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Capítulo XIX

N. Alex..

Abrí los ojos lentamente al sentir una leve presión en mi pecho, me percate que estaba abrazando a Maya mientras dormía; su respiración era lenta tanto que relajaba, su cabello olía a vainilla quite un mechón de cabello que tenía en sus párpados, acto que hizo que ella poco a poco abriera los ojos por lo que opte por hacerme el dormido, sentía como tocaba mi rostro para que me levantara.

-¿Alex? – dijo en un leve susurro.

-Hola Maya – dije fingiendo un bostezo. Sentí como de repente se levantó de golpe alejándose de mi.

-¿Y los niños? – preguntó mientras el mechón de cabello que había movido hace unos minutos regresaba a su cara.

Mierda! Era verdad no había rastro de ellos, lo único que recuerdo fue que después de que ellos se durmieran, a Lucy la acostamos en el sillón y a Andy en su pequeña cuna. Me levante  rápidamente.

-¡Joder! – dije revolviendo mi cabello.

-Oye, primero cuida esa boca – dijo Maya tomando mis manos un poco molesta, tenía que admitir que se veía adorable recién levantada – Segundo deben de estar por aquí, busquémoslos.

-Bien – dije relajandome, fui directo al baño mientras Maya subía las gradas hacia los cuartos de arriba, no había rastro de los niños y me estaba empezando frustrar, regrese a la sala y veo a Maya demasiado nerviosa.

-Alex por Dios no están, llama a tus padres ¿y si alguien entro y se los llevo? Y ¿si Lucy simplemente quiso hacer un acto de rebeldía para revelarse contra ti y se llevó a Andy? Llamare a la policía – dijo sin ninguna pausa, le quite su teléfono y la tome de los hombros para que mi mirada se encontrará con la de ella.

-Maya vamos por partes, llamaré a mis padres de seguro ellos salieron temprano tranquila – le devolví su teléfono y se sento de nuevo en el sillón. Yo opte por llamar a mi madre.

-Hijo? Buenos días mi amor – dijo mi madre por el alta voz.

-Mamá buenos días, mira por casualidad la tía vino? Es que… - no termine la frase ya que mi madre optó por hablar.

-Oh! Cariño no te dije tu tía vino por la mañana por ellos, olvide avisarte; es que se miraban tan tiernos, Maya abrazándote que no quise molestar- dijo ríendo.

Voltee a ver a Maya, quien estaba roja al escuchar las palabras de mi madre.

-Muy bien mamá, te llamo luego – dije despidiéndome de mi madre.

-Creo que me iré ya – dijo Maya aún roja.

-Estas bien? – pregunté tratando de no reír, Maya estaba demasiado nerviosa y apenada.

-Si estoy bien, solo es el frio – dijo mientras tocaba su arete, sabía que mentía, siempre que miente, toca sus aretes o inventa alguna tontería como que hace frio cuando el día esta cálido.

-Como digas, nos vemos – dije despidiéndome de ella mientras cerraba la puerta. Fui a la cocina en busca de agua cuando veo un plato con algunas galletas que sobraron de ayer, y de repente recordé lo que pasó estaba demasiado cerca de Maya.

-Por que mierda lo hice – dije viendo las galletas – Alexander Blake que te esta pasando, ¡tu no eres así!.

-Hijo? Quien no es así? Con quien hablas? – era mi madre con algunas compras.

-Hola mamá tenía una llamada pero.. Colgó – dije tomando mi teléfono – no tendrías que estar trabajando?

-Si pero paso algo y nos quieren a las 10:00, ya desayunaste cariño? – preguntó a lo que negué con la cabeza, ella se acerco a la cocina para preparar algo.

-Te haré unos Hot Cake’s, que te par… - se detuvo de repente, al escuchar el tremendo estornudo que soltó mi madre recordé a “bolita de grasa”.

-Salud mamá – le dije mientras me levantaba.

-Gracias hijo que raro, solo estornudo así con los gatos – dijo riendo al limpiar su nariz.

-Si mamá eso es raro – me encuentro viendo bajo la mesa y bolita de grasa va escaleras arriba.

-Ya vuelvo hijo, no aguanto la nariz iré por las medicinas – dijo quitándose el delantal y volvió estornudar.

-Yo mamá espera aquí – salí corriendo escaleras arriba con bolita de grasa en mis manos pero lo suelto de inmediato al sentir que orino mi brazo.

-Hijo yo iré por ellas – mi madre subía estornudando más de lo normal.

-Bien  - dije y veo a la bola de grasa  arañando la alfombra en cuanto lo agarre empezó a chillar.

-Se metió un gato cierto? Lo haz visto Alexander – dijo mi madre tapando su nariz.

-No mamá no se – dije rojo con el miedo de que el gato chillara de nuevo.

Mi madre entró al cuarto de Cristian en busca del felino por lo que opte por irme a mi habitación, tratando de encontrar un lugar para esconder al gato escuche unos gritos.

-Maya, por Dios enserio?!! – escuche la voz de Madie y voltee hacia la ventana donde pude ver a Madie saltando y riendo eufórica y a Maya roja y molesta, al parecer sintió mi mirada por que se encontró con la mía.

-Lo sabía, amiga que no vez, tu no lo odias, tu lo am… - Madie no termino su frase por que Maya tapón su boca hasta lo que parece ser que Madie lamio su mano – ¡Oye!

Maya la mira, lo cual ella voltea a mi dirección primero abrió la boca comprendiendo que pasaba a su alrededor y optó por saludarme con la mano, alce una ceja sabia que tenían una platica en la que no querían que fuera testigo.

-¿Hijo por que cierras? – dijo madre entre estornudos – ¿el gato esta ahí?.

Luego recordé que tenía al gato en brazos, voltee a verlas de nuevo luego al gato, luego a ellas y al gato otra vez.

-¿Alex? – dijo Maya confusa.

-Ten – dije extendiendo al gato al aire.

-¡Estas loco?! – dijo ella viendo lo que hacía.

-Maya no, por favor tenlo ahí contigo, mamá lo está buscando y le prometí a Cris que no le pasara nada, por favor – me senté a la orilla de mi ventana.

-Esta bien – dijo haciéndose una coleta – Madie sostenme.

Madie hizo caso y ambas se subieron al escritorio con la diferencia de que Madie con una mano sostenía la orilla de la ventana y con la otra sostenía la mano de Maya estando literal en el aire, rápidamente le entregue al gato y Madie la jalo adentro de nuevo. Me sorprendió la habilidad de Maya parecía un pequeño mono aún más cuando se sentó en la orilla de la ventana, estaba nerviosa.

-Maya lo siento, en unos minutos estaré ahí – dije apenado. Ella se limitó a rodar los ojos y levantó su pulgar en modo de aprobación al lado esta Madie que se reía de la reacción de Maya.

-Hijo, ¿que haces? – mi madre entró con las llaves que tiene de los cuartos.

Maya le dio al gato a Madie y ella desapareció.

-Hablaba con Maya – le dije a mi madre quien se asomo a la ventana conmigo.

-Hola linda – saludo mi madre a Maya.

-Hola buenos días – dijo con una tierna sonrisa – esta muy lindo el día para hablar de trivialidades verdad? – dijo ella tocando sus aretes, a lo que mi mamá rio.

-Si Maya – dijo ella regalándole una sonrisa – por cierto tu madre te la enseñó?

-No esta, ¿enseñarme algo? – preguntó confusa.

-Oh cariño pregúntaselo a Lauren cuando regrese – sonrió y salió del cuarto no sin antes a abrazarme – Hablaremos en la tarde hijo, y con Cris también… - dijo eso y se fue.

-¿Vio al gato? – preguntó Maya llamando mi atención.

-Eso parece – dije riendo y baje de la ventana – por cierto dos cosas.

-¿si? – preguntó bajando se su ventana también.

-Iré por bolita de grasa en cuanto mi madre se haya ido – dije y ella asintió – y dos, aún tocas tus aretes cuando mientes o estas nerviosa – dije y ella inmediatamente me miro con los esas gotas de miel que tiene como ojos.

-Vez que si lo haces – dijo Madie con el gato en brazos.

-Ay cállense ambos – dijo molesta y optó por cerrar la ventana no sin antes dirigirme otra mirada y cerrarla.

Reí ante su reacción y baje a desayunar paso el rato hasta que a mi madre le bajó la alergia y se fue a trabajar cuando iba de salida por bolita de grasa sonó mi teléfono.

-Alex, ¿estas? – pregunto al otro lado de la línea.

-No, no estoy, un fantasma te contesto – dije sarcásticamente.

-Ya entendí imbécil – dijo serio.

-Que paso Mich – pregunte mientras buscaba mis llaves.

-No me digas Mich , Alexander – dijo serio. Odio que me digan así, a menos que sea mi madre lo cual me toca aguantarme.

-Te cuelgo Michael? – dije saliendo de mi casa.

-Solo llamaba para ver, si querías ir a comer más tarde – dijo en tono serio.

-Lo siento hermano, si más tarde estoy libre – dije riendo.

-A las 4:00? – preguntó.

-Bien a las 4:00, te veo al rato – dije y colgué, al levantar la mirada pude ver a Maya sentada en la acera en medio de ambas casas, estaba con sus audífonos puestos y con bolita de grasa entre sus piernas. Al ver que no se había dado cuenta de mi presencia me puse detrás de ella y tape sus ojos.

-¿Quien es? – dijo quitando sus audífonos.

No dije nada, trataba de no reírme al verla tratando de quitar mis manos de su rostro. Hasta que empezó a pellizcar mis manos pero luego sus manos llegaron a mi estómago donde empezó a hacerme cosquillas.

-Basta Maya – dije cayendo al piso al lado de ella mientras ella me seguía haciendo cosquillas.

-Quien te manda a taparle los ojos a la gente – dijo dejando las cosquillas de lado para mirarme ahí tirado en el piso.

-Hola – digo como si nada a lo que Maya rueda los ojos.

-Su gato señor – dijo poniendo al gato en mi pecho – ¿por que bolita de grasa?

-Ni idea, es de Cristian – dije sentándome a su lado.

-Pero por que lo tiene si tu mamá es alérgica a los gatos – dijo mirándome mientras abrazaba sus rodillas.

-A mi también me debe esa explicación, pero no puedo tenerlo conmigo – dije serio – mi madre es muy sensible a los gatos.

-Podría quedarse en mi patio para mientras viene Cris – dijo apoyando su codo en mi hombro – aún tengo la cama de albóndigas.

-Albóndigas.. Aun lo recuerdo – dije mirándola – era enorme pero fiel.

-Si, le tenía miedo de que me matara – dijo riendo.

Albóndigas era el perro de Maya, murió de viejo; cuando teníamos 12 años Albóndigas ya era un perro viejo.

-Segura que esta bien que se quede ahí – dije viendo al pequeño gato jugando con una hoja.

-Por supuesto tranquilo – dijo poniéndose detrás de mi para rodear me con sus brazos alrededor de mi cuello, sentía una combinación de vainilla y de mandarina.

-Comiste mandarina? – pregunte mirando hacia la derecha donde me encontré demasiado cerca de su rostro tanto que nuestras narices chocaron ella solo se rio y se alejo de mi, evitando mencionar que estaba roja de nuevo.

-Quieres? – saco mandarinas de su bolsillo, negué con la cabeza mientras reía y empezó a comer mientras caía la tarde y mirábamos algunos carros pasar.

-Bueno te dejo ya tengo que entrar – dijo Maya tomando a bolita de grasa entre sus brazos.

-Bien, nos vemos – dije levantándose esperando a que entrará a su casa, en lo que mi teléfono sonó.

-No me gusta Maya Michael, deja de molestarme – escuche a Michael que se burlaba de mi, voltee y me lo encontré dentro de su carro mientras alzaba una ceja.

-Cállate – dije y colgué para entrar al carro con el – tu al volante y sin permiso?

-Oye ya viste como maneja Lucas, yo no soy así amigo pero por las dudas ponte el cinturón – dijo a lo que simplemente reí – a ver que pasó? – dijo de repente.

-De qué hablas – dije serio.

-Yo no caigo en eso Alex – dijo sin mirarme, suspiro y decidí contarle.

-Ayer casi bese a Maya – dije viendo hacia afuera.

-¿Qué? – dijo de repente frenando el carro – Alex en enserio.

-Bueno no casi, pero tenía un impulso de hacerlo no se que pasó solo paso – dije viendo al frente – y no digas que me gusta Maya, por que odiaron admitir que tuviste razón en eso.

-¿Y la tengo? – pregunto sorprendido. A lo que me límite a encogerme de hombros y subirle la música, acto que hizo que Michael se riera a carcajadas y continuará su camino – hamburguesas?.

-Hamburguesas.

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Linduras aquí esta el capitulo de hoy, espero les guste.

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