El funeral
El tiempo se detiene para Asami cuando ella sale del mosquito-robot y su padre queda dentro, siendo aplastado por Kuvira. Siente que el corazón se le rompe en mil pedazos y las lágrimas brotan de sus ojos, y es que de verdad ve que todo a su alrededor se detiene, se detiene en el momento en que ve a Korra entrar en el agujero que ha hecho su padre a cambio de su vida.
Poco a poco va cayendo al suelo, pero no se mueve, deja caer los brazos hacia sus lados mientras se recarga sobre el respaldo como si su cuerpo estuviera muerto; mira al cielo con miles de lágrimas mojando sus mejillas.
-Papá... ¿Por qué? -Piensa una y otra vez.
Ella sabe perfectamente el motivo, y es que su padre quería enmendar el error que cometió contra los maestros, contra la Avatar y sobre todo, contra ella.
Sin pedirle permiso alguno, su mente decide que es buen momento para hacerle recordar sus últimas palabras con él, mientras construían esos robots que ella había diseñado junto a Varrick, y comprobaban la solidez del plan de su padre.
Su mente le pasa la imagen en que ambos se decían que se querían, en el momento en que se tomaron de las manos. Y el más importante de todos, cuando ella se había girado para seguir trabajando, se había detenido, había cogido aire y se había vuelto a girar para ver de manera tímida a su padre y con algo de duda, algo que Hiroshi nota al instante.
-¿Qué ocurre? -Pregunta preocupado, dejando su trabajo de lado para volver a tomar su mano.
-Papá... Sé que no es el momento más adecuado, pero me gustaría confesarte algo... -Susurra mirando hacia el suelo y mordiéndose el labio inferior.
-Voy a disfrutar cada minuto contigo mi vida -La tranquiliza con un apretón de manos y una sonrisa cálida- Puedes decirme lo que sea
Asami corresponde a su sonrisa aunque de manera más sutil por la timidez que la invade. Suspira y duda, hasta que se arma de valor y lo mira fijamente a los ojos mientras se ruboriza suavemente.
-Papá... Amo a... Korra... -Lo suelta al fin, aunque lo dice tan flojo que es un milagro que Hiroshi la hubiera escuchado.
-¿Korra? -Pestañea un par de veces, sorprendido- ¿No estabas con Mako?
-Sólo fue un amor platónico y es una larga historia -Le responde negando con la mano- Pero lo que siento por Korra es verdadero... Me he enamorado de ella sin remedio alguno -Sigue explicando lo que siente por ella, esperando que su padre lo acepte.
Hiroshi mantiene un rato el silencio, hasta que una suave sonrisa se dibuja en su rostro y le da otro apretón de mano.
-Ya decía yo... Os miráis como mamá y yo nos mirábamos
-Espera, ¿acabas de decir "os"? -Él asiente con la cabeza, evitando reír.
-Cuando he llegado aquí, la Avatar casi me mata con la mirada sólo por el daño que te hice... Y después te había mirado de reojo, aunque nadie os hayáis dado cuenta, yo sí -Ríe suavemente- Sus ojos han brillado como las estrellas con sólo verte, y qué decir de ti -Fija sus ojos sobre ella, y la mira tan fijamente que la pone hasta nerviosa- Te has puesto más bonita desde que sientes esto por ella, y tu sonrisa resplandece todavía más -Mira hacia los lados para comprobar que la pareja de ingenieros no los escuche; mira a su hija, se acerca un poco y con su dedo índice le pide que se acerque, algo que ella hace- No se me ocurre mejor persona para mí pequeña -Le susurra en el oído.
El rojo estalla en la cara de su hija quien abre los ojos de par en par y abre un poco la boca, mirando perpleja a su padre. Tartamudea tanto que su padre tiene que ahogar las risas que quieren salir al ver a su hija de esa manera; ni Mako había logrado hacer algo tan bonito en ella, mientras que Korra sí.
-Espero que sean muy felices juntas -Es lo último que le dijo antes de seguir trabajando.
Su mente había hecho bien en hacerle recordar esas cosas, pues la han obligado a limpiarse las lágrimas y enderezarse en el asiento. Una sonrisa muy leve se dibuja en su rostro recordando ese instante con él, pero ciertamente no es momento para pensar en esas cosas. Aún están en guerra.
-¡Korra! -Exclama enseguida, desabrochándose y correr donde está el robot.
No le da tiempo a dar muchos pasos ya que se ve obligada a tapar su cabeza mientras se agacha un poco a modo de mecanismo de defensa cuando ve volar la mitad del robot. ¿Cuánto rato ha estado sentada y mentalmente inconsciente? Debió ser bastante como para que ahora sus amigos estén ganando poco a poco la batalla.
Lleva sus manos hacia su pecho, arquea las cejas y mira preocupada hacia la dirección donde cayó la parte superior del robot, imaginándose a Korra batallando contra Kuvira y eso sólo le trae más preocupación. No, no puede perderla a ella también, no sabría cómo afrontarlo si la pierde en el mismo día que ha perdido a su padre.
A su suerte, la parte superior había caído bastante lejos, lo que la salva de ser aplastada por algunos edificios cuando estos fueron cortados por el láser del robot.
-Por favor, Korra... -Piensa sintiendo que le iba a dar un ataque al corazón.
Vuelve a correr, y esta vez en dirección a donde se ha ocasionado el pequeño accidente con los edificios cortados. La distancia es larga, así que cuando consigue avanzar varias manzanas y girar una esquina en específico, se detiene en seco y corre a esconderse, agachándose y tapando su cabeza con sus manos mientras esa gran explosión llena toda la ciudad. ¿Qué había sido eso? Es lo único que se pregunta la morena mientras esa pequeña explosión parece detenerse por un solo segundo para empezar a retroceder hasta su punto de origen, creando un nuevo portal.
Asami sale de su escondite y sus ojos se abren de par en par, mirando sorprendida como una luz amarilla va ascendiendo hasta el cielo. Se queda boquiabierta ante tal suceso, y enseguida piensa en Korra, su único motivo que la hace correr una vez más. Sólo espera que no suceda otra cosa más que la detenga otra vez, y a su suerte es así ya que cuando llega al lugar donde ha aparecido esa luz amarilla, ve que hay más enredaderas de lo normal.
Mira a su alrededor y no divisa a Korra, sólo a sus amigos que la buscan desesperados. Se escucha el nombre de "Korra" una y otra vez, buscándola por todos lados. La morena se dedica a caminar entre las enredaderas, sin hablar, sin expresión alguna; se siente como un cuerpo sin vida con sólo pensar que podría haber la posibilidad ingrata de que Korra hubiera desaparecido por aquella explosión.
La castaña se queda de manera permanente en su mente, incluso cuando se acerca a Tenzin. Y como un milagro, empiezan a aparecer lentamente los espíritus, dando a entender que esa luz amarilla es un nuevo portal que une ambos mundos. Eso le da una pequeña esperanza a Asami, la primera en girarse hacia el portal, como si supiera que Korra fuera a aparecer por ahí; y vaya si deben de tener una conexión especial entre ellas, ya que es así: Korra aparece entre la luz amarilla, sosteniendo a Kuvira.
-¡Korra también ha vuelto! -Exclama, corriendo hacia ellos junto a los demás.
¡Qué alegría poder verla de nuevo! Siente como si su alma volviera a su cuerpo y le es inevitable sonreír, más aún cuando Korra fija sus orbes azules sobre ella. Cualquiera pensaría que Korra estaba mirando a Tenzin ya que este es como un padre para ella, pero no es así, lo primero que quería ver la castaña es solamente y únicamente a la ingeniera. Sus miradas se encuentran y al unísono sus sonrisas aparecen, sonrisas que desaparecen en cuanto aparecen los robots de Kuvira dando una amenaza.
Genial, parece que la guerra no había terminado. Es lo que piensan todos, a excepción de las recién llegadas ya que Korra suelta delicadamente a Kuvira para que anunciar el fin de la guerra y el inicio de su lealtad hacia la Avatar. Siguen con la mirada como las hermanas BeiFong se llevan a la Gran Unificadora, hasta que Asami no puede evitar apoyar su mano sobre el hombro de Korra para regalarle una sonrisa.
Los abrazos no tardan en llegar, y el primero en iniciarlo es Bolin, seguido por los niños y por último, cómo no, por Asami. Se acerca a ella, rodeando su cintura con su brazo derecho mientras que con el izquierdo también abraza a los niños, apoyando delicadamente su cabeza sobre su hombro.
Todo ha terminado al fin, y poder tener a la castaña entre sus brazos la relaja mucho. Los niños, Bolin y ella la abrazan con firmeza mientras que Korra sólo puede corresponder al abrazo de los niños con su brazo izquierdo, con su mano derecha acaricia la cabeza del chico y con mucha suavidad, y sobre todo cansancio, reposa su cabeza sobre la de Asami, aprovechando que al mismo tiempo ella está apoyada en su hombro.
Esa pequeña acción hace que sonría tiernamente, y es la única que no se suelta de Korra después de que hayan pasado algunos minutos. Deja su brazo derecho rodeando su cintura y hace que el brazo izquierdo de Korra pase por sus hombros para ayudarla a caminar. Eso hace reír suavemente a la castaña.
-Estoy bien, puedo caminar
-Sé lo orgullosa que puedes llegar a ser -Le responde con una tierna sonrisa- Deja que te ayude una vez más -Le susurra sin soltarla en ningún momento.
Korra la mira con una dulzura infinita y Asami le sonríe con un cariño infinito. Ambas piensan lo mismo, ambas quieren juntar sus frentes y cerrar los ojos; sólo quieren eso, tenerse la una a la otra, pero siempre hay alguien que interrumpe un bonito momento. Ni tan siquiera pueden inclinar la cabeza para pegar sus frentes.
-Vayamos a casa, así podrá descansar -Comenta Tenzin apoyando su mano en el hombro de la castaña con una sonrisa suave en su rostro- Todos necesitamos descansar un poco... Lo peor ha pasado, pero no todo... -Comenta con un deje de tristeza, dando a entender que poco descanso tendrán por los desastres ocasionados en esta guerra.
Todos asienten con la cabeza y van hacia el Templo del Aire. Asami no se separa ni un solo segundo de Korra, cuidándola en todo momento; el viaje es largo así que Korra había terminado dormida en el hombro de Asami. La morena no puede borrar la sonrisa de su rostro, feliz de poder tenerla al menos a ella, pues si ella hubiera muerto en el mismo día que su padre, no sabría cómo sobrellevarlo.
Peina su flequillo con la excusa de poder tocarla sutilmente, pero le distrae el pequeño detalle de que Mako se sienta en frente de las dos con una sonrisa algo cansada en su rostro.
-¿Se lo vas a decir? -Pregunta de sopetón, sorprendiendo a la morena ya que pestañea un par de veces.
-No... -Termina negando y volviendo a mirar a Korra- Aún no es el momento
-¿Y cuándo lo será? La guerra ya ha terminado, ¡todo ha terminado! Y ella podrá estar tranquila por un buen tiempo -Intenta animar a su amiga.
-Sé que me corresponde, pero eso no quiere decir que ella esté preparada para iniciar una relación
-Creo que lo está deseando desde hace tiempo... -Se atreve a susurrar mientras mira a Korra con una sonrisa traviesa- Mírala que tranquila está a tú lado, ¡si hasta dan ganas de estirarle las mejillas!
-Hazlo y te corto las manos -La defiende con una sonrisa amable, algo que la hace ser más tétrica.
-Qué miedo -Sonríe de medio lado sin tenerle miedo alguno- Tal vez no se lo digas hoy... Pero al menos considera la idea de decírselo en unos días -La mira con una sonrisa y una ceja arqueada- Créeme, ella está preparada y tampoco es mal momento -Se encoge de hombros y acaricia la cabeza de la castaña- Las dos merecéis esto... Estar juntas -Sonríe mirando a la morena, quien corresponde a su sonrisa.
-Prometo pensarlo -Le responde apoyando su mejilla sobre la cabeza de Korra.
Mako asiente con la cabeza y decide levantarse y marcharse, así dejarlas solas.
Asami se dedica a mirar a Korra todo el tiempo, con una expresión tan cariñosa que había que ser muy idiota el no darse cuenta de que Asami está locamente enamorada de la actual Avatar.
Llegan al fin al Templo del Aire, y Asami no duda en coger cuidadosamente a Korra en brazos, pues no quiere despertarla y en verdad la castaña no pesa tanto como parece. Jinora decide ir con ella para ayudarla a abrirle la puerta de la habitación de la Avatar, pues sería un poco complicado si sus manos están ocupadas sosteniendo a la chica. Después de eso se retira y Asami va tumbando poco a poco a la ojiazul sobre su cama, quitándole las botas y tapándola con la manta. Apoya su mano delicadamente sobre su mejilla, acariciando esta mientras la mira con amor eterno y una sonrisa cariñosa.
-Korra... -Susurra de manera inconsciente su nombre.
El rostro de Korra está tan relajado con ese sueño tan profundo que daba un aire incluso infantil, algo que a la morena le encanta de ella. Ríe suavemente para no despertarla mientras se sienta muy cuidadosa sobre la cama mientras su mano sigue acariciando su mejilla. No sabe cuántos minutos pasan y si le dijeran que ha pasado perfectamente una hora, no le extrañaría para nada.
Sus dedos rozan suavemente su mejilla, ascienden hasta su flequillo para peinárselo y que no le moleste, y vuelve a descender hasta su mejilla; sus dedos quedan totalmente extendidos sobre esta, dando paso a su pulgar tocando su labio inferior. Le parecían tentadores, y Asami no puede evitar inclinarse hasta ellos. Es una chica sensata, por lo que se detiene a tiempo y sólo queda rozando estos. Entrecierra los ojos para apaciguar el brillo de estos; se aparta lentamente y se levanta, decidiendo que sería mejor dejarla descansar antes de perder el control del todo.
Se sienta suavemente sobre su cama mientras se deshace el cabello de su coleta; se desabrocha la chaqueta y se la quita igual que sus botas. No se pone su pijama, pues está tan agotada que no tiene muchas ganas de quitarse la ropa para ponerse otra. Se acurruca en la cama, haciendo un ovillo mientras de manera traicionera su mente le golpea con el recuerdo de la muerte de su padre. Una y otra vez, la imagen se repite como un bucle sin fin, bucle que consigue arrancarle varias lágrimas a Asami.
Extraña a su padre, y peor aún, se siente culpable. Sólo tuvo esos breves minutos con él, siendo padre e hija; se siente culpable por no haber sido capaz de haberlo podido perdonar antes, hubiera podido estar más tiempo con él.
Korra abre los ojos muy lentamente, encontrándose en su habitación. ¿Cuándo se había dormido? Entonces se acuerda que se había quedado dormida durante el viaje en Pecas, y cuando recuerda que se quedó dormida sobre el hombro de Asami sólo hace que un suave rubor en sus mejillas aparezca. Mira a su alrededor, la está buscando pero sólo está ella.
-Estará en su habitación... -Piensa resoplando y dejándose caer sobre la cama, ya que se había sentado para reconocer su entorno- ¿Y si la voy a ver? -Piensa una vez más, levantándose de un salto de la cama.
Mala idea, pues su cuerpo aún está algo resentido por toda la pelea contra Kuvira; se dobla de dolor pero eso no le impide en volver a caminar para salir de su habitación y dirigirse a la de Asami, que está sólo a tres puertas de la suya. Abre muy suavemente la puerta corrediza y asoma la cabeza, viendo que Asami está dormida; como queja silenciosa hace un puchero de fastidio, pero aun así entra a la habitación y cierra suavemente. Si no recuerda mal, nunca la ha visto dormir y su curiosidad de ver lo bonita que puede ser durmiendo le gana. Se acerca con pasos sigilosos y asoma la cabeza, y cuando ve lágrimas en sus ojos hace que frunza el ceño.
-Asa... -Se cierra la boca con la mano, recordando que está dormida y no debe despertarla.
Suspira resignada y se sienta muy cuidadosamente en la cama, apoya su mano zurda sobre la cama para usarlo como soporte ya que se inclina un poco sobre ella. La mira fijamente por unos segundos, limpiando sus lágrimas con su pulgar, terminando por acariciar sutilmente su mejilla mientras arquea las cejas, dibujando una expresión triste. Sabe el motivo de sus lágrimas, y es que perder a un padre es una de las peores cosas que pueden pasarte, sólo tiene que recordar ese momento en que ella creyó que perdió al suyo contra Zaheer.
Acaricia un par de veces más su mejilla para inclinarse suavemente hacia ella un poco más, posando un suave beso sobre su frente, esperando que aquello tranquilizara sus pesadillas.
Y aunque ella no lo viera, así es, el rostro de Asami se relaja bastante. Korra sonríe dulcemente, acariciando un poco más su rostro hasta que decide irse de la habitación y dejarla descansar.
Asami sale de su habitación ya vestida con su ropa formal, la que usa cuando no tiene que pelear. Se acerca hasta la habitación de Korra y abre cuidadosamente la puerta para comprobar que no estuviera dormida, y lo que se encuentra es a la castaña tumbada de cualquier manera sobre la cama, bocarriba y durmiendo como si fuera una niña pequeña. No puede evitar reír suavemente, así que entra y se acerca a la chica, apoyando su mano sobre su hombro para poder moverla suavemente.
-Korra, ya es de día -Le habla muy dulcemente.
-Cinco minutos más... -Murmulla en sueños, girándose y haciéndose ovillo.
-No, Korra, tenemos cosas que hacer -Insiste de manera suave la morena.
-¿Qué cosas...? -Sigue murmullando en sueños.
-Organizar los funerales de los fallecidos... -Susurra tristemente la morena.
Al escuchar eso, la castaña abre los ojos lentamente para tener la misma expresión de tristeza que su compañera. ¿Qué tenía que organizar ella si eso se encargan otras personas? Entonces recuerda como Asami había llorado en la noche, así que suspira y se va sentando poco a poco sobre la cama.
-Está bien, espérame, no tardo -Le regala una suave sonrisa para entrar a la ducha.
Asami asiente con la cabeza con una leve sonrisa, y la espera sentada en la cama pacientemente. Se concentra en mantener su mente en blanco para no recordar más la muerte de su padre y derrumbarse; no quiere preocupar a la castaña, quien al rato sale para regalarle una sonrisa.
-¿Buscamos a Tenzin? Él nos dirá que debemos hacer -Le pregunta la castaña.
-Claro, debe de estar en la sala de estar -Le responde la morena.
Salen de la habitación para ir a buscarlo donde ha dicho la ingeniera, y a su suerte es así. El hombre levanta la vista cuando las ve pasar por la puerta y les regala una sonrisa, poniéndose en pie y acercándose a ellas.
-¿Descansasteis bien? -Pregunta como si fuera su padre.
-¡Me siento como nueva! -Responde con gran energía la Avatar, alzando los brazos en forma de jarra, haciendo reír ligeramente a su mejor amiga.
-Tenzin, ¿tenemos que hacer algo importante? -Pregunta la mecánica.
-No hace falta, ya hablé con Raiko -Les sonríe con un deje de tristeza- Acordamos que mañana por la mañana serán los funerales... Y a la noche la boda de Varrick -Se encoge de hombros- Queremos quitarnos lo malo de encima cuanto antes, y Varrick... Bueno, está ansioso por casarse -Suspira recordando la energía del hombre cuando se había reunido con ellos a primera hora de la mañana- Tomaros el día libre, os lo merecéis -Mira a Korra con gran cariño- Especialmente tú, Korra, sino fuera por ti aún estaríamos en guerra
-No fue así, sin vosotros no hubiera podido hacer nada -Comenta la castaña quitándose algunos logros de encima, hasta que mira con algo de timidez a Asami- Especialmente sin ella... ¡Es decir, creaste un buen equipo de batalla! -Intenta corregir lo que dice, ruborizándose fuertemente.
Asami se ruboriza al mismo tiempo que ella y mira hacia otro lado algo nerviosa. Verlas de esa manera tan nerviosa hace reír al mayor, les recordaba tanto cuando él y Pema empezaron a salir.
-Pues... Con su permiso nos retiramos -Habla primero la más educada de las dos.
-¡Eso, hasta luego! -Se despide Korra con la mano, siendo arrastrada por Asami en cuanto esta le agarró del brazo para sacarla del salón.
Tenzin se despide con la mano y en silencio, siguiéndolas con la mirada junto a una sonrisa cariñosa.
-Creo que pronto tendremos a una nueva parejita... -Piensa antes de sentarse y seguir con sus cosas.
Asami y Korra habían salido del templo en silencio, aún están algo avergonzadas por el halago impulsivo de la Avatar. Pero el silencio les era algo incómodo ya que se nota la tensión de bien lejos, así que Asami decide tomar la palabra como la gran mayoría de las veces cuando están a solas.
-¿Qué harás? -Le pregunta mirándola con un pequeño rubor sobre sus mejillas- Quiero decir, si no tienes nada que hacer... Me gustaría poder estar el día de hoy contigo
-Oh, ¿la señorita Sato me está proponiendo una cita? -Le pregunta juguetona Korra, acercándose a ella sólo para molestarla. Y vaya que si lo logra, ya que el rojo estalla en su cara. No logra decir ni una sola palabra con sentido ya que tartamudea sin parar, haciendo reír a la Avatar- Me encantaría pasar el día contigo, me gustaría estar a tú lado como tú lo estuviste conmigo... -Le comenta con las cejas arqueadas pero con una sonrisa suave en su rostro.
Quiere cogerle de la mano y estrecharla con la suya, pero logra contenerse ya que no sería propio. Ironías de la vida que Asami esté deseando algún contacto físico de la castaña, pero sabe que ni ella misma se atreve a hacer algo tan atrevido.
Le sonríe a modo de agradecimiento y deciden salir de la isla, así pasar unas horas juntas, especialmente para no pensar en la muerte de Hiroshi Sato.
No hay nada que destacar en su salida, pues ambas se siguen tratando como mejores amigas, evitando tocarse para no saltarse encima la una de la otra y robarse varios besos; Korra piensa que no es correspondida mientras que Asami quiere esperar a un buen momento, pues sigue pensando que en esos momentos no lo es. Pasan algún roce accidental de sus manos que las hacen ruborizarse suavemente y ponerse algo tensas, pero nada fuera de lo normal.
Todos tienen caras serias, pues es un día duro al tener que despedir a tantos maestros y no-maestros que murieron en batalla. A su suerte no fueron muchos, pero se sentía como si hubieran perdido a una ciudad entera. En la plataforma está Raiko dando su charla, junto a Tenzin, Lin, el príncipe Wu y cómo no, la Avatar Korra. Es una de las cosas que odia Korra al ser el Avatar, y es que dar conferencias o hablar con delicadeza nunca fue lo suyo, pero hace años descubrió el secreto de poder combatir ese disgusto: Asami.
Sus ojos se habían posado sobre la triste ingeniera, que está junto con los dos hermanos y Opal, reconfortándola por la despedida de su padre. A Korra se le parte el corazón al ver la expresión de Asami, ¿qué puede hacer para volver a ver esa sonrisa que tanto ama? No sabe cómo, y para colmo Raiko ya la está nombrando para que se ponga en frente del micrófono a decir algunas palabras.
Suspira y toma aire, caminando hacia el micrófono. Se queda en silencio unos segundos, mirando a todas las personas que están en frente de ella, mirándola con admiración y como si supieran que sus palabras iban a subir el ánimo a más de una persona.
-Hemos perdido a grandes personas que lucharon valientemente -Empieza- Muchos creéis que si no fuera por mí esto no hubiera terminado, pero no es así. El príncipe Wu salvó muchas vidas y también os animó con sus palabras, y creo que le debemos un agradecimiento -Halagó al moreno, quien sonríe algo enamoradizo de ella- Igual que todas aquellas personas que lucharon a mi lado porque creyeron en mí -Y entonces sus ojos se fijan en Asami, quien la mira con una sonrisa suave, dándole ánimos- Y... -Duda un poco, pero frunce levemente el ceño y le regala una sonrisa a Asami- A Hiroshi Sato, sé que actuó mal en sus años pero supo corregirlos dándonos el camino a la victoria; si no hubiera sido por él y por su hija, la guerra aún seguiría en pie
Ante tales palabras, Asami abre los ojos de par en par y se queda mirando sorprendida a Korra. Sin saber porque, las lágrimas se acumulan en sus ojos, así que lleva sus manos hacia sus labios sonrientes, dejando caer un par de lágrimas por sus mejillas. ¿Cómo no iba a amar a la Avatar? Es imposible no hacerlo con tanta sinceridad e impulsividad.
Las charlas terminan para empezar a llevar los ataúdes de los fallecidos. Bolin y Mako se miran con una sonrisa juguetona, pues ambos le dan un suave empujón a Asami, quien los mira extrañada.
-Vamos, ve por ella -Empieza Mako con un guiño de ojo.
-¡A por ella, campeona! -Sigue un enigmático Bolin.
La morena ríe suavemente, y asintiendo con la cabeza sale corriendo para buscar a la castaña entre la multitud que se le quiere acercar. Eso no le va a impedir ser un poco impulsiva por una vez en su vida.
Se da paso entre la gente, teniendo mucho cuidado de no hacer daño a nadie, hasta que divisa el rostro de Korra que hace latir feliz a su corazón.
-¡Korra! -Exclama su nombre para llamar su atención.
La castaña arquea la ceja y pestañea un par de veces hasta que divisa a Asami; reacciona a tiempo para poder recibirla con los brazos abiertos y corresponder su abrazo cuando esta se le lanza encima.
-Gracias... -Le agradece entre sollozos, acurrucándose en su cuello mientras estrecha su ropa entre sus manos.
-Lo que sea por ti, Asami -Le susurra la castaña acariciando su cabeza.
Porque es en este momento, y en este día, en que al fin su relación da un paso al frente.
Se acabó lo de esconder sus sentimientos y esperar por un buen momento.
-Te amo -Piensan al unísono, fortaleciendo el abrazo.
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