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Esposo mío, eres grande

Zhiyin hizo oídos sordos a los miles de comentarios en voz baja de la multitud que se había detenido a saber qué ocurría. Rápidamente fueron acallados cuando se percataron de con quién iba acompañado y cuando sintió una fuerte presión en su espalda y se percató que su esposo comenzaba a expandir su aura de su cultivo. Zhiyin lo miro por encima del hombro y le sonrió haciendo que este se tranquilizaba. Él resolvería todo a su manera.

Por el momento, le puso uno de los panecillos a Fengxiao en la boca y con la mano ya libre se inclinó como pudo y ayudó al niño a incorporarse. El chico pareció dudoso al principio y solo agradeció con un simple gracias.

A Zhiyin le pareció tierno el leve sonrojo que cubrió su rostro y se incorporó tomando uno de los dulces de una de las bolsas en las manos de su esposo.

-Ten, come, están muy buenos- se lo ofreció con una enorme sonrisa manchada de azúcar y ante esta imagen y la tentadora del panecillo no se negó y lo cogió, dándole un mordisco.

Por la vestimenta Zhiyin se dio cuenta que debía ser algún campesino, aunque no estaba sucio ni sumamente delgado. Si los ingresos y las cosechas eran buenas en la zona entonces no había pobreza o eso quería creer.

Viendo que el niño se había devorado el dulce con mucho entusiasmo busco otros dentro de la bolsa cuando una mujer interrumpió entre la multitud de espectadores y se acercó haciendo una marcada reverencia cogiendo al niño y empujándolo detrás de ella.

-Señor Fujie, disculpe por favor a este niño, él no quería interrumpir su camino- su cuerpo temblaba ligeramente.

Zhiyin resopló. Se estaba cansando de todo aquello. Nadie se imaginaba cuanto daba por volver un poco en el pasado y partirle el culo al dueño anterior de ese cuerpo. Con una sonrisa hizo un movimiento de mano y cogió una de las bolsas.

-Señora- la llamó y ella se incorporó sin levantar la cabeza pero sus brazos fueron llenados por la bolsa llena de dulces.

-Al niño le gusta, así que se los regalo. Están muy buenos- Zhiyin sacudió la cabeza del infante y miró a su esposo que se había quitado el panecillo de la boca y masticaba, orgulloso de su acción.

La mujer se quedó muda y después revisó el interior. Normalmente el dinero ganado era para otras cosas no para ese tipo de dulces que algunos podían ser algo caros para ellos. El niño agitó su saya queriendo otro y ella solo podía tener un rostro confundido.

Zhiyin aprovechó y antes que aquello se tornará más espectáculo agarró la mano de su esposo y se lo llevó de allí dejando a una multitud más que asombrada y confundida. El chisme se difundió tan rápido que cuando la pareja llegó a una posada para descansar ya todos sabían de lo que había pasado en la plaza y el ambiente era extraño.

-Esposo mío, creo que quiero algo de intimidad- Zhiyin se encontró incómodo.

Fengxiao pidió una sala que fuera lo más privada posible y mesero los llevó a la planta superior donde solo había cuatro pequeñas mesas dentro de departamentos con cortinas de tela blanca y fina. Dos de las mesas estaban ocupadas y aunque se podían ver las sombras de las personas no era muy perceptible.

-¿Desea que les traiga algo específico?-

Fengxiao negó después de ver su esposo hacerlo. Había comido la mitad de la bolsa y los que quedaban insistía en llevárselos a los gemelos. Una vez dentro del lugar para ellos, lo ayudó a sentarse y él lo hizo a un lado. En la mesa había una pequeña tetera con té y un plato con aperitivos pero al menor ya no le apetecía comer más. Estaba hasta el cuello de azúcar y harina pero a saber cuánto le duraría aquello.

-¿Te gustó?- oyó preguntar a Fengxiao.

Zhiyin asintió con la cabeza y acarició la superficie de las otras bolsas que contenían artículos que habían comprado antes de dirigirse allí. A pesar de que sabía que su esposo podía comprar cualquier cosa y la mitad había sido supuestamente regalada, había escogido con cuidado de no desperdiciar el dinero por gusto comparando calidad, imagen y precio. No quería quedar como un despilfarrador. Y ser comparado constantemente con el anterior Fujie era ya agotador.

Levantó los brazos y se estiró.

-Que buen viaje, esposo mío, deberíamos repetirlo más a menudo. Estar todo el tiempo dentro de la secta o estudiando es realmente frustrante. Podemos hacer una merienda al aire libre, incluso invitar a los gemelos, sería relajante-

-Solo avísame con tiempo cuando quieras hacerlo-

-Esposo mío, hoy estas muy complaciente, pero me dejaré mimar- Zhiyin mostró una sincera sonrisa dejando ver un resto de azúcar en la comisura de sus labios. Fengxiao lo siguió con la vista y se le acercó llevándosela con la punta de la lengua sin retroceder. Sus rostros quedaron tan cerca que podían sentir la respiración del contrario.

La mano del mayor tomó la barbilla de su esposo y la giró hacia él.

-Voy a besarte- le anunció estudiando su reacción.

-No sería la primera vez que lo hicieras sin mi permiso- respondió Zhiyin y sus labios fueron sellados con fuerza y una mano se posó en su nuca no dejándolo escapar.

No podía negar que su esposo besaba para llevarlo al cielo y le hacía olvidar todo a su alrededor. Lo incitaba a abrir más su boca buscando introducir su lengua y no le puso barreras para eso. Gimió cuando su lengua se enredó demandante con la suya y saboreó toda su cavidad. Zhiyin no podía saber cuándo terminaba uno y empezaba el otro, su esposo se lo estaba violando sin apenas tocarlo y él solo lo dejaba hacer lo que le viniera en ganas.

Fengxiao rompió el beso y se separó ligeramente con un hilo de saliva que aún los unía, no queriendo sofocar a su esposo pero su cuello fue rodeado por los brazos de este que lo atrajo nuevamente hacia él. Zhiyin detestaba que cada vez que se embullaba con el delicioso beso su esposo hacía magia para cortarlo y dejarlo con más ganas que antes, pero esta vez no le daría el gusto. Se movió rápido y olvidando de donde estaban pasó su pierna por encima de las de Fengxiao y se sentó a horcajadas sobre sus muslos atacando nuevamente su boca.

-Más- solo pudo murmurar antes de volver a besarlo.

Definitivamente los labios de su esposo eran lo más dulce que había y él quería embriagarse de eso y olvidarse de lo demás. De la secta, de los problemas, de los estudia, incluso de la barriga que estaba entre ellos y que no permitía que el contacto fuera tan íntimo.

En una primera estancia el líder se asombró de la respuesta de su esposo y de la intensidad del beso pero que más daba si habían llegado a eso. No podía ser más feliz. Sus manos se desplazaron a lo largo de la espalda se Zhiyin llegando a su cadera y buscando sus nalgas apretándolas contra la erección que amenazaba con formarse.

-Esposos mío, eres grande- le murmuró contra los labios con una sonrisa para después volverlo a besar más lentamente, mordiendo los labios de su esposo insistiendo en el inferior para ponerlo hinchado y después pasando la punta de su lengua. Fengxiao solo dejaba que jugara e investigara todo lo que quisiera disfrutando del débil roce de sus caderas que nada hacía por evitar despertar a la bestia.

-Estamos en un lugar público-

-¿Y qué?- las palabras de Zhiyin eran pesadas, sus ojos tenían un brillo extraño y poco le importaba su alrededor.

Fengxiao supo que debía controlarse porque estaba muy cerca de perder toda la cordura que le impedía desnudarlo allí mismo y tomarlo sobre la mesa. No todos los días tenía a su esposo caliente encima de él pidiendo más. Soltó sus nalgas y bajó sus manos hasta los muslos buscando el borde de la túnica subiéndola lentamente. Ya no le importaba que hubiera más invitados, si seguían así de seguro les daban un buen espectáculo.

El menor gimió contra su boca cuando su esposo hizo un movimiento estratégico con la cadera que hizo que la fricción se ambos miembros ya despiertos se intensificara. Apretó más su cuello entre sus brazos embriagado en la excitación. Aquel hombre podía ponerlo como una cafetera con solo tocarlo unos segundos, no era relevante si estaban peleados, si estaban en buenos términos. Sabía como resolver los problemas matrimoniales bastante rápido.

Por lo que agradecía al menos tenerlo de esposo. Pudiera haber terminado peor casado con un tipo horrible y pervertido. Aunque su esposo también era un pervertido con excelentes mañas. Su corazón volvió a latir y el sonrojo que había desaparecido volvió a emerger desplazándose hasta su cuello.

Tal vez aquel hombre le estaba gustando en el sentido del enamoramiento. No era un mal partido y aunque tenían diferentes puntos de vista se entendían bastante bien y sus cuerpos parecían ser compatibles. Zhiyin comenzó a tener dudas en su cabeza. Si solo no estuviera la parte de que se desharían de él podría dar rienda suelta a sus sentimientos y hacer su mejor esfuerzo por enamorarse pero era terco y nunca dejaría que le ganaran.

-¿Qué ocurre? De repente te volviste distante- Fengxiao le masajeó la nuca y  Zhiyin enterró el rostro en el cuello del hombre quedándose pensativo.

-No ocurre nada-

-¿Quieres algo más? ¿No estas conforme?- masajeó con la otra mano la espalda para abrazarlo después- Ahhh, podría estar así toda la vida- besó el hombro de su esposo.

-No digas eso- murmuró Zhiyin opacando su voz contra la tela de su túnica.

-¿Por qué no?- la voz del mayor era suave y con ternura- Podría tenerte toda la vida entre mis brazos y no aburrirme-

-Haces que todos mis esfuerzos hasta ahora para que no me expulses de la secta parecieran inútiles-

Las manos de Fengxiao se detuvieron y su cuerpo se tensó.

-Zhiyin...-

Una voz de pronto los interrumpió y tanto uno como el otro gruñeron.

-¿Fujie, es usted? ¿Está allí dentro?-

Zhiyin se incorporó sobre su esposo lentamente y miró con rabia hacia donde estaba la persona. Quien osaba molestarlo en un momento tan importante.
Aun sin desenrollar los brazos del cuello y sintiendo como las manos de Fengxiao se mantenían cerca de sus nalgas desvergonzadamente, preguntó:

-¿Quien es?-

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