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Capítulo 31 "Hermosa" 3/3 (Editado)

-Perfecto, aun cree que es hijo es suyo-

Al escuchar esas palabras mi mente se quedó en blanco, mi boca se abrió en forma de sorpresa.

 ¿De quien carajo era ese hijo entonces?

-Mientras él lo crea todo va a funcionar tal como lo planeamos. ¿Y como vas con el problema de la secuestrada?- preguntó Diego.

Puse los ojos en blanco, sabia que hablaban de mi. 

¿Ese era mi nuevo apodo?¿La secuestrada?

-He hecho hasta lo imposible para sacarla de la vida de Antony, lo he amenazado y más, pero al parecer, ella no es solo un capricho. Pero, creo que finalmente esta dando sus frutos, pues ya no se hablan o se miran, pero sé que hay algo más detrás de todo esto- respondió Karla.

-Necesitamos sacarla del camino- mencionó Diego.

-Pero ya estas tu aquí, y con eso es más que suficiente- 

Se empezaron a escuchar como Karla caminaba y los pasos cesaron. Sentí pánico

¿Vendría hacia acá? ¿Debía correr o esconderme? 

Fue entonces cuando se escucharon besos y gemidos.

Karla y Diego eran amantes.

-Si ella sigue siendo un problema. Tendré que llevármela a las buenas o a las malas- mencionó Diego mientras los besos y ruidos extraños seguían.

Todo estaba mal, desde el hijo que no era hijo de Antony, hasta la infidelidad de ellos dos. Pero había algo más preocupante: un plan.

¿Cuál era su plan?

-¿Qué estas haciendo aquí?- dijeron a mis espaldas. Me sobresalté y giré, ahí estaba barbie mirándome confundida.

Los besos pararon. Ellos sabían que estaba ahí.

Agarré a Barbie de la mano y corrí con ella lo mas lejos de ahí. Bajamos las escaleras corriendo y la obligué a salir al jardín del salón.

-¿Que pasa?- pregunto Barbie cansada. La había hecho correr demasiado, pero ellos no podían saber que yo estaba ahí.

-Nada importante, pero no quiero que le digas a nadie que me viste ahí, ¿entendido?- le supliqué.

Ella me miraba confundida.

-Ni siquiera a tu hermano- volví a decir.

-Esta bien, por cierto, te está buscando. Se encuentra en el bar- respondió.

-Gracias- dije y entramos nuevamente al lugar. Ubiqué a Antony y comencé a caminar hacia él.

Tenía un vaso de cristal en las manos y me buscaba con la mirada. Al verme, sonrió.

-Hola- saludé cuando llegue finalmente a él.

-Hola- dijo -¿Donde te habías metido?- 

-Fui al baño- respondí nerviosa.

-¿Gustas algo de tomar?-

-Si. Un whisky por favor- pedí ya que no pude disfrutar el anterior.

Tomé mi vaso y antes de beberlo, miré a Antony y me perdí en sus ojos.

-¿Qué?- preguntó divertido al percatarse de que lo miraba.

-Nada- respondí apenada -Es solo que tus ojos son realmente bellos. ¿Por que tus hermanos no tienen los mismos ojos?-

El solo se encogió de hombros ante mi pregunta.

-Veo que encontraste a  mi dama- mencionó Diego a nuestras espaldas.

-¿Tú dama?- preguntó Antony -La has ido sin ella- 

-Y espero que ella me haya esperado aquí- dijo Diego mirándome.

-Claro que si- dije nerviosa.

Todos nos quedamos en silencio. Nadie sabía que decir.

-Ahora que estoy aquí, puedes irte con Karla- mencionó Diego

-Esta bien- dijo Antony resignado - Vendré por ti para irnos- dijo Antony.

Se levantó de la silla y acomodó el sacó de su traje.

-No te preocupes, yo la llevare. Tu solo disfruta de la fiesta y de tu esposa- comentó su primo. 

-Ella se va a quedar y se irá conmigo- aclaró Antony.

Ya quería irme a casa y sabía que esperar a Antony, incluía quedarme toda la noche.

-Diego puede llevarme. Voy a estar bien- dije intentando tranquilizar a Antony.

-¿Segura?- preguntó.

Asentí con la cabeza y le sonreí para que se sintiera más tranquilo.

-Ya la oíste, puedes irte- dijo Diego.

Antony solo rodó los ojos, y se fue. No solo lo hacia porque me quería ir, sino porque Diego tenía información que yo quería y que solo me daría estando a solas.

Intentamos entablar una conversación, pero fue imposible, porque ambos nos sentíamos incómodos, y las cosas no fluían, por ende, decidimos irnos a casa.

-Es hora de irnos- mencionó Diego. Yo solo asentí con la cabeza y comenzamos a caminar hacia la salida.

Antes de salir, giré para buscar a Antony con la mirada, y lo encontré platicando con un hombre, pero su mano estaba entrelazada con la de Karla.

No dije nada, solo caminé junto a Diego a su lujoso auto. Él abrió la puerta para mi,

-¿Que escuchaste sobre Karla y yo?- preguntó rompiendo el silencio.

Mierda...

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