Capítulo 15
- Entonces por ahora deberíamos volver a revisar toda la zona, puede que esos tipos estén cerca – los demás asienten, preparados para que el más viejo los divida en equipos de búsqueda, los cuales quedaron así: Fumikage y Nejire van a cubrir las alturas, Mirio y Tamaki por la dirección hacia donde Bakugo los vio huir, Leader y Todoroki investigarán las zonas opuestas, por si la de la huida fue solo una fachada, Uraraka junto con Yagi se encargarán del desastre forestal de la pelea para que otros grupos enemigos se alerten, Aizawa volverá al pueblo para empezar con la investigación policiaca y en la cabaña se quedan Bakugo y Yoichi a cuidar y defender a los chicos, al inicio el cenizo un berrinche ya que quería ir a reventarle la cara a esos tipos, pero lo mejor es que se quede a cuidarlos, y así podrá estar ahí cuando despierte.
Como pensaron, la primera semana de investigación no dio frutos, ese grupo no aparecía por ninguna parte y Midoriya parecía que no despertaría pronto. Lo positivo de esto es que no había señales de ellos en el bosque, al menos no en el sector pacífico, ya que revisaron hasta el límite con el lado salvaje y no encontraron nada. En cuanto a la policía, Aizawa escogió un pequeño grupo de compañeros con los que tiene mucha confianza para hacer la búsqueda, incluyendo a los tres grandes que se volvieron novatos de policía para proteger a Izuku, así evitarán posibles filtraciones de información o que haya un traidor entre ellos.
– Deben estar esperando que bajemos la guardia para atacar, eso o saben que Midoriya no ha despertado – comenta Shoto en la cena sin ningún tapujo, recibiendo un leve golpe de Uraraka por decir eso enfrente de los niños, que gracias a que tienen sangre Bakugo, se muestran muy maduros ante la situación y solo ignoran al tonto de su tío Shoto.
– Sea lo que sea, cuando encuentre a la escoria que le hizo eso a Deku lo haré explotar – ya había terminado de cenar y llevaba el plato con la comida favorita del peliverde a su habitación, siempre llevaba un plato y esperaba a que despierte, pero ni siquiera el olor nostálgico de la cuchara de su Kacchan parecía hacerlo despertar.
Bakugo entra a la habitación y deja el plato a un lado de la cama en lo que toma asiento. Toma su mano y le da calor con las suyas, como se le había hecho costumbre, le habla acerca de lo que está pasando, de cómo su relación con los pequeños va avanzando y de que ya quiere tenerlo en sus brazos. – Maldición Deku, te necesito, despierta ya, los niños y yo te estamos esperando – posa su frente en la unión de sus manos, en un intento ignorar las lágrimas que amenazan con abandonar sus ojos, – me volveré loco sino despiertas – su voz se comienza a cortar con cada intento por no llorar, de pronto comienza a sentir como la cicatrizada mano le aprieta con poca fuerza su agarre. Inmediatamente lleva su mirada a la cara del chico, quien comienza a abrir sus ojos, revelando sus preciosas esmeraldas a su querido Kacchan.
– Por favor no enloquezcas, no quiero que quemes la casa – escuchar su voz melódica del peliverde después de tanto tiempo lo hizo sentir que regresaba a esos tiempos donde solo eran ellos dos contra el mundo, donde nadie ni nada podía separarlos, donde solo importaba la felicidad mutua.
- Idiota, ¿pensabas matarme del susto? – Bakugo siempre se ha mostrado como un muro intocable, con un alma inquebrantable, pero cuando se trata del bien de su lindo pecoso, no puede evitar mostrarse vulnerable.
Lo rodea con sus brazos mientras las lágrimas salen traicioneras, este abrazo es correspondido con la misma intensidad y llanto, sin perder más tiempo el oji rubí se acerca a sus labios y los aprisiona con un beso el cual va sin prisa ni pausa. La necesidad de ambos recordar cada toque, movimiento y sonido no los deja separarse, por el contrario, disfrutan aquel acercamiento como si con este pudieran sentir lo que no durante los 7 años apartados.
Las lágrimas de ambos pintan un sabor amargo que es endulzado con las caricias que Katsuki reparte en sus mejillas y espalda, mientras que el peliverde lo sostiene con firmeza rodeando su cuello.
En ese momento no importaba nada, solo están el par de enamorados bajo la luz de un brillante anochecer, que es testigo de su tierno y candente reencuentro. El resto de los presentes en esa casa, aunque enterados por el albino de su despertar, decidieron dejar que la pareja goce de esa noche en completa intimidad.
- Parece que no sufrió ningún tipo de daño cerebral del que debamos preocuparnos y las heridas están prácticamente curadas, pero no puedes utilizar tu don durante una semana más -. Recovery girl le informó a Izuku mientras le cambiaba las vendas. El cenizo que anda sin camisa puede ver mejor el cuerpo de Izuku gracias al sol de la mañana que brilla en toda la habitación, en su piel se retratan historias con cada cicatriz que no conocía, múltiples batallas que peleó solo o con otros que no eran él, marcas de aquellos que osaron profanar la delicada piel pecosa y otras que se hizo él mismo al llevar su cuerpo a límites insanos.
Ese estúpido nerd lo saca de sus casillas con su mera existencia, pero no deja de ser su nerd. – Gracias Recovery, no usaré mi don entonces – la señora vuelve a comenzar otra horda de regaños, sabe que es un imprudente y que hará caso omiso a sus advertencias.
– Recuerda que ya no estás solo, tienes a tus hijos que te necesitan con vida y a tus aliados que no dudarán en venir a socorrerte, así que no seas un niño problemático y haz caso – con un blando golpe con el puño en la cabeza rizada termina de hablar y sale de la habitación para dejar entrar al resto.
Se supone que no iba a dejar a nadie entrar hasta terminar la revisión, pero Katsuki se negó a salir, como si formara parte del muro de la habitación y, aunque los demás se lo intentaron llevar a la fuerza, solo bastó una mirada de furia para que abandonaran la idea y lo dejaran en paz. – ¡Mami! – unas dulces vocecitas son las primeras en entrar y abrazarlo, no dudó en rodearlos con sus adoloridos brazos y repartirles besos en sus caritas.
– Perdónenme por dejarlos solos mis pequeños – y otra horda de llanto no se hizo esperar, no es de extrañar que heredaran esa característica tan especial y estresante del peliverde de llorar por todo, al abrazo se añade Yoichi que nadie supo en qué momento se escabulló y llegó a la cama, su sola presencia hizo que los tres comenzaran a calmarse. Esto sorprendió a Bakugo, quien es ahora testigo de ese lazo que lo pone celoso, solo él y la tía Inko eran capaces de calmar con tanta facilidad a Izuku y ahora hay un tercero que con solo acercarse relaja el ambiente a su alrededor, chasquea la lengua mientras se cruza de brazos.
Su hermano se recarga en él apoyando un brazo en su hombro mientras ríe, siempre ha gozado molestar al inestable de Katsuki, – Tendrás que acostumbrarte, yo ya lo hice – golpea con el hombro su brazo para quitárselo de encima y se aleja un paso de él, así que este continúa con su burla.
– Deberías disimular un poco, ¿no? Entiendo que lo extrañabas, pero el resto no necesitamos saberlo – al escucharlo el rojo se apoderó de la cara de ambos, el cenizo se puso la camisa que tiró en la noche, ocultando las mordidas y marcas que declaran que ya tiene dueño, esa acción solo provocó más al de la cicatriz, al punto de reírse más, hasta que una sola mirada de cierto albino lo mandó a callar.
Los otros jóvenes que fueron testigos del drama no pudieron aguantarse más y comenzaron a reír, excepto Shoto que casi se muere ahogado por intentar aguantar la risa. El resto del día se la pasó recibiendo visitas, abrazos y regaños de aquel grupo que lo había ido a visitar, la visita más conmovedora fue la de Yagi, ya que apenas se vieron se aferraron el uno al otro, demostrando el mucho cariño que se tienen, como si fueran padre e hijo, y es que así lo considera Izuku después de que el rubio raquítico fue quien lo apoyó como no lo hizo su verdadero padre y como su madre no puede hacerlo.
- Me alegro de que hayas despertado niño problema, pero no hay tiempo, tienes que contarnos con lujo de detalles lo que pasó ese día – quien se encargó de reventar la burbuja de paz en la que estaban no podía ser otro más que el señor Aizawa. Ahí fue cuando todos volvieron a caer en la realidad, el joven peliverde solo asiente y les dice con detalle lo que pasó, incluyendo los dones de los atacantes y la declaratoria del que se reía, le dio cuanta información le permite su cerebro dar.
– Con esta información nos podremos dar una mejor idea de a quienes buscamos, permiso, que te recuperes Midoriya – y con eso el azabache se fue, siendo seguido por el señor Yagi.
- ¿Ahora viene lo difícil no? – un suspiro de rendición se asomó por los labios del pecoso, creía que ya no lo iban a molestar más, pero al parecer la mala suerte siempre está a la vuelta de la esquina.
– Eso no importa, lo superaremos juntos – ahora quien habló es el cenizo, quien le está dando de comer a su prometido – estamos juntos, y podremos superar lo que sea – suena totalmente serio y convencido de sus palabras, lo que hizo que el peliverde asintiera más tranquilo – tú termina de comer, tienes que recargar fuerzas si quieres patear a esos tipos.
– Gracias por buscarme Kacchan, y perdón por…– antes de que pueda terminar la frase llena su boca con una cucharada – Cállate, no quiero escucharte hasta que te acabes la comida – el peliverde le hace caso y no dice nada más, dentro de sus corazones ya se llevó a cabo esa conversación desde que se volvieron a ver, aún así recuerda algo que dejó atrás, entonces se quita la mano de la boca, – ¿No encontraste una carta en nuestro hogar?
- ¿Carta? – el cenizo le responde confundido, a lo que el peliverde niega rápidamente y lo abraza, – No es nada, mejor ayúdame a levantarme, estoy harto de estar acostado – y sin dejarlo hablar más hace el intento por retirarse de la cama, llamando la atención de los presentes, dando la pequeña conversación por terminado.
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