Esposo mio...
Fengxiao había visto muchas cosas en su vida y esperaba muchas, estaba preparado para ello, solo que nunca se imaginó que aquella energía que los había atacado antes y que había anulado por un momento su poder viniese precisamente de la persona que pensaba que estaba en grave peligro.
Su rostro podía ser serio y frío pero un pudo evitar mostrar una expresión de total asombro y a la vez preocupación con el ceño gravemente fruncido. Y eso que rodeaba a su pareja era lo más impactante.
Era un dragón...aunque no uno cualquiera.
Era idéntico al suyo, pero su aura tenía una coloración dorada. Le resultó familiar pero no supo de dónde.
¿Qué demonios?
Además, lo que más le incomodaba era el círculo que casi se había terminado de desvanecer. El agresor se había escapado. Pero ahora no podía perseguirlo dado que tenía asuntos mucho más importante que atender.
-ZHIYIN- lo llamó con algo de angustia en su voz. Parecía que estaba bien, pero la sangre de su boca, el cultivo que lo envolvía y ...y
¿el cuerpo detrás de él y que quedó a la vista cuando el alargado dragón se movió?
O no
-Yan...feng- la voz de Yanhuan salió en apenas un susurro, a su lado, dándose cuenta de a quien pertenecía. No era tan visible debido a que el cuerpo de Fengxin estaba sobre él cubriéndolo protectoramente pero no había dudas. Eres era Yanfeng y estaba encima de un gran charco de sangre
¿Y por qué estaba tan pálido?
-No- Yanhuan tembló -No, Yanfeng, es mentira- sus ojos estaba clavados en la sangre que mojaba la túnica de su hermano y dio un paso hacia delante de forma inestable.
Grave error.
Fengxiao tuvo que moverse rápidamente, rodear la cintura del gemelo con su brazo y saltar hacia atrás rápidamente apenas esquivado la cabeza del dragón que se estrelló contra el suelo donde ellos estaban anteriormente. Ambos aterrizaron detrás y el gemelo soltó un jadeo, sus ojos apenas se apartaban de su hermano.
-Yanfeng, Yanfeng- lo llamaba y eso parecía alterar aún más al dragón
-Zhengyuan- Fengxiao gritó y la espada se ondeó alrededor de ellos en un intento de esquivar la cabeza del dragón que nuevamente los agredió.
La espada logró repelar la bestia pero Fengxiao supo que no era rival para ese poder. Era como si fuera aún más grande, no, no era más grande, se podía decir que igual.
-Yanhuan- llamó al gemelo aun sin soltarlo. Estaba aseguro que si lo hacía este correría en dirección a su hermano y por lo que había visto el dragón no los dejaría acercarse- YANHUAN- alzó la voz cuando este apenas le estaba haciendo caso. Ante el subido de tono el nombrado lo miró- Necesito que te centres y te calmes. Sé que es difícil pero necesito que retrocedas y me des espacio-
-Pero...pero...mi hermano...él- sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Necesito que confíes en mí. Tenemos que encargarnos del poder de Zhiyin que no nos deja acercarnos y después podemos atenderlo-
Yanhuan temblaba completamente vulnerable.
-¿Él...está vivo?-
Y esa fue una pregunta para la que Fengxiao no tuvo respuesta. Su rostro tenso se lo hizo saber al gemelo que se mordió el labio. Ellos tenían un trabajo que la muerte podía ser una posibilidad, después de todo no solo eran los encargados de su señores, también sus guardianes por lo que era su tarea protegerlos. Aun así era una realidad difícil de asimilar.
Con un dolor en su pecho que apenas le dejaba respirar le hizo caso a su señor y retrocedió tambaleante a pesar de que cada fibra de su cuerpo le indicaba que fuera hacia el cuerpo de Yanfeng. Pero confiaba en su señor. Nunca lo había defraudado antes. Solo esperaba que esta vez fuera igual.
Fengxiao se incorporó y llamó a su espada que aterrizó en su mano.
-Sé que no nos llevamos bien pero necesito que me ayudes - habló en voz baja, apenas un susurro a pesar de que sus ojos azules estaban fijos en el dragón que volvía cerca de Zhiyin.
Temía por su seguridad y por la de su hijo, por la forma en que actuaba, en que no reaccionaba. Su esposo parecía alguien completamente ido en ese momento. Ni siquiera reaccionaba ante ello. Simplemente era el dragón el que se movía. Incluso Fengxin tenía sus ojos en blanco y simplemente cubría el cuerpo de Yanfeng. Eso no eran buenos indicios.
-Realmente debes creerte muy valiente como para pedirme favores después que me encerraste en tu cuerpo- una voz grave resonó en su interior.
Fengxiao frunció el ceño ante esa respuesta. Sabía que no sería una conversación nada agradable. Zhengyuan era realmente el nombre del alma dentro de la espada, un dragón lleno de resentimiento y odio hacia todo, elementos que le daban su fuerza y que se fueron convirtiendo en poder espiritual demoniaco. Razón por la que Fengxiao intentaba usarlo lo menos posible debido a la contaminación paulatina de su propio poder.
-No tergiverses las cosas a tu forma. Hicimos un trato y ambos estuvimos de acuerdo- la voz interna de Fengxiao fue grave, no tenía mucha paciencia en ese momento y cada minuto era oro.
Una risa resonó en su interior y el cuerpo de Fengxiao pronto se vio envuelto de aura negra. Lentamente esta se fue materializando en el cuerpo de aquel dragón negro idéntico al que anteriormente estaba. Zhengyuan desplazó la cabeza hasta estar a la altura de la de Fengxiao.
-¿Quieres que lo mate?- el dragón sonrió de forma sádica mostrando sus colmillos- ¿Cómo aquella vez?-
Una espada atravesó el hocico del dragón de un lado a otro más no le hizo daño a la bestia. Su propia espada no podía hacerle daño, aun así Fengxiao se la había enterrado con la suficiente fuerza para que apenas quedara afuera la empuñadura.
-Lo tocas de nuevo y te enterraré en lo más profundo del volcán de los mil lamentos. No me provoques- Fengxiao lo miró de reojo con sus ojos completamente negros.
El dragón gruñó y se separó retirándose de la espada y alzándose detrás de Fengxiao.
-No puedo prometer nada. Pero si te advierto que será algo difícil lo que quieres-
Fengxiao frunció el ceño. A lo largo de los años que había estado con Zhegngyuan y que había intercambiado con ella era la primera vez que le decía que algo le era difícil. Era una espada sumamente orgullosa.
-¿A qué te refieres?-
El dragón rio poniéndose nuevamente a su altura del otro lado.
-Acaso no lo ves- señaló con el hocico el otro dragón que estaba gruñendo hacia ellos- Ese es Jinhua, el dragón de la flor de oro. Su poder anula todo aquel cultivo que no sea puro-
Fengxiao apretó los puños. Sabía perfectamente quien era Jinhua, más bien, pensaba que era una leyenda. Hacía años había leído sobre este poder. Se manifestaba en el cuerpo de su portador a forma de tatuaje, no era un arma o algún artefacto sagrado. En cambio estaba aligado con su sangre y su poder era capaz de purificar tanto armas, así como cuerpos afectados por el cultivo demoniaco evitando así su destrucción.
Lo más curioso de ello era que no era un poder aleatorio, era heredado desde la antigüedad por una de las familias más poderosas que había desaparecido a lo largo de los años, así como este don para algunos, maldición para otros. Se sospechaba que ellos mismos se habían escondidos para no ser más asediados.
¿Pero cómo había terminado en el cuerpo de quien era Fujie?
Eso solo significaba una cosa, que la padre o el padre de él había sido descendiente de esa familia. Dudaba que fuera la madre, los portadores de este poder solían vivir largos años y no necesitaban cultivar por sus medios, su núcleo lo hacía por ellos sin nada de esfuerzo. Por lo tanto debía haber sido el padre, ese cultivador que no sabía quién era y que ahora era de vital importancia encontrarlo.
Fengxiao tuvo que saltar hacia atrás rápidamente otra vez. Un rugido se escuchó de la cabeza dorada que estaba ahora frente a ellos. Zhengyuan se abalanzó sin pensarlo y abrió su boca enterrando sus dientes en el cuello de Jinhua pero estos se volvieron polvo. Efectivamente, ellos ni siquiera podían tocarlo.
Fengxiao retrocedió para poner distancia cuando se percató que su espada no era rival para el dragón dorado. Tuvo que pensar rápidamente en otra solución. Y así se movió hacia adelante intentando acercarse a Zhiyin pero su camino fue cortado brutalmente teniendo que poner una barrera para evitar el impacto.
Su cuerpo se sacudió cayó de rodillas mientras la cola de la bestia golpeaba el costado de su barrera. Estaba algo débil después de tener que formar su cultivo a salir después de haber estado encerrado y volar tan rápidamente que había gastado mucha energía. Eso no significaba que estuviera en desventaja. No se había convertido en líder de secta por gusto y si no podía llegar a Zhiyin pues lo traería hacia él.
-Zhengyuan cúbreme-
Un gruñido vino de parte del dragón que golpeó con el costado de su cuerpo al otro. El impacto entre los dos los hizo separarse provocando una fuerte ráfaga de aire con algunos destellos que salieron del cuero del dragón negro.
-No me ordenes humano- aun así se enfrentó a su contrincante. El dragón dorado parecía cada vez más molesto por la cercanía.
Fengxiao pensó en una posibilidad que esperó que fuera factible, sino sería muy complicado acércaselo a Zhiyin sin hacerle daño, algo que era lo último que quería. Cerró los ojos y pegó su mano al suelo pronunciando un conjuro. Diversas líneas negras se dibujaron en su cuerpo y muchas de ellas se desviaron en dirección a su mano y después a la superficie lisa debajo de esta despareciendo.
Pronto estás salieron alrededor del cuerpo de Zhiyin y lo envolvieron sin desvanecerse. Fengxiao solo esperó que duraran lo suficiente para poder traer de vuelta a su esposo.
Actualización doble
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