Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29

Hemos estado aquí sentados, en una banquita del patio trasero, desde que salimos, que fue hace unos 15 minutos y, durante ese tiempo, ninguno de los dos ha dicho absolutamente nada.

Jayden, con los ojos clavados en algún lugar de enfrente, parece sumido en sus pensamientos, mientras que yo, lo miro ansiosamente de reojo cada dos segundos, tratando de descifrar qué está pensando...

Habla, Paris. Habla.

Dile lo equivocado que está Alex.

Explícale que estás bien mentalmente.

¡Habla de una vez o te terminará dejando como lo hizo él!

Una mano fría con tatuajes, me hace salir de mis pensamientos en el momento en el que siento su tacto encima de mi muslo y, en seguida, alzo mi vista hacia Jayden, que me mira con sus ojos teñidos en preocupación, haciendo que algo en mi interior se comprima.

—Rubia, ¿estás bien?—cuestiona en voz baja.

Quiero decirle que sí, que todo está en orden conmigo, pero el sonido de aquella vocecita vuelve a hacer eco en mi cabeza, pidiéndome que hable, y guiada por el miedo y la ansiedad, me veo negando suavemente con la cabeza.

—Jayden, yo...

Paso mi lengua por mis temblorosos labios y tomo su mano, que descansaba en mi muslo, para aferrarme a ella con fuerza, mientras clavo mi ojos en los de él .

—Mi estado mental está bien.

Jayden parpadea, confuso.

—¿Qué?

—Mi estado mental está bien. —repito.

Él vuelve a hacer aquella acción, mirándome más confundido que antes.

—¿De qué hablas, Paris?

—¡De lo que dijo Alex! —exclamo, ansiosa—. No quiero que, por lo que te dijo, pienses que no me encuentro mentalmente estable.

—Paris...

—Yo te prometo que estoy bien. Muy bien...

—Paris...

—Así que, por favor, te pido que no me dejes por las palabras que él te dijo, porque en serio, yo estoy...

—Paris, tranquila—me toma de las mejillas haciendo que me calle al instante—. No voy a dejarte, ni a cambiar el pensamiento que tengo de ti solo por las estúpidas palabras que salieron de un imbécil, ¿está bien?

Asiento suavemente con la cabeza.

—Me gustas mucho, Paris. Mucho. Y ningún comentario acerca de ti, sea bueno o malo, hará que me aleje de ti.

Siento cómo mis ojos comienzan a arder, clara señal de que voy a llorar, por lo que comienzo a tomar varias respiraciones por la nariz para evitar que mis lágrimas se desborden de mis ojos.

—Gracias, Jay. —murmuro con la voz rota.

—¿Por qué?

—Por no creer en lo que te dijo de mi.

Me sonríe con ternura y se acerca a mi hasta que planta un corto beso en mis labios.

—Y siempre será así, Paris.

Mi corazón se calienta con su respuesta y me acerco a él para dejar otro beso en sus labios.

—No se porque Alex dijo eso —digo al separarme—, pero prometo que hablaré con él para que no se vuelva a repetir.

Mi novio hace una mueca.

—Preferiría que no lo hicieras, Paris.

—¿Por qué no?

—Creo que la manera que se comportó contigo y lo que dijo es suficiente respuesta para tu pregunta. —dice con obviedad.

Tuerzo los labios.

—Tengo una pregunta.

—¿Si?

—¿Él es tú ex novio?

Mordisqueo mi labio y asiento con la cabeza.

—Si...

Sus ojos se oscurecen y golpea con su lengua el interior de su mejilla para luego voltear su cabeza, dejándome con una bonita vista de su perfil.

Alguien está celoso...

—¿Es por quién peleamos en Cancún?

Ladeó la cabeza.

—En realidad no peleamos, tú te enojaste.

—Responde.

Vuelve su vista hacia mí, con sus exigentes ojos totalmente oscurecidos, provocando que una corriente eléctrica me pase por toda la columna vertebral.

Como mandes, mi amor.

—Si, es él.

Suelta un bufido, seguido de un murmuro intangible y vuelve a posicionarse correctamente al tiempo en que cruza sus brazos sobre su pecho.

Escondo la sonrisa que amenaza con salir de mi, al ver el berrinche de Jayden, y me acerco más a él para tomar su rostro entre mis manos y girarlo en mi dirección.

—Jay, no tienes porque molestarte.

—Claro que tengo porqué.

—No, no lo tienes.

Abre la boca para replicar, pero decido adelantarme.

—Él ya no significa nada para mí, solo es un amigo más.

Rueda los ojos.

—No se si eso me hace sentir mejor. —dice entre dientes.

—Jay...

—Es que no logro comprender como pudiste ser pareja de alguien como él...

—No siempre fue tan cruel como es ahora. Además, como amigo, es una gran persona.

Bufa.

—Claro, y más luego de decirte que estabas mal mentalmente. —suelta con sarcasmo.

Hago una mueca ante el recordatorio de su comentario y deslizo mis manos lejos de sus mejillas, pero antes de quitarlas completamente, Jayden las sostiene y las regresa a su lugar.

—Lo siento, Paris, no quise recordarte eso.

Me mira, claramente, apenado y le sonrío de boca cerrada para hacerle saber que todo está bien.

Suspira.

—Es que no logro entender como pudiste darle la oportunidad a una persona imbécil como él de andar con alguien tan increíble como tú.

Resoplo.

—No soy tan increíble.

—Ay, Paris —lleva su mano a mi mejilla—. Si tan solo vieras como te ves a través de mis ojos verías lo equivocada que estás.

Mi corazón da un salto y mi cuerpo es inundado por maripositas que hacen que mi piel erice durante su recorrido y, está vez, antes de poder detenerlo, una suave risa sale de mis labios, seguido de una pequeña sonrisa.

Los ojos de mi novio chispean.

—Que agradable sonido.

Me quedo mirándolo fijamente, hasta que el color comienza a subir a mis mejillas, ahí es cuando me veo obligada a desviar mi mirada.

¿Cómo es posible que me ponga así con tan solo unas palabras?

El efecto Jayden Blackwood.

—Voy a hacerte una última pregunta y después dejaré este tema por la paz porque está empezando a causar acidez estomacal.

Sonrío divertida.

—¿Es la primera vez que te trata así?

Siento mi cuerpo tensarse.

—Si. —miento.

—Paris...

—¿Qué?

—No me mientas.

—¡No lo hago!

—Claro que lo haces, rubia.

—¿Cómo estás tan seguro?

Me cruzo de brazos a la defensiva.

—Porque vi tu reacción cuando entre a la casa; no te veías sorprendida, ni parecido, te veías con miedo, pero como si ya estuvieras acostumbrada a esos arranques.

Mi cuerpo se tensa más, hasta el punto que siento un poco de dolor en el cuello.

—Además, Clarise me dijo que el día de mi concierto en México, mientras te llevaban en la camioneta, tuviste una discusión con alguien lo suficientemente fuerte como para dejarte triste y atormentada todo el camino, y hoy que vi tu reacción con ese imbécil, no fue muy difícil deducir las cosas, Paris.

Bajo mi vista hacia mis manos.

—Si ya lo sabías, ¿por qué me preguntaste?—suelto por lo bajo.

—Porque quiero escuchar la verdad de ti, Paris. No de terceras personas.

Toma mi barbilla y sube mi cabeza hasta que nuestras miradas colisionan.

—Te haré la pregunta una vez más. ¿Es la primera vez que te trata así?

Paso saliva con dificultad y niego lentamente.

—No.

Una chispa de molestia se enciende en los ojos de Jayden y lo veo flexionar los dedos de su mano libre.

—Bien.

—¿Para qué querías saber eso?

—Para que la próxima vez que lo vea, no me contenga a la hora de querer golpearlo.

Hago un gesto de disgusto.

—No, Jay.

—¿No qué?

—No lo golpees.

—¿Por qué no la haría después de saber cómo te ha tratado?

—Porque es mi amigo.

Parpadea incrédulo.

—¿Y por qué sigue siendo tu amigo?

—Porque sí. Y no quiero que lo golpees porque si no... él también se alejara de mi. —murmuro eso último en voz baja y sintiéndome un tanto avergonzada.

Se hace un silencio y cuando llevo mis ojos a Jayden, me mira con los ojos ligeramente abiertos.

—Repite eso.

—¿Mmm?

—Lo último —ordena—. Repítelo.

—Que él también se alejara de mí...—repito, acatando su orden, con un poco de vergüenza.

Jayden clava sus ojos en los míos, mirándome con suma atención y de manera casi imperceptible, su ceño se arruga.

—Rubia, ¿desde cuándo eres amiga de Abigail?

Ladeo la cabeza, confundida por su pregunta.

—¿Por qué la pregunta?

—Curiosidad.

—Oh. Bueno, somos amigas desde la primaria.

—¿Y nunca han tenido una discusión?

Niego.

—Si llegamos a tener alguna pequeña diferencia, la resolvemos en el instante.

—Ah. ¿Y los demás?—alza una ceja—. ¿Dónde los conociste?

—En la preparatoria.

—¿Y con ellos? ¿Has tenido discusiones?

—Siempre trato de evitar los conflictos con mis amigos, pero una vez hace tiempo, con Luca, tuve un problema, pero me encargué de solucionarlo en el momento.

—Ya veo...

Asiente suavemente aún con sus ojos clavados en los míos.

Frunzo mi ceño, confusa.

¿A qué viene todo este interrogatorio?

—¿No crees que las amistades se fortalecen luego de algunas discusiones?

Niego de inmediato con una sonrisa divertida.

—No, claro que no. Las discusiones solo sirven para alejar a la gente de ti y yo no quiero que eso pase.

Los ojos de Jayden adquieren una chispa peculiar y sus labios se alzan de un lado con una pequeña sonrisa que apenas y logré notarla; su expresión es como si estuviera diciendo: ¡Te tengo!, pero no se que es exactamente de lo que se dió cuenta para tener ese rostro...

El hilo de mis pensamientos se corta cuando Jayden se estira hacia enfrente y roza mis labios con los suyos en un suave y corto beso que, a pesar de su duración, me hace sonreír como tonta.

—Vamos a regresar a la fiesta, rubia.

Se levanta y toma mi mano para ayudarme a levantar.

—Ya hablamos mucho sobre él imbécil; ahora vamos a seguir divirtiéndonos.

Asiento con alegría y me dejó guiar hacía la fiesta.

—¿Paris?

Jay habla antes de pasar por las puertas traseras hacía la casa y volteo a mirarlo.

—¿Si?

—Todo lo que le dije al imbécil es verdad —lleva su mano hacia mi mejilla—. Estoy muy obsesionado y enamorado de ti.

Sonrío, sintiendo las alegres mariposas revoloteando en mi interior.

—Y yo de ti Jayden.

Se acerca hasta que mi nariz roza con la suya.

—Eso ya lo he notado. —susurra sobre mis labios.

Lo miro con diversión y me estiró para dejar otro beso en sus labios.

—Vamos.

Entrelazo su mano con la mía y con alegría, entro a la casa.

—Sin duda la mejor fiesta de todas —dice Aby, arrastrando las pala en el asiento trasero del auto de Jayden—. Los voy a extrañar un montón a todos.

Le doy una mirada divertida a mi mejor amiga, quién no para de soltar disparates desde la parte trasera.

Miro de reojo a Jayden y veo que se encuentra igual de divertido con la situación.

—Oye, Paris.

—¿Si Aby?

—¿Por qué no me pude ir con Liam? Es buen chico, no iba a hacerme nada.

—Sé que es un buen chico, Aby, pero prefiero que te quedes conmigo que con alguien más.

—Oh.

—¿Querías quedarte con él?

—No, es solo que los besos se estaban poniéndose buenos.

Ese comentario y el suspiro de lástima que me sigue, me hace soltar una pequeña risa.

Ella se vuelve divertida cuando toma.

Ya lo noté.

—Oye, Jayden.

—¿Mmm?

—Me gusta mucho tu música.

—Me alegra que te guste. —suelta con sinceridad.

Un sonido en la parte de atrás me hace mirar sobre mi hombro y alzo una ceja cuando veo a Aby entre los dos asientos mirándome con fijeza.

—¿Paris?

—¿Si?

—Tu nombre es muy bonito.

Sonrío, sintiéndome realmente feliz por aquel comentario.

—Gracias, Aby.

Mi amiga me devuelve la sonrisa y se inclina para dejar un beso en mi mejilla, para luego dejarse caer hacia atrás y, apenas mi mejor amiga se quita entre los asientos, la mirada de Jayden choca con la mía, observándome con los ojos entrecerrados.

—¿Qué ocurre?—lo miro, confundida.

—Ella te beso.

—Pero fue en la mejilla. —respondo con rapidez.

—Aun así, te besó. —reprocha, con los dientes apretados, evidentemente celoso e indignado.

Parpadeo, más perdida que antes.

¿Acaso está celoso por... eso?

Yo creo que sí.

—Pero, Jay...

El movimiento del carro orillándose, corta mi oración y, seguido a eso, siento una de sus manos tomarme de las mejillas para luego pegar a sus labios y depositar un fuerte beso en mi boca.

—Solo yo beso a mi novia.

Sonrío, sobre sus labios, embobada.

—Que celoso eres, Jay.

—Es culpa de mi obsesión por ti.

Ruedo los ojos, con diversión.

Un suspiro lleno de tristeza en la parte trasera nos hace salir de la burbuja y ambos volteamos en esa dirección.

—Ustedes me recuerdan lo sola que estoy.

La diversión en mi crece.

—Bueno, esperaré adentro, porque no se si toleraré más verlos besándose en mi cara.

—Con cuidado, Aby.

—Si.

Mi mejor amiga se desliza por el asiento trasero hasta la puerta, abriéndola en seguida y bajando con precaución del vehículo.

—No me di cuenta que ya habíamos llegado.

—Lo noté. Estabas bastante perdida en mis labios para darte cuenta.

Siento mis mejillas sonrojarse y continúo mirándolo, divertida.

—Si que lo estaba.

Sonríe ante mi comentario y vuelve a impulsarse hacía enfrente para besarme.

—¿Rubia?

—¿Si, Jay?

—Mañana sale mi vuelo de regreso a Nueva York. —murmura con una mueca.

Mi corazón cae en picada y me alejo un poco de él para mirarlo a los ojos.

—¿Qué?

Asiente, mirándome una chispa de tristeza.

—¿Por qué no me dijiste?—cuestiono, con tristeza.

—Porque me acaban de decir, rubia —responde con el mismo tono de voz—. Para eso me marcó Clarise.

Mis labios se fruncen en un puchero.

—No quiero que te vayas.

—Yo tampoco deseo irme, rubia —acaricia mi rostro con su mano—, pero en dos días empieza mi gira por Europa y debo ir primero a Nueva York para empacar y ver algunas situaciones antes de irme.

Dejo escapar una exhalación y parpadeo repetidas veces para espantar las lágrimas que amenazan por salir.

El tour por Europa de Jayden dura casi un mes... ¿cómo voy a sobrevivir sin verlo durante ese tiempo?

—No te pongas triste, rubia bonita —alza mi rostro—. Prometo hacerte videollamada todos los días y apenas de mi último show, regresaré corriendo contigo, ¿si?

Asiento, un tanto inconforme.

—Bien.

Jayden me toma de la cintura y de un rápido movimiento me pasa hacía a su asiento, sentándome encima de sus piernas y haciéndome soltar un jadeo de la impresión, y no paso más de dos segundos en su regazo, cuando sus brazos me envuelven de la cintura, en un abrazo que yo correspondo pasando los míos por su cuello.

Pego mi frente a su sien y cierro los ojos, disfrutando de la calidez de su cuerpo.

—Voy a extrañarte mucho, Jay.

Su abrazo se hace más fuerte.

—Y yo a ti, rubia bonita.

Se aleja lo suficiente de mí para verme a los ojos.

—Lo bueno es que llevaré algo que me recuerde a ti.

—¿Si?

Asiente.

—¿Y qué es?—pregunto curiosa y emocionada.

Se estira para tomar su teléfono, que estaba en su lado de la puerta, y me lo da. Lo tomo con confusión y al prenderlo, solo veo un fondo de un escenario vacío, con un micrófono, en el centro de este.

—Oh, qué bonito fondo. ¿Te recuerda a cuando golpeaste mi cabeza?—interrogo, buscándole algún significado.

Me lanza una mala mirada.

—No hablo de el fondo, Paris, hablo de lo que está atrás; de la funda.

Inmediatamente le doy la vuelta a su celular y al notar a lo que se refiere, mi corazón da un vuelco.

—Por eso lo estabas recortando. —digo en un hilo de voz, pasando mi dedo por encima de la funda.

—Si —toma un mechón de mi cabello—. Después del significado que le diste a el dibujo, necesitaba tenerlo conmigo todo el tiempo y no encontré mejor forma que ponerlo como mi funda.

Una sonrisa surca mi rostro mientras miro el dibujo de la niña que mira enamorada a las estrellas, que es de la misma manera en la que yo veo a Jayden.

—¿Te gustó?

—Me encanta, Jay.

Subo mi vista hacia él y junto con los nervios a flor de piel y el corazón golpeando con fuerza mi pecho, llevo mi mano a su mejilla izquierda y comienzo a trazar suaves caricias con mi dedo pulgar en su rostro.

—Te quiero, Jay.

Sus labios y sus ojos se entreabren con sorpresa.

—¿Qué?—su voz sale extremadamente baja.

—Te quiero, Jay —repito—. Te quiero mucho.

Un suspiro tembloroso sale de sus labios y desliza mi mano a mi nuca, acercándome más a él, hasta el punto en que nuestras narices se rozan y nuestros pechos se juntan, permitiéndome así sentir los golpeteos acelerados de su corazón contra mi pecho.

—Yo también te quiero, Paris. Mucho.

Las mariposas de mi interior comienzan a golpetear mi estómago y tan rápido como suelta aquellas palabras, junto sus labios con los míos, envolviéndonos a ambos en un cálido beso.

¡Aquí el final!

¡Espero que les haya gustado este capítulo!

Recuerden que mi grupo de lectoras sigue abierto (pueden encontrar el link en mi pagina de inicio).

¡Nos vemos el siguiente Lunes!

Los quiere, Hanna.

ig:hannasvelez

PSDT: Guarden sus pañuelos que los siguientes capítulos no son muy bonitos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro