Capítulo 45
Mini maratón 1/2
Suelto un suspiro con fuerza al tiempo en el que paso mi mano por mi cabello, despeinándolo un poco, y sin quitar la mirada de mi teléfono que, otra vez, está vibrando ante la nueva llamada de Jayden, comienzo a mover mi pierna de arriba a abajo, ansiosa.
—Por favor, deja de sonar, que no sé si seguiré resistiendo. —suplico en voz baja y llevo una de mis uñas a mi boca.
El teléfono, como si hubiera escuchado súplica, deja de sonar inmediatamente, lo cual me hace sonreír de alivio y dejo escapar una bocanada de aire.
—¡Por fin!—exclamo con fuerza y alegría, ganándome, al segundo, un par de miradas juzgadoras de las personas que están en las otras mesas de la cafetería.
Me encojo en mi lugar, apenada, y esbozo una sonrisa apenada.
—Lo siento. —digo en voz baja, con mi cara roja.
Bajo mi vista nuevamente hacía mi teléfono, desbloqueándolo al instante, y me meto a mi aplicación de llamadas, para ver como aparece otra llamada perdida suya.
Mi corazón se comprime y recargo mi frente en la mesa de la cafetería, soltando una exhalación.
—Que difícil.
—¿Qué difícil es qué?
Me incorporo con rapidez, en el segundo en el que escucho la voz de Carla, una de mis nuevas amigas de Universidad, y me vuelvo en la dirección de donde provino su voz.
—No, nada. Solo estaba pensando en voz alta —digo y los miro con una pequeña sonrisa—. No los escuché llegar.
—Lo notamos. —responde André, burlón, sentándose enfrente mío.
Le lanzo una mirada divertida.
—¿Estás bien, Paris?—la voz de Lili me hace desviar mi atención a ella y a sus preocupados ojos.
—Si, si —respondo inmediatamente—. ¿Por qué lo dices?
—Porque no entraste a la primera clase y, además, tienes tus ojos tristes. —responde, pasando su mirada por mi rostro.
Bajo mi cabeza al momento en el que termina de decir eso y hago una mueca.
Dos días lejos de aquí y ya había olvidado lo examinadora que era Lili.
—No es nada, solo extraño mi casa. —digo mientras tallo mis ojos con las palmas de mis manos.
—Oh, lo sentimos, Iris.
—Está bien, ya pasará. —digo con una pequeña sonrisa y vuelvo a mirarlos.
El sonido de un teléfono, seguido de un bufido por parte de mi amiga Carla, nos hace voltear hacia ella, extrañados.
—¿Qué pasa?—le cuestiona Lili.
—Es mi hermana —responde con una mueca mientras teclea algo en su teléfono—, está en depresión desde ayer.
—¿Por qué?
—Por Jayden.
Mi corazón cae en picada al oír ese nombre. Su nombre.
—¿Jayden?—suelto con la voz temblorosa.
—Si —alza su vista hacia nosotros—. ¿No le había contado que ella es súper fan de Jayden Blackwood?
Negamos con la cabeza.
—Oh, pensé que si —suspira—. Bueno, ella es una gran fan de Jayden Blackwood —voltea a verme—. Así como tú, Paris.
Siento mis mejillas encenderse.
—¿Y por qué está en depresión por el?—cuestiona André, confuso.
—Porque ayer salieron unas fotos de él con una mujer.
Dichas estás palabras, Carla voltea su teléfono hacia nosotros, mostrándonos la pantalla de su teléfono, en donde se encuentra una foto de Jayden con una chica morena, alta y de cabello chino, tomados de la mano mientras caminan por alguna calle.
Mi corazón comienza a doler.
—Y esa es la más tranquila —dice bajando el teléfono—, porque ayer en la noche salieron otras fotos de él con la misma mujer me la playa —resopla—. Por eso mi hermana ha estado depresiva y ha estado mandándome millones de mensajes diciéndome como le duele la situación.
Mis oídos empiezan a pitar con fuerza y la voz de mis amigos pasa a segundo lugar cuando vuelve a enseñarnos, a los tres, la foto de Jayden con otra persona, aunque está vez, como bien lo dijo, están en la playa, recostados sobre dos sillas de playa.
Negándome a seguir viendo aquellas dolorosas fotos, me levanto abruptamente, atrayendo la mirada de mis amigos y de unas cuantas personas más de la cafetería y me cuelgo mi mochila en el hombro.
—Ya vengo. —susurro, con la voz en un hilo y, tras tomar mi teléfono, salgo de la cafetería velozmente.
Las manos me tiemblan, el estómago me duele y la cabeza me da vueltas, sin embargo, sigo caminando con velocidad hasta dar con el sanitario.
Caminando entre los pasillos, logro escuchar una voz llamando mi nombre a la lejanía, pero no me detengo a ver de quién se trata, en su lugar, al dar con el baño, empujo la puerta con fuerza, adentrándome a el y me encierro en uno de los cubículos.
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Esa pregunta se repite varias veces en mi cabeza mientras me deslizó por la pared del baño hasta quedar sentada en el piso.
Las lágrimas empiezan a deslizarse abiertamente por mi rostro y llevo una de mis manos a mi pecho, justo encima de mi corazón, al sentir como aquella zona empieza a doler.
Ya no quiero que me duela.
Ya no quiero que me duela.
Ya. No. Quiero. Que. Me. Duela.
Ese pensamiento toma mi mente mientras respiro pausadamente, tratando que la ansiedad no me consuma.
—Paris.
Tres golpes en la puerta.
—Paris, amiga.
Otro golpe.
—Ábreme, soy Aby.
Recuesto mi cabeza sobre la pared del baño y niego con la cabeza.
—Por favor, amiga —pide con angustia—. Solo necesito ver que estés bien, Iris.
Estando en silencio, abrazo mis piernas con fuerza y recargo mi mentón en mi rodilla.
—Vi las fotos —murmuro en dirección a la puerta—. Las fotos en las que Jayden sale con... ella.
La escucho suspirar y luego observo, por la parte de abajo de la puerta, como se sienta en el piso, justo enfrente del cubículo.
—Esperaba que no las vieras.
—¿Tu ya las habías visto?—cuestiono con la voz temblorosa.
—Ayer me salió la publicación de esas fotos en Instagram.
Suelto un resoplido y vuelvo a dejar mi cabeza caer hacía atrás.
—¿Te ha dicho algo Jayden?
—Lo he estado evitando —hago una mueca—. No he querido responder sus mensajes y sus llamadas desde que me dijo sobre esas fotos.
—Está bien, amiga.
Jugueteo con mis manos, inquieta.
—¿Estoy haciendo mal ignorándolo? —pregunto, insegura—. Es que, en este momento, me duele hablar con él.
—Está bien, Iris, no pasa nada —dice con tranquilidad—. Si te lastima hablar con él, no lo hagas. Tomate tu tiempo.
Y como si lo hubiéramos invocado, mi teléfono comienza a vibrar con el tono de llamada que puse, especialmente, para saber que de Jayden se trata.
Mi corazón se apretuja.
—¿Es él?
—Si. —murmuro, seguido de un asentimiento de cabeza.
Abrazo con más fuerza mis piernas mientras escucho mi teléfono vibrar.
—Abre, Paris, por favor. —suplica una vez más mi amiga y está vez decido hacerle caso.
Sin levantarme del piso, me arrastro hasta que estoy lo suficientemente cerca del seguro y alzo mi mano para quitarlo. Una vez lo quito, vuelvo a acomodarme como estaba y Aby no se tarda más de dos segundos en abrir la puerta.
Subo mi vista hacia ella y apenas sus ojos colisionan con los míos, su semblante se llena de preocupación.
—Oh, Paris.
Se deja caer a mi lado y me envuelve en un fuerte abrazo que yo correspondo al instante y hundo mi cara en su cuello cuando siento las lágrimas volver a picar mis ojos.
—Que doloroso es venir a la escuela con el corazón roto. —susurro, aferrándome con fuerza a mi mejor amiga.
—Lo sé, cielo, lo sé —se separa de mí y toma mi rostro entre sus manos—, pero pronto todo esto pasará, ¿si? Pronto ese corazón bonito que tienes, dejara de sufrir —acaricia mi mejilla con su dedo pulgar—. Ya lo verás.
Deja un beso en mi cabeza y vuelve a abrazarme con fuerzas.
Mientras dejo que las lágrimas silenciosas recorran mi cara, provocadas por mi corazón roto, el pensamiento de saber si Jayden está bien llega a mi cabeza, ya que se que ambos, por diferentes situaciones, estamos sufriendo.
Él por ser obligado a hacer cosas que no quiere.
Y yo por ver al hombre de quién estoy enamorada con otra mujer.
—Quiero irme a casa. —le pido con la voz entrecortada, a causa de mis pensamientos.
Asiente.
—Vamos a casa entonces.
Se pone de pie para estrechar sus manos en su dirección y así ayudarme a levantarme.
—¿Lista?—pregunta mientras me cuelga la mochila en el hombro y limpia mis lágrimas.
—Si.
—Bien. Vámonos entonces.
Toma mi mano con delicadeza y me saca del baño para llevarme en dirección a la salida.
Cruel, cruel vida.
€
¡Estamos de vuelta!
Después de meses de desaparición, por culpa de un mal hombre que me atonto, estamos de vuelta y que mejor que hacerlo con un mini maratón.
¡También, como lo pudieron notar, llegamos a 1 millón de lecturas! Todo esto es gracias a ustedes, porque sin ustedes no hubiera podido lograr nada, siempre voy a estar agradecidas con ustedes por todo el amor que me dan a mis historias y a mi y por ayudarme a cumplir mi sueño.
Por el millón, ¡estaremos estrenando nueva portada! Muchas gracias a Alexa (alexa_bo0ks), una de mis lectoras bonitas, por esta preciosa portada <3.
Los quiere, Hanna.
Nos vemos mañana.
No olviden seguirme en mis redes sociales y atentos a mi ig (hannasvelez) que estaré abriendo nuevamente, por un día, el chat de lectoras <3.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro