-¿Es positivo?

Marta niega con la cabeza. Miguel suspira y la abraza. Dos años intentándolo. Dos años y no consiguen nada. Están ahorrando para poder hacerse un análisis y ahorrando por si acaso tienen que pedir ayuda a algún médico.

-¿Por qué, Miguel? No hemos hecho nada, tan solo nos amamos y queremos compartir este amor con un niño... ¿Es mucho pedir?-llora Marta en su pecho.

Miguel suspira de nuevo y le besa la cabeza.

-No lo sé, cariño, no lo sé. Ven, siéntate, voy a preparar la cena. No te quiero ver triste, ¿de acuerdo? Sonríe.

Miguel levanta la comisura de los labios de su mujer, haciendo que sonriese. Ella mantuvo sus labios en esa posición y fue al salón.

Miguel entró a la cocina y empezó a cortar los ingredientes. Oyó a su mujer llorar y su sangre hirvió. Se enfadó por su destino, que le costara tanto tener un hijo y porque su jefe les había bajado el sueldo por segunda vez. Observó el sobre en el que venía su dinero. No quería abrirlo, ya que vería poco dinero.

Salió de la cocina con dos platos en la mano y el sobre en su boca. Cuando vio a su mujer con el dinero en su mano, se entristeció.

-¿Cuánto es esta vez?-preguntó.

-500. Tendrás lo mismo. Nos sobran unos 100€. Veinticinco para cada bote y el resto para imprevistos.

Miguel se sentó a su lado y le besó la mano.

-De acuerdo. Ahora, deja el dinero en el sobre y come.

Marta le hizo caso y al acabar de cenar dijo:

-Voy a darme una ducha, a ver si me despejo.

-Mi amor, date un baño caliente si quieres...

-No-le interrumpió.-Si gastamos más agua de la necesaria, también gastamos más dinero y no nos lo podemos permitir. Voy a ducharme y luego a dormir.

Le besó y se dirigió al baño. Miguel suspiró y se agarró la cabeza con las manos. Restregó sus ojos con cansancio y se levantó. Se quitó la camiseta, los pantalones y se quedó en calzoncillos. Se tumbó en la cama a esperar a su mujer. Cuando llegó, se tumbó a su lado y lloró. Miguel no dejó de abrazarla en toda la noche.

...

Al día siguiente Miguel tenía unas ojeras enormes. Fue a la clase que peor se comportaba y lo pasó fatal.

Todos armando jaleo y, como siempre, su querida Mónica callada y atenta.

-¡QUERÉIS CALLAR, MALEDUCADOS!-estalló.-¡DEJAD DE MOLESTAR DE UNA MALDITA VEZ!¡TAN SOLO QUIERO ACABAR DE UNA PUTA VEZ EN ESTA CLASE DE MIERDA!¡TAN SOLO...!

Mónica se levantó de su asiento y fue delante del profesor. Le hizo sentarse y le hizo un pequeño masaje.

-¿Negativo?-le preguntó. Miguel asintió y sollozó. Mónica suspiró.-Vete un rato. Despéjate un poco y vuelve. Nadie dirá nada.

Miguel asintió y se fue de la clase llorando. Mónica se sentó en su silla y le dijo a Lucía:

-Llevan mucho tiempo buscando un hijo y otra vez la prueba ha salido negativo. Miguel intenta hacerse el fuerte, pero también necesita tener sus ratos débiles.

-¿Y cómo es que que tienes tanta confianza con el señor Miguel? Siempre me lo he preguntado-le contestó su amiga.

-Nuestros padres eran amigos de pequeños, así que son como de la familia.

Lucía asintió.

...

César estaba en el baño. Estaba tranquilamente haciendo su... río cuando escuchó un llanto. Se giró y vio a Miguel.

-Puta mierda de vida. Solo nos complica el poder tener hijos. ¿Es tan complicado que un jodido esperma entre en su puto óvulo?¿Cuántas veces lo hacemos?¿Diez a la semana?¿Veinte? Ya ni siquiera lo sé. Tranquilo, Miguel, solo quedan unos doscientos euros para poder pagar el análisis...¡Unos jodidos doscientos euros que nos costaran más de dos meses! No es tan complicado...

Rompió en llanto. César recordó el dinero que había en su sobre. Dos mil euros.

-¿Miguel?-le llamó.

Él se quitó las lágrimas y dijo:

-¿Qué?

-¿Estás bien?

-Sí, por eso lloro en el baño. ¿No es obvio que no estoy bien? Odio esta mierda. Tan solo quiero un niño, un bebé...

César lo miró y salió del baño pensando en una solución.

...

Marta entró a la guardería. Observó a los bebés gatear y andar por todo el local con cariño. Cuando una niña la vio, gritó su nombre, lo que llamó la atención de una cuidadora. Sonrió al verla.

-Marta, ¿qué haces aquí? No te esperaba.

-María, ¿puedo quedarme un rato?

-¿Por...? Otro negativo-le dijo. Marta asintió.-Quédate. Cámbiate  de ropa, que te la van a manchar.

Ella sonrió y le agradeció. Cuando salió de cambiarse vio a una chica embarazada de cuatro meses limpiándole la boca a un niño. Observó su vientre con envidia y rabia. Una lágrima se le escapó.

-¿Marta?-María la llamó. Ella se giró.-Ella se llama Claudia. Es nueva, la aceptamos por el embarazo, su instinto maternal está más sensible ahora, lo que nos asegura un buen cuidado.

-Tiene un... bebé.

-Sí, está embarazada, como lo estarás tú. Manuela no ha dormido bien, ¿quieres acostarla?

Marta asintió y se pasó toda la tarde con la bebé en brazos, cantándole y meciéndola. Le besaba la cabeza y casi no se la daba a su madre.

Cuando volvió a su casa se encontró con el grito alegre de su marido.

-¡César, eres el mejor, colega!

Entró corriendo y vio a su marido abrazar a su compañero de trabajo, quien tenía un sobre en la mano.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-César. Nos da doscientos euros, él dice que nos lo da. Al principio no he aceptado, pero ha insistido. ¡Tenemos el dinero para el análisis!