Capítulo 22 - Me enamoré de ti
Hunter trata de llamar a Halley desesperadamente, pero ella no le contesta, ya que tenía el teléfono en su mochila y había olvidado ponerlo en sonido. Se encontraba junto a James en un salón vacío en el solitario último piso.
—Bueno, ya que tenemos la misma profesora de matemáticas, supongo que todo es igual —dice ella—. A este último tema no le presté mucha atención, pero si me dices qué no entiendes te trataré de ayudar.
James mira por una ventana en silencio. Halley se acerca a él.
—Este internado es un enigma, al igual que las personas que vienen aquí —comenta él.
—¿Por qué lo dices?
—Porque sí. Para que las personas de aquí te miren, tienes que ser o popular o un maldito abusivo. De menos, eres invisible —Halley lo mira sin entender—. Para muestra estás tú.
—¿De qué hablas?
—Tú primero preferiste a Thomas, y luego al diablo.
—James, no entiendo por qué me dices eso.
Él se gira a verla.
—Eres igual que todas. Solo les gustan los chicos populares o malos.
Ella lo sigue mirando sin entender.
—No entiendo a qué viene eso, pero será mejor que nos pongamos con lo de matemáticas, ya que debo irme.
James camina lejos de ella.
—Supongo que es mucho sacrificio pasar tiempo conmigo.
—No lo digo por eso. Lo digo porque tengo cosas que... —se detiene al ver a James ponerle seguro a la puerta— ¿Qué estás haciendo?
Él se truena los dedos y el cuello.
—Cuando llegaste aquí traté de acercarme a ti, pero tú me ignorabas. Preferiste acercarte a chicos como Thomas, un popular. Luego a Hunter, con quien incluso te andabas besuqueando por todos lados, como aquel día bajo la lluvia en el cuadro de béisbol.
—¿Por qué me dices eso? —él camina hacia ella mirándola fijamente—. Me estás asustando —retrocede.
—¿Así te gusta, no?
—Tú no eres así.
—Oh, no, Halley. Te equivocas. No me conoces —se detiene—. ¿Qué crees? Quien espiaba a la zorra de tu amiga Alexa en el baño era yo. Y lo hice no solo con ella, sino al igual que con muchas otras, porque era la única forma de poder mirar a chicas como ellas que siempre me ven como bicho raro —se acerca más a ella—. Y a veces me gustaba verte a ti.
Ella agranda los ojos y niega con la cabeza.
—No, no puede ser.
—Sí, ¿y quieres saber más? —se levanta la manga del pantalón, mostrando una horrible cicatriz en su pierna derecha— Sabes cómo me hice esto, ¿no es así? Me costó mucho disimularlo para no levantar sospechas.
Halley empieza a recordar el día del ataque. Se lleva las manos a la cabeza.
—Fuiste tú. —su corazón late con fuerza mientras tiembla— ¡Tú fuiste!
—Shhh... Ese será nuestro secreto, un secreto que se irá a la tumba contigo, porque como comprenderás, luego de decirte esto, no puedo dejarte salir convida de aquí.
Ella llora.
—¿Por qué? ¿Por qué me hiciste eso?
—Porque eres una maldita perra, al igual que todas las chicas. Siendo tranquilo y noble no recibí nada bueno a cambio más que abusos y desprecios, pero ya eso se acabó —Halley recuerda el gas pimienta, así que intenta tomarlo. Empieza a tocar tras de ella en busca de su bolsa, pero James la agarra de los hombros y la tira al suelo antes de que encuentre el spray—. Pero antes voy a divertirme contigo y hacer lo que no terminamos ese día —se acuesta sobre ella.
—¡No!
Por su parte, Hunter continuaba buscando con desesperación a Halley por todo el lugar, en conjunto con Donovan y Jacob.
—No están aquí —le dice el último.
—Ella se reuniría con él para explicarle matemáticas —dice un desesperado Hunter—. ¡Era una maldita trampa! —sube las escaleras hasta el último piso, el cual era el menos utilizado del colegio, y por lo general no tenía mucha concurrencia. Empieza buscar en el primer salón. Al no encontrarla, la llama— ¡Halley!
Por su lado, Halley estaba tendida en el suelo con James sobre ella. Lloraba al vivir nuevamente la horrible experiencia, temiendo que esta vez fuera peor.
—¡Ya deja de llorar!
En ese momento oyen a Hunter llamar a Halley desde lo lejos. Al oírlo, ella intenta llamarlo. Recuerda la misma técnica que usó aquella vez, la de morder la mano de James, así que sin más opción opta por volver a repetirla, esta vez con más fuerza.
Cuando él se agarra la mano por el dolor, ella lo empuja. Se levanta en medio de su llanto y corre hacia la puerta, la cual golpea desesperadamente.
—¡Hunter!
Desde afuera, Hunter alcanza a oír el grito, así que corre hacia el lugar. James se pone de pie y agarra a Halley. Luego escuchan a Hunter tocar la puerta desde afuera, con turbación.
—¡Halley!
James mira a Halley.
—Mira lo que hiciste, estúpida —camina con ella agarrada hacia su mochila y saca una navaja.
Hunter golpea la puerta con su cuerpo, haciéndola ceder y así poder entrar. Al hacerlo ve a James sosteniendo a Halley.
—Suéltala —da un paso hacia él—. ¡Suéltala en este instante, desgraciado!
Donovan y Jacob entran.
—Ríndete. Somos tres contra uno —dice el rubio.
James levanta la navaja y amenaza con esta a Halley en el cuello.
—Un paso más y se la entierro en el cuello.
Halley llora de desasosiego al sentir la navaja en su cuello.
—Te juro que cuando te agarre no quedarán ni tus anteojos —le dice Hunter con toda la furia del mundo reflejada en sus ojos.
— No tienes escapatoria. No podrás salir del internado fácilmente —agrega Donovan—. No te servirá de nada tenerla como rehén.
—Eso ya lo veremos —da en respuesta James, apretando más el cuchillo a Halley, haciéndole un pequeño corte—. Muévanse de la puerta.
Hunter lo mira con ira a punto de reventar, pero al ver a Halley llorar y saber la magnitud de la situación, le obedece y se aparta. Los chicos hacen lo mismo.
James camina de espaldas hacia la puerta.
—Voy a acabar contigo —le dice Hunter.
—Pues entonces seremos dos muertos, porque si yo me muero, ella también lo hará.
En ese momento Thomas aparece, viendo la escena. Se acerca lentamente a James sin que él lo vea.
—Por favor, James —suplica Halley—. No lo hagas.
—¡Qué te calles!
Thomas toma un extintor que estaba cerca y con este golpea a James en la nuca, haciéndolo caer al suelo inconsciente.
Cuando lo hace, Halley finalmente se libera. Llora y corre hacia Hunter.
—¿Alguien me puede explicar qué está pasando? —cuestiona el ahora héroe Thomas.
Hunter mira a sus amigos
—Agárrenlo —indica refiriéndose a James—. No lo dejen ir —les hace una señal que solo ellos entienden.
Donovan y Jacob asienten y toman a James.
Hunter carga a Halley, quien estaba sufriendo de taquicardia y la lleva hacia la enfermería.
—Ya pasó —le besa la cabeza.
Ella está tan consternada que se encuentra en estado de shock.
Al llegar a la enfermería, es atendida por la enfermera.
—Debes esperar un momento hasta que tu pulso cardíaco se pueda estabilizar —le dice la mujer.
Hunter toma la mano de su amada.
—Estarás bien ahora —le besa la mano—. Vuelvo en un rato —se va.
Ella se queda allí acostada. Luego de un instante abre los ojos y se sienta, pues se pone a pensar en algo.
Agranda los ojos al imaginarse lo que iba a hacer Hunter.
—Oh no... —sale corriendo de la enfermería.
Fuera de esta se topa a Thomas.
—¿A dónde vas? —le pregunta él.
—Tengo que llegar con Hunter —dice sujetando su pecho.
—Así como estás, es mejor que vuelvas.
—No, debo llegar. No quiero que cometa una locura —sigue caminando.
Thomas la acompaña.
Por su lado, James despertaba sintiendo dolor en su espalda. Mira a Jacob y Donovan.
—Despierta, belleza durmiente —le dice Donovan—. ¿Con que acosando a las chicas?
—¿No es igual a lo que ustedes hacen? —dice James mirando a Jacob— Tú siempre me molestabas.
—De eso a acosar a una mujer e intentar hacerles daño, hay un gran abismo de diferencia —dice Jacob en respuesta.
Hunter, quien estaba sentado en las sombras, se levanta y sale a la luz.
—Y más, si se trata de la persona que yo amo —camina hasta estar frente a él. Le mete una bofetada que le rompe la boca—. Eres un maldito asqueroso —lo agarra del saco y lo hace levantarse—. ¡¿CÓMO TE ATREVISTE A HACERLE ESA BAJEZA A HALLEY?! —lo lanza al suelo. Luego se inclina frente a él— Vas a pagar una a una todas las lágrimas que le hiciste llorar, cada pena, cada día de infierno que ella vivió —se sienta sobre él y le da más golpes en la cara, como si cada uno representará cada lágrima que había derramado Halley. Cuando termina, se pone de pie—. Nunca he matado a nadie, pero felicitaciones, porque vas a ser el primero. Ahora sí, todos podrán decir que soy el diablo —mira a los chicos—. Denme una soga —los chicos se miran entre ellos. Luego le dan la soga—. Despídete de tu asquerosa vida.
Halley llega en ese instante.
—Hunter —todos miran hacia la puerta. Ella mira sorprendida la escena—. Hunter, no lo hagas —se acerca a él.
—Halley, vete de aquí —le dice él.
—No lo haré. No dejaré que lo hagas.
Thomas llega.
—Él tiene que pagar por lo que te hizo. Tiene que pagar por haberte lastimado —continúa Hunter.
—Sí, pero no así. Dime, ¿realmente quieres hacer esto? ¿Realmente quieres acabar con la vida de un ser humano?
—Esta porquería no es un ser humano. Es una rata.
—Pero aun así sabes que no quieres hacer esto, porque tú no eres así —le toma la mano que sostenía la soga. Hunter sigue mirando fijamente a James con odio—. Sabes muy bien que eres un chico distinto, y que no eres para nada como tu padre. Por eso no quiero que cometas un error; no quiero que hagas esto, por favor. Y no te lo pido por él, sino por ti —deja salir una lágrima—. No dejes que el odio y el rencor te hagan cometer un error. Deja que las autoridades y la justicia se encarguen de él —aprieta su mano.—. Yo te necesito.
Hunter mueve la cabeza lentamente hacia ella, viéndose reflejado en sus ojos. Luego mira la soga y finalmente la suelta.
Halley lo abraza.
Momentos después, Jacob y Donovan se llevan a James hacia la dirección.
Thomas habla con Halley.
—Entonces él te hizo eso.
—Sí —se ajusta las gafas— Me siento apenada contigo, porque un momento pensé que habías sido tú. Había similitudes, primero por tu actitud y luego por otras cosas
—Sí, no eres la única que piensa que estoy actuando raro —suspira—. He estado un poco alejado, lo admito, pero es porque me he sentido perdido.
—¿Por qué?
—Hace algún tiempo me detectaron un problema en una de mis piernas, por lo cual dicen que tal vez es necesario operarme. El doctor dice que puede ser riesgoso, y que lo más probable es que ya no pueda nadar.
—Thomas, lo siento. Me imagino lo difícil que es para ti.
—Pues la verdad, sí —mira hacia donde estaba Hunter—. Por lo visto él también pensó que fui yo, porque casi me mete un batazo hace un rato.
—Sé que lo que hizo estuvo mal, pero él no lo quería hacer. Solo estaba lleno de odio y quería vengarme.
—Entiendo un poco su dolor, porque también sentí rencor con lo que pasó con Alexa, y ahora que sabemos que fue ese tipo, al menos tendremos la tranquilidad de saber que pagará por todo ello —se va.
Halley se acerca a Hunter, quien estaba sentado mirando al suelo.
—Debemos ir a la dirección. Cuando todo se sepa, querrán que demos declaraciones —él permanece callado mirando hacia el suelo —Hunter...
—Tal vez yo no sea bueno para ti.
—¿De qué estás hablando?
—Estuve a punto de matar a alguien.
—Pero no lo hiciste.
—Porque tú llegaste. Si no lo habría hecho.
Halley se sienta a su lado.
—Sé que has vivido muchas cosas, y que todo aquello te ha afectado mucho y te han hecho llenarte de rencor, pero sabes que ese no eres tú realmente —le toma de la mano—. Lo único que quiero es que seas feliz, y para ser feliz debes intentar librarte de tus cadenas.
Él la mira.
—Yo también quiero que estés bien y seas feliz.
Se ponen de pie. Luego van a la dirección.
El caos se desató en el colegio cuando se supo todo. Las chicas afectadas por lo de James pedían justicia. Padres de familia estaban alarmados, alegando que cómo pudo pasar todo aquello frente a las narices de la directora.
—Debieron decirme esto desde que empezó, pero nadie me dijo nada —le dice a las afectadas—. No es hasta ahora que me entero de todo.
—No es fácil hablar de esto así por así —comenta Alexa—. Además, a veces la justicia no es confiable en estas cosas. Por eso no vale la pena decirlo.
—Siempre es mejor hablar y contar las cosas, para así frenarlo.
El padre de Halley, al saber lo ocurrido, acude al internado.
—Todo esto es mi culpa. Nunca debí enviarte aquí. En un principio creí que era lo mejor, pero fue lo contrario.
—Papá, en todos los lugares podemos hallar el bien y el mal. Pudo pasarme en cualquier lugar.
—Ese muchacho, el tal Hunter, él golpeó al otro de forma salvaje, y aunque ese se lo mereciera, no puedo dejar de fijarme en aquello. Me preocupa que así como perdió los estribos con él, lo haga contigo.
—Sé que no es así. Él solo lo hizo para defenderme.
—Pero puede ser peligroso. Por eso no quiero que estés con él.
La madre de Alexa acude al internado también, junto con su hermana. Esta última se topa con Halley y a su padre.
—Halley —le dice en saludo. Frank la mira con nerviosismo—. ¿Estás bien?
—Sí —responde Halley.
— Lamento lo ocurrido. Si en algo te puedo ayudar, no dudes en decirlo.
—Gracias —mira a su padre—. Él es mi padre— Paulina mira a Frank. Este le da una modesta sonrisa de saludo— Papá, ella es tía de una amiga y madrastra de un amigo.
—Quería aprovechar para decirle que mi hermana enviará a mi sobrina con un excelente psicólogo, y que Halley podría también ir con él.
—Gracias, pero me encargaré de eso —contesta el hombre.
El internado suspendió sus clases por algunas semanas mientras se solucionaba la situación, ya que se había vuelto un escándalo todo lo que había pasado.
Hunter había tenido que enfrentarse a rendir declaraciones ante las autoridades, puesto que el haber golpeado a James tuvo pequeñas consecuencias.
A pesar de sus intenciones, el padre de Halley seguía viéndolo con malos ojos, ya que temía que alguien así pudiese dañarla a ella. Pero Halley confiaba en Hunter, y sabía que él no lo haría. Por eso, cuando pasó todo y ella volvió al internado, esperaba verlo, cosa que no había hecho en semanas. Estaba sentada bajo la sombra de un árbol, cuando lo ve acercarse. Se levanta y va hacia él.
—Hunter —sonríe. Luego corre hacia él—. Has regresado. Por un momento creí que no volverías.
—No fue fácil tomar esa decisión —caminan de vuelta al árbol y se sientan en el pasto—. Llegué a querer irme, por ti. Y no me malinterpretes, ya que lo hacía porque creía que era lo mejor para ti —suspira—. Me hicieron tomar algunas sesiones de terapia para controlar mi ira. En un principio me negué, pero luego pensé que si quería estar contigo debía hacer algo respecto a eso.
Halley le acaricia una mejilla.
—Nunca pasó por mi mente el pensamiento de que tú podrías hacerme daño, bueno, no desde que te conocí realmente.
Hunter toma la mano que acariciaba su mejilla.
—Nunca lo haría —acaricia sus nudillos—. Eres más que la razón por la que no me quería ir de aquí. Eres como mi paz en un mundo de guerra.
Acercan sus rostros hasta juntar sus frentes.
—Hunter, yo te amo.
—Yo también te amo, Halley.
—Eso ya lo sé, aunque no me lo hayas dicho antes —le da un suave beso en los labios.
Tiempo después, es el último día de clases. Todos se preparaban para ir a sus casas.
—Nos mantendremos comunicadas —le dice a sus amigas Halley y Alexa.
—Sí. Tal vez podamos reunirnos en casa de alguna —responde Alexa.
Las tres se dan un abrazo.
Halley las despide con la mano. Luego ve a Hunter, quien estaba parado recostado a una pared. Se acerca a él.
—Será un poco difícil estar lejos de aquí por casi tres meses. Siento como si fuera ayer cuando llegué aquí —le comenta.
—Pasaron muchas cosas.
—Sí. Seguiré en estas semanas yendo con la psicóloga que me está ayudando —baja la mirada—. Sé que has sido paciente con aquel tema, y eso te lo agradezco.
—Ya te he dicho que no te apures por eso. Te esperaré.
—Tengo miedo de que algún día te canses.
Hunter le levanta el mentón con su dedo.
—Ya te he dicho que no —se mete una mano en su bolsillo y saca una cajita—. Y te lo voy a prometer con esto —abre la caja, revelando dos anillos.
Halley mira eso sin entender.
—Hunter, yo... Son hermosos, pero estamos muy jóvenes para casarnos.
Él sonríe.
—No son anillos de compromiso. Son anillos de promesa. Se los das a alguien a quien amas como símbolo de ese amor y de un compromiso por el mismo.
Ella sonríe.
Hunter toma el anillo y se lo coloca. Halley toma el otro y se lo pone a él. Luego caminan hacia la salida con sus equipajes. Él le pone un brazo en el hombro.
—¿Qué crees que nos depare el próximo año escolar aquí? —le pregunta ella.
—No lo sé, pero lo único que espero es que estemos juntos.
Autora: Gracias por leer esta historia, la cual es la primera que publiqué en esta app (tengo muchas otras en otra aplicación).
Sé que dirás que quedaron muchas cosas inconclusas, y sí, es cierto, pero tranquilo/a, porque hay una segunda parte, la cual espero poder publicar pronto.
PD: Recuerda que tengo otra historia titulada El odioso y yo, la cual, si no la estás leyendo, te invito a hacerlo, así como a seguirme en Instagram como florencia_historias
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