Ahora no por favor...

Di la vuelta y ahí estaba Karla. Con su impecable pijama blanca de seda. Tenía que admitir que era bonita, pero la personalidad no le ayudaba.

Me miro de reojo con cara de asco.

-Buenos días- saludó de manera fría. 

Yo no respondí y me dirigí al refrigerador para regresar a su lugar la leche.

-Veo que no tienes modales, eso ya lo esperaba- dijo otra vez. Ella intentaba molestarme, y si se empeñaba un poco más, lo lograría.

-Contigo no tengo nada- respondí indiferente.

Salí de ahí para dirigirme a la biblioteca, un lugar sagrado para mí.

Llegué a la puerta de la biblioteca y la note abierta. Nadie mas venía aquí, por lo tanto debía estar cerrada. Tal vez yo no la había cerrado bien el día anterior.

No le di importancia y me adentré.

Llegue a mi asiento y tome el libro que anteriormente ya había dejado ahí. Me dispuse a leer cuando un ruido entre los libreros me distrajo. Miré sin entender de donde venía ese ruido y esperé a que volviera a sonar. Tal vez era mi imaginación, pero el ruido volvió a sonar.

Me levanté y empecé a adentrarme entre los libreros. Vi un cuerpo masculino que ya conocía y automáticamente lo reconocí.

¡Otra vez no por favor! Era el patán de Antony. 

No había hablado con el desde la comida de ayer, y no tenia intensiones de hacerlo.

Evité hacer ruido cuando lo vi de espaldas, mi plan era regresar a mi lugar calladamente, y hacer como su nunca lo hubiera visto.

Di la media vuelta y antes de dar un paso una voz me detuvo.

-¿A donde vas?-

-Lejos de ti- respondí sin mirarlo. 

-Sabes que debemos hablar- dijo Antony acercándose a mi.

Giré para quedar frente a frente.

-Tu y yo no tenemos nada de que hablar, yo no soy nadie, ella es tu pareja y punto. No debes de molestarte o incomodarte por besar o dar cariño a tu pareja- dije intentando contener mis ganas de golpearlo.

-Sabes que no la amo, si hago todo esto es por mi hijo, en cuanto nazca, yo se lo quitaré y desaparecerá de mi vida- dijo Antony.

¿A caso Karla sabía esto?

-Pero, ¿así sera siempre? ¡Ella sale corriendo diciendo que no te quiere ver y tu vas detrás de ella jurando amor eterno?Esa no es vida, y lo sabes- mencioné.

Ambos nos quedamos en silencio, pero él decidió romperlo.

-Perdón- 

Fruncí el ceño. 

¿Por que el pedía perdón?

-¿Por qué?- pregunte incrédula.

-Por hacerte daño. Aunque no entiendo porque te enojas o sientes celos. Según yo no sentías nada por mi- respondió con una sonrisa.

Ni yo lo sabía.

-No siento nada por ti. Sigue soñando- lo miré con una sonrisa triunfadora

El solo rió y se acerco a mi, yo intentaba retroceder pero el se acercaba más y más. Llegó un punto en el que choque con un maldito librero y aprovechó para colocar sus manos a mi alrededor, con eso logró atraparme. Se acercó demasiado a mis labios, tanto que podía sentir su calor.

-Eres irresistible- dijo y acto seguido, me besó. Era un beso suave y tranquilo.

Tarde en salir del shock y cuando me di cuenta de que estaba pasando, lo alejé inmediatamente de mi. Lo miré a los ojos y le dije molesta.

-Me das asco- intenté salir de su prisión y antes de liberarme se acercó a mi

-Veremos si piensas igual dentro de poco- dijo seductoramente

Salí corriendo de ahí. Necesitaba urgentemente mi espacio.

Cuando iba subiendo a mi  habitación, en las escaleras estaba la loca embarazada.

-¿A donde tan rápido?- dijo divertida

-No te importa- respondí

Me tomo del brazo bruscamente haciendo voltear hacia ella.

-Que no se te olvide que es mi casa- me advirtió Karla.

¡Otra persona que no me deja ir!

Me solté de su agarre y corrí a mi habitación. No tenía tiempo ni ganas de hablar con ella.

Me encerré y me tiré a la cama y sin razón alguna me puse a llorar...