Capítulo 16 - La novia de Hunter Hayes
Halley se queda paralizada al oír aquella voz. Se gira lentamente, encontrándose con la gran sorpresa de ver a Hunter Hayes parado ante ella.
—Hunter... ¿Qué haces aquí?
Él avanza hacia ella, mirándola firmemente.
—¿Que qué hago aquí? Esa pregunta te la debo hacer a ti. ¿Qué haces aquí?
Ella aparta la mirada.
—Yo...
—Tú te fuiste, sin decirme nada. ¿Por qué? —dice con un tono ligeramente molesto—. ¿Por qué dejaste el internado y viniste aquí?
—Ya no podía estudiar allí.
Agacha la mirada.
—¿Por qué? ¿Qué fue lo que ocurrió?
Halley suspira. Luego se sienta en una de las sillas del porche.
—Quise despedirme de ti, y aquella noche fui a tu habitación para eso, pero no pude —sus ojos se nublan—. Lo siento. Sé que hice mal.
Hunter la observa. Luego camina hasta quedar parado frente a ella. Toma su quijada y la levanta con cuidado usando su pulgar. Después se acuclilla frente a ella.
—Pudiste decírmelo.
—No habría cambiado las cosas. Además, me fue difícil despedirme. Quería que nuestro último día juntos fuera especial.
—Pero preferiste no decirme aquello y dejarme confundido.
Ella se pone de pie.
—No hay nada que hacer ya. No puedo regresar.
Entra a la casa. Hunter la sigue.
—¿Cómo que no puedes regresar ya? ¿Te pasó algo malo?
Halley suspira.
—Mi papá no puede pagar mi colegiatura.
—Hablas de la media beca.
Ella asiente.
—Al parecer tiene problemas financieros, aunque no quiere decirme a qué grado son. Por ello ya no podía pagarme la otra mitad de la beca. Incluso creo que quiere vender esta casa para que nos mudemos. Hasta habló de irnos a otro estado. Por eso no volveré.
—No puedes renunciar a ello.
—Entiende que no puedo regresar.
Le da la espalda.
—Debe haber una manera.
—No la hay —sus ojos se humedecen—. Solo olvídalo, y olvídame. Hunter se acerca a ella.
—¿Entonces eso es todo? Para ti es fácil olvidarte de todo y crees que para mí lo es también.
Halley se gira a verlo con el ceño fruncido.
—Parece que no quieres entender. No puedo regresar porque a diferencia de los demás yo no soy unaniña rica. No puedo exigirle a mi padre que saque dinero de donde no tiene para que me pague una colegiatura —llora—. Ya no nos podemos ver más, por eso debes olvidarte de mí.
Hunter le toma el rostro entre sus manos y la besa. Ella se separa sollozando.
—No hagas esto más difícil, Hunter. Vete, por favor.
Sale corriendo hacia su habitación. Se sienta en su cama y llora.
Él la sigue.
—Por favor, vete. Te lo suplico.
Él cierra la puerta tras de sí.
—No voy a permitir que dejes de estar allí solo por dinero.
—Si me vas a decir que tu familia tiene dinero y que lo puedes pagar, olvídalo, porque eso no lo puedo permitir.
Hunter se acerca a ella. Se sienta a su lado.
—Pues no me pidas que me quede de brazos cruzados.
Halley se limpia las lágrimas. En ese momento escucha la puerta principal abrirse, imaginando que se trata de su padre. Por ello se levanta rápidamente de la cama.
—Ese es mi papá —mira a Hunter—. Tienes que salir de aquí. Mi papá no puede verte en mi habitación.
Hunter se acuesta en la cama.
—No me pienso mover de aquí. Al menos no sin ti.
Ella agranda los ojos.
—¿Estás loco?
—¿Halley? —le dice el padre de ella desde la planta baja.
—Debes irte, en serio —le dice ella a Hunter.
—¿Halley? ¿Estás en tu habitación? —insiste Frank.
—Sí. Ya voy, papá —dice nerviosa.
Mira a Hunter con súplica. Él se sienta en la cama.
—Bien, me iré, pero debes ir a verme.
—¿A dónde?
—No conozco el lugar, así que indícame tú.
—Pero...
Hunter se cruza de brazos.
—Oiga, papá de Halley...
Ella agranda los ojos y corre a taparle la boca.
—Bien, bien. Hay un parque aquí cerca. Espérame allí.
Hunter sonríe como si se hubiera salido con la suya.
—Te espero, y créeme que si no vas regreso por ti —camina hacia la ventana—. No tardes.
Sale por esta y se lanza al suelo, sorprendiendo a Halley.
Poco después su padre toca la puerta. Ella le abre.
—¿Hablabas con alguien? Oí voces.
—No, papá. Era solo un video que veía en el celular— dice nerviosa.
Más tarde va al encuentro con Hunter.Él la esperaba en el parque recostado a un árbol.Ella se le acerca.
—Hiciste que me escapara de mi casa —le dice en reclamo.
—Y eso está muy bien —le agarra la nariz—. Ven.
Le toma de la mano. Caminan hacia un pequeño bosque que estaba al lado del parque.
—¿Cómo diste conmigo?—pregunta ella curiosa.
—Tu dirección estaba en tu expediente del colegio.
—¿Y te lo dieron así de fácil?
—No.
—¿Cómo hiciste?
—Hice que la gárgola número uno entrara a la oficina de su madre y lo tomara.
Halley se pega con una mano en la frente.
—¿Y cómo te dieron permiso para salir del internado, si hoy es martes?
—¿Quién dijo que pedí permiso?
Ella agranda la boca.
—No debiste.
—Ese no es el punto a discutir aquí —se acerca a ella mirándole firmemente—. No puedes simplemente desaparecer. No solo te vas del internado, sino también a vivir a otra parte.
Halley camina hacia una roca y se sienta en esta, mirando hacia el paisaje frente a ella.
—No puedo hacer nada.Hunter se sienta a su lado. Ella le pone la cabeza en el hombro.
Por su lado, estando en la casa, Frank oye que tocan el timbre. Al ir a atender se sorprende con quien está allí.
—¿Qué haces aquí?
—Vengo a hablar contigo —le dice Paulina Stone.
—¿Estás loca? Vete.
—¿Está ella aquí?
Frank, creyendo que Halley estaba en su habitación, se pone nervioso.
—Ella no debe verte.
—Pues vine a hablar contigo.
Frank la toma del brazo y la lleva a la acera frente a la casa.
—¿Qué buscas?
—Quiero saber por qué rayos sacaste a Halley del internado.
—Eso a ti no te importa.
—Es para tenerla alejada de mí, ¿cierto? Mentiste diciendo que era por dinero. Supe todo porque oí a mi sobrina contárselo a mi hermana. Eres tan egoísta.
—Y mira quién lo dice. Yo solo lo hago para protegerla.
—Ese no es el punto. Sé que no tengo moral ni derechos para reclamarte, pero no voy a permitir eso. Date cuenta, ella tenía una vida allí con amigos. Sin saberlo es amiga de su prima. No es justo que la separes de eso.
—Lo que no es justo es que tú le vayas a causar un gran dolor. ¿Te imaginas cómo le dolerá saber la verdad? Además, por si no lo recuerdas, ella nació con una afección cardíaca. Aquella noticia podría resultarle fatal. Paulina suspira.
—Lo sé —mira a Frank—. Pero créeme que realmente estoy arrepentida de lo que hice. Sé que no hay forma de enmendar mi error, pero al menos quiero intentar estar cerca de ella, así nunca le diga la verdad. Por ello te voy a proponer algo.
—¿Qué cosa?
—Yo voy a pagar su colegiatura y todo lo demás, sin que ella lo sepa. No sabrá ni eso ni... —hace una pausa— ni quién soy yo realmente.
Frank se queda pensativo.
—El dinero no es el problema aquí. Le mentí en eso.
—Déjame hacerlo. Créeme que no voy a permitir que la alejes de donde ella ya estaba acostumbrada a estar. No es justo. Ella es una niña tan linda y dulce.
—Ya le dije que nos iríamos de este estado.
—Créeme que si te vas te encontraré.
—¿Me estás amenazando?
—Solo te digo que no voy a permitir que hagas lo que planeas —lo mira con determinación—. Así que ya lo sabes, Halley regresa al internado sí o sí.
Halley regresaba de noche a su casa, siendo acompañada por Hunter.
Ella se mantenía en silencio. Hunter también.
Al llegar fuera de la vivienda ella lo mira.
—Debo volver a mi casa, y tú a Santa Teresa.
—No voy a volver sin ti.
—Tienes que hacerlo —mira las manos de Hunter y las sujeta—. Hubiese querido que nuestro tiempo juntos durara más —agacha la mirada—, pero lamentablemente no puede ser, porque cada quien debe seguir su camino.
Le da un beso en la mejilla. Luego deja salir algunas lágrimas. Camina hacia dentro de la casa, pero Hunter la toma de las manos.
—Por favor, no hagas esto, Halley.
—Vete, por favor. No hagas las cosas más difíciles.
Sale corriendo y entra a la casa. Hunter se queda parado observándola.
Al entrar a la casa, Halley seca sus lágrimas. Camina hacia las escaleras, pero su padre le habla desde la sala.
—Halley, ven aquí.
Ella camina hacia él, intentando ocultar el hecho de que había llorado.
—¿En dónde estabas?
—Salí a caminar.
—Siéntate. Tenemos que hablar.
Ella se sienta frente a él.
—¿Sobre?
—Es sobre ti y el internado.
—¿Qué pasa con ello?
Su padre respira profundo.
—He decidido que te vuelvas a integrar a este, si aún lo deseas.
Halley lo mira luciendo sorprendida.
—¿Qué? Pero... no entiendo. Dijiste que no podías pagarlo más.
—Sí, pero creo que me apresuré un poco en eso.
—¿Pero qué pasó?
—Mi jefe me llamó y dijo que me ofrecen un mejor puesto, así que no hay de qué preocuparse. Por lo tanto, si es lo que deseas, puedes volver mañana mismo al internado.
Halley se queda en shock, sin poder creer aquello. Luego sonríe feliz y abraza a su padre.
Al día siguiente Hunter estaba en clases sin prestar mucha atención a esta. No había querido volver al internado sin Halley, pero tampoco había podido raptarla, por mucho que esa loca idea le haya pasado por la mente.
La puerta del salón se abre. Una persona entra.
—Disculpe, profesora —dice Halley—. Perdone la interrupción.
Todos miran hacia la puerta, incluso Hunter, quien se sorprende.
—¿Señorita Roosevelt? —dice la profesora.
Halley sonríe tímidamente.
—¿Puedo pasar?
La profesora le sonríe y asiente.
Halley camina hacia su antiguo puesto, el cual estaba vacío. Mira a Alexa, quien le sonríe. Luego mira hacia atrás en dirección a Hunter y le da una rápida sonrisa.
Terminada la clase Alexa se acerca a ella.
—No puedo creer que volvieras. Es genial.
—Sí. Por suerte todo se solucionó. Lo malo es que perdí dos días de clases.
—Ay, no seas tan nerd.
Las dos ríen.
Hunter mira a Halley. Luego sale del salón. Halley lo sigue con la vista. Poco después se despide de Alexa y sale del salón.
Busca a Hunter con la mirada. Camina hasta un salón vacío en donde creyó verlo entrar, pero al adentrarse en este no lo ve. Se da la vuelta para irse, pero se topa con él.
—¡AH! —dice exaltada colocándose una mano en el pecho—. Debes dejar de hacer eso. Vas a provocar que un día me...
Él la silencia besándola. Aquello le toma por sorpresa, pero aun así no podía negar que se sentía bien. La sensación exquisita de tener sus labios sobre los suyos no cambiaba nunca.
—¿Qué se supone que haces? —interroga él separándose— Me dijiste que no podías volver y luego vuelves.
—Algo muy loco pasó. Mi padre me dijo anoche que ya no había problemas con el dinero y que podía volver al internado si lo quería. Cuando lo supe miré a ver si aún estabas fuera de la casa, pero ya te habías ido.
—Pudiste avisarme por teléfono.
—Bueno, ya no importa.
Él la mira.
—Es cierto —la toma de la cintura y la coloca sobre uno de los pupitres—. Lo importante es que estás de vuelta.
La vuelve a besar.
Un rato después, Halley está en la habitación acomodando nuevamente sus cosas.
—Me alegra que volvieras—le dice Jade.
—A mí también me alegra regresar. Espero no tener que volver a irme.
—Sí, esperemos —se sienta en la cama de Halley y la observa—. ¿Sabes? Algo muy raro pasó cuando te fuiste.
—¿Qué cosa? —Es que... Hunter Hayes se acercó a mí para preguntarme por ti.
—¿Ah sí?
—Sí, y hasta me asusté cuando me habló. El punto es que se me hizo un poco raro.
Halley deja de acomodar sus cosas y mira a Jade.
—¿Recuerdas al muchacho de los besos en la biblioteca?
—Ajá, pero ¿qué tiene eso que ver? —agranda los ojos—. Espera, ¿me estás queriendo decir que...? ¡Era él!
Halley sonríe con timidez. Luego mueve la cabeza asintiendo.
—Sí, era Hunter Hayes.
—¡¿Te metiste con el diablo?!
—Mmm... ¿Sí?
Jade se tapa la boca con las manos.
Halley sonríe y se sienta a su lado.
—He estado viéndome con él desde hace un tiempo. Ya sabes, fuera de las clases y eso.
—Es que no puedo creerlo. Tú, el símbolo de la inocencia, con un chico como él. Hablo en serio cuando digo que él me da un poco de miedo.
—Jade, créeme que él no es como parece. Bajo toda apariencia ruda hay alguien distinto.
—¿Entonces te gusta?
—Sí, y mucho.
—Ok, esto es tan raro. Es que no me imaginaba una pareja como ustedes. Se ven como un lobo y una oveja.
Halley toma una almohada y le pega con esta.
Jade ríe.
—¿Hunter Hayes teniendo novia? Es tan raro. Apenas y habla con los demás.
Halley se pone a pensar sobre eso último, aquello de "novia".
Al día siguiente, al salir al receso, se acerca a Hunter. Ve que este llevaba dentro de una libreta el dibujo que hizo de ella.
— Mi dibujo.
Trata de tomarlo, pero Hunter no la deja.
—Lo dejaste abandonado.
—No quise hacerlo. Es solo que en aquel momento sentía que no lo merecía. Por eso no lo llevé conmigo.
Hunter mira el dibujo.
—Y yo que pensé que te resultaba horrendo.
Ella sonríe.
—No. De hecho, me parece hermoso.
Hunter la mira y le regresa el dibujo. Caminan por el pasillo. Un pensamiento le viene a Halley, o más bien una duda.
—¿Le preguntaste a Jade por mí?
—¿Eh?
—Ella me contó que le preguntaste por mí el lunes.
—Pues no sabía en donde estabas, ya que te fuiste sin decirlo.
—Bueno, es que yo le conté algo a ella.
—¿Qué cosa?
—Pues... —se acomoda el cabello tras la oreja—. de ti y de mí.
—¿Cómo que de ti y de mí?
—Ella me preguntó el porqué tú preguntabas por mí, y yo le dije que tú y yo...
Hunter la mira en silencio.
Al verlo serio, ella agacha la mirada.
—No querías que dijera eso, supongo. También supongo que yo no tenía por qué decirlo, porque no somos nada.
Se da la vuelta para irse, pero él la toma del brazo.
—¿No somos nada?
Ella, sin mirarlo, se gira.
—Ni siquiera sé qué somos.
Él la observa por un instante. Luego la toma de la mano y la lleva a la cafetería. Al entrar a esta camina con ella aún tomada de la mano hasta el centro de todas las mesas.
Thomas estaba con unos chicos en una mesa. Al ver a Halley sonríe, pero cuando ve a Hunter tomándola de la mano su sonrisa se borra.
Todo el mundo los mira. Halley mira a Hunter sin entender.
—Escúchenme todos —dice él, a quien todos lo escuchan atentamente—. A partir de hoy sepan que Halley Roosevelt es la novia de Hunter Hayes.
Halley agranda los ojos, ya que eso era muy inesperado para ella.
Los demás parecen igual de sorprendidos.
Hunter continúa hablando.
—Está de más decir que si alguien se atreve a hacerle algo, ya sea la más mínima ofensa o rasguño, tendrá serios problemas, porque cualquier ofensa hacia ella la tomaré como si fuera hacia mí —mira a todos con advertencia—. Y cualquier daño que le hagan será peor que si me lo hicieran a mí.
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