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Esposo mío, hazte responsable

Como todo Joven señor y segundo líder de secta, Zhiyin cumplía su rutina al pie de la letra. Se despertó temprano, su esposo ya se había ido hacía un tiempo por lo que el lado de su cama estaba otra vez frío. Asintió a sus clases matutinas junto a Suji que no paraba de sacarle en cara que se había supuestamente escapado a pesar de que Fengxiao se las había ingeniado para justificar su salida de la secta, con la compra de las bolsas para darle una sorpresa. Nadie dijo lo contrario.

Por supuesto, no hubo un momento de esa mañana que no se burlara de su gemelo que a pesar de mantener su pose normal y recta, este apenas hacía contacto visual debido a la vergüenza de ser atrapado el día anterior en plena intimidad con su hermano. Zhiyin había encontrado que era bastante entretenido hacerlo.

Desde que se había despertado había sentido una molestia constante en su pecho pero estos estaban secos por lo que solo se lo atribuyó a su forma de dormir. Se masajeó un poco encontrando un poco de alivio y continuó su día normalmente.

Después de terminar sus clases se encaminó al campo de entrenamiento. Allí pronto fue rodeado por los diferentes discípulos y muchos de ellos lo atacaron a preguntas, las cuales evitó estratégicamente. Al final terminó entrenando con algunos de ellos enseñándole algunas técnicas. Se sorprendió de lo receptivos que eran a pesar de que meses anteriores el trato había sido completamente diferentes. Eso lo hizo sentirse más motivado. Vivir en esa secta no era tan mal después de todo.

-Tienes que rotar más la cadera y forzar tus rodillas- le indicó a uno de los que enfrentaba esquivando su ataque.

No peleaba precisamente con mucha intensidad debido a su condición a pesar de que había recuperado toda su energía, pero los hombres que lo acompañaban temían que si se les iba la mano podrían lastimarlo, y adiós cabeza.

-Bien hecho ahora...- se detuvo cuando notó que algunos de los presentes miraba fijamente hacia su pecho.

-Joven señor, su túnica está mojada- dijo uno de ellos.

Los ojos de Zhiyin se abrieron de golpe y miró hacia abajo, efectivamente, toda la zona del pecho estaba manchada precisamente donde se ubicaban los pezones. Había estado tan metido en el entrenamiento que no se había percatado de la constante molestia. Cruzando los brazos sobre este ocultándolo y con el rostro rojo simplemente, se dio a la fuga antes de que comenzaran a preguntar.

Yanfeng, recostado a un lado no escuchó lo que decían pero vio a su señor salir corriendo como un perro asustado y lo siguió.

-Señor Zhiyin, señor Zhiyin- le gritó apretando el paso hasta casi alcanzarlo cuando el cuerpo de este se precipitó hacia a tras al chocar con alguien. Se apresuró a agarrarlo antes de caer, al igual que esa persona.

-No deberías correr en esa condición, los chicos de hoy en día, no se cuidan para nada- el doctor de la secta protestó.

-Doctor- Zhiyin casi sollozó cuando lo vio y lo agarró fuerte de los brazos sacudiéndolo de adelante hacia atrás- Ayudeméeeeeeeee-

Yanfeng tuvo que sujetar a su señor y jalarlo hacia atrás para que dejara libre al doctor que se tambaleó mareado.

-Maldito loco, casi me matas- el hombre se tocó la cabeza recuperando la compostura- No sé cómo Fengxiao puede contigo-

-No es su problema- Zhiyin se libró de Yanfeng- Pero por favor haga algo con esto- se señaló el pecho con desespero- no puedo ir por toda la secta así. Haga algooooo- y volvió a sacudirlo con fuerza.

-Está bien, está bien- el hombre volvió a marearse y Yanfeng tuvo que volver a sujetar a Zhiyin que perdía los estribos- Cálmate, solo estás lactando, es normal en su estado- se corrió hacia atrás solo por si acaso, no quería ser zarandeado de nuevo.

-Pero soy un hombre, esto, esto...- había olvidado toda su conversación con Fengxiao al respecto- Ya demás, está comenzando a doler- se sobó sobre la ropa.

-Vayamos a su habitación, lo atenderé allí- suspiró.

Zhiyin asintió y caminó rápido de vuelta al cuarto dejando que Yanfeng la cerrara, una vez que estando dentro y se sentó en la cama.

-Quítese la parte de arriba de la ropa, lo examinaré-

Lo hizo rápido e impaciente haciendo una mueca ante el roce de la tela. De sus pezones volvía a correr aquel líquido blanquecino y la sensación no era para anda agradable. Se estremeció, por más que había pensado en el tema le era difícil adaptarse a ello, quizás cuando su renacuajo saliera de su panza pudiera ver la situación con otros ojos, aunque por el momento NO, NO y NO.

-Haz algo con esto- hizo una mueca rara, no puedo más- se volvió a sobar por alrededor de uno de sus pechos- Y está doliendo cada vez más-

El doctor alzó una ceja y suspiró. Se sentó frente a Zhiyin y acercó sus dedos hacia uno de sus pechos presionando con suavidad. Acto seguido el menor soltó un grito.

-Ahhhh, eso duele, suave- le palmeó la mano y retrocedió- Aquí nadie me quiere, todos son muy bruscos conmigo-

El doctor cerró los ojos buscando paciencia y sacudiendo su mano golpeada.

-Yanfeng, busca al líder para que pueda hacer mi trabajo correctamente o tendré que oírlo durante todo el día, porque si es lo que me imagino, esto se pondrá de mal en peor-

-¿Cómo que de mal en peor?- Zhiyin se alarmó abriendo los ojos como platos.

-Apenas te toque y pude saber que la energía de esa zona está algo alterada después de estar algún tiempo sellada, eso significa que él hizo algo para hacerlo ¿verdad?- vio a Zhiyin asentir agitando el cabello, sino fuera porque se notaba que estaba alterado, diría que parecía un loco total- Pues digamos que después de mantener tanto tiempo la leche materna dentro de tus senos esta querrá salir y eso provocará que duela bastante, para resumírtelo-

El rostro de Zhiyin se contorsionó. A eso se refería su esposo cuando le había dicho que lo maldeciría después y al parecer tenía razón.

Cuando Yanfeng trajo a Fengxiao dos horas más tarde, después que hubiera podido librarse de todo el trabajo que tenía pendiente, había varios gritos saliendo del cuarto de la pareja.

-FENGXIAO IMBÉCIL, TE ODIO, MUÉRETE, PÚDRETE EN EL INFIERNO, QUE TE CAIGAS EN EL MAR Y QUE LOS PECES TE COMAN, AHHHHHHHHH-

Yanfeng se detuvo y miró sobre su hombro apretando sus labios. Su líder estaba detrás de él con las manos en su espalda y su rostro normal, nada de molestia en él, en cuanto a Yanhuan no era así, este parecía querer tirar la puerta con una patada por las ofensas que se escuchaban del otro lado del pasillo. Ya los criados comenzaban a murmurar como siempre, además tenía una espinita clavada de la noche anterior después que los había interrumpido.

-Ustedes dos vuelva, yo me encargo- declaró Fengxiao antes de entrar y dejarlos ajenos a todo lo que ocurría.

Al doctor le brillaron los ojos una vez que el líder llegó, ya alguien podría controlar al hombre que se revolvía en la cama con lágrimas en sus ojos y gritando a todo pulmón. Por más que hubiera hecho o dado a tomar, a menos que sus pechos se vaciaran no pararían de doler y el paciente era bastante renuente a dejárselos tocar. EL simple roce hacía que otra lágrima corriera.

-Esposo mío, duele mucho- sollozó Zhiyin recostado contra el respaldar de la cama- y no paran de estar húmedo, se siente mal-

Fengxiao sabía que esto ocurriría, por eso no quería utilizar ese método, pero a tanta insistencia de Zhiyin anteriormente no le había quedado más remedio. Ahora también  tendría que poner de su parte para aplacarle los síntomas.

-¿Yuewen, cómo está?-

-A punto de volverme loco- el hombre se giró hacia él con las manos en la cadera- Soy doctor, no un extractor de leche, no sé qué método usará líder pero él no me deja tocarlo, así que lo dejo en sus manos-

Fengxiao miró al joven en la cama limpiándose las lágrimas con la sábana para hacerle un puchero.

-Sí, esposo mío, hazte responsable, esto no lo hice yo solo- se señaló la panza y después hizo otra mueca ante el movimiento.

-Yo necesito salir, buscaré en el mercado algunos ingredientes para preparar una medicina que ayudará a retener un poco la producción de leche, pero al menos una vez cada dos días tendrá que ser extraída hasta que nazca la criatura- recogió las cosas de su bolso- Líder se secta, le encargo el resto- y se retiró.

Fengxiao se acercó a la cama y se sentó en el borde.

-¿Te duele mucho?-

-No, para nada, solo desearía que tuvieras este dolor para que ni siquiera tuvieras que preguntarlo- le peleó- Claro que duele- hizo el intento de sollozar.

-Te advertí que dolería después, pero no me prestaste atención-

-Fengxiao no es momento de eso, mejor ponte en función y saca esto de dentro de mí- Zhiyin lo agarró de la mano y lo tiró hacia él.

El líder buscó primero unos pañuelos y los dejó a su lado después de dejar las botas en el suelo y sentarse entre las piernas de su esposo. Posó uno de los pañuelos debajo de uno de los pezones y con la otra mano presionó la parte de arriba. Un gritó le siguió.

-Esposo mío, te dije que duele- sollozó Zhiyin- Realmente duele, no seas así conmigo-

-Lo siento- Fengxiao le besó la frente- Pero necesito que lo aguantes un poco o será más difícil después- lo miró limpiando una de las lágrimas- ¿Puedes hacerlo?-

Zhiyin asintió con un puchero y dejó salir un respiro. Fengxiao volvió a repetir la acción pero le siguió otro grito.

-No, no puedo- empujó los hombro de su esposo lejos de él- De verdad, duele como el infierno, no seré capaz de soportarlo-

Zhiyin no pensó que con todos sus años tendría que estar llorando como una magdalena por un dolor de pechos y menos por estar llenos de leche. Era algo vergonzoso aún más delante de su esposo. Pero no podía hacer nada para detenerse. Tener poca resistencia al dolor era algo que siempre lo había acompañado desde pequeño, fuera en este cuerpo u otro.

Fengxiao dejó el pañuelo a un lado y se quedó mirando los pechos de su esposo pensando un mejor, método para ayudarlo, este no iba a ayudarlo y mientras más tiempo pasara peor, ya bastante se había demorado bastante debido a que no podía moverse de su estudio. Al final solo le vino una cosa a la mente, sino podían presionar alrededor, entonces no lo haría.

Simplemente se inclinó, bajando la cabeza y rodeando el pezón con sus labios y comenzó a succionar. Esta vez Zhiyin no gritó, solo soltó un gemido de impresión seguido de otro de satisfacción.

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