ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟜𝟙
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Alexandro's Pov
Luego cuando llegamos a la mansión de mi padre; Erick me ayudó a llevarme a mi habitación y mientras que yo me terminaba de limpiar mis heriadas; Rebecca entró a la habitación como si el demonio la había poseído.
—Tranquila —Erick la detuvo antes de que se me acercara.
—Sos un pendejo, lo sabes? —me daba una mirada como que si me quisiera matar.
—De qué hablas? —dejé lo que estaba haciendo para ponerle atención.
—Por tú culpa mataron a tus hijos —Erick la tenía agarrada de la cintura.
—Explicate mejor —no se por que me sentía más vacío.
—Cuando vas a recapacitar —se cruzo de brazos —siempre pierdes todo lo que quieres Alex —eso me dolió.
—Y Natalia —apreté la mandíbula.
—Sueltame —miro enojada a Erick y lo hizo —desde que Natalia te conoció lo único que ha tenido en su vida fueron problemas —se puso frente de mi —ella estuvo a punto de morir con sus hijos Alex —vi que ella también apretó la mandíbula.
—Dónde esta Natalia? —los dos estábamos serios.
—Mejor ya ni la busques y mejor recapacita —se alejó un poco —por que estas perdiendo a todos los que amas! —salió del habitación azotando la puerta.
—Es cierto? —Erick me volteo a ver.
—Por mi culpa mataron a su madre, por mi culpa mataron a nuestros hijos y por mi puta culpa se fue Natalia —me senté en la cama; rendido.
—Qué harás al respecto? —Erick se sentó a mi lado.
—Estas feliz? —mi padre entró a la habitación.
—De qué hablas? —todo el mundo siempre esta en contra mía.
—Natalia se fue con Nelson —otra persona que casi escupe fuego.
—Por que se iría con él? —me levanté de inmediato.
—Por que será? —Rebecca estaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados.
—Tú sabías de esto? —mire enojado a Rebecca.
—Claro que si pendejo —se me acercó poniéndose muy cerca de mi.
—Habla —apreté la mandíbula.
—Qué sabes Rebecca? —mi padre le preguntó.
—Esto no va a terminar bien —Erick agarró a Rebecca de su cintura.
—Por tu culpa nada sale bien por eso Natalia se fue, lejos de ti, solo le traes mala suerte —Erick la interrumpió.
—Nadie le dice la puta verdad en la cara —ella no apartaba su mirada de mi —te quiero Alex, pero por tú culpa ella se fue pendejo de mierda —se soltó del agarre de Erick y se fue nuevamente.
—De qué habla hijo? —mi padre volvió a su expresión seria.
—Con Natalia tuve dos hijos —mire hacia otro lado —pero el pendejo de Daniel los mató y estuvo de matar a Natalia —aventé un florero contra la pared.
—Déjenos solos —de inmediato todos salieron de la habitación —por que mierdas no me contaste del embarazo y lo de Daniel? —su respiración se dificultaba por el enojo.
—Porque ahora te interesa eso? —lo enfrente.
—Tú no entiendes nada Alex, yo te quiero ver feliz pero tu siempre me ves cómo tu enemigo —se me acercó —si tu eras feliz con Natalia no la tuviste que dejarla ir, es más... tuviste que protegerla —se separó un poco —ahora que ya no está, te podrás concentrar en tu trabajo —salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.
—Mierda —tire todo lo que tenía alcance en esa habitación.
Perdí todo lo que amo a mi madre, Natalia y a mis hijos; nada me queda por ser la mierda de persona que soy. Aún me sorprende de que Erick, Rebecca y mi padre me hablen. Respire profundamente tres veces y salí de la habitación directo a la oficina de mi padre.
—¿Hay un nuevo trabajo? —le pregunté justo que entré.
—Es muy arriesgado hijo —encendió un cigarro.
—Lo quiero —ya nada me importaba; ya no tengo a quien amo.
—Esta bien —sacó un folder y lo puso frente a mi; mientras soltaba el aire y el humo se dispersaba arriba de él.
—¿Este pendejo nos debe los 950 billones de dólares? —le pregunté mientras leía todo lo que había en esas hojas.
—Si, peor aún que él no sabe que su hija anda de prostituta y su hijo de vendedor de drogas —apagó el cigarro en el cenicero.
—Típico —rodé los ojos —ahorita voy —deje el folder en su escritorio y salí de ahí.
—¿A dónde vas? —Rebecca me estaba esperando.
—A traer un dinero —iba a seguir con mi camino pero ella se puso enfrente —¿Qué quieres? —ahora yo le pregunte a ella.
—Tan rápido te olvidas de las personas que de verdad amaste —se cruzó de brazos.
—Tengo trabajo —apreté la mandíbula enojado por lo que dijo.
—Con razón Natalia se fue de aquí —me miró con asco para después meterse a una habitación.
Me fui enojado al cuarto de armas, me dieron una bolsa y con dos guardias me fui al estacionamiento que me sorprendió un poco ver a Erick en una camioneta.
—No me puedo enojar con mi mejor amigo —me hizo una seña para que subiera; los dos guardias subieron después de mi —¿A dónde vamos? —me preguntó sin despejar la vista del camino.
—Dónde Rene —con los guardias íbamos recargando las armas; luego nos pusimos un chaleco antibalas.
(....)
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