La Cena
-Yvaine, mi niña tanto tiempo, ¿Cómo estás?, ¿Quién es este guapo acompañante? -
-Hola Tía Jane, muy feliz de estar aquí, él es Geoby un amigo que me a ayudado mucho estos días-
-Me alegra escuchar que no estas pasando esta época tan maravillosa sola, pasen-
El apartamento de mi tía era muy acogedor lleno de adornos de navidad por todos lados, de la mano de Geoby entramos y allí se encontraban, mis primos, el esposo de mi tía y sus vecinas.
Sentía una incomodidad horrible, pero al mirar hacia mi lado estaba el que me daba cierto confort. En la mesa repleta de comida y muchas velas mis primos se encontraban hablando de su exitosa vida y sus negocios solo sentía unas ganas de decirles "Váyanse al carajo, malditos pretenciosos" pero por respeto a mi tía no lo hice, pero mi amigo el duende salió y dio la cara por mi
-Yvaine quizás no sea exitosa, pero en estos días a hecho cosas muy buenas por los demás, no es cierto?-
-Ehh Si, esta semana ayude a Doña Irma con su repostería que estaba a punto de cerrar, corrí toda la ciudad disfrazada de Santa Claus para recaudar dinero para el Salvation Army y volví a tocar una extensión de luces después de un tiempo y ayude a un señor a decorar-
-Siempre he sabido que en tu interior eres una gran mujer y me alegro de que te estés dando cuenta de lo que eres y de lo que vales Yvaine, todos lo sabe Yvaine ¿Verdad Geoby?, A que nunca habías visto una mujer de 25 años con un pelo rubio tan hermoso como el de mi Yvaine-
-¡Tía por Dios!-
-Es cierto, nunca había conocido a alguien igual-
Sentada junto a él me quede mirándolo sus ojos hasta que mi tía raspo su garganta, continuamos comiendo y hablando de chismes de sus vecinos y de nuestras vidas. Completamente agotada llegamos al apartamento
-Solo me queda darte las gracias, no sé qué hubiera hecho sin ti allí-
-Fue todo un placer ayudarte, tu tía cocina riquísimo-
-Si, realmente lo hace
-Bueno te dejo para que...-
No pude resistirme tenerlo frente a mí con su cómico traje de navidad, mis labios tenían que estar sobre los suyos, eran unos labios tiernos y suaves, pero reaccione y me despegue de él.
-Lo siento, no sé qué...- no me dejo terminar de hablar poniendo su dedo sobre mis labios.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro