Hoy es mi aniversario con Álex, hace ya siete meses que nos dimos nuestro primer beso. Este año ha sido muy distinto al resto de los años, se me ha hecho corto. Los siete meses que llevo con Álex parecen como si llevásemos tres meses de lo rápido que han pasado y a la vez siento que llevamos toda la vida juntos. Es como si me conociese desde mis primeros años en la escuela en vez desde el último año de instituto.

La conexión emocional entre Álex y yo es muy fuerte, no es el típico romance de instituto. Lo quiero en mi futuro, además se lo que es convivir con él. Para las vacaciones de Pascua, mi madre se marchó a ver a mi tía y yo me pase todas las vacaciones en casa de Álex.

Sin embargo, aun viendo mi futuro con mi novio tengo miedo de que el pasado nos frene. Cuando Álex declaró su amor por mi dijo que tenía muchos demonios y que yo tenía mi oscuridad.

Yo había mostrado gran parte de mi oscuridad pero no toda. Le había hablado de la muerte de mi padre, del bullying, de mis enfermedades mentales, de ir a casinos ilegales y de Margaret pero a un quedaba oscuridad en mi persona y sabía que una vez que se lo contase dejaría de llamarme ángel. Álex me había contado sobre su situación familiar, las peleas clandestinas y toda su retención emocional durante toda su vida pero sabía que había algo que no me contaba, se despertaba todas las noches por una pesadilla de la cual no hablaba. Aunque he de decir que es un poco hipócrita por mi parte porque yo tomo pastillas para dormir sin pesadillas, pero que conste que yo estoy trabajando con mi psiquiatra para poder revelarle la verdad.

A las seis como siempre esperaba en mi puerta a que llegase el señor Chase, tan puntual como siempre. Abrí la puerta del asiento de atrás y le saludé.

-Buenas señor Chase.

-Buenas señorita...Lis- se corrigió al ver la mirada que le estaba mandando por el espejo retrovisor.

No me gustaba que la gente me llamara señorita Snow se sentía extraño y demasiado cortés. Yo solo llamaba a las personas señor o señorita si eran adultos.

-¿Cómo estás?- le pregunté.

Sonrió negando con la cabeza.

-Estoy bien, contento de verla-me respondió.

-Yo también me alegro de verlo- comenté con sinceridad.

Me agradaba el señor Chase y siempre que aparecía significaba que iba pasar tiempo con Álex, la pregunta era cómo no iba estar feliz de verlo.

-Ya hemos llegado señorita...-me informó.

-Necesito que dejes de llamarme señorita-le dije- Ha sido un placer verlo señor Chase.

Bajé del coche y entré en la mansión en la que vivía mi novio.

-Tengo un regalo para ti- dijo nada más entrar.

-Hola a ti también cariño- comenté irónica.

-Hola ángel- me saludó- Cierra tus ojos y abre tus manos.

Hice lo ordenado.

-Abre los ojos- me ordenó.

-No puedo aceptarlo- fue lo primero que dije.

Como estábamos en último grado hacíamos un viaje a New York el cual no me podía permitir. Olivia no iría porque está a tope con el baile y Ella sí que iba a ir.

-Es un regalo- dijo Álex- Además, ¿por qué no puedes aceptarlo?

-Porque es mucho dinero- le respondí- Sé que en tu situación económica esto no es mucho pero en la mía sí que lo es. Me haces tantos regalos que parece que salgo contigo por el dinero además de que a las personas no les gusta depender económicamente de otras personas.

-Tienes que empatizar conmigo-me dijo- Yo tengo dinero, quiero a mi novia y me quiero ir de viaje con ella, seguro que si nuestras posiciones estuviesen invertidas también lo harías.

-¿Por qué te enseñado a usar buenos argumentos para convencer a las personas?- le pregunté molesta.

-Sí- exclamó triunfante.

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