la cual hace lo que han ordenado al instante.
—No nos lastimes —suplica la chica con voz temblorosa, sosteniendo fuertemente al pequeño Sang.
—¿Y el chico? —pregunta, furioso Gd a la chica, la cual solo encorva sus hombros, mientras observa a Jimin frente a ella, y detrás del chico.
—¿Me buscabas? —habla Jimin, luego que toma el valor suficiente.
Jimin ni siquiera permite que el chico se gire por completo y deja un golpe en una de las piernas del chico, haciendo que caiga al suelo.
Gd, al instante alza su arma y apunta a Park, la chica alza su pierna con un poco de temor golpea la espalda del chico, acto que el rubio aprovecha para golpear la mano del chico con la que sostiene el arma para alejarla de él.
—¿Eres el chico de Jeon? —indaga el chico, jadeando de dolor.
—Así es —responde Jimin, sin ningún temor, totalmente lleno de seguridad a su respuesta.
—No voy a lastimarte —jadea el chico de nuevo.
—Me apuntabas con un arma —replica Jimin, exasperado.—Ven acá —le pide el rubio a la chica.
—No estas a salvo aun —le adivierte Gd, tratando de ponerse de pie, pero Jimin se lo impide golpeando la mano con la que el chico se apoya para que luego se estrelle contra el suelo.
—Tengo el premio gordo —se escucha la voz de un segundo chico.
Jimin gira su rostro y ve a Dean adentrándose a pasos lentos al cuarto.
—Voy hacer lo que tú debiste haber hecho.
Observa a Gd, que se encuentra tratando de reponerse, luega ve a Jimin y se le lanza de una sola vez.
Park trata de sostener el bate, pero la fuerza que el chico tiene es demasiada comparada a la de él, como puede logra golpear el abdomen del chico, justo en el área que momentos atrás Gd había lastimado.
—¡Corre, sal de aquí! —le grita Jimin a la chica, la cual, hace lo que escucha sin mirar atrás cargando a Sang entre sus brazos.
Cuando la chica baja se encuentra con Lee, el cual, trata de calmarla. Cuando ambos estan a punto de salir de la tienda, Jeon, hace su aparición mientras el resto de sus hombres se encarga de impedir que los taiwaneses lleguen al edificio.
—Sang —masculla Jeon, cuando se percata que la chica sostiene a su tercer hijo.
—Él está arriba —informa la chica, nerviosa, sosteniendo a Sang de manera protectora.
—Bobby, ponlos a salvo —le ordena al infiltrado. —Kenji, cúbreme y revisa el resto de la tienda —le pide al japonés.
Jeon entra a la tienda y llega a las escaleras.
Mientras el sube, Kenji le echa una mirada rápida a la tienda para asegurarse de que nadie más se encuentra escondido y los pueda atacar desprevenidos.
Por su parte, Jimin, lucha contra Dean para que no lo lastime y lo lleve con él.
En un descuido el menor baja la guardia cayendo al suelo, provocando que Dean se coloque sobre él y comience a asfixiarlo.
El rubio se remueve intentando soltarse del agarre que el mayor ejerce en su cuello.
Jimin estira su brazo izquierdo tratando de alcanzar el arma que el anciano le ha dado, pero es casi inútil lograrlo cuando Dean continúa cortándole la respiración.
Está a punto de cerrar sus ojos, a punto de quedar inconsciente ya que su cerebro no logra obtener el oxígeno necesario que requiere, a lo lejos logra ver como Gd con dificultad se pone de pie, toma el bate y lo estrella contra la espalda del chico que lo trata de asfixiar.
Dean logra recuperarse del golpe que ha recibido, toma el bate con el cual ha sido golpeado y empieza a golpear de manera brutal el cuerpo de Gd.
Jimin yace en el suelo tratando de recuperar el oxígeno, su visión es un poco borrosa, pero puede observar la silueta del mayor caminando de nuevo hacia él con el bate en su mano. Como puede el rubio, gira en el suelo para poder quedar más cerca del arma, cierra sus ojos y luego los abre para poder ver mejor.
Cree ver que otra sombra se acerca subiendo las escaleras, pero piensa que solo es su subconsciente jugándole una mal pasada. Toma el arma sin que el chico se percate, le retira el seguro dejándola lista para poder disparar.
Deja que Dean se acerque a él, espera que no trate de lastimarlo para no utilizar el arma.
El chico se burla de la condición en la que Jimin y Gd se encuentran, alza el bate y cuando comienza a descenderlo, el rubio saca el arma, la sostiene con ambas manos y presiona el gatillo dos veces seguidas.
La primera vez cierra sus ojos, pero cuando por segunda vez decide presionar el gatillo los abre y se percata que el chico que tiene frente a él poco a apoco desciende al suelo.
—¡Jimin! —se escucha el grito de Jeon.
El rubio, se sienta en el suelo alejándose del cuerpo desangrado de Dean, su cerebro comienza a tratar de asimilar lo que segundos atrás acaba de hacer.
—Cariño, ¿estás bien? —cuestiona Jeon, observándolo, esperando respuesta de parte del menor.
Jungkook al observar que Jimin, sostiene el arma con una de sus manos, la retira y lo atrae hacia él, abrazándolo fuertemente.
—Esta bien, tranquilo mi ángel —susurra Jeon, mientras besa la sien del menor.
—¿Jimin, está bien? —pregunta Bobby, cuando entra al cuarto.
Jeon asiente sin soltar a su ángel.
—Desaparécela —le ordena Jungkook a Bobby, entregándole el arma que contiene las huellas digitales de Jimin.
—El chico de cabello verde esta con vida —anuncia Bobby, para que Kenji se encargue de él.
—No lo lastimen —musita Jimin.
Jeon lo observa, pero cuando el menor se percata que está siendo observado oculta su rostro en el pecho del mayor.
—Llévalo a la bodega —le ordena Jungkook a Bobby.
—Es hora de que te marches —le pide el infiltrado. —Agust, llevo a Tae a su casa, haz tú lo mismo —dice Bobby, para que Jeon salga del lugar con el rubio.
—Jimin, escúchame cariño, todo está bien. Lamento que hayas tenido que dispararle a ese maldito, pero esto no cambia nada mi ángel, seguirás siendo el mismo —toma el rostro del menor y deja un pequeño beso en sus labios.
—Yo...
Jimin, intenta hablar, pero Jungkook, se lo impide.
—No digas nada, hablaremos en casa —le pide Jeon a su ángel.
El mayor, baja las escaleras de manera rápida, mientras Bobby comienza su actuación como el infiltrado que es. Cuando ambos llegan abajo, el menor, observa el estado en el que la tienda se encuentra. Totalmente destrozada.
—Todo esto es mi culpa —musita Jimin.
Jeon se detiene por un momento, saca su chequera, coloca una cifra enorme en el pequeño papel, lo firma y luego pasa su mano sobre el hombro de Jimin.
Una camioneta se detiene con D.O dentro de ella.
—Hora de irnos —anuncia al observar a su jefe junto a Jimin.
El rubio se detiene frente a la chica, toma a Sang entre sus brazos y ve atentamente a la chica y al anciano, tratando de grabar el rostro de esas dos personas que lo habían ayudado en su mente, pero sobre todo en su corazón.
—Muchas gracias, realmente se los agradezco mucho. Gracias por la ayuda y perdón por el desastre —verbaliza apenado el menor.
Jungkook le pide a Jimin que entre a la camioneta junto a D.O.
—Gracias —susurra Jeon, haciendo una reverencia ante el anciano y la chica que ha ayudado a su ángel y a su hijo. —Acepte esto como un agradecimiento —añade colocando el cheque en una de las manos del anciano, el cual lo observa atentamente.
—Gracias joven —pronuncia el anciano, con una sonrisa en su rostro.
—Vendremos cuando este como nuevo —dice Jeon, para luego subir a la camioneta y ser llevados a casa.
D.O deja a su jefe a Jimin y al pequeño Sang en casa.
El menor lleva a Sang a la habitación de los mellizos en la cual se encuentra su cuna, lo coloca y luego lo observa por unos minutos.
Jeon, por su parte, llena la tina con agua tibia, rocia un poco de jabón para el cuerpo con olor a fresa se retira su camisa y espera a que Jimin cruce la puerta de su habitación.
—¿Jungkook? —habla el menor al percatarse que no está en la habitación.
El mayor sale del cuarto de baño y le sonríe.
—Ven acá —lo llama extendiedo sus brazos, mientras el rubio camina hacia él rápidamente, para ser acogido por los fuertes brazos del pelinegro.—Vamos a relajarnos mientras Sang duerme —Jeon, besa suavemente los labios del menor y comienza a desnudarlo.
Cuando termina de desvestir a Jimin, prosigue a retirarse su pantalón y su ropa interior.
Primero entra él, se acomoda en la tina y luego lentamente entra Jimin, recargando su espalda contra el pecho de Jungkook.
El pelinegro toma las manos del rubio y las limpia con la esponja que se encuentra en una esquina de la tina, luego les riega agua y besa ambas manos provocando que una sonrisa nerviosa abandone los labios de Park.
—Te amo, Jimin —susurra Jungkook en la comisura de su oreja, para luego dejar un casto beso en el cuello del menor.
—No permitas que esto vuelva a pasar —le pide el menor, tomando la mano de Jungkook fuertemente.
—Lo prometo, cariño —responde el mayor con serenidad. —Aumentare tu seguridad —comenta Jeon, esperando que Jimin rezongue o se niegue, pero solo asiente sin decir absolutamente nada.
Ambos continúan relajándose y tratando de olvidar lo que Jimin ha tenido que hacer. Jeon, está dispuesto hacer lo que sea para que el menor no se sienta mal, y se culpe por lo que ha tenido que hacer para no perder la vida.
—Jungkook —lo llama el menor.
—Sí —responde el mayor, quien tiene sus ojos cerrados, mientras Jimin, lava su pecho.
—Gracias por siempre llegar a mí.
El mayor al escuchar esas palabras abre sus ojos, encontrándose con la hermosa mirada de su bello ángel.
—Te amo, maldito lunático —confiesa el rubio, para luego juntar sus labios con los del mayor.
—Siempre llegare a ti, cariño —musita Jungkook, perdiéndose en los ojos del menor.
Continúan disfrutando su baño entre caricias y palabras que se dicen el uno al otro recordándose lo mucho que se aman.
Ambos tienen que salir de la tina en el momento que el llanto de Sang se hace presente.
Jungkook va por el pequeño mientras Jimin trata de comunicarse con sus mellizos, pero ya se encuentran completamente dormidos.
El mayor se acomoda en la enorme cama colocando al pequeño en el medio, el menor con mucho cuidado se acomoda en el extremo vacío de la cama y coloca la palma de su mano sobre el estómago del pequeño.
Jungkook ve como Jimin lucha para dormirse, hasta que lo consigue, una parte de él está feliz al saber que su ángel y su hijo estan a salvo. Pero otra parte de él se siente incomodo al saber que Jimin se ha encontrado en peligro una vez más, y que esta vez ha tenido que actuar por su cuenta para salvar su vida.
Si de algo está seguro es en que reforzará la seguridad de Jimin y si es posible saldrá junto a él.
Lo que aún tiene pendiente es encontrar a sus enemigos, pero pronto los tendrá y pagarán por todo el daño ocasionado.
Por todo lo robado y desaparecido que se han llevado junto a ellos al tratar de conseguir ser mejores que él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro