César se despertó aquel día muy emocionado. Era su primer día trabajando como profesor, su sueño desde pequeño. Lo mejor de todo era que podría volver a ver a Mónica. Esa chica se ganó un lugar muy grande en su corazón desde que la vio por primera vez. En ese entonces ella tenía 11 años y él tenía 20 años y acababa de empezar la universidad. No se lo dijo a nadie por dos razones, no tenía amigos y tenía miedo de que lo llamaran pedófilo.

Cuando llegó al instituto escuchó una voz que lo llamaba. Se giró hacia el origen de la voz y se encontró con la mirada de Mónica. Sonrió y se acercó a ellas cada vez más rápido. Cuando llegó junto a ellas, Mónica le llevó hacia el armario del conserje.

-¿Qué narices haces aquí?-le preguntó.

-Trabajo aquí. Mi padre es el director.

-¿Qué?-preguntó ella atónita.

-Creo que me has escuchado bien. ¿A qué clase vas?- le preguntó.

-Voy a la clase 1C, ¿por qué?

-Nos vemos allí, alumna-se despidió César, besando la mejilla de la joven.

Iba a entrar a su clase, 1C, pero un recuerdo le vino a la memoria.

FLASHBACK

-Mamá, ¿qué es esto?-preguntó un pequeño niño cogido de la mano de una mujer.

-Aquí trabaja papá, cariño-dijo la mujer sonriéndole al niño.

Llegaron a una puerta de la que salían unos gritos.

-¡Está despedido!¡Váyase de una vez!-un hombre salió corriendo y llorando.

La madre y su hijo entraron a la sala. Era un despacho y había un hombre sentado en la silla tras el escritorio.

-¡Papá!-gritó el niño saltando hacia el hombre.

Él le sonrió y lo abrazó con fuerza.

-¿Qué tal tu primer día de colegio, pequeño?

-Me lo he pasado muy bien, papi. Y ya sé que quiero ser de mayor.

-¿Y qué quieres ser, mi amor?-le preguntó el hombre tras besar a su mujer.

-¡Quiero ser profesor!

-Está bien. Estudia mucho y papá te dejará trabajar con él-le dijo al pequeño.

-¿Eres profesor?

-No, César, soy el director del colegio.

FLASHBACK

César se dio cuenta de que la clase estaba por comenzar, por lo que entró y lo primero que vio fue el rostro sonrojado de Mónica. Se puso detrás de su escritorio y dijo las siguientes palabras:

-Hola, alumnos. Me llamo César y seré vuestro tutor este año. Acabo de graduarme en la universidad. Ahora que me he presentado, quiero conoceros mejor, luego podréis preguntarme lo que queráis.

Cada uno iba presentándose. César los escuchaba con atención y contento de que no hubiera ninguna dificultad para expresarse. Sin embargo, cuando llegó el turno de Mónica, él dijo:

-Tú no hace falta que te presentes, te conozco muy bien, hermosa.

Ella se sonrojó y él sonrió contento de que su coqueteo funcionara. Le guiñó un ojo y siguió con las presentaciones. Cuando terminaron las clases, César le pidió a Mónica que se quedara en la clase. Ella lo hizo y cuando todos se fueron, él cerró la puerta y corrió las cortinas de las ventanas.

-Profesor, ¿qué está haciendo?-preguntó Mónica confusa.

-No me llames así cuando estemos solos, por favor. Llámame César, como siempre.

-Está bien, César, ¿para qué me has llamado?-preguntó Mónica poniéndose a su lado.

-Bueno, este año no seré tu profesor particular y... creo que te extrañaré. Por eso quiero darte mi número de teléfono.

-Pero ya lo tengo.

-Me lo he cambiado. Me robaron el móvil la semana pasada. Así si tienes alguna duda me preguntas y también te aviso para nuestra cita-dijo César con un valor sorprendente y pasándole su número escrito en un papelito.

-¿Nuestra cita?-preguntó ella aceptando el papel.

-Desde que te vi por primera vez, cuando tenías once años, me llamaste la atención. Llámame pedófilo si quieres, pero siempre he querido pedirte salir. Ahora has crecido y me siento más  seguro, así que, ¿Mónica, te gustaría tener una cita conmigo?-le confesó besándole la mano. Estaba sorprendido por el valor que estaba teniendo.

-Tú también me llamaste la atención, pero... nos llevamos 9 años. ¿No son demasiados?-dijo ella retirando su mano tristemente.

-El amor no tiene edades.

-Está bien, mándame un mensaje con la fecha, la hora y el lugar-aceptó ella tras unos minutos.

César la abrazó sonriendo como un enamorado. Justo cuando sus labios buscaban la mejilla de la chica se topó con los labios de esta. César inmediatamente aprovechó la oportunidad igual que Mónica. César subió a Mónica a su mesa y siguieron con los besos, pero el padre del hombre apareció y les gritó:

-¿Qué está pasando aquí?

-Papá, yo...-intentó remediarlo César aplanando su camisa.

-Nosotros, em...-ayudó Mónica arreglándose el pelo.

-Sí, ya he visto lo que hacíais, no necesito explicaciones. Lo que sí quiero saber es por qué mi hijo de veinticinco años se está dado el lote con mi alumna de dieciséis.

-Em... Yo tengo prisa, tengo que ir a por mi hermana... Adiós-dijo Mónica rápidamente. Iba a besar a César, pero recordó que su padre estaba allí, por lo que solo le abrazó y le susurró un "Suerte". César prefería el beso.

-Papá, puedo explicarlo-se apresuró en decir César en cuanto Mónica dejó la habitación.

-Ya me lo explicarás después, jovencito, ahora vamos a la reunión que he hecho para anunciar tu puesto. Adelántate, yo tengo que ir un momento a mi despacho-dicho eso se fue muy molesto.

César suspiró, pero luego recordó los besos con Mónica y sonrió enamorado. Esa chica lo volvía loco. Se encaminó hacia la sala de profesores. Cuando llegó a la puerta y tenía una mano en el manillar de la puerta, un grito le asustó. Entró y quien había gritado era un hombre que abrazaba a una mujer muy emocionado. La mujer fue hacia un bolso, sacó una caja rectangular, le dijo algo a una compañera y las dos salieron de la sala. El hombre se sentó sonriendo en una silla y  miró a César. Se sonrojó un poco y dijo:

-Siento si te he asustado. Soy Miguel y la que acaba de salir corriendo como loca es mi esposa Marta.

-Yo soy César. No quiero parecer un entrometido, pero ¿por qué salió corriendo?

-Sencillo, llevamos como unos dos años buscando un bebé y hoy me acaba de decir que lleva un mes de retraso. Ha ido a ver si está embarazada-contestó Miguel riendo.

-Wow, felicidades-dijo César.

En ese momento entró el director y todos se sentaron.

-¿Estamos todos?-preguntó.

Miguel levantó la mano y dijo:

-Faltan mi esposa y Carmen.

-Esperaremos diez minutos, no más.

Pero seis minutos después entró una Marta con los ojos rojos y con lágrimas tras la chica que César supuso que era Carmen. Marta se sentó al lado de Miguel, quien la miró preocupado, a lo que Marta negó llorando aún más. Miguel la abrazó y el padre de César se levantó de su silla ignorando a la pareja.

-Ahora que las tardonas han llegado, podemos empezar. He convocado esta reunión para comunicaros que hay un nuevo profesor de Historia este año. Ese es mi hijo César. César, levántate.

César se levantó y todos lo miraron.

-Em... ¿Hola?-saludó indeciso. Miró a su padre y este negó haciéndole una seña para que se sentara. César se sentó.

-César, todas estas personas son tus compañeros. Espero que te comportes bien con ellos y espero lo mismo de parte de tus compañeros. Eso es todo, ya pueden irse.

Todos se levantaron de su lugar y César se dirigió hacia la pareja.

-Hola, tu debes de ser Marta. Yo soy César-se presentó.

-Hola-dijo ella.-Siento que me veas así.

-No pasa nada. Supongo que fue solo una falsa alarma.

Marta asintió y soltó un par de lágrimas. César dejó a la pareja sola y fue a su casa. Se tumbó en la cama y cayó rendido a los brazos de Morfeo.

Hola!!!!! Que tal??? Espero que muy bien!!! Capitulo nuevo!!!!! Esta es la perspectiva de César. Espero  os guste mucho!!

Bye bye!!!!