Capítulo uno 💜
Lizzie
—El señor está concretando una llamada con Raven Deutsch—me comunica Alejandra del otro lado del escritorio—. La atenderá enseguida.
Aplasto los labios, siento una enorme bola de nervios en mi estómago.
Sentada aquí, afuera de la oficina de James Foster, solo puedo concentrarme en los cuadros que decoran las paredes. Todos ilustrando sus logros del pasado, desde las portadas de revistas de negocios en las que apareció, hasta los artículos que mencionan lo extremadamente sagaz que puede llegar a ser.
Pero aún así, ni la decoración narcisista que hay en la recepción puede distraerme del hecho de que hace unas horas recibí una «alerta roja» por parte de mi mejor amigo y no tengo idea de por qué. Me imagino que si está hablando con Raven, debe ser grave.
Al ser un grupo de tres, él siempre habla con uno o con el otro pero nunca con ambos, al menos no en el mismo periodo de tiempo. Por lo que, en serio debe ser algo grave.
Sé que quizás mi idea es muy remota y surrealista, pero ¿Qué tal si él se dió cuenta que realmente somos almas gemelas? ¿Es muy fantasioso? Quisiera permitirme soñar una vida alternativa en la que terminemos juntos, viajando por todo el mundo en su avión privado y tal vez, tomarnos de las manos junto a la torre Eiffel o el Empire State.
En fin, tampoco es como que esté en condiciones de exigir, simplemente quiero estar con James. Incluso, si no viajamos a ningún lado. Solo estar él y yo, acostados en un sofá viendo una película. Sería mágico.
—Ya puede pasar—avisa Alejandra.
Me pongo de pie, y camino hasta la puerta de su oficina. Está al fondo de todo, porque son los privilegios que trae ser jefe, un poco más de privacidad.
Suspiro y abro la puerta con lentitud. Ni siquiera sé porque me tomo tal atrevimiento, nos conocemos hace años y simplemente podría haber pasado sin siquiera importar que estuviera en una llamada con Raven, pero cuando estoy con él, me siento ciertamente intimidada.
—Hola—Cierro la puerta detrás, despacio.
—Hola, Liz—dice, su tono es neutro, no está apagado ni encendido. Así que no tengo indicios de que hay un problema.
Por lo general, para saber su estado de ánimo tengo que ver sus ojos, pero se encuentra de espaldas, de cara a la enorme ventana de su oficina. Está viendo la ciudad con las manos escondidas en sus bolsillos.
Deambulo por el sitio, sin saber qué hacer, hasta que simplemente me acerco a su escritorio y me siento en una de esas sillas donde debe recibir a grandes clientes pero ahí estoy yo, una pobretona costurera.
—Mira lo que tienes frente a ti—me pide.
¿Frente a mí? Lo tengo a él, bueno no me está mirando pero es el único que está en esa posición. Entorno los ojos, confundida.
Debe ser que me conoce tanto o que ve el reflejo de mi cara en la ventana porque aclara con rapidez:
—Lo que está en el escritorio.
Vuelvo la vista hacia el periódico del día de hoy y lo tomo entre mis manos. Lo primero que leo es el título.
"El empresario Jake Foster anuncia su boda en conferencia de prensa"
Efectivamente hay una foto de él en el medio de un escenario, rodeado de personas portando cámaras y micrófonos.
Continúo leyendo.
La conferencia de esta mañana de empresas Foster, nos ha dejado a muchos con la boca abierta frente al anuncio de una nueva relación en la familia.
No puedo seguir con mi lectura, levanto la vista impactada y doy un pequeño salto cuando encuentro a James sentado en su silla, mirándome con fijeza.
—Jake se va a casar—repito.
—No es la peor parte, créeme. Sigue leyendo.
Jake Foster, el hijo mayor, se casará dentro de veinte días con la modelo Celina Aviliarí.
Celina Aviliarí.
Ay, no.
Vuelvo mi vista hacia él.
—Me voy a matar—anuncia, levantándose de su asiento.
Está dirigiendose a la puerta, así que me interpongo en su camino.
—¡James! ¡Dios mío, no!—exclamo. Mi espalda se halla pegada a la madera, pero como si no fuera suficiente abro los brazos, cubriendo toda la superficie—. No digas esas cosas.
—¡Bien! ¡Entonces lo voy a matar a él!
—James—lo regaño.
—Con Celina, Liz—dice entre dientes y sé que está al borde del colapso porque se aleja y comienza a caminar de un lado al otro.
—Lo sé, lo sé— me acerco.
—¡Teníamos un trato!—Pasa las manos por su cabello con nerviosismo.
Nunca lo he visto así antes, parece que quiere decapitar a alguien. Y no es que el problema sea menor, porque Celina siempre le gustó. A su hermano también. La conocieron cuando se mudo a la casa de enfrente, pues su padre se hizo socio de la empresa Foster cuando tenían unos veinte años y como siempre debían hacer reuniones, se les ocurrió vivir en el mismo sitio.
Pero juraron que ninguno estaría con ella para evitar conflictos. Luego, Celina se mudó a París para seguir su carrera de modelo y al parecer, Jake se contactó con ella.
—Pero han pasado años—le digo.
—Ella ha sido el amor de mi vida desde que se mudó frente a nosotros.
¿El amor de su vida? Auch, sí dolió.
Hago una mueca de circunstancias. Tengo la vista nublada, el corazón en un puño y esa extraña sensación en mi garganta.
Cuando se da cuenta de mi estado, enseguida corre a mi lugar y acuna mi rostro con sus manos. Solo en ese momento me doy cuenta que estoy temblando como si fuera uno de esos sillones para masaje en su nivel más alto.
Me mira con una expresión de preocupación.
—Liz, oye no te preocupes, ¿Sí? No todo está pérdido—Comenta, se da media vuelta y corre a su escritorio.
¿Qué? ¿Realmente piensa que estoy llorando por la situación? Seco mis lágrimas con el borde de mi delantal, porque sí, estaba en mi trabajo cuando su secretaria llamó.
Nunca he salido de mi taller de costura, lo cual es difícil de admitir. Creí que estudiar diseño de modas me haría cumplir mi sueño de abrir una boutique pero en cambio terminé cosiendo telas para una marca de ropa. Que ni siquiera es mía, en la que ni siquiera diseño. Yo solo hago el trabajo sucio; armó el sueño de otros.
No puedo pensar más porque él me muestra una servilleta llena de garabatos y flechas que dan vueltas y vueltas.
—El sábado invitaron a todos los parientes y familiares que estarán en la boda al complejo Sunshine of Summer, pasaremos allí todo el mes hasta que se casen —comenta y señala la servilleta—. Diseñé un plan perfecto que ordenará las cosas.
¿En serio? Llevaran a todos los invitados de vacaciones, esto tiene que ser la cosa más burguesa que he visto.
—¿Ordenar?—repito.
—Sí, Celina conmigo y Jake solo por ser un maldito traidor—concluye con rabia. Luego, sus ojos azules centellan un brillo y sé que se aproxima lo peor—. Liz, no puedo hacer todo esto solo, Raven ya aceptó a colaborar con el plan. ¿Tú qué dices?
—No puedo tomarme vacaciones a mitad de año—Me niego, aturdida.
—¿No te deben días de vacaciones?—pregunta.
—Sí pero no puedo tomarme todo un mes.
Coloca las manos sobre mis hombros.
—Liz, hablaré personalmente con la dueña de la marca de ropa para la que trabajas.
¿Va a hablar con Susanna Rowen? No, imposible. Esa mujer está a otro nivel, incluso para un empresario.
—hmmm—Dudo.
—Por favor, te necesito.
Dios, esa mirada, ese toque suave sobre mis hombros y ese tono de ruego. ¿Cómo podría resistirme? Haría cualquier cosa por él, incluso, ayudarlo a conquistar a la novia de su hermano. ¿Lo ven? ahí está, soy patética.
—Está bien—suelto, sin más.
De todas formas, dudo que consiga que Susanna Rowen me de un mes de vacaciones de la nada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro