6 de Noviembre, 2038 | 15:17:49

Llegamos al edificio y subimos los tres en el ascensor, después de unos segundos las puertas se abren; mi padre y yo salimos pero Connor se queda dentro, lo miro y tiene los ojos cerrados y su LED está de un tono amarillento mientras parpadea.

—¡Connor! —lo llamo y él abre los ojos.

—¿Te has quedado sin batería? —pregunta mi padre.

—Perdonad, estaba haciendo un informe para CyberLife.

—Ah... Bueno, ¿y piensas quedarte en el ascensor?

—¡No! Voy para allá. —responde el androide y empezamos a caminar.

—Connor, ¿qué sabemos de ese divergente? —pregunto.

—No mucho. Sólo que un vecino dijo que oyó ruidos extraños de este piso. Se supone que nadie vive aquí, pero el vecino dijo que vio a un hombre con un LED bajo la gorra.

—¡Ay, dios! Si tenemos que investigar cada vez que alguien oye un ruido extraño, necesitamos más personal. —dice mi padre mientras se apoya en la pared al lado de la puerta.

—Claro, más androides, lo que más te gusta. —digo y él me mira mal.

—Muy graciosa. —gruñe y dirige su mirada a Connor. —Oye, ¿de verdad estabas haciendo un informe en el ascensor?

—Correcto. —responde y mi padre se encoge de hombros.

El androide se pone en frente de la puerta y la golpea varias veces.

—¿Hay alguien en casa? —no obtiene respuesta y vuelve a golpear más fuerte. —¡Abran! ¡Policía de Detroit! —al decir eso se escucha algo dentro y nos miramos.

—Poneros detrás de mí, yo tiro la puer... —mi padre no termina la frase porque yo había tirado la puerta abajo y ya estaba dentro.

—(T/N) no vayas tan rápido. —dice mientras se acerca a mí. —Y déjame ir primero, no quiero que te ocurra nada.

—Está bien. —bufo y voy con el androide que está a unos centímetros más lejos de nosotros.

Mi padre abre una puerta, muchas palomas vuelan a nuestra dirección,  me asusto y abrazo al androide escondiendo mi cabeza en su pecho.

—(T/N) —me llama Connor. Me separo un poco de él y lo miro; estamos a pocos centímetros.

—L-Lo siento. —digo. Seguramente estoy roja como un tomate. —No me agradan las aves.

—No te preocupes. Me agradan los abrazos. —dice el castaño. —Y más si la que me los da eres tú. —sonríe.

—¡Eh! —nos interrumpe mi padre. —Venid aquí. —asentimos y entramos en el salón. —Aquí no hay nadie. Se nos ha ido.

—No se ha ido. —digo.

—¿Cómo estás tan segura?

—Sólo fíjate, está todo cerrado, la única salida es por donde hemos entrado.

—Tienes razón. —dice y observo a Connor; está analizando una cazadora militar.

—“R.T”, pueden ser unas iniciales. —dice mientras se levanta.

—Eso lo hacen las madres de los niños de primaria. —dice el mayor.

Mientras ellos siguen en el salón, yo me dirijo al baño. Observo el lavado: hay sangre azul y un LED.

—¡Connor! ¿Puedes venir?

—¡Sí! — le escucho decir y en un par de segundos se encuentra a mi lado. —¿Necesitas algo, (T/N)?

—¿Podrías analizar esta sangre? —pregunto y el androide asiente.

Vuelve a hacer lo mismo que cuando estuvimos en la casa de Ortiz: toca la sangre con dos dedos, se los lleva a la boca y los lame. Por alguna extraña razón me gustaba que hiciera eso.

Después de analizar la sangre, el androide toma el LED del lavado.

—Se quitó el LED. —dice y mi padre entra en el baño.

—No me sorprende que fuera un androide. Ningún humano viviría con esas putas palomas.

—rA9 —digo mientras observo la pared. —¿Cuántas veces lo ha escrito?

—2471 veces. —responde el androide.

—Parecen laberintos o algo parecido. —dice mi padre observando detenidamente la pared.

Salimos mi padre y yo del baño para que Connor siga analizando. Él sale y se dirige al agujero que hay en el techo. Lo observa unos segundos y algo cae encima de él, haciendo que varias palomas vuelven.

—¡Hay que joderse con las putas palomas! —dice mi padre molesto.

Observo a la persona que sale corriendo.

—¡Es él! —digo y corro detrás de él.

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¿Quieren que haya lemon/smut?