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Pues ya me estaba empezando a mentalizarme, así que me dirigí al baño, me cepille mi dientes y me duche, me tomo como media hora hacer eso luego me puse a escoger que ropa me pondría no tenía mucho de donde elegir ya que la mayoría de la ropa se la habían llevado en el camión de mudanza así que, termine poniéndome un vestido casual rosa y unos tacones, me empecé arreglar el cabello, tome un ondulador y comencé a hacerme rizos, en eso toca la puerta mi madre y grita desde afuera :
—¡Apúrate! — con un tono de voz un poco entusiasmado.
Yo tuve que arreglarme los más rápido posible me termine de hacer los rizos, maquille algo natural y baje, hay mi mama me está esperando impaciente.
—Hasta que te dignas en salir —dice ella mientras que Robert solo se reía.
— Te ves hermosa — dice Robert con una sonrisa y parado al lado de la puerta.
— Gracias — respondo — bueno ya estoy lista que estamos esperando ¡vámonos! —me dirijo a la puerta con mi bolso.
Robert salió primero, porque fue a conseguir un taxi, mientras esperábamos mi teléfono suena, al sacarlo de mi bolsillo, era un mensaje de las chicas que decía que ya habían llegado al aeropuerto
—Chicas espérenme ya voy para allá — respondí en mensaje.
Estaba feliz por que vería a las chicas antes de irme, mi mama me observa y me dice:
—¿Me odias por arrastrar te a esto? — pregunto y empieza actuar algo preocupada.
— No puedo negar que me molesto un poco qué no me preguntarás si esto era lo que yo quería, pero jamás te odiaría. Solo me hubiese gustado quedarme un poco más y disfrutar con las chicas nuestra última fiesta — le sonreí al mismo tiempo que la abrazaba fuerte mente.
— lo siento hija tienes toda la razón.
Mi mama obviamente se puso un poco mal por lo que le dije así qué le saque conversación:
—¿Que será vivir con 5 hombres? — Pregunto, soltando una carcajada, mientras la miro con cara de locura.
Mi madre levanta el rostro sonriente.
—No lo sé, pero sin duda pronto lo averiguaremos — responde, siguiéndome el juego.
— Eso sí — le sonrió.
En eso abre la puerta Robert y se pone en frente de nosotras.
— El taxi está afuera vámonos —avisa, ayuda a llevar a mi mama los bolsos que están en el suelo.
— Yo cierro la puerta — les digo.
Me volteo, observó la casa y todos los momentos que pase en ella, mis pijamas, cuando jugaba al escondite con Lucia, todos y cada una de las cosas que en ese momento vinieron a mi mente con una sonrisa "Gracias por haber sido un maravilloso hogar " pensé y se cerré la puerta.
Me subí al taxi, mire al jardín y una lágrima salió corriendo por mi mejilla. "Adiós" susurré, el taxi arranco ya íbamos en la vía y mi mama me mira.
—Una gran aventura nos aguarda — sosteniendo mi mano, coloca su cabeza sobre mi hombro.
—Si espero que sea una emocionante aventura —respondo.
—Será una aventura llena de fantasía — dijo Robert sonriendo.
Pocos minutos después llegamos al aeropuerto, me bajo del taxi y agarro mi maleta, y el bolso para llevarlos a embarcar, pero en eso Robert se acerca.
—Yo las llevo tu adelántate, seguro tu amigas te están esperando.
—Gracias, los espero en la sala.
Me dirijo a la sala de embarque donde seguro me esperan mis amigas, camino por las salas de embarque muy nerviosa, me apresuro un poco al caminar, había mucha gente, creo que será un poco difícil encontrar a las chicas, cuando volteo, hacia la puerta de embarque de mi sala, veo a las chicas, camino muy deprisa hacia ellas, cuando me ven llegar corren hacia donde estoy y me abrazan.
—Chicas llegaron primero que yo ¿acaso durmieron aquí?— les hago una broma.
—Sí, yo dormí en el baño, María en esta sala y Rebeca en el cuarto de seguridad —responde, siguiéndome la broma.
—Chica ya quería verlas- les sonreí — perdónenme por hacerlas esperar.
—Tranquila ya estamos acostumbradas — maría lo dice de una manera amable.
—Muy graciosa.
—Y ¿a qué hora sale tu vuelo? - pregunta lucia.
— A las 9:00 am — respondo.
— Pero se solo faltan 2 minutos para las 9 — dice Rebeca.
—¿Cómo? No puede ser — reprocho —por mi culpa no pude despedirme bien de ustedes.
—Tranquila amiga por lo menos nos vimos—dice María.
En eso se escucha por los altavoces:
"Pasajeros con destino a Inglaterra por favor abordar en la sala 4"
Yo mire a las chicas con lágrimas en los ojos.
—Tranquila, nos veremos muy pronto ahora vete, tu vuelo te aguarda — dice Lucia.
—Escríbenos cuando llegues a Inglaterra — dice Rebeca.
—Mándanos fotos de tus nuevos hermanastros — sonríe — si son sexys me avisas que inmediatamente me voy para allá — dice María bromeando mientras trata te contener las lágrimas.
—Está bien, nos veremos pronto — le digo a Lucia — les aviso cuando llegue — le digo a Rebeca — y bueno me despido — suelto una carcajada mirando a María.
— ¿Y a mí no me dirás te enviare las fotos? — Dice maría con lágrimas en los ojos ya no las podía contener, me abraza muy fuerte — te voy a extrañar.
— Y yo a ti — le afirmo, sin casi poder hablar.
En eso viene mi madre a buscarme y a despedirse de las chicas.
— Mis niñas, gracias por cuidar de mi hija — les agradece — volveremos en algún momento — las abraza a todas.
Después de esa conmovedora y dolorosa despedida, nos dirigimos a abordar el avión, la verdad estaba muy sentimental, ya era hora de irme, y ya estaba adentro del avión al sentarme en mi puesto justo al lado de la ventana, no pude evitar soltar un mar de Lágrimas, mi madre me vio obviamente, me abrazó.
—Mi niña no llores por favor, recuerda que nos aguarda una gran aventura —volvió a decírmelo.
— Si mama lo sé.
Le devuelvo el abrazó y me colocó mis audífonos porque con ellos era que me podía tranquilizar, el avión no tardo en alzar vuelo, al principio comenzó a moverse por que había un poco de turbulencia, pero luego se estabilizo, me puse a observar el lindo paisaje que se veía desde la ventana de verdad que era muy hermoso, tal vez lo decía porque era la primera vez que me montada en un avión, aunque me estaba en pesando a poner nerviosa, porque empecé a recordar que le temo a las alturas, me incline hacia atrás y tome la mano de mi madre.
Durante todo el vuelo, el cielo se mantuvo despejado, eso hizo que fuera más tranquilo, después de aproximadamente 30 minutos las aeromozas se acercaron a repartir bocadillos cuando pasaron por mi asiento.
—Señorita que desea tomar ¿refresco jugo o té? —pregunto.
—Té por favor — respondo.
—Y para comer quisiera ¿galletas o manís? — volvió a preguntar de manera amable.
—Me quedo con las galletas — les sonrió y agradezco por su buen servicio.
Cuando la señorita se retira, volteo la mira a las galletas el empaque decía que eran de chocolate, las abro y comienzo a comer esas deliciosas galletas mi madre voltea y me mira.
— Hija pareciera que nunca hubieras comido galletas — inclina su cabeza.
— Mama ¿porque lo dices?
Se acerca pasa su dedo sobre mi labio limpiándolo y sonríe.
—Tenías la boca sucia — sonríe.
— Gracias por decirme mama — tomo una servilleta y la paso por mi boca, toda avergonzada.
Robert que estaba sentado al lado de mi madre nos estaba escuchando hablar y entra en la conversación.
— Qué hermosas se ven las dos sonriendo.
Las dos volteamos a mirarlo — Gracias —respondimos sonriéndole también.
—Ya verán que se divertirán muchísimo, allá van encontrar muchísimas cosas que hacer, como a ti te gusta escuchar música —se estaba dirigiendo mi — Hay muchísimas tiendas que podrá visitar, encontrarás música de todos los géneros sé que te gustarán muchísimo.
—Sí, suena fantástico me muero de ganas por conocer esas tiendas.
—También sé que les gustará su nueva casa, porque he preparado un cuarto muy hermoso y especial para ti Emma y para nosotros también mi amor — dice mirando a mi madre.
— Muchas gracias de verdad ya quiero verlo.
Después de una larga charla, me sentí cansada, así que puse mi asiento reclinado hacia atrás apoye mi cabeza, cerré mis ojos y así me quedé dormida durante ese largo viaje, un ruido me despierta al abrir los ojos escuchó la voz de la aeromoza diciendo que ya habíamos llegado a nuestro destino, Robert se acerca a mí asiento.
— Ya hemos llegamos, les está esperando su nuevo hogar — en su rostros puedo ver lo feliz que esta.
—Gracias cariño sé que nos va a gustar mucho — responde mi mamá.
—Si estoy ansiosa por conocerlo — respondo después que ella.
—No tendrán que esperar mucho, porque casi llegamos — dice él.
Nos bajamos del avión y fuimos a buscar nuestros equipajes, pero resulta que nuestro equipaje era casi uno de los último, así que tuvimos que aguardar un gran rato y esperar a que bajaran las maletas, bajaron las maletasaproximadamente media hora después que desembarcamos, cuando ya teníamos las maletas Robert se dirige a buscar un taxi.
—Mamá tengo miedo de no agradarle a los hijos de Robert ¿crees que se pueda llegar a pasar? — me preocupo, solo de pensar eso.
— No hija sé que ellos y tú se llevarán muy bien — me sujeta por el brazo, mientras tiene una mirada un poco nerviosa que no puede ocultar.
— Eso espero — aunque todavía me sentía intranquila.
—Hija No sólo tú estás nerviosa, también lo estoy yo, espero agradarles a los hijos de Robert, porque no sé si ellos querrán que su padre salga con alguien y mucho menos querrán tener una madrastra.
—Me dices que me tranquilicé, que todo estará bien y tú estás más nerviosa que yo, trata de calmarte sé que ellos te querrán — trato de ocultar mis nervios y calmarlos de ella.
— Si eso lo sé, Muchas gracias por animarme hija —me toma de la mano.
Robert nos hace señas para que salgamos, el taxi nos está esperando afuera, subimos las maletas y nos montamos, íbamos vía a la nueva casa, qué nervios tenía, si estaba así no me quería imaginar a mi madre, por suerte nos estuvimos mucho en el taxi ya que no íbamos tan lejos del aeropuerto, cuando el taxi se estaba acercando a una de las urbanizaciones más lujosas y hermosas, yo me sorprendí demasiado todo era muy bello era muy diferente a Nueva York, Robert señal por la ventana una de las casa que comienza a verse a lo lejos.
— Esa es su nueva casa, espero sea de su agrado.
Sin ninguna duda era muy hermosa, nunca me hubiera imaginado viviendo en una casa así ahí me sentiría como una reina.
—Wow, es muy hermosa ¿de verdad vamos a vivir allí? —pregunto.
—Es muy hermosa cariño — lo besa.
—Sí, ahí es donde vivirán, espero que sea digna para ustedes princesas — responde muy amable.
— Oh, sí que lo es — dije asombrada.
Nos bajamos del taxi y nos dirigimos hacia la casa dónde nos esperaban los hijos de Robert, él se quedó atrás recogiendo las maletas para llevarlas a la casa, nos dijo que nos adelantaremos a entrar. Ya estamos paradas enfrente de la puerta mi madre y yo, pero no podíamos abrirla estábamos muy nerviosas, quedamos viéndonos las caras y al final decidimos entrar, al poner un pie adentro comenzaría una nueva vida, y ya era hora de conocer a nuestra nueva familia.
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