Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6 - Incidente inesperado

 Halley se encontraba en la habitación. Estaba acostada en su cama, mientras observaba la camiseta que alguien misteriosamente le dio como ayuda para limpiarse en el baño, luego de la broma pesada que le hicieron.

La misma pregunta rondaba por su cabeza: ¿Quién fue el que la ayudó?

 Las únicas personas amables con ella habían sido Thomas y James, pero el primero había dejado claro que no había sido él quien la ayudó.

 Solo restaba preguntarle a James, aunque a este último no recordaba haberlo visto en la escena.

—¿Quién fue? —dice acercando la camiseta a su rostro.

 Le llama la atención el olor que desprendía esta. Era un aroma salvaje, pero fresco y embriagante. Olía a una colonia, una colonia de un hombre.

 Ahora ella sabía con seguridad de que se trataba de un chico, pero ¿quién? ¿Quién aparte de Thomas y James habría tenido esa gentileza? ¿Quién era tan noble como para hacer eso?

Tenía una gran interrogante. ¿Cómo lo resolvería?

 No podía ir por allí acercándose de chico en chico para olerlos y así descubrirlo. No quería parecer una loca acosadora, aunque sí quería descubrir a aquella persona, porque sentía que le debía un "Gracias".

El sonido de la puerta abriéndose la saca de sus pensamientos.

Jade entra.

—Oye, ¿ya supiste quién fue el de la broma?

—No.

Jade se sienta en su cama.

 —Escucha, sé que te dije que no podemos ser amigas, pero supongo que podemos llevar una buena relación de compañeras de cuarto.

Halley se sienta.

—Si eso deseas...

Jade la mira.

 —¿Sabes? Estoy segura de que esto es obra de Alexa. Sé que el día en que la profesora de historia la acusó por lo del plagio del ensayo, ella se enojó y la agarró contigo, porque tú saliste bien en ello.

—Tal vez lo fue, o tal vez alguien más.

Halley piensa que eso pudo ser obra de Alexa, o de los perversos Jacob y Donovan.

Incluso del mismo Hunter, ya que él le había dicho que podía mostrarle qué tan malo podía ser.

—¿A quién te refieres al decir eso?

Halley se pone de pie.

 —Alexa o quien sea da igual —suspira—. Tal vez solo tenga dos opciones, o, olvidar aquello y seguir adelante mientras termino de estudiar aquí, o simplemente rendirme e irme.

 —Quizás te entienda con eso último. Muchas veces he querido rendirme con varias cosas. Como, por ejemplo, en que nunca seré buena en ciertas materias.

 —Jade, he notado que tienes cierta dificultad en ciertas cosas, pero creo que se debe a que tienes dislexia.

—¿Dislexia?

Halley asiente.

 —Creo que es eso, por lo cual sería mejor que vayas con un profesional y que te dé su diagnóstico. Así sabrás si se trata realmente de dislexia —se mete al baño.

 Al día siguiente se despierta y mira al techo. Tenía dos opciones: rendirse ante el egoísmo y mala vibra de los demás como una niñita débil, o ser una mujer fuerte.

 Luego de pensarlo un poco, se levanta. Pasa una mano por su cabello y toma sus gafas. Se va al baño. Al salir de este, mira la camiseta de cuyo dueño aún no sabía la identidad. Por alguna razón aquel aroma seguía en su mente. Sentía que tan solo el olor que esta poseía le daba mucha curiosidad por conocer al dueño. Olía muy bien. Sentía una curiosidad extrema por saber quién era ese chico, y cómo era.

Al ir a su primera clase se sienta a esperar a que el profesor llegara.

Hunter entra, pero sin mirarla ni por un instante. Solo pasa recto a su puesto.

Tal vez ahora él estaba aplicando eso que ella le había pedido, de que no se le acercara más.

 Aquello para Halley era lo mejor, ya que significaba librarse de los problemas que ese chico traía. Sumado a eso, aún ella desconfiaba de él. Le seguía pareciendo alguien que solo podía hacer "Cosas malas".

 Sabía que no era justo juzgar a las personas por los actos de los demás, como en el caso de él, que todos le temían por ser el hijo de un asesino, pero al parecer el propio Hunter se había hecho una reputación.

 Quizás no llegaría al extremo de ser un criminal, pero estaba involucrado en cosas turbias, como intimidar a otros en el colegio, y eso para ella era suficiente.

 Después del almuerzo,  va al baño para lavar sus manos. A diferencia de otras chicas, ella no iba para retocarse el peinado o pasarse horas arreglándose frente al espejo. Por ello su viaje al baño era algo rápido y preciso.

 Al entrar al baño escucha a alguien sollozar. Se acerca lentamente, encontrándose a Alexa sentada en el suelo con las piernas apretadas a su pecho mientras llora.

Esta se percata de la presencia de Halley, así que levanta la cabeza y la mira.

Al ver de quién se trataba se pone de pie.

—¿Qué me ves?

Halley retrocede unos pasos.

—Solo venía a lavarme las manos.

Alexa se limpia los ojos.

—Pues felicidades, porque te ganaste una golpiza por impertinente.

 Sí, otra vez Halley había estado en el lugar y el momento equivocado, y recibía una amenaza por ello.

—Cálmate.

—No voy a dejar que vayas corriendo a decirle a todo el mundo que me encontraste así.

—Yo no le voy a decir a nadie.

 —Claro que lo dirás, porque de seguro amas el chisme como todo el mundo. Irás y dirás que la perra de Alexa estaba llorando como idiota en el baño.

—No tengo por qué hacerlo. No me incumbe.

Alexa la mira de arriba a abajo con duda.

—¿Por qué habría de creerte?

—Te lo puedo asegurar.

Alexa da unos pasos hacia ella.

—Más te vale que no le digas a nadie —se va.







 Al día siguiente, Halley va a la piscina cuando el equipo de natación estaba practicando. Ve a Thomas nadar. Se sienta en las gradas.

Cuando él sale del agua, va hacia ella.

—Hola, chica de gafas.

Ella le sonríe.

—Sentí curiosidad y quise venir.

—¿Ah sí? ¿Y qué tal lo hice?

—Te doy un 20 de 10.

—¡Wow! Me lo voy a creer.

Ríen. Luego caminan alrededor de la piscina.

 —El sábado, aprovechando que solo los fines de semana nos dejan salir, habíamos planeado hacer un paseo de todo el colegio —comenta él.

—¿A dónde irán?

—A un festival de música que se realizará por aquí cerca.

—Suena divertido.

—Deberías ir.

—No tengo con quién ir. No tengo amigos aquí.

—Me tienes a mí. Te estoy invitando.

Ella se detiene y lo mira.

—¿Invitándome?

—Pues sí.

 Halley siente un mariposeo en su estómago. Thomas la estaba tomando en cuenta y quería que ella fuera a aquello con él.

—¡Oh! —dice acomodando su cabello tímidamente.

Thomas la mira.

—¿Y bien? ¿Te sumas?

Ella sonríe y asiente.




Llegado el fin de semana Halley estaba feliz, ya que iba al festival de música con Thomas.

Se estaba arreglando, cuando su padre la llama. Ella responde.

—Hola, papá.

—Hola, linda. ¿Cómo estás?

—Bien —hace una pausa—, muy bien.

—¿Qué haces?

—Me estoy arreglando para salir hoy.

—¿Salir hoy? ¿Vas a salir del internado?

—Sí. Iré a un festival musical.

—Halley, tú no debes hacer eso. Puede ser peligroso.

Ella se sienta en la cama.

— Papá, déjame ir. Sabes que siempre he sido correcta y me porto de forma adecuada.

—Cariño, no es por ti —suspira—. En el mundo existen muchos peligros, y tú eres muy...

—¿Tonta?

—Inocente. No quisiera que algo malo te pasara. Me muero si te ocurre algo malo.

 —Estaré bien. De verdad quiero ir. Sabes que casi no tengo amigos por ser la nerd aburrida. Solo quiero por una vez en la vida intentar encajar.

—A veces por intentar encajar hacemos cosas que no debemos hacer.

—No haré nada indebido, lo prometo.

 Minutos después, la conversación termina. Halley se coloca una playera de su banda favorita, la cual se presentaría en el festival.

 Jade entra. Mira a Halley, quien vestía sencilla, con pantalones jeans, zapatillas, una cola de caballo y sin una gota de maquillaje.

—Me gusta tu playera.

—¡Oh, gracias! —se coloca las gafas— ¿Irás al festival hoy?

—No.

Halley camina hacia ella.

—Ve conmigo. Vamos, será divertido.

—¿Y tú con quién vas?

—Con... Thomas, nuestro compañero.

Jade lanza una pelota al aire.

—Thomas equivale a Alexa. Si él va, ella también lo hará. Suficiente con aguantarla aquí.

—¿Y vas a dejar que siempre te amargue la vida? —dice antes de poder detenerse.

Jade la mira seriamente.

 —Escucha, para que lo entiendas la cosa estuvo así. El año pasado yo tenía un novio. En ese entonces Alexa y yo éramos mejores amigas— Hace una pausa—, pero la muy zorra se metió con él, traicionando mi amistad. Rompió la regla número uno de las amigas. Desde allí la detesto, y me queda claro que las "mejores amigas" no existen.

Halley se sorprende.

—Yo... No sabía.

 —Pues ya lo sabes, así que deja de insistir, porque no quiero ir y ver a Alexa —toma asiento—. Si por mí fuera me largaría de este internado, pero mi padre no me deja. Dice que tengo muchos problemas de conducta, solo porque me gusta el rock y patinar, además de que soy una bruta en algunas materias —suspira—. Cree que soy una oveja descarriada.

—Ya te dije que el problema académico se puede tratar de dislexia. Deberías ir con la psicóloga del colegio.

Jade se queda pensando. Halley camina hacia la puerta.

—Es una pena que no quieras venir —se va.

Minutos después llega al festival musical junto a Thomas.

—Esto está repleto, así que tratemos de no separarnos.

—Creí que tu prima vendría.

—No. Ella tuvo que ir a su casa. No me dijo el porqué, pero al parecer le urgía.

—Comprendo.

 Una parte de ella se alivió de que Alexa no estuviera allí, aunque por otro se pregunta si era por el suceso en el baño, en el que Alexa lloraba.

Al llegar al escenario esperan al artista que se iba a presentar.

—¿Quieres? —dice Thomas ofreciéndole a Halley de su algodón de azúcar.

Ella toma un poco.

—Gracias.

 De pronto las luces del escenario se encienden y enfocan al cantante. El público grita emocionado al ver al rapero ruso de nombre Alexei.

Halley sonríe al ver el espectáculo.

Momentos después hay una pausa en la presentación, la cual ella aprovecha para ir al baño.

 Al salir de este va a un puesto de venta, viendo algunos artículos como pulseras, gorras, entre otros.

 Estaba allí tranquila, hasta que de pronto ve pasar a tres de los cuatro jinetes del apocalipsis: Donovan, Jacob y Hunter.

El rubio parece enojado.

—Ese tipo me las va a pagar.

Halley se esconde tras un cartel publicitario cercano, pues no deseaba ser vista.

Los chicos se detienen.

Donovan mira hacia un puesto de perros calientes.

—Voy por algo de comer. ¿No vienen?

—Se me antoja un pretzel.

Los dos miran a Hunter.

—Paso.

Jacob y Donovan se van. Hunter se acerca al puesto de ventas y observa algunas cosas.

 Halley intenta irse, olvidando que tenía en sus manos una pulsera que había tomado para ver. Al alejarse, el dueño del puesto se acerca a ella.

—Oye, niña, tienes que pagar por eso.

Ella se detiene.

—Lo siento —le entrega la pulsera—. Tome.

El hombre la mira.

—Tienes suerte que no llamo a los de seguridad, ratera.

Ella se da la vuelta para irse, pero Hunter, quien la había visto ya, se le acerca.

—¿Ratera?

Halley lo mira.

—¿Qué?

— Si vas a robar procura que sea algo que valga la pena, no eso —dice observando la pulsera.

—Yo no iba a robar eso.

—Las apariencias engañan, ¿no? Tienes cara de ángel, pero no lo eres —camina lejos.

Ella frunce el ceño y lo sigue.

—Ya te dije que no soy una ratera. No me robé eso.

—Porque te descubrieron.

—Pues... Yo no soy como tú.

Él levanta una ceja.

—¡Oh, claro! Yo soy una rata de sociedad —camina hacia ella—. Es más, dame tu dinero—Le extiende la mano.

Ella lo mira luciendo nerviosa.

—¿Qué?

Él mira la medalla de la virgen de Fátima que ella llevaba colgada en el cuello.

—Esto está mejor —le arranca la medalla, sorprendiéndola—. Me la quedo.

—Dame eso.

Hunter levanta la medalla y la observa. Luego mira a Halley.

—No. Es mía ahora —se marcha.

Halley se queda quieta, pero luego decide ir tras él. Aquella medalla la tenía desde niña, así que no la perdería, y menos a manos de él.

Llega hasta donde está un parqueadero de motos.

—Por favor, devuélveme mi medalla.

 —¿O qué? ¿Qué puedes hacerme tú, pequeña e indefensa niña? —levanta su mano con la medalla—. Pero adelante, inténtalo. Ven y quítamela.

 Ella se siente intimidada. Hunter era mucho más grande que ella, y obviamente mucho más fuerte. Sumado a eso, él tenía una mirada oscura, que siempre le causaba escalofríos. No era una mirada cálida como la de Thomas, era una mirada de diablo.

 Por ello decide retroceder para rendirse, pero al hacer esto choca con una moto, lanzándola al suelo.

Mira con horror eso.

En ese instante un hombre, que parecía ser el dueño de la moto, se acerca luciendo enfadado.

—¿Qué hicieron, par de mocosos idiotas?

Halley siente temor. El tipo los mira con ira.

—¿Quién fue? El que sea me las pagará —mira a Halley—. Incluso tú, aunque seas mujer.

Hunter se acerca a él mirándolo fijamente.

—Intenta cobrártelas, cara de pene.

 El sujeto se enoja. Le lanza un puñetazo a Hunter, pero este le atrapa el brazo y se lo coloca tras la espalda.

—¡Suéltame, mocoso baboso! —se queja de dolor.

Hunter lo suelta y este cae al suelo.

—Lo que supuse. Eres solo una mariquita escondido bajo las fachas de un tipo rudo.

El tipo lo mira con enojo y se pone de pie.

—Me la vas a pagar, maldito gusano. Tú y tu amiguita me las pagarán.

Halley agranda los ojos.

—Yo no soy su amiga. Ni siquiera sé qué hago aquí con él.

De pronto, el sujeto saca una navaja de la manga de su pantalón, con la cual señala a Hunter.

—Voy a acabar contigo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro