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Capítulo treinta (1/2) 💜

Lizzie

-¿En qué piensas cuando piensas en mí, Lizzie?-me preguntó, sentados en el campus de la universidad. Sus ojos brillaban bajo la luna.

El lugar estaba vacío, a esa hora una de las fraternidades daba una fiesta de toboganes y parecía ser un éxito. Bueno, eso parecía, yo estaba con James recostada en el campus, viendo las estrellas. No me gustaban las fiestas que organizaban las fraternidades. A mí parecer, no tenía sentido; lo único que se hacía ahí era beber o bailar-incluso ambas-, y ninguna de las dos me llamaba la atención.

Nunca planeé estar con él de este modo, solo me había sentado a leer para la materia de Indumentaria. James iba de camino a la fiesta con Raven, pero me vió sola y decidió quedarse.

-En que te quiero-le confesé-. Eres mi mejor amigo.

Alzó una de sus cejas negras.

-¿Ah, sí?-volvió a interrogar y un rayo de tristeza centelló su rostro.

Asentí frenéticamente.

-También eres mi mejor amiga-dijo y se recostó sobre la fina capa de cesped-. Bueno, en realidad, lo eres todo.

Mi boca permaneció entreabierta, dudosa de qué decir.

-¿Vas a estar conmigo pase lo que pase?-dijo.

-¿Qué podría pasar?

Entornó los ojos.

-Mmmh, la vida cambia abruptamente-confesó, depositando los brazos detrás de la nuca.

-¿Qué estás pensando hacer?-mordí mi labio inferior.

-Nada, Liz-le dí una mirada escéptica-. De verdad.

-Bueno, lo que sea que hagas, estaría contigo hasta el final-le prometí.

-¿Hasta el final?

Asentí.

-Bien, así me gusta-determinó, con el tono de voz serio.

Debí saberlo. Algo tramaba. Lo noté en sus ojos. Ahora, cuando observo las estrellas desde el balcón, solo pienso en esa noche. Y lo equivocada que estaba.

Pronto, siento unas manos sobre mis hombros. Luego, una desaparece y la otra se aloja en mi espalda.

-Hola mamá-la saludo.

Aplasta los labios y se forma unas pequeñas arrugas alrededor de sus ojos. Me concentro en los detalles de su rostro porque, siendo sincera, temo perderla algún día.

Antes no era consciente de la mortalidad de
los demás. Sabía de la mía, y mucho no me importaba. Pero nunca pensé que algún día tendría que seguir viviendo sin mi familia. Eso me aterraba de muchas formas, no quería perder a las únicas personas que me entendían.

-Liz, no quiero inmiscuir en tu vida...-comienza y sé lo que se aproxima-. Pero, ¿Qué sucede entre James y tú? Parecen más cercanos de lo normal.

¿Cómo explicarle a mamá todo lo que acontenció? Tenía demasiada confianza con ella pero no la suficiente para hablarle de mis problemas amorosos. Además, la situación es un entramado de engaños y venganza mutua del que no quiero hablar, simplemente porque me avergüenza lo que pueda pensar de mí.

-Ah, eso-suelto un suspiro-. Nada.

Es la verdad. No es «Nada», lo que vió no fue lo que llamaría un beso furioso. Y nada más que eso, pues James sigue enojado conmigo.

Entorna los ojos con cierto recelo.

-De verdad, ma-digo con pena.

-Ouh, que lástima, Lizzie-se lamenta-. Sé lo mucho que te gusta.

Frunzo el ceño, corroída.

-¿Lo s-sabes?-pregunto.

-Claro que sí, de hecho, nosotros siempre lo supimos...¡No, no! ¡Quiero decir, no siempre!-trata de corregirse al ver mi cara de consternación-. Bueno, puede ser que lo presentíamos.

Escondo la cara entre mis manos, avergonzada.

-Pensé que era discreta-me quejo.

-Ah sí, lo ocultaste bastante bien...-trata de complacerme.

Meneo la cabeza.

-Está bien, no tienes que mentir-suelto un suspiro.

El hecho de que lo sepa hace tiempo me tiene avergonzada. Pensaba que era un secreto que tenía guardado bajo llave pero al parecer, no es así.

-Debes pensar que soy una idiota por ilusionarme con él-alzo la vista hacia ella-. Un empresario millonario que aparece en portadas de revistas y yo...

-No termines esa frase, Lizzie-advierte-. Espero que no pienses así de ti misma, y dudo que James piense así de ti.

¿Qué importaba aquello? Había un desnivel notorio entre ambos. Nunca me había parado a pensarlo con detenimiento, pero era más que obvio. Quizás lo nuestro estaba predeterminado a morir en algún momento. Ahora o después, seria lo mismo.

Abro la boca, pero me veo interrumpida por la presencia de papá.

-Ya, hay que bajar-ordena-. Tengo hambre y no hemos comido desde hace mucho tiempo.

-Eso no es cierto, comimos en el almuerzo-refuta ella.

Así como entra, se va y nosotras lo seguimos por todo el pasillo hacia el elevador. Me recuesto en la pared sin muchas ganas de ver la cara de alguno de los Foster.

-Tu padre discutió en el avión con un hombre-Comenta mamá, mirándome de reojo.

-No peleé con un hombre, él peleó conmigo-aclara sobre su hombro.

Sonrío pero cuando las puertas vuelven a abrirse, contengo mi gracia. Comenzamos a caminar por el pasillo hasta el restaurante elegante, dónde vimos a Jake darle un collar con otro nombre a Celina, la misma noche en la que Rav me alentó a sincerarme con James. También es el restaurante con el que nos besamos. Quién sabe lo que nos depare esta cena, aquí de lo único que hay certeza es que va a doler.

-¡Llegaron familia!-exclama Rav, sentado en la mesa, con los brazos al aire.

La mayoría ya está lista para comer, lo cual habla de nuestro retraso. Parece que mi conversación con mamá duró más de lo debido.

Damos un saludo rápido a todos y para mi -no grata- sorpresa, los asientos vacíos que quedan son los que están junto a los Foster. Hay uno a la derecha de Mandy, otro junto a Russell y uno al lado de este, que está frente al innombrable. Entonces, mamá se sienta al lado de Mandy y papá junto a Russell, que está en la cabecera de la mesa, por lo que a mí toca frente a James.

-Debo decir que a algunos les pasan los años-destaca Hill, mirando directa a mamá.

Ah sí, están Hill y el tío Jorge. Así como también, Celina y Jake del otro lado, hablando con los amigos de éste último. Es extraño pero aún no hay señal de Meghan.

-Lo mismo digo-coincide ella con una sonrisa.

Mandy toma una servilleta para cubrir su boca, pues está tratando de que la risa no rebote por el ambiente.

-Gracias por venir a la boda, señores Del Carmen-agradece Jake.

-¡Sí, estamos muy emocionados!-exclama Cel-. Bueno, ahora mismo todo es perfecto, pero hace unas semanas...

La pelirroja formula una expresión que denota que ha hablado de más. Se ve obligada a aclararse la garganta y concluir:

-Tiempos difíciles, en fin.

Mamá asiente hacia ella mientras papá solo mira el menú con Russell para quejarse de los precios. A veces siento que vive en un mundo paralelo.

En ese momento, y para la suerte de Cel, llegan los mozos dispuestos a tomarnos la orden. Cuando terminamos de pedir la comida-tuve que fingir no tener hambre para comprar lo más barato que es nada más que una ensalada-, comienza la charla entre los Foster y mis padres.

-Presiento que tendremos otra boda pronto-canturrea Mandy en un momento.

Nos mira directamente a nosotros y mis mejillas comienzan a arder. Los demás en la mesa dejan lo que están haciendo de lado y no puedo culparlos porque el comentario de Mandy levantaría la curiosidad hasta de un escéptico.

Mamá pasa una mano en forma horizontal sobre su garganta, en un gesto de que no entre en el tema.

-En efecto, ¿Por qué no hablamos de otra cosa?-pregunta James mientras corta su bistec.

Agh se ve tan delicioso. El bistec, no James.

-¿No quieren hablar del beso?-rebate Mandy.

Mamá se lleva una mano a la frente mientras la mesa estalla de preguntas que nos llegan como granadas.

-¿Ustedes se besaron?-pregunta con una sonrisa de sugerencia, Keyle.

-¿De verdad?-Dove entra a la conversación con sorpresa.

-Oigan, eso sí que es nuevo-comenta Matt con diversión.

Lo que les llama la atención a todos es el silencio de Raven.

-¡Oh, no! Qué...sorpresa-finge y nos da una mirada de desaprobación-. No puedo creerlo, deberían estar avergonzados.

Esto es perfecto, Mandy le dió de comer a los lobos hambrientos de chisme.

-Tú en particular, James-lo acusa, elevando el dedo índice-. Por no considerar para nada mi amor por Liz.

Ay, por favor.

El acusado alza una ceja.

-¿A ti te gustaba Liz?-le pregunta Jessica con los brazos cruzados.

-Bueno no, pero podría haber surgido el amor en algún momento-lo dice de forma despreocupada, como si no le interesara.

Suelto un suspiro. Esto tiene que ser igual de humillante para mí que para James. Alzo la vista para comprobarlo y me sorprendo al notar que sus ojos están puestos en mí. No de forma amigable, al contrario, parece bastante enojado.

-No te preocupes, a mí tampoco me atraen las traidoras-Me da una sonrisa.

Frunzo el ceño.

-¿Y eso qué significa?-lo desafío.

-Ah, puedo ver el problema-Aplasta los labios, Mandy.

Los ojos de James se iluminan al igual que el cielo cuando en él, estallan fuegos artificiales.

-Tranquila, no estaba hablando de ti-intenta que guarde la calma con una oración sin sentido. Una sonrisa burlona se plasma en sus labios-. Pero, ¿Te sentiste identificada?

Abro los ojos, impactada. ¿Quién se cree para hablarme de esa forma? Lo único que traté de hacer en todo este tiempo fue ayudarlo a que no caiga en viles atrocidades. Pero no, él ve lo que quiere.

-Tus ojos estaban puestos en mí cuando lo dijiste-le suelto mientras hundo mis uñas en las palmas de mis manos.

-Para nada, vi a alguien conocido detrás -descarta.

De pronto, una risa nerviosa se desprende  de los labios de Celina.

-Oigan, ¿Comamos sí?-Volteamos a su lugar justo en el momento que su expresión adquiere un atisbo de terror-. ¿Les parece?

Ambos soltamos un suspiro sincronizadamente y continuamos con la cena.

No negaré que el ambiente se siente tenso los primeros minutos después de nuestro encuentro. Sobre todo cuando elevo la vista de mi plato y encuentro a James dándome miradas asesinas, lo cual ocurre durante toda la cena. Pero el tiempo comienza a cesar con las bromas de Raven, los regaños de Jess, las miradas furtivas de Jake cuando sus amigos dicen algo fuera de lugar y los comentarios amargos de la tía Hill. La situación pasa rápido y después del postre, los mayores deciden volver a sus habitaciones.

-Ya nos vamos a dormir-determina Mandy mientras toma su enorme tapado negro y peludo.

Mamá y papá también se ponen de pie junto a Russell. El tío Jorge y Hill también se levantan, aunque Sebastian decide quedarse. Hago el amague de ir con ellos pero Celina me lo impide.

-Liz, no te vayas-me ruega con un puchero y agrega:-. Vamos a jugar un juego de mesa.

Aplasto los labios.

-¿Un juego de mesa?-repito.

-Por favor-insiste.

No duda en utilizar su técnica mas efectiva:  mirada cautivante y tono de pena. Siempre funciona.

-De acuerdo.

Me despido de mis padres y vuelvo a tomar asiento, cruzada de brazos.

Por el rabillo del ojo, noto la mirada de James clavada en la mesa. Tiene la mandíbula apretada, mientras juega con las migajas sobre el mantel.

Los mozos llegan a retirar los platos y en poco tiempo, uno de ellos trae un juego que Celina toma con una sonrisa.

-Lo pedí en recepción, ¿No es genial?-ríe ella.

Abre la caja y arma el tablero. Saca todas las fichas, apila un par de tarjetas y acomoda las figuras que representan a los jugadores mientras Jake lee las instrucciones de mala gana. Al parecer, no soy la única que no quiere ser parte de esto.

-¿Qué vamos a jugar?-pregunta Dove, ilusionada.

Celina da una mirada en general y guarda unos segundos de silencio para generar misterio. Luego, chilla con emoción:

-¡Jugaremos "¿Quién conoce más a su pareja?"!-agita las manos para enfatizar la alegría.

Oh, no puede ser.

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