Capitulo 17
- ¿Qué es ese rico olor? - preguntó Dinah nada más entrar a la cocina de su casa. Camila llevaba un delantal blanco sobre la ropa que llevaba.
- Me desperté con ganas de hacer tarta. - Dijo Camila sonriendo ampliamente.
- Solo haces pastel cuando estás muy feliz. - Dijo Dinah, después de todo conocía a Camila desde hace mucho tiempo.
- Y, de hecho, lo estoy. Hoy Lauren sale del hospital. - dijo emocionada. - ¿Puedes mirar el pastel por mí?
-- Es el mismo que siempre: preparas el pastel y me gusta. Dinah se burló, riendo. - Por supuesto que miro, después de todo te irás.
- Es solo que no habrá tiempo para ...
-- Ya se. Es lo mismo de siempre: tú preparas el Pastel y yo me lo como. - Dijo Dinah riendo.
-- Perdon. - dijo Camila deformando su sonrisa.
-- ¿Estoy bromeando? Adoro hacer eso. - Reclamó Dinah. - ¿Y esta canasta de chocolate de aquí? ¿De quién es? - preguntó Dinah mientras Camila se llevaba las manos a la espalda para desatarse el delantal.
- Es mio. Yo lo compre. - Afirmó, desatando el lazo del delantal y quitándolo del cuerpo.
- ¿No era Lauren solo una amiga? Preguntó Dinah con una mirada sugerente y enarcó una ceja.
- Sí, bueno. - declaró Camila.
- Sabes que este montón de corazoncitos aquí, este osito de peluche y bombones en forma de corazón demuestran algo más, ¿no? - preguntó Dinah riendo y Camila resopló.
- ¿Quién dijo que son para Lauren? - preguntó Camila.
- Dijiste en el hospital que le comprarías bombones. - Dijo Dinah. - ¿Vas a decir que no?
- Está bien, sí es para ella, pero tiene la mentalidad de un niño, por Dios, deja de decir estupideces. - Se exaltó.
- Camila, no te estoy juzgado. - Dijo Dinah con calma. - Pero debes asumir que te gusta, es visible. - Camila suspiró y se sentó, torciendo la comisura de la boca.
- ¿Es tan obvio?
- ¿Por qué estás bien vestida? ¿Te das cuenta de que tienes maquillaje? Odiabas el maquillaje. - Camila se rió, pero se sonrojó.
- Es solo delineador de ojos, Dinah. Todavía odio el maquillaje. - dijo Camila. - Entonces, ¿debería dejar de darle estos chocolates? - preguntó confundida.
-- ¿Qué? No. ¡Totalmente no!
-- ¿Entonces qué hago?
- Continúa con lo que está haciendo. - Camila arqueó una ceja.
- ¿Crees que debería? Su madre notará algo. Cielos, donde estaba yo con mi cabeza ...
- ¡Walz! - gritó Dinah uno de los apodos que le había dado a Camila. -- ¡Calma! - dijo Dinah tan pronto como la miró.
- Dinah, siempre, siempre de verdad, hago todo mal. - dijo, dejando caer los brazos sobre la mesa. - No sé qué hacer. No debería pensar en ella de esa manera, pero es tan pura y ...
- No quise asustarte diciendo que me pareció romántico, solo quise decir que no debieras mentirme y, sobre todo, a ti misma. - Dijo Dinah, colocando una mano sobre el hombro de Camila y acariciando la región. - Eres paciente, Mila, así que sigue tu corazón y todo estará bien.
-- ¿Crees? - preguntó Camila.
- Creo que ahora lárgate de aquí porque ese pastel es mío. - Dijo Dinah sonriendo, viendo a Camila reír y arrojarse a sus brazos, en un fuerte abrazo.
- Te amo, pero por favor cierra la maldita puerta, porque definitivamente no es normal para mí saber de memoria cómo es el cuerpo de tu novia sin ropa. - dijo Camila riendo.
- Lo cerraré. - Dijo Dinah.
- Perfecto, nos vemos. - dijo ella, dándole a Dinah un beso en la mejilla. Rápidamente tomó la canasta de chocolate, su bolso y se fue.
[...]
- ¿Es aquí donde ordenaron chocolates y caramelos? - preguntó Camila entrando a la habitación. Le sorprendió que Clara no estuviera allí, pero no dijo nada.
- Sí. - dijo Lauren enfáticamente. - Camz, ya me voy a casa.
- Lo sé, tu madre me pidió que fuera contigo. - Dijo acercándose a la cama.
-- ¿Y tu vas a ir? Lauren preguntó esperanzada.
- Sí, pero no me voy a quedar mucho tiempo. Tengo que ir al hospital más tarde.
- ¿Y yo te acompaño?
- No, Laur. Nuestros días son los martes y jueves. - explicó, colocando la canasta en el regazo de Lauren y su bolso en la silla.
"Es todo ..." comenzó Lauren, colocando su rostro contra el plástico transparente en la canasta. -- ¿Es para mi?
- Sí. - respondió Camila con una sonrisa en los labios.
- Hay un osito de peluche, Camz. ¡Que bonito! - Dijo Lauren con la boca abierta.
- Sí, pasaba por una tienda y lo vi en el escaparate. Pensé que te quedaba bien. - Dijo, mirando al osito blanco, con hocico negro, que tenía en sus manos un corazón rojo.
- ¿El tiene nombre? - preguntó Lauren y Camila negó, ayudando a Lauren a aflojar el lazo para poder acceder al osito de peluche y los chocolates y caramelos.
- No. Cuenta contigo para que elijas uno. - dijo Camila, viendo a Lauren parpadear confundida.
- ¿Tengo que elegir ahora?
- No, Laur. Puedes elegir cuando quieras. - Dijo, viendo a Lauren olfatear el oso antes de abrazarlo.
- Camz, ¿podrías prestarle un poco de tu perfume?
-- ¿Porque? ¿Es apestoso? - preguntó Camila levantando una ceja.
- No. Es porque me voy a acostar con él. - dijo Lauren, haciendo que Camila sonriera tontamente. - Y ya dije que me gusta tu olor. Creo que a él también le gustará.
- Bueno, se lo pondré entonces. - dijo Camila inclinándose sobre la cama.
- Mamá dijo que esta tarde empiezo a tomar clases. - informó Lauren mientras acariciaba el peluche.
- Estoy muy feliz con la noticia, princesa. - dijo Camila.
- Eso significa que estoy creciendo, ¿no? - preguntó, haciendo reír a Camila a carcajadas. - Dijiste que querías que fuera grande pronto.
- Realmente lo hago, pero no quiero que apresure las cosas. - dijo Camila, acariciando el brazo de la niña. - Estudiar es un gran paso adelante y estoy muy orgulloso de ti.
-- Gracias. -- Ella dijo. - Camz ... ¿Son todos los chocolates de corazón para mí también? Preguntó tan pronto como notó la canasta.
-- Todos.
- ¿Y puedo compartir con alguien?
- Con quien quieras. - respondió la niña sonriendo.
- Entonces quiero compartirlo contigo. - dijo ella, mirando a Camila. - Gracias por los regalos.
-- De nada. - respondió con una suave sonrisa.
- Camz, ¿puedes ayudarme con algo súper importante? - Preguntó seriamente.
-- Claro. Sólo dilo.
- Mi amiga va a ir a mi casa conmigo. ¿Podrías tomarla por mí? Preguntó, señalando la flor, que todavía estaba viva en el jarrón.
- Por supuesto que sí, ángel. - respondió Camila.
-- Gracias. - dijo Lauren. - ¿Por qué te pones más y más hermosa cada vez que te veo? - preguntó inocentemente, haciendo suspirar a Camila.
- Me pregunto lo mismo de ti. - dijo Camila al ver a Lauren sonreír.
- Hoy estoy mejor vestida porque mamá me ayudó. ¿Te gusta mi lazo? -- Preguntó. Camila sonrió y se permitió volver a analizar a Lauren. Llevaba un vestido blanco y un lazo rojo en el pelo. Estaba lista para irse, esperando a su madre.
-- Yo lo adoró. Siempre me gustaron los lazos. - respondió Camila con sinceridad.
- Vamos, cariño mío ... Ay, Camila, ya estás aquí. ¡Perfecto! - Dijo Clara entrando a la habitación. - El taxi ya nos espera.
- Voy con Camz. - dijo Lauren sonriendo. - Y con nuestro hijo. - Clara levantó una ceja y Camila abrió la boca para decir algo, sin embargo, no salió nada.
- ¿Hijo? Clara preguntó, confundida.
- Sí. Leo. - Dijo señalando al osito de peluche. Clara asintió riendo y Camila, aunque sonrojada, sonrió, después de todo, Lauren había elegido un nombre para su hijo , como ella lo había llamado.
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Amo traduccir está historia 😍
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