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Capítulo 6

Por estar de nuevo metido en sus pensamientos, casi comete un error y es visto por Uraraka, quien pasó a su lado hablando con una chica de cabellos celestes que parece ser alguien distraída ya que la castaña la viene cuidando. Gracias a ese hecho y a la capucha que recibió de Fumikage, logró evitar el peligro. Con un golpe en la cabeza con su puño, se regañó a sí mismo.

Después de un par de horas de estar ahí, pudo notar que, como había pensado, es un pueblo pequeño. No conoce muy bien el mapa de la prefectura, pero por el nombre de una calle en específico, logró saber que efectivamente están en un pueblo que se ubica lejos de Musutafu y que se ubica a las afueras de Tokio, llamado Mizuho.

El pueblo es tan pequeño que no hay muchos locales y la vegetación es mayor que en la ciudad. Además, las montañas ahí se ven aún más pronunciadas. En cuanto a la escasez de locales, hay apenas unos 4 de comida. Escogió el más pequeño para tomar un descanso y prepararse mentalmente para seguir a la castaña, pero como si el mundo jugara en su contra, ahora estaba a un par de mesas lejos de las dos chicas. Al inicio intentó mantener la calma, pidiendo algo ligero para comer, pero los nervios se le pusieron de punta cuando escuchó a la peli celeste mencionarlo. 

–Entonces ¿irás con Midoriya hoy? – le dice la chica que ahora había cambiado de expresión a una más seria y determinada, como si hubiera dejado caer una máscara al hablar. 

– Creo que la pregunta es obvia Nejire. Por cierto, esta vez su madre les mandó más de lo usual – supuso que hablan de aquella maleta. La tensión por escuchar algo que no quiere se hace mayor mientras intenta que la comida le pase por la garganta sin que su estómago la devuelva.

– ¿Más? Me gustaría darle un vistazo a todo, pero no tienes tiempo que perder – al decir eso señala la ventana, indicando que pronto va a comenzar el atardecer. Ahora que lo pensaba, ni siquiera puso atención al camino. Eso significa que no tiene la más mínima idea de cómo volver a su casa. Fue realmente un idiota por no pensar en eso antes. Otro golpe con el puño amenazó su frente al notar que está solo y desubicado. 

– ¡Oh Todoroki! ¡Qué bueno verte! ¿Esta vez la vas a acompañar eh? – ese chillido provocó que volviera a verlos. El maldito mitad y mitad está con ellas, lo que significa que también sabía en donde estaba el peliverde, mas no se lo quiso decir. 

– Sí, siempre va Iida, pero como Bakugo volvió quise que se quedara a vigilarlo – ¿vigilarlo? ¿Por qué tendría que ser vigilado por esos estúpidos?

No logró averiguar más ya que los tres terminaron la conversación con miradas, como si se hablaran por telepatía. Con un café y un par de risas, los dos chicos se despidieron de la peli celeste y tomaron rumbos distintos. El cenizo no tuvo otra opción más que seguirlos después de haber pagado por un plato que apenas si pudo comer.

Al seguirlos se dio cuenta de que el camino que tomaron después de ir por la maleta al complejo de apartamentos se adentraba en el bosque. Lo cual significa que irán más atentos a su alrededor y no podía acercarse tanto como antes. – Espero que no le hayas dicho nada a Bakugo – acusó la castaña al chico de ojos bicolor, conociendo lo testarudo que puede llegar a ser cuando se trata de él y Deku. – Recuerda que primero le debemos pedir permiso a él – el chico solo asiente en silencio. No quería decir algo de lo cual sí se pueda arrepentir luego.

Luego de unos 20 minutos de caminata, llegan a una residencia que hay en una explanada. Es muchísimo más pequeña que las mansiones de la ciudad, pero no deja de ser grande para ser una simple cabaña en medio de la montaña. Hay una especie de campo creado con algún tipo de quirk que no permite la vista a los intrusos.

–¡Deku! Ya llegamos – tocan la puerta y son recibidos por un pelirrojo que el de ojos de rubí conocía bien. – ¡Hermano Leader! – eleva la voz la castaña que parece ser muy unida a este. Este les muestra una corta sonrisa para dejarlos pasar. Antes de que cierre la puerta, se escuchan las risas de unos niños, alegres por ver a sus tíos ya que gritan sus nombres con emoción. El árbol en el que se estaba escondiendo Bakugo ahora era dañado por las uñas que este le entierra. Su preocupación pasó a ser enojo y celos.

¿Su hermano fue quien traicionó su confianza? Siente como si una parte de su alma lo abandonara mientras se aleja de esa casa. Eran más los años de no ver a su hermano que los que tiene de navegar, y aún así creía tener una unión con este. Necesita volver a su guarida temporal para pensar en lo que acaba de ver. Si ese escenario es real, prefiere volver al anterior donde pensaba que su Izuku había partido, y tal vez eso no es del todo incorrecto.

Después de una noche llena de lágrimas, gritos y desesperación, un nuevo amanecer llega para todos, incluido Bakugo, quien se encuentra sumido en una profunda depresión. Es despertado por los golpes en la puerta que había ignorado hasta que escuchó que la abrían con otro juego de llaves, lo que le hizo ponerse en alerta en la cama. – Vaya, así que no hiciste caso a lo que te dije – unos penetrantes ojos bicolor observan su patética figura. Es humillante saber que se está mostrando tan débil y vulnerable cuando siempre se esforzó por ser el roble que no se deja vencer por la tormenta. Esta vez, sin embargo, fue un huracán el que lo atacó con un rayo directo.

–Cállate, tú sabías y aún así me diste esperanza... – es rápidamente interrumpido – No sé qué estás imaginando, pero si te rindes así de fácil sin intentar descubrir la verdad entonces no valió la pena hablar contigo – Todoroki se da media vuelta, dejando a Bakugo sintiendo cómo una vena de su frente se hincha de la cólera acumulada. Cuando Todoroki se disponía a irse es detenido por un débil jaloneo de su ropa. Nunca pensó en ver al león indomable ser tan dócil y bajar la cabeza para pedir ayuda. Bakugo se siente completamente derrotado.

Le molesta ver lo frágil que se ha vuelto, pero también comprende la montaña rusa de emociones por la que ha pasado después de su dura travesía.

—¿Cómo quieres... ¿Cómo quieres que no me rinda después de ver que quien supuestamente era mi prometido se hizo pasar por muerto y ahora está viviendo una vida pacífica con mi hermano, apartados de todo? —Bien, toda la poca lástima que le tenía se fue por un caño, al igual que su paciencia. Un golpe hizo eco en todo el lugar. Shoto asestó un fuerte puñetazo en la mejilla de Bakugo, que lo hizo caer violentamente al suelo.

Son pocas las veces en las que algo o alguien hacen que este sujeto pierda la compostura, así que Bakugo supo que entró en terreno sensible —¿Vida pacífica? ¡Tú no sabes nada! ¡Nada! ¡No sabes por todo lo que ha pasado... no hables como si conocieras toda la historia por unos malditos rumores estúpidos! —El cenizo pudo ver cómo algunas lágrimas se aferraban a los ojos del bicolor. Su frío temple por fin muestra una expresión diferente, pero no era una que esperaría ver en su vida.

Ese dolor, odio, hasta impotencia, todo eso fue lo que recibió con ese puñetazo. Un cúmulo de emociones que parecen haber sido guardadas con llave y que por fin lograron ver la luz. Luego de un par de jadeos con los que Shoto recupera su compostura y se encamina hasta la puerta, pero antes de tomar el picaporte decide detenerse para mirarlo por encima del hombro. No soporta más ver cómo se está humillando de esa manera tan patética después del amor y confianza que siempre le había jurado a Izuku.

—Ya te di toda la información que puedo brindarte, ahora es tu turno de actuar —Y así abandonó esa habitación dejando a un peli ceniza con un gran dolor, pero no era el de la mejilla.

Era el de su corazón, en el cual se escucha cómo burbujea en un lago pantanoso. Una pizca de esperanza, una que solo pudo haberle dado el complicado Shoto Todoroki. Aunque claro, es algo que jamás aceptará.

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