Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 52

Maratón 3/3

El tiempo ha pasado velozmente. Los días han pasado tan rápido que apenas y he podido procesar que ya estamos en noviembre, lo que básicamente es: ¡a un mes de la navidad!

Ya huele a navidad.

Algo que también se me ha dificultado procesar es que, parece que fue ayer cuando apenas entré a la Universidad y no hace dos meses y, ahora, estoy a semanas de acabar mi primer semestre.

Que loco.

Otra cosa buena de todo esto, aparte de que se viene la Navidad con vacaciones de invierno incluidas, es que, al parecer, Jayden tiene otro mes de vacaciones, lo que significa que: ¡se va a quedar más tiempo conmigo!

No se que fue lo que le dio a Billy o que le dieron para que se pusiera tan generoso, sin embargo, lo agradezco, porque así podré disfrutar otro mes de mi maravilloso novio, con quién, por cierto, las cosas han marchado de maravilla.

Luego de esa pequeña charla que tuve con él con respecto a mi ex novio, todo ha transcurrido muy bien. Hemos tenido uno que otro roce, pero por cosas tan estúpidas como, por ejemplo, no querer levantarme para ir a la escuela. Pero no es nada que una sesión de besos por parte de mi novio no pueda solucionar.

Que envidia.

También, ahora cada que va por mi a la escuela o va a dejarme, se queda en su auto, ya no camina conmigo hasta la entrada, ni me espera cerca de la puerta cuando salgo, y eso fue una decisión de Clarise y mia, puesto que no queríamos volver a causar un alboroto. No luego de que costara más de 5 días eliminar mis fotos de redes sociales. Esta vez habíamos tenido suerte con respecto a Billy ya que, al parecer, no se enteró, pero no siempre será así. No siempre tendremos esa suerte.

Jayden, al principio replicó mucho, incluso se molestó un poco, sin embargo, al final lo entendió y prometió esperar en el carro las veces que me fuera a recoger y me fuera a dejar.

Hablando se entiende la gente.

Y, volviendo un poco al tema de Alex, el siguió molestándome todo Octubre, hasta que entramos a Noviembre —que fue hace 3 días—, que sus mensajes y llamadas se detuvieron por fin.

A lo mejor, al final, Jayden si llamó a la mafia Italiana.

Bueno fuera.

—¿Estás segura que no habrá problema si hoy no vas a la escuela?—cuestiona Jayden, abrazándome por detrás.

Niego con una sonrisa.

—No —respondo sin dejar de revolver los huevos en el sartén—. Tengo todas las asistencias de las clases de hoy —lo volteo a ver por encima de mi hombro—. Si falto por una vez, no va a pasar nada.

Deja un beso en mi mejilla.

—Bien.

Me da una suave palmada en la cadera y se acerca a su alacena para empezar a sacar dos platos y dos vasos.

—¿Quieres tomar jugo o café?—pregunta, abriendo el refrigerador.

—Juguito, por favor.

Asiente con la cabeza y saca el jugo de uva.

Mientras el empieza a preparar su café y sirve mi jugo, yo me encargo de pasar el desayuno del sartén a los platos y, una vez servido, Jayden se encarga de llevarlos a la mesa, mientras que yo llevo su taza y mi vaso.

—¿Hoy quieres hacer algo?—pregunta, sentándose.

—La verdad no —expreso con sinceridad, sentándome frente a él—. Solo quiero quedarme acostada contigo.

Una genuina sonrisa aparece en su boca y veo que un pequeño sonrojo se apodera de sus mejillas, antes de que baje la mirada a su plato.

—¿Qué pasa? —cuestiono ante su raro comportamiento.

—Me gusta que, a parte de tus chillidos adorables, me digas cosas así. —admite y siento mi corazón derretirse cuando logro ver como su rostro se torna más rojo.

Sonrío y estiro para tomar su mejilla con mi mano y alzar su cara con delicadeza.

—Que bonito te ves con carita rojita, tomatito.

Rueda los ojos y yo suelto una risa, divertida.

—Esto ya no me gusta —refunfuña y se cruza de brazos.

—¿No te gusta qué?

Quito mi mano de su rostro y él aprovecha para recargarse en el respaldo de su silla.

—Esto —me señala a mi y luego a él—. Se supone que yo soy el que tira comentarios lindos y yo te hago sonrojar.

Frunce la nariz y yo suelto una suave risa ante su rabieta.

Estoy más que fascinada de esta fase de Jayden y, creo que, hacer que se sonroje es mi nuevo hobbie favorito desde ahora.

—Pues ahora hubo un cambio de roles, Jay-Jay.

Entrecierra los ojos en mi dirección.

—¿Ah si?

Muevo la cabeza en afirmación.

—Mjum.

Esboza una sonrisa de lado, lo suficientemente coqueta como para hacerme erizar la piel y, de pronto, toda la valentía se me va.

Recarga sus codos sobre la mesa y se inclina para enfrente.

—Pues vamos a ver si en la noche sigo siendo yo el que me sonrojo y tú la que tiene mucha valentía.

Solo hizo falta esas simples palabras para que sienta como la cara se me calienta, señal de que está completamente roja.

Sonríe, victorioso.

—Ahí está —se hace para atrás y le da un trago a su café—, mi tomatito está de regreso.

Le lanzo una mala mirada y me llevo las manos a las mejillas.

—Cállate.

Suelta una gran carcajada y, tras eso, vuelve a comer con tranquilidad.

Tonto Jayden.

—Creo que está es la mejor idea que he tenido. —murmuro.

—¿Qué? ¿El faltar a clases?

—No, las trencitas que te estoy haciendo. —digo con burla sin dejar de trenzar los mechones de su cabello.

Suelta una suave risa y deja caer su frente en el hueco entre mi cuello y mi hombro, al tiempo en el que tira de mí para acercarme más a él.

—¡Oye!

Tiro con suavidad de su cabello hacia atrás.

—Si te pones así no puedo hacerte trencitas. —hago un puchero.

—Oh que triste. —suelta con burla y le doy un suave pellizco en el hombro que lo hace reír.

—Tonto. —digo cuando se hace para atrás para verme.

Sonríe.

—Preciosa.

Desliza una de sus manos desde mi espalda hasta uno de los mechones de mi cabello y tira de uno de ellos para acercarme a él y pegarme a su boca, fusionando nuestros labios en un tierno beso.

Al separarnos, por falta de aire, recorro su mejilla con el dorso de mi mano y mientras recorro con mi mirada las facciones de su cara, me quedo sonriendo como boba.

Oh, vaya. Como adoro a este hombre

Yo también.

—Vamos a jugar a algo. —digo después de unos segundos en silencio.

Arruga el ceño con confusión y quita un cabello que se cruzó en mi rostro, con delicadeza.

—¿A qué quieres jugar?

—Preguntas y respuestas.

Alza una ceja.

—Yo pensé que dirías algo como: «abrazarnos toda la tarde» o «besarnos hasta que nos duela la boca».

Lo miro divertida y niego.

—No, eso ya será para después.

—Oh, está bien —suspira con fingida tristeza—. Tendré que esperar con paciencia entonces.

Pellizco con suavidad su nariz.

—Si, así es, amor.

Vuelve a suspirar exageradamente.

—Bien, entonces pregunta.

Niego, aún más divertida con su comentario, y me acomodo mejor sobre su regazo, cerrando bien las piernas alrededor de su cadera, y paso mis brazos por su cuello.

—¿Cuál de tus perforaciones te dolió más?—cuestiono pasando la vista de su oreja a su labio.

—Realmente ninguno. Solo fue un poco molesto pero en sí, no dolieron.

—Oh, ya veo. —murmuro y paso la punta de mi dedo índice por su labio.

—¿Por qué? —le da una suave mordida a mi dedo—. ¿Quieres hacerte uno?

Arrugo mi nariz.

—Nunca lo había pensado —sigo con sinceridad y golpeo con mi dedo mi barbilla, con suavidad—, pero si llegara a hacerme alguno, sería otro en la oreja.

—Seguro se te vería precioso, rubia.

Sonrío y muevo la cabeza.

—Bueno, ahora es tu turno. —le digo.

Hace un pequeño sonido de que está pensando y hace su espalda hacia atrás, recargándose en la cabecera.

—¿Por qué tienes tan raros gustos en los helados?

Arrugo la nariz.

—¿Raros?

—Si, me refiero a que te gustan los helados extraños, como: goma de mascar, menta y todos esos.

Abro la boca, ofendidísima.

—¡Oye! —le doy un puñetazo, que termina doliéndome más a mi, en su hombro—. ¿De qué hablas? Si son riquísimos.

Niega de inmediato.

—Claro que no.

—Claro que sí —me cruzo de brazos—. Tu lo dices porque no te has tomado a la tarea de probarlos.

Se queda en silencio, pensativo.

—Bueno..., tal vez tienes un poco de razón...

—¡Ya ves! —lo interrumpo con mi exclamación.

Alza un dedo enfrente de mi cara.

—Dije «tal vez», no te emociones.

Lo miro divertida.

—Bueno, entonces cuando pruebes esos helados, ya me dirás si tú opinión sigue siendo la misma.

—Bien.

Asiento con la cabeza, conforme.

—Ahora te toca preguntarme.

—¿Qué significa tu tatuaje del brazo?—cuestiono, y paso mis dedos sobre su brazo izquierdo.

—En realidad, nada.

Frunzo el ceño y lo miro con confusión.

—¿Nada?

Niega con la cabeza.

—¿Entonces por qué te lo hiciste?

—Pues era adolescente, tonto y estaba empezando en la música, quería tatuarme para verme cool.

Lo miro con diversión.

—¿Y una serpiente te pareció lo mejor?

Recorro con mi dedo desde su codo, que es donde empieza el tatuaje, hasta el principio de su cuello del lado izquierdo, que es donde acaba.

Asiente con la cabeza.

—Si. Está cool, ¿no?

Suelto una risa y muevo la cabeza en asentimiento.

—Si. Me gusta.

Le doy un rápido beso en el hombro.

—Ahora te toca.

—¿Cuál es tu película animada favorita?

—Home.

Ladea la cabeza.

—¿La del marciano morado?

Asiento con la cabeza.

—¿Por qué?

—Se me hace muy tierna y, además, se ve como viven los marcianitos en el espacio.

Me observa con confusión.

—Pero, eso es una caricatura. Obviamente los marcianos no viven de esa manera.

—Lo sé, pero me gusta imaginar que si.

Sonríe, lleno de ternura.

—Eres una ternura, amor.

Lo miro, entre divertida y apenada, y luego sacudo la cabeza.

—Me toca.

Mordisqueo mi labio, indecisa, por un par de segundos, hasta que por fin se me ocurre algo que preguntar.

—¿Cuál es tu parte favorita de mi cuerpo?

—No puedo escoger solamente una parte de ti, Paris.

—¿Por qué no?

—Porque toda tu me encantas, amor —se endereza y lleva sus manos a mi espalda baja—. No podría elegir solamente algo en específico tuyo porque estoy enamorado de cada parte de ti.

Mi piel se eriza y siento mi estómago burbujear.

—Estoy enamorado desde tus preciosos ojos, hasta ese pequeño lunar de aquí. —murmura tocando un punto en mi pierna con su dedo índice.

Bajo la mirada hacia esa zona y frunzo el ceño.

—No sabía que tenía un lunar ahí. —digo con sinceridad, tocándolo.

—Yo me di cuenta desde hace meses.

—¿Ah sí?

—Mjum —baja la vista a mi lunar—. Lo note desde el día en que recogí a Bonnie en ese antro, donde tú, por casualidades de la vida, también estabas.

Empieza a trazar suaves y delicadas caricias sobre mi pierna.

—Me fije que lo tenías cuando se te subió tu vestido, pero como es tan chiquito, pensé que lo estaba imaginando, pero cuando me acerqué a acomodarlo, fue que lo pude ver bien.

Mi corazón se derrite y siento el calor extenderse por mi cuerpo.

¿Cómo se pudo dar cuenta de algo tan pequeño e irrelevante como un lunar? ¿Y cómo puede recordar a la perfección el momento en el que se dio cuenta de su existencia?

Supongo que, cuando estás enamorado, te das cuenta de las cosas más pequeñas de la otra persona, solo porque para ti son relevantes e importantes.

—Ahora tu dime, ¿qué es algo que hago, cuando estoy feliz, apenado o como sea, que a ti te gusta?

—¿O sea una reacción?

—Si.

—Mmm, tengo dos. Una es que te pones rojito cuando te digo algo bonito...

—Esa me la robaste. —exclama, interrumpiéndome.

—Y la segunda —continuo, ignorándolo—, es que cuando estás celoso, golpeas con tu lengua tu mejilla y... no sé, me gusta.

Enarca una de sus cejas, entre incrédula y sorprendida.

—¿Estás tratando de decirme que te gusta verme celoso?

—¡¿Qué?! ¡No! —agito mis manos frente a su cara, en negación—. Yo no dije eso, yo solo digo que, umm...

¿Qué tan mal de la cabeza me veré si le digo que sí?

Muy enferma. ¡Miente!

—Solo me gusta eso que haces con la lengua.

—Mientes.

—¡Claro que no!

—Claro que sí, Paris. Se te nota.

Me veo en la necesidad de replicar, pero no sale de mi boca ninguna palabra, simplemente la abro y la cierro, quedando como imbécil.

Ríe con tanta fuerza que echa su cabeza para atrás y mis mejillas se tornan rojas.

—¿Ves como si mientes?

—¡Ay bueno basta! —suelto, alterada—. Me toca preguntar.

Mi novio vuelve a reír y se deja caer hacía atrás, volviendo a recargar su espalda en la cabecera.

—Pregunta.

—Mmm. Si pudieras vivir en cualquier parte del mundo, ¿dónde sería?

Clava su mirada en algún punto de la habitación, pensativo y, tras unos segundos, vuelve a mirarme.

—Creo que si me lo hubieras preguntado hace un tiempo, cuando estaba más chico e iba empezando en el mundo de la música y, antes de que Billy empezara a explotarme —mi corazón se estruja con eso—, te hubiera dicho que en algún lugar con mucho ruido, luces y paparazzis. Donde todo el tiempo estuviera rodeado de gente que me conociera y prensa loca que me persiguiera por todos lados.

—¿Y ahora?

—Ahora, que tengo todo eso, ya no me gusta mucho —dice y pasa su mano por su nuca—. Pero no me malinterpretes, amo a mis fanáticas, algunas entrevistas que me hacen y, hasta cierto punto, me gusta la atención, pero Billy me ha explotado tanto que ya estoy cansado.

Suspira y hace una mueca.

—¿Te gustaría dejar de hacer música?—pregunto en un susurro.

Niega de inmediato con la cabeza.

—No, eso no está en mis planes, pero lo que sí me gustaría es hacer música porque yo quiero y no porque me sienta obligado a hacerlo.

Suelta una suave y corta risa, sin nada de gracia, antes de pasar su mano por su cara con cansancio.

—Eso sonó muy estúpido.

—No, claro que no, Jay —acaricio su mejilla—. No es estúpido sentirse ni pensar de esa manera.

Me acerco y dejo un pequeño beso en su mejilla, ganándome una sonrisa, llena de dulzura, de su parte.

—Gracias, Paris.

—Nada que agradecer, cielo.

Paso mis dedos por los mechones de su cabello y me le quedo viendo con fijeza.

—Ahora, respondiendo bien tu pregunta —suspira—, en este preciso momento, me gustaría vivir en alguna cabañita de algún pequeño pueblito. Lejos de las luces, el ruido, de los paparazzis, de los comentarios crueles de la prensa y, sobre todo, de Billy.

Me siento un poco herida con el último comentario, sin embargo, no digo nada y me encargo de sonreírle con ternura.

Aborrezco el dolor que me da en el cuerpo cada que menciona a Billy, porque es recordar todo el maltrato y dolor que, no solo le ha causado a mi novio, si no que también le ha causado a Sarah.

—Es una bonita idea, Jay. —suelto luego de unos segundos.

—Si, suena bien.

Ambos nos quedamos en silencio, disfrutando la compañía del otro, hasta que Jayden parece recordar algo, porque se me queda viendo fijamente.

Arrugo el entrecejo.

—¿Qué?

—Si algún día logro hacer realidad esa loca idea, ¿te irías conmigo?

Siento mis cejas alzarse, de la impresión, y mis labios abrirse ligeramente.

—¿A la cabaña?

Asiente repetidas veces con la cabeza, como niño pequeño

—No lo sé —mordisqueo mi labio, pensativa—. Primero, me gustaría acabar la universidad y segundo, no podría dejar a mi mamá.

Esbozo una mueca.

—Siempre hemos sido ella y yo. No podría dejarla sola en Malibú; me dolería mucho mi corazón y estoy segura que a ella también.

—¡Pues que se vaya con nosotros! —exclama, abriendo sus brazos—. Yo no me opondría a vivir con mi suegra.

Cada comentario hace que me impresione más.

—¿Hablas en serio?

—Si, por supuesto.

Me toma de las mejillas, apretándolas con suavidad.

—Así, tu estarías feliz por tenerte a tu mamá y yo por tenerte a ti.

Mi corazón se calienta y las mariposas de mi estómago parecen derretirse.

Lindo, lindo, Jay.

—También sería feliz por tenerte a ti, Jay.

—Lo sé, pero estarías más feliz por tener a tu mamá ahí.

Suelto una suave risa.

—Si, tienes razón.

—Entonces, ¿qué dices?

Una enorme sonrisa se posiciona en mi cara y va creciendo con cada segundo que pasa, de tan solo imaginarme que puedo escaparme a un pequeño pueblito con las dos personas que más adoro: mi mamá y mi novio super estrella.

—Si, si me iría.

Da un aplauso y luego alza sus brazos en forma de victoria.

—Bien, entonces vete preparando, mi Paris, porque un día de estos nos vamos.

¡Aquí el final!

Espero que este ultimo capitulo del maratón les haya gustado mucho y, si quieren saber como ganar otro maratón, no se olviden de seguirme en mis redes sociales, ahí público las dinámicas;).

Nos vemos pronto con el siguiente capítulo.

Los quiere, Hanna.

-6 capítulos para el final

ig:hannasvelez

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro