Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

Maratón 1/3


—Gracias por traernos, Liam.

El susodicho asiente con la cabeza débilmente y cubre sus labios con su mano cuando se aproxima un bostezo.

—Nos vemos luego chicas.

—Adiós.

Se despide mi mejor amiga y cierra la puerta del copiloto de la van, mientras que yo cierro la corrediza de atrás, luego de darle un vistazo a algunos de nuestros amigos que aún duermen.

—No vuelvo a beber en mi vida. —dice Aby con una mueca, luego de que se marcha Liam.

—Eso dices siempre, Aby. —sonrío colgándome mi mochila en el hombro.

—Pero ahora sí es verdad —niego rodando los ojos—. Además dormí torcida —hace una mueca pasándose una mano por el cuello—, por eso dije que pidiéramos más habitaciones, así no hubiéramos dormido unos sobre otros.

Toma su mochila de la manija y empieza a andar hacía mi casa.

—Me daré un buen baño apenas cruce tu baño y... Oh mierda. —Aby se detiene, poniendo una mano de golpe enfrente de mi que va a parar a mis senos.

—¡Ouch! ¡Ouch!—me tocó mis bubis con mis manos—. Eso me dolió, Aby. ¿Qué te ocu...?

—Es él. —murmura mirando fijamente la puerta con la cara en blanco.

—¿Es quién?—cuestiono sin dejar de masajear mis pechos.

—Jayden, Paris. Es Jayden.

Tan pronto como termina la oración, llevo mi cabeza de latigazo hacía la entrada. Mi piel se eriza.

Jayden está recargado en la pared lado a la puerta de mi casa, con la mirada en su teléfono.

—Vino por ti. —susurra agarrándome de los hombros con los ojos bien abiertos.

—¿Qué?—digo en su mismo tonto de voz—. ¿Por qué lo dices?

—Es muy obvio, Paris. ¿O por qué crees que está aquí?

—Pues yo...

—Seguro vino a exigirte un beso como paga luego de mandarnos un chofer ayer.—exclama con evidente emoción y la sola idea me hace sonrojarme

—Hola.

—Hola. —ambas decimos y volteamos a la vez en dirección a Jayden cuando lo escuchamos.

Nos mira con extrañeza.

—¿Qu-qué tal, Jayden? ¿To-todo en orden?—cuestiona Aby con la voz temblándole.

Yo fui esa.

¿Perdona? Sigues siendo esa.

—Todo en orden, «señorita noquea guardias». —sonríe divertido y Aby se pone toda roja.

Tomatito 2.0

—Se acuerda de mí. —habla Aby en voz baja tirando de mi mano con emoción y yo recibo su gesto igual que ella.

—Entonces, ¿Nos vamos?—pregunta Jayden tras nuestro pequeño momento de celebración, mirándome fijamente.

Mis ojos se abren con sorpresa.

—¿A dónde?

Sus cejas se juntan.

—¿No recibiste mi mensaje?

Mordisqueo mi labio y niego con la cabeza, avergonzada.

—Mi teléfono se me apagó luego de la fiesta y no llevaba cargador. —saco mi teléfono, apenada, mostrándole mi nula pila.

—Ya veo... —se rasca la nuca como si no supiera que hacer.

—¿De qué iba tu mensaje?

—Te avisé que iba a pasar por ti para llevarte a desayunar.

Asiento con la cabeza.

—Si quieres podemos ir ahora.

—¿Ahora?—suelto con lástima mirando mi pants.

—Sí. Solo si quieres.

—Pero, voy en pants. —suelto con tristeza.

Alza una ceja y me inspecciona, como si estuviera buscando el problema.

—¿Y? ¿Tienes algún problema con eso?

—No lo digo por mí, si no por ti.

—¿Por mi?—pregunta extrañado.

—Sí, ¿No te da vergüenza que te vean con alguien en pants?—murmuro con un poco de miedo a su respuesta.

Aunque no se a que le temo, si se que él no es así.

Yo creo que se debe a cierto zángano.

—No, rubia —Aby hace un sonidito de emoción ante el «rubia»—. No me da vergüenza. En realidad me sentiría muy afortunado si me ven desayunando con alguien como tú.

Otro sonido de emoción por parte de mi mejor amiga parte el aire, mientras que yo retengo los gritos de fan loca emocionada que arañan mi garganta queriendo salir.

—Tengo que pedirle permiso a mi mamá primero y...

—¡Yo le digo! —exclama Aby y volteo a verla—. Tú anda, ve. Yo se lo diré.

—¿Y mi teléfono? Si mi mamá quiere mandarme un mensaje o llamarme no tengo pila. —digo afligida.

Aby con rapidez pone su mochila en el suelo, abriéndola y saca de ahí un pequeño cubo con un mini cable conectado a él.

—Toma —se para estrechándomelo—. Es la pila que uso para cargar mi teléfono, úsala.

—Oh, gracias. —sonrío y lo tomo.

—Entonces, parece que está todo arreglado —dice Jayden—. A menos de que tengas otra petición.

Niego de inmediato con la cabeza.

—No, no la tengo.

—Bien. ¿Nos vamos entonces?

—S-sí, claro.

Me saco mi mochila dándosela a Aby quien no duda en tomarla y ante esa acción Jayden también voltea a ver a Aby, quien cuando la mira, parece que está a punto de desmayarse.

—Nos vemos luego...

—A-abigail —tartamudea—. Me llamo Abigail.

—Cierto, lo olvide por un momento —sonríe—. Nos vemos luego, Abigail —le regala una sonrisa que hace que tanto mis piernas como las de Aby flaqueen, antes de que voltee a verme—. Vamos, rubia.

Con gentileza, lleva su mano a mi espalda y empujándome con suavidad fuera del césped de mi casa.

—Llegamos —Jayden apaga su coche en el aparcamiento de Duke's, un precioso restaurante de Malibú que colinda con el mar—. Vamos, rubia.

Bajo al mismo tiempo que él de su mini cooper y nos encaminamos dentro del restaurante.

—Buenos días—saluda una señorita con uniforme al lado de la puerta—. ¿Les asigno una mesa o ya los esperan?

—Ya nos esperan. —habla Jayden y vuelvo a verlo con extrañeza.

La señorita asiente y Jayden vuelve a poner su mano en mi espalda baja, empujándome en dirección a una de las mesas.

—¿Quién nos espera?—pregunto, curiosa.

—Alguien que quiere pedirte disculpas.

Mi ceño se hunde y nuevamente llevo mi mirada hacía enfrente.

¿Quién quiere pedirme disculpas?

Tan pronto como esa pregunta llega a mi mente, tan pronto como se va, porque cuando veo a Bonnie sentada en una de las mesas del restaurante jugando con su cabello, claramente nerviosa, en seguida se que ella es la persona que va a pedirme disculpas. Aunque la verdad, yo no veo necesario que se disculpe conmigo.

—Ya llegamos.

Su hermana al escuchar la voz de Jayden, lleva su vista hacía nosotros y se levanta en seguida. Le sonrío.

—Paris, ella es Bonnie, mi hermana, aunque eso seguramente ya lo sabes—murmura en mi dirección y me siento sonrojar—y Bonnie ella es Paris, mi fanática favorita y la que te estaba cuidando ayer.

Su hermana se sonroja de vergüenza.

—Hola, Bonnie, mucho gusto. —le doy mi mano.

—El gusto es mío.

Sonríe nerviosa, tomando mi mano.

—Siéntate, Paris —me dice Jayden, abriéndome una silla a su lado—. Ordena lo que quieras porque hoy lo Blackwood invitamos.

Sonrío y tomo asiento.

—Gracias.

Cuando Jayden va a sentarse también, una melodía conocida resuena por el lugar.

—Lo siento —murmura Jayden viendo su teléfono—, debo responder está llamada.

Sin esperar respuesta alguna, se marcha dejándonos a ambas sumidas en un silencio tenso en donde, mientras su hermana parece que se va a morir de vergüenza, yo juego con mis dedos debajo de la mesa muy nerviosa.

Empiezo a formular que decirle a Bonnie para romper la tensión entre ambas, pero no se me viene nada. Y justo en ese momento, suelta un suspiro que me hace llevar mi vista hacía ella.

—Lo siento —habla su hermana rompiendo el silencio—. No debí comportarme de esa manera ayer, en verdad estoy muy apenada.

Tiene sus ojos clavados en la mesa con una mueca. Sonrío.

—Está bien, Bonnie. Yo también llegué a tomar unos tragos de más y acabe un poco mal.

Sube su mirada hacía mi de jalón.

—¿En verdad?

—Sí.

Que mentirosa, si tú no tomas.

Es para que no se sienta mal.

Aún así, mentirosa.

—Igual no creo volver a tomar jamás, me duele horrible mi cabeza. —masajea sus sienes.

—No es necesario que te lo prohíbas, Bonnie, es comprensible que la bebida te guste, pero creo que deberías esperar a que estés un poquito más grande para beber, y si vas a tomar debes hacerlo con responsabilidad, Bonnie, porque desgraciadamente vivimos en un mundo tan podrido que hay personas esperando que cualquier chica entre en un momento vulnerable para hacer cosas malas con ella y no solo eso, sino que lastimas tu estómago. —hace una mohín.

—Lo sé. Se que estoy aún chica para eso y se sobre los riesgos; mi mamá siempre me ha informado sobre los peligros del mundo y lo que causa ese tipo de sustancias a mi cuerpo, y siempre he sido muy cuidadosa con respecto a eso, pero ayer estaba tan furiosa con mi mamá y mi papá que no sé que me pasó. —lleva sus manos a su cara, cubriéndose.

Estiro mi mano hasta tocar su brazo.

—¿Quieres contarme que paso?

Baja sus manos y me da una mirada, como si estuviera analizando si confiar en mí.

—Prometo no decirle a nadie. —digo poniendo una mano en mi corazón.

Se me queda mirando unos segundos más hasta que se le escapa una bocanada de aire y pone sus brazos en la mesa.

—Mis padres no creen que sea lo suficientemente madura para ir a estudiar sola a Los Ángeles —suelta de repente y abro los ojos con asombro—. Entonces me escapé con unas amigas a esa disco ayer.

—Ya veo... ¿Y te escapaste desde Washington hasta Los Ángeles por eso?

Entrecierra los ojos en mi dirección.

—¿Cómo sabes que vivo en...? Oh, olvídalo, ya recordé que eres una fan de Jayden.

Siento mis mejillas sonrojarse.

—Y respondiendo a tú pregunta, no. A Jayden le dieron unas vacaciones de una semana, empezar con su tour en Latinoamérica, entonces creo que debes de saber que cada que Jayden tiene vacaciones, por más cortas que sean y sin importar que mamá y papá ya no estén juntos, los cuatro vamos a Los Ángeles, Londres o a Nueva York a pasar los días con él. —asiento con la cabeza.

Eso sí me lo sé, recuerdo que Aby y yo fuimos varias veces a Los Ángeles a ver si nos encontrábamos a Jayden, pero por desgracia jamás dimos con su paradero.

—Esta vez nos tocó Los Ángeles, así que aproveche para decirles a unas amigas que fuéramos por unos tragos y nos escapamos. Y él resto tú ya lo sabes.

Asiento con la cabeza, procesando la información.

—¿Te gustaría ir a estudiar a la Universidad o...?

—No, no —se me adelanta—. O bueno, aún no lo sé, pero por mientras solo me gustaría tomar un año o un semestre de mi preparatoria aquí.

—¿Y por qué?

—No lo sé —se queda mirando al mar, pensando—. Creo que me gustaría vivir nuevas experiencias sola y lejos de casa.

Vuelvo a mover mi cabeza sin dejar de analizar toda la situación, hasta que encuentro una posible solución.

—Yo voy a ir a estudiar a la Universidad ahí.

Vuelve la cabeza en mi dirección.

—¿En verdad?

—Mhm.

—Que envidia te tengo entonces.

Otra sonrisa vuelve a aparecer en mis labios.

Yo te tengo envidia por pasar la mayor parte de tu vida con Jayden.

Yo también.

—¿Tú hermano sabe la situación?

—No completamente, solo sabe por mis papás que hice un berrinche por no obtener un permiso.

—¿Y no has pensado en decirle? Seguramente te ayude con la idea.

—No lo sé. —la veo dudar.

—Mira, no conozco lo suficiente a tú familia, pero sé que dos son mejor que uno. Habla con Jayden, reúnan fuerzas y que él te ayude con tus papás y si te dejan pasar al menos un semestre en Los Ángeles, prometo estar al pendiente de ti durante tu estadía ahí.

Sus ojos se abren desesperadamente con sorpresa.

—¿En verdad?

—Por supuesto, Bonnie. Al fin y al cabo estaríamos estudiando en la misma ciudad.

El chillido de emoción que suelta repentinamente me toma desprevenida, al igual que el abrazo que me da sobre la mesa, causando que tire algo.

Correspondo al instante.

—Gracias, gracias, Paris.

—No hay de que, Bonnie.

—Vaya, las dejo cinco minutos y ya son mejores amigas.

—Jayden —se separa Bon de mi con una enorme sonrisa—, ahora Paris también es mi fanática favorita.

Siento la sangre acumularse en mi cara.

—¿Si?—alza una ceja en mi dirección y vuelve a ver a su hermana—. Pues me alegro mucho, pero recuerda que sigue siendo mí fanática. Mía.

«Mía»

Siento mi piel erizarse ante esa corta pero posesiva palabra, mientras que su hermana rueda los ojos con una sonrisa divertida, ajena al ataque de emoción y nervios que estoy sintiendo.

—No seas envidioso, Jayden.

Se sienta a mi lado, dejando un brazo en mi respaldo

—No soy envidioso, solo es un pequeño recordatorio de que sigue siendo mí fanática.

Bonnie niega con la cabeza sin perder su aire de diversión.

—Oye, rubia.

—¿Sí?—llevo mis ojos hacia los suyos.

—¿Recuerdas que me dijiste que mi segundo nombre se hizo un rumor por una foto filtrada?

—Sí.

—Pues ya se quién fue quien filtró la foto. —le lanza una mirada a su hermana.

Sorprendida dirijo mi vista hacía ella.

—¿Tú filtraste su acta de nacimiento?

—Si, ella fue, que no te engañe su cara de inocente.

—¡Pero lo hice porque él me lo debía!—se defiende—. Me había gastado una broma de muy mal gusto, tenía que vengarme.

—Decirte que Beyoncé se había muerto no fue una broma de mal gusto. —Jayden contraataca.

—¡Claro que lo fue! Me lo hiciste cuando estaba muy pequeña.

—Tenías 15. Fue hace un año.

—Por eso, muy pequeña. —se cruza de brazos.

—¡Pero te hubieras vengado con otra cosa!

—¡No! ¡Mi venganza fue justa!

—¡No lo fue! A la próxima vez que hagas algo así voy a publicar en mi Instagram que tú segundo nombre es Monique. —enuncia señalando con un dedo.

Siento mis ojos abrirse con más sorpresa.

Vaya, de lo que uno se entera.

—¿Tú segundo nombre es «Monique»?—interrogo sin esconder mi tono de incredulidad y sorpresa.

—Si —admite con toda su carita roja—, mi mamá tiene mucha creatividad. Y por cierto, eso era algo de lo que no te debías de enterar. —le da una mirada fulminante a Jayden.

—Tampoco mis fans, ni nadie debía saber que me llamo Percival.

—¡Ni siquiera lo saben aún, más que Paris, porque todo quedó en un rumor!

Su hermano abre la boca para responder, pero un carraspeo nos interrumpe.

Todos volteamos a ver a la mesera que se para a lado de la mesa.

—¿Están listos ya para ordenar?

—Sí, muchas gracias. —respondo con una sonrisa, tratando de ignorar la pelea de miradas entre los hermanitos.

—Hemos llegado. —dice Jayden estacionándose fuera de mi casa.

—Que bonita casa tienes, rubia. —habla Bonnie y su hermano se voltea de latigazo hacía ella, entornando los ojos.

—Yo solo la llamo rubia, consíguete tu apodo.

Lo miro divertida por su repentino ataque de posesividad con el apodo «rubia».

—Gracias por traerme a casa, Jayden.

Voltea a mi dirección y cuando sus ojos chocan con los míos, su mirada se suaviza.

—A ti por aceptar nuestra invitación.

Sonrío y doy una mirada sobre mi hombro antes de bajarme.

—Espero verte luego, Bonnie. —le guiño un ojo.

—Yo igual, Paris. —me da una mirada cómplice.

—¿Me perdí de algo?—arruga el entrecejo—. ¿O porque se miran así?

—Por nada, Percival, deja de ser tan paranoico.

Niego, divertida.

—Adiós, chicos.

—Chao, Paris.

Salgo del carro luego de la despedida de Bonnie, cerrando la puerta con cuidado.

—Oye, rubia.

Volteo justo en el momento en que Jayden está abandonando el carro y dirigiéndose a mi.

—¿Sí?

—Quería darte esto. —me estrecha lo que parece ser una hoja a la mitad.

—¿Qué es esto?—pregunto, tomándolo.

—Es un pase para mí concierto de la siguiente semana.

Lo miro, incrédula y luego bajo los ojos a lo que me dio, leyendo con rapidez.

Moonlight Tour

Jayden Blackwood

24 Junio 2021

Siento mi corazón de fanática loca retumbar dentro de mi caja torácica cuando me doy cuenta que sí, efectivamente es un boleto para su próximo concierto, pero no aquí, si no en...

—Es en México, como podrás ver. Se que está un poco lejos, pero si aceptas ir, desde el vuelo de avión, hasta el hospedaje correrá por mi cuenta.

Mi yo, Paris Smith obsesionada con Jayden Blackwood está saltando y llorando de felicidad en mi interior ante la idea de ir a un concierto de él, teniendo en cuenta que en el pasado no pase de la mitad por el accidente.

—¡Jayden me encantaría! —admito sin esconder mi emoción—, pero debo de hablar con mi mamá primero.

—No te apures, todavía tienes unos cuantos días para hablar con ella.

—Muchas gracias, Jayden. En verdad. —aprieto el boleto contra mi pecho y lo miro con la pregunta plasmada en mi cara—. ¿Por qué?

—Simplemente quiero verte ahí —se encoge de hombros—, y también es un método de disculpa por ayer contestarte feo...

—No me contestaste feo.

—Por no permitirte que vieras el show completo la última vez —continúa, ignorándome— y por cuidar de mi hermana. Básicamente por todo.

Mi sonrisa se agranda.

—No tenías porqué, Jayden, con el planetario y el desayuno fue suficiente.

—Nunca es suficiente cuando se trata de ti, rubia. —toma un mechón de mi cabello.

Mi pecho se agita y mis manos empiezan a sudar un poco ante sus palabras y su tacto.

—Entonces espero tu confirmación —dice y tira de mi pelo, como lo ha estado haciendo habitualmente, para dejar un casto beso en mi mejilla—. Nos vemos luego, Paris.

Se da media vuelta y se marcha hacía su carro dejándome sin palabra alguna, y con mi corazón latiendo con fuerza.


¡Aquí el final!

¡Felicidades! ¡Lograron llegar a 20k antes de la hora que puse!

¡Ganaron su maratón! Así que nos vemos mañana con el segundo capítulo.

Los quiere, Hanna.

ig:hannasvelez

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro