Capítulo 30
Ya en la noche le dijo a Izuku que iría a la bendita fiesta, esperó con todo su corazón que su amado se negara o le mostrara algún tipo de incomodidad, así podrá solo irse a dormir – Está bien Kacchan, deberías salir a divertirte con tus amigos hoy, pero regresa temprano a casa y no tomes mucho – de acuerdo, eso lo sorprendió, siente una autentica seguridad en las palabras de su prometido, lo cual no tiene nada de sentido.
Se acercó a su frente y la tocó con la suya, luego puso sus manos en sus mejillas y negó, está bien de salud, mientras hace eso Izuku se comienza a incomodar así que le tomó las manos para llamar su atención – Kacchan, ¿qué pasa?
- Eso te pregunto a ti, ¿por qué no te niegas a que vaya? – eso sorprendió al peliverde al punto de no reaccionar por unos segundos. Acaricia sus manos aprovechando que no las ha soltado y asiente con una mirada decaída,
- Estos meses te he negado mucho para que todo sea perfecto, además de que has estado igual de estresado que yo, por eso quiero que vayas a relajarte con tus amigos esta noche y ya mañana nos volveremos a ver en la iglesia – sus palabras conmovieron a Katsuki, quien no tuvo corazón para decirle que quería que se negara para tomarlo como excusa y faltar a la estúpida fiesta.
– Está bien, nos vemos mañana en el altar – y con un tierno, pero corto beso se despide para partir a la despedida de soltero.
Ya una vez llegó al bar fue recibido por sus compañeros que llenaron el lugar, rápidamente nota que no hay otras persona aparte, así que significa que alquilaron el local para esa noche, par de tontos.
– Creímos que nos ibas a dejar plantados Bakubro – es Kirishima quien llegó con un trago para él.
– No me quedaré mucho tiempo – el pelirrojo asiente y le pone el vaso en la mano, la música apenas si los deja hablar por su alto volumen, y las luces intermitentes que acompañan el compás de la música lo marean levemente, notando que hacía mucho tiempo que no sale de fiesta. A pesar de esto, no quiere excederse para evitar problemas mañana.
– Será una fiesta tranquila, tú solo disfruta – fue lo que le dijo el pelirrojo mientras Denki lo jala hacia el centro de la pista.
Música, baile y mucho licor fueron los protagonistas de esta fiesta, la cual fue como ninguna otra que hayan participado los que asistieron, definitivamente fue de todo menos tranquila.
...
Bakugo despierta gracias al sol que entra por el gran ventanal frente a la barra del bar en la que está recostado, el dolor de cabeza y del cuerpo es fuerte, pero soportable. Un gran terror lo invade cuando su mente asimila que ya es de día, lo que lo hizo mirar con un vacío en el estómago su reloj, rezando porque no sea demasiado tarde. Con un profundo suspiro de alivio despierta a algunos de sus compañeros de trabajo que parecen igual de confundidos y perdidos que él.
– Aún me quedan cinco horas para bajar esta maldita resaca – agradece el haberse acostumbrado a levantarse con los primeros rayos del sol. Con dificultad se baja de la barra y entre quejidos y lamentos busca al par de idiotas que organizó todo, Denki está en la entrada durmiendo con el saco de Bakugo tiene todo babeado y Eijiro está dormido en el baño, encima de un retrete.
Como el primero que se topó fue al rubio no dudó en despertarlo con una patada después de arrebatarle el saco. Siempre es él el que tiene que recibir la ira de Katsuki.
– Despierta idiota, levántate, debemos irnos – eso sí, al segundo no le fue mejor, porque Katsuki pateó la puerta de su cubículo y le dio un fuerte azote en la espalda.
– ¡Ya estoy… despierto? – suelta un quejido por el golpe que casi lo hace caer al suelo sino fuera por lo bien aferrado que está del retrete.
Su rostro deja ver que está muy desubicado, además del gran mareo que siente, el cual provocó que vomitase aprovechando la posición.
– Levántate pelos de mierda, faltan cinco horas para la boda – eso alteró al muchacho, al punto que lo le hizo bajar parte de la resaca, no tanto por la culpa de haber hecho esa fiesta y que ahora tengan poco tiempo para recuperarse, sino porque Mina fue muy clara con que debía llegar a dormir temprano para que no se retrasaran, porque resulta que ellos dos son los padrinos que representan a Bakugo en la boda y Ashido había planeado que llevaran trajes a juego, así que no podía quedarse a dormir en otro lugar ni nada parecido porque sabe lo irresponsable que puede ser Kirishima, y así fue.
– El otro idiota está afuera, vámonos, mi casa está cerca – Katsuki está sumamente mareado, así que no podía usar el auto para ir a dejarlos, lo mejor era cambiar levemente los planes a sabiendas de que eso enfadará también a Jirou, quien tuvo la misma idea que Ashido en cuanto a los trajes en conjunto.
Luego de lograr que el par reaccionara se fueron los tres a la mansión de Bakugo, ahí le pidió a sus sirvientes en medio de una gran vergüenza que se encarguen de la imagen de sus amigos. No es algo que estuviera acostumbrado a hacer, no era tan irresponsable como para hacer que sus empleados carguen con sus amigos borrachos, pero no es momento de pensar en eso, además de que la servidumbre accedió sin rechistar por la preocupación de ver lo acabados que están en un día tan importante.
Realmente está agradecido de que ellos le tengan tanta paciencia a pesar de los desplantes que les ha hecho pasar, pero bueno, no es hora de pensar más en eso ahora debe pensar en sí mismo. Según él intentaría arreglárselas solo, intentaría, porque fue atrapado por su madre que está furiosa de ver la gran escena de los tres desde la segunda planta. – Ya sé vieja bruja, me pasé con las copas nada más, iré a ponerme el traje.
- Ese no es el problema idiota, ¿acaso no se han visto en un espejo? parece que se escaparon de un hospital siquiátrico, no puedes presentarte así en la boda – a pesar de su enorme enfado, está más preocupada por dejar que su hijo y sus amigos tengan tal aspecto. Resignada abandonó la idea de reprenderlos por el momento, así que dejó su chal y bolso en un sofá, después a paso firme se dirigió a la cocina.
– Date un baño y arréglate, deja que tu madre se haga cargo de la resaca – Katsuki no tiene opción de negarse, primero porque no puede llegar enfermo a la boda y segundo porque cuando su madre está decidida no hay quien la detenga.
Cuando llegó al baño se dio cuenta de lo que hablaba su madre, su aspecto es deplorable, está muy pálido, tiene leves ojeras a pesar de haber dormido y sus mejillas están un poco hundidas. –Soy un asco – es lo que piensa al meterse a la ducha donde se tomó su tiempo, como si esta pudiera hacer un milagro.
- Lo que no comprendo es, ¿por qué terminaron así? Me dijeron que sería una fiesta tranquila cuando vinieron a pedirnos consejo para convencerlo – Mitsuki sentó a los tres en un gran sofá cuando se terminaron de arreglar y les dejó una taza a cada uno que obligó a que tomaran. Kirishima y Kaminari fueron vestidos con lujosos trajes, pantalón, zapatos y sacos del mismo color, en el caso de Kirishima rojo oscuro y en el caso de Kaminari negro, la camisa de ambos es blanca y usan corbatas a juego.
Ninguno quería oler ni tomar nada, y menos esa infusión que huele horrible, pero es mejor eso a enojar a la señora de la casa que con una sola mirada los obligó a beber hasta el último sorbo que casi escupen sino se hubieran tapado la boca a tiempo.
– En serio que era algo tranquilo, pero trajeron un nuevo licor de Polonia que nadie se había atrevido a probar – el que se atreve a hablar es Kaminari, la señora Bakugo se toma la cara, frustrada por lo que hicieron.
– ¡Son unos idiotas! Tomando un licor desconocido la noche antes de un evento importante, ¿y si los intoxicaba? Bueno, para qué pregunto lo obvio – quería regañarlos más, pero las miradas enfermas de esos tres le hacen tener un poco de lástima, la suficiente para que soltara un suspiro, liberando gran parte del coraje con él
- Y tú Katsuki, creí que eras el más resistente y responsable de tus amigos – esas palabras fueron como una daga hacia su conciencia, gracias al té recordó lo que pasó.
- Solo tomé una copa, lo juro, pero esa copa me emborrachó, tanto que apenas si recuerdo algunas partes de la fiesta – cuando la señora vio que los tres recuperaban el color en sus rostros se levantó y les pegó en la cabeza con la frustración que le quedaba. Se pudo escuchar un sonido hueco, como si sus cerebros no existieran o tal vez dejaron de existir con ese golpe.
- A ver mocosos, si ya están mejor debemos irnos a la iglesia, ya mandé a decirle al equipo de maquillaje de Izuku que los arregle ahí, así que vámonos, ya no voy a soportar más retrasos por sus estupideces – y de un jalón los levantó y se los llevó al auto donde Masaru ya los estaba esperando, mirándolos con pena por al saber que les cayó la furia de su mujer.
...
- ¿Kacchan ya llegó? – hace ya dos horas que Izuku ha preguntado lo mismo, y han tenido que darle largas y excusas que ya no le están convenciendo, él conoce muy bien al cenizo y él no es de los que llegan tarde a nada.
– ¡Sí! ¡Él y sus acompañantes ya llegaron! – Es Mina que llega con una sonrisa animada, aunque por dentro está esperando a ver a su esposo para darle una buena reprimenda por lo tarde que llegaron. El pecoso se levanta de su sitio aún sin haber sido terminado de arreglar ya que lo quiere ver, pero ninguna lo dejó ir con la excusa de que los novios no se pueden ver antes de la ceremonia.
– Tranquilo Izuku, Eijiro y Kaminari vinieron con él, así que iremos a verlos por ti, tú no te preocupes y deja que las chicas terminen de arreglarte – la presión social de todas las presentes y las palabras de la pelirosa lo obligaron a ceder, volviéndose a sentar para que lo sigan arreglando.
– Gracias Ashido y Jirou – fue lo que alcanzó a decir antes de ver a las chicas irse por el espejo a paso apresurado.
- ¡Eijiro Kirishima! ¡Mira el estado en el que están! ¡Y tu traje! ¿Sabes lo difícil que fue mandar a hacer un traje y un vestido a juego? – ahora es el turno de su esposa de regañarlo. Denki agradece de no ver a Jirou por ninguna parte, lo cual no le dura nada porque la susodicha se acercó por detrás y utilizó un jack para torturarlo con su don por unos cinco segundos.
– Par de inconscientes, no saben lo preocupadas que estábamos, Izuku estuvo a punto de ir a buscarlos si no fuera porque Mina le inventó la excusa de que estaban en su casa, y miren que llegar sin los trajes que les mandamos a hacer, que bueno que era una sorpresa para Izuku o se daría cuenta de inmediato – esos dos ya estaban hartos de tantos regaños, pero no podían hacer nada más que oírlas, de por sí tienen razón, y llevarles la contraria o siquiera pensar en abrir la boca es un completo suicidio.
– Bueno ya niñas, ocupamos mucho maquillaje para tapar el aspecto de zombi de estos tres – es Mitsuki quien les tuvo compasión y detuvo la ola de regaños. Tanto Mina como Kyoka escucharon a la señora así que regresaron con Izuku para hacerle saber que están bien y también para llevarse a Nejire y Uraraka a que los maquillen, eso último puso en alerta al joven pecoso el cual sabe que a Katsuki no le gusta, pero ellas le dieron largas para que no se preocupara y fuese detrás a verlo.
- ¡Listo! Al menos se les disimula un poco, ¿verdad? – Nejire comenta con algo de nervios, intenta calmar a Ochako que está enfadada con ellos porque está perdiendo tiempo valioso que pudo haber pasado con su mejor amigo en arreglarlos a ellos por alcohólicos.
– Logramos hacer un buen trabajo, aunque tuvimos que improvisar con los colores – fue lo que dijo mientras reprime las ganas de jalarle las greñas a Katsuki por desordenar su itinerario personal.
– Me siento raro con esto, pero gracias, chicas – Eijiro es el primero en hablar, luego de que se vio en el espejo, su voz se escucha baja y teñida de vergüenza, se podría comparar con un perrito regañado, luego continuó Denki.
- Wow, con razón las mujeres usan maquillaje, se puede hacer milagros con esto – y por su absurdo comentario recibió otro ataque con el jack de Kyoka.
– Esperemos que Izuku no note el maquillaje en Bakugo – Uraraka es la que se hace presente mientras revisa la cara del susodicho para verificar que sea convincente.
- No te preocupes, le daremos la excusa de que necesitaba un retoque por ser el novio y ya, y para eso – la voz de Nejire cambia a una más oscura. Katsuki siente los nervios de punta y es que no necesita un sensor de peligro para saber que lo que está sacando de esa gran caja de cosméticos es algo que atenta contra su hombría. Cuando lo encuentra, las otras chicas se maravillan y Katsuki se niega con los nervios a flor de piel. – Con esto no hará preguntas, solo no debes quitártelo Bakugo
- Ey no, ¿no creen que se están pasando ya? – ellas niegan y le sujetan la cara para que no se mueva.
– Piensa que le va a gustar, ahora quieto – tampoco es como que lo vayan a soltar, lo tienen sujeto entre las cuatro, Mitsuki solo ríe al ver la pequeña tortura que recibe su hijo por las damas de honor.
En el camerino de Izuku.
El joven de ojos verdes ya está listo, lleva un hermoso traje blanco con adornos en verde y amarillo que combinan con su cabello y ojos. El tocado en su cabello está adornado con una pequeña, pero brillante corona con los mismos colores, y su rostro fue cuidadosamente maquillado, fue un trabajo difícil al buscar que sus pecas fueran visibles sin abandonar la idea de los cosméticos.
– Te ves hermoso hijo – su atención es llamada por Inko, que entró a la habitación con el señor Yagi a quien le había pedido que asistiera como su padre.
– Mamá, señor Yagi, gracias – su emoción es evidente, los estaba esperando desde hace mucho, abraza a su madre con mucho cariño mientras intenta no llorar para no arruinar el maquillaje, eso es notado por Yagi quien se acerca a palmear la espalda de Izuku en un intento por relajarlo.
– Felicidades por tu boda joven, espero que ustedes dos sean muy felices – el peliverde no duda en unirlo al abrazo, quedándose en un silencio muy cómodo y relajante el cual no se atreve a romper, porque de lo contrario siente que va a llorar.
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