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Hermano, mira que eres maldito

Yanhuan abrió los ojos, pestañeando lentamente. Ya había amanecido y todavía estaba cansado. Pero quizás menos que otras veces. Había tenido una deliciosa cena, como hacía tiempo no disfrutaba. Pero lo que más le aliviaba es que su hermano había tenido solo un ataque leve de tos que se había calmado rápido y no lo había agotado o desgastado como siempre. Ahora este dormía con un rostro tranquilo.

Verificó que durmiera cómodamente profundamente enterrado en su pecho hecho una bolita. Le acarició el cabello y sonrió. Yanfeng durmiendo era lo más bonito que había en la vida. Se inclinó y besó su frente. Tampoco tenía fiebre. Eso era bueno.

Se levantó con cuidado y lo tapó hasta el cuello asegurándose de mantenerlo lo más caliente posible, para salir hacia la parte trasera de la choza sin hacer ruido. Estiró los brazos hacia arriba con satisfacción.

No había visto a Fengxiao en la esquina en donde había insistido en quedarse para meditar. Alegaba que no podía quitarle la cama a alguien que estaba enfermo una vez que los dos insistieron que como visita debía estar más cómodo. Fue un momento incómodo para los tres pero que habían resuelto.

Sabía que no tenían mucho pero era la primera vez que tenían un invitado en su casa por lo que querían darle lo mejor que pudieran. Pero Fengxiao era alguien extraño a pesar de sus caras vestimentas.

¿Quién era realmente? Le intrigaba. Parecía ser un joven señor, con mucho dinero y estatus pero su carácter no era arrogante ni tampoco era egoísta. Era simplemente alguien interesante.

-Bueno, al parecer decidió irse- sonrió sacudiéndose el cabello para después peinarlo con los dedos. En el fondo se lamentó. Extrañamente la compañía de ese chico era agradable. Además su hermano había sonreído más que otras veces y también estaba cómodo a su alrededor.

-Buenos días- oyó una voz a su lado

Yanhuan giró su rostro y encontró que Fengxiao caminaba hacia él con su característico paso elegante que contrastaba con el rústico ambiente. Eso solo hacía que se viera aún más majestuoso. A diferencia de antes llevaba la parte de arriba de la túnica caída a la altura de la cadera aguantada por el fajín dejando a la vista un joven torso definido y trabajado que bien se ocultaba debajo de la tela.

La piel a la vista estaba cubierta por una leve capa de sudor que solo hacía que se viera aún más brillante  de lo que ya era. EN su mano derecha llevaba un buen número de troncos cortados, como si no pesaran nada y en a otra sostenía el hacha.

-Buenos días- Yanhuan pudo jurar que casi tartamudeó.

-Salí a cortar un poco de leña. Me alejé para que el ruido no los despertara- Fengxiao se detuvo delante de él, dejó la madera en el suelo y se subió la túnica aunque no la acomodó rigurosamente como siempre la llevaba- ¿Cómo sigue él?- se refirió a Yanfeng.

Fue entonces que el gemelo reaccionó.

¿Cómo demonios alguien podía ser tan perfecto?

Se aclaró la garganta antes de hablar.

-Está bien. Ahora sigue durmiendo. No se preocupe, el ataque de anoche fue menos violento que otras veces- Yanhuan dijo y no pudo evitar que el alivio se reflejara en su rostro.

-¿Tan fuerte es su enfermedad?-

Yanhuan asintió levemente con la cabeza y la amargura fue lo que se reflejó ahora en sus facciones.

-Hay muchas noches que pienso que no despertará al día siguiente- su voz apenas era un murmullo- Él es lo único que tengo y necesito. No quiero que me abandone-

Fengxiao lo miró por algunos segundos y asintió con la cabeza para oír un grito. Ambos miraron para la casa y salieron corriendo. Yanhuan se alarmó. Esa era la voz de su hermano. Rodearon la casa y la imagen que encontraron lo congeló.

Yanfeng estaba arrodillado en el suelo siendo agarrado por el cabello con fuerza. EL cuerpo de su hermano temblaba visiblemente. A su alrededor había varios hombres vestidos de negro que llevaban armas, parecían soldados. Pero de entre todos ellos el que más resaltaba era un hombre bastante atractivo con un porte severo que se notaba a la legua que era el que mandaba por encima de todos los demás.

Yanhuan reconoció esa túnica. Era inconfundible. Ese era el líder de la secta. ¿Qué demonios estaba haciendo allí?

-Suéltalo- oyó la voz firme de Fengxiao a su lado y abrió sus ojos impresionado cuando el hombre que sostenía al menor lo soltó de inmediato y este cayó al suelo jadeando.

Yanhuan no se lo pensó y a pesar del peligro corrió hacia su hermano y se arrodilló apretándolo contra su pecho. No supo de dónde sacó el valor pero le gruñó al grupo de intimidantes hombres. Aquel que hasta el momento había agarrado a Yanfeng del pelo frunció el ceño y alzó la mano para golpear cuando su cuerpo fue aplastado contra el suelo por fuerza espiritual.

Yanhuan sintió los pasos de Fengxiao a su lado hasta ponerse delante de ellos dos protegiéndolos con su cuerpo.

-¿Qué se supone que significa esto Fengxiao?- los hombres del distinguido hombre y líder de la secta enfocaron al joven de quince años.

-Nada de lo que usted se imagina…padre-

Ante esta palabra el rostro de Yanhuan que buscara heridas en su hermano se alzó desconcertado. No podía creer que aquel chico, que había dormido en su humilde morada fuera nada más y nada menos que el hijo del líder. No pudo evitar tragar en seco y apretar más a su hermano contra él.

Fengxiao no se imaginó que su padre lo iría a buscar personalmente. Le había informado que se encargaría de una situación en el distrito que todavía no estaba bajo total supervisión pero después de cierta queja quiso asumir la responsabilidad. Había ideado todo un plan sabiendo que los agresores sabían de su identidad y se había dejado raptar con mucha facilidad solo para que bajaran la guardia.

Nunca planeó encontrarse con aquel chico o que la droga que le habían suministrado fuera tan fuerte por eso antes de colapsar había dejado un talismán de rastreo para que su padre encontrara los cuerpos de los hombres. Una vez que había abierto los ojos su primer pensamiento era volver pero se encontró que a pesar de tener tan pocas cosas, estar en aquella pequeña choza, rodeado de los dos gemelos era un ambiente realmente relajante y pronto había olvidado la idea.

Solo sería un día. Una que se lo tomaría para él, disfrutando de la vida y dejando atrás su nombre.

Solo un día. Pero su padre en ese momento estaba ahí. Lo había ido a buscar.

No era que tuviera nada en contra de él. Más bien, sabía que su padre se preocupaba demasiado por su seguridad. Los tiempos eran turbulentos en las secta y más cuando las dos ramas de la familia Li vivían juntas.

Fengxiao vio como su padre se acercaba a él y se detuvo a menos de dos metros. A pesar de que él era alto, apenas le llegaba a la barbilla. Li Zhengyu era un hombre realmente intimidante en todo el sentido de la palabra. Un rostro severo, ojos oscuros y rasgados, boca en una línea recta, cejas levemente alzadas y un ceño que pasaba mucho tiempo fruncido.

Él había heredado su parecido casi como una copia en un lienzo pero al menos sus rasgos se suavizaban gracias a los genes de su madre. Pero a pesar de que todos le tenían un respeto más allá de lo estipulado a Li Zhenyu, Fengxiao conocía el verdadero carácter de su padre.

-¿A qué te refieres?- le preguntó este y aunque pareciera que lo estaba regañando Fengxiao inclinó la cabeza sin tensión en su cuerpo.

-Estoy bien padre, gracias a ellos- señaló a los gemelos- la droga que utilizaron en mí fue muy fuerte y me afectó. Ellos me cuidaron hasta que desperté-

-Hmm- Zhengyu inclinó la cabeza ligeramente- Es extraño que te intereses en alguien- alzó una ceja- Conozco el brillo que tienes en los ojos ¿Qué quieres pedirme?-

Y por primera vez Fengxiao hizo la primera petición en toda su vida a su padre.

La cual cambiaría no solo cambiaría la vida una persona, sino de tres.

-Padre quiero llevarlos conmigo.

3 años después.

Yanhuan agitó la espada contra su hermano que la logró esquivar con agilidad. Volvió a atacar solo para que esta rozara por el borde de su rostro y retrocedió.

-Yanfeng te he dicho que debes ser más rápido en defenderte- resopló Yanhuan.

El menor soltó la espada que tenía en su mano y se inclinó jadeando.

-Hermano, mira que eres maldito. Sabes que no puedo seguirte el paso, por qué eres tan exigente conmigo-

Yanhuan enfundó la espada se acercó. Lo enderezó para abrazarlo y pasar las manos a lo largo de su espalda frotándola.

-Lo siento- se disculpó- Seré más suave la próxima vez-

Yanfeng sonrió contra su hombro para toser levemente. Hacía tres años que habían llegado junto con Fengxiao a la secta y había sido para quedarse. Eso los había tomado por sorpresa. Nunca se imaginaron que su vida había cambiado para bien y se habían convertido en algo cercano a los discípulos de Fengxiao.

Habían notado que el mayor siempre estaba lleno de responsabilidades para ahora sus 18 años. Pero ellos, para liberar su tensión y pagar su eterna deuda habían decidido que ellos lo ayudarían en lo que podían. Por lo que ellos eran los que insistían en llevarle la comida, lavarle la ropa, hacerle el té y ayudarlo con sus estudios y papeles.

Fengxiao se había negado al principio pero después de tanta insistencia de ellos había cedido. Ahora les dejaba hacer lo que quisieran sacando siempre tiempo para enseñarlos a leer y escribir.

Si, aquella frase había cambiado su vida. Ellos no se arrepentían de haber ido con él.

Ahora viene los capítulos donde empezara el verdadero drama entre los gemelos y la razón de como terminaron en su situación actual.

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