Capitulo 13
-- ¿Lista? Preguntó Clara, viendo a Lauren asentir con una expresión confusa en su rostro.
- Sí, pero ... creo que tengo algo defectoso. - Dijo Lauren, mirando su propia intimidad.
-- ¿Cómo? - preguntó Clara.
- Todavía quiero orinar. - dijo al ver a Clara enarcar una ceja.
-- Entonces, hazlo.
-- ¡No es posible! - Lauren negó.
-- ¿Pero no que quieres? Clara preguntó y Lauren asintió.
- Pero está atascado, creo. - Dijo resoplando de completa frustración.
- Amor mío, ¿a qué te refieres con atascado? Creo que hablaré con tu médico. - Dijo Clara, considerando posibles infecciones.
- Creo que Camz me puede ayudar. - dijo Lauren, viendo a su madre confundirse aún más.
- ¿Y cómo puede ayudar ella?
- Su masaje me dio ganas de orinar. Debería funcionar de nuevo. - Si Clara pudiera estar más roja de lo que ya estaba, lo estaría. Cerró los ojos, cayendo en cuenta de lo que realmente había sucedido.
- Dime algo, hija, ¿te sentiste acalorada? - Clara preguntó objetivamente.
-- ¿Cómo lo sabes? ¿Tú también lo sentiste? - Preguntó Lauren.
- ¿Tu corazón se aceleró?
- ¿Eres psíquica? Lauren preguntó confundida.
- Soy demasiado joven para escuchar esto. - se dijo Clara, riendo..
- No creo que lo seas, mamá. - dijo Lauren, ajena a los pensamientos de su madre.
- Cariño, lo que sentiste no fue la necesidad de orinar, fue una cosa más de adulta. - explicó Clara.
- ¿Si que es?
"Ganas de correrse". Pensó, pero no pudo explicárselo a su hija con esas palabras.
- ¿Recuerdas que mamá explicó sobre tu cerebro peleando con la otra parte de él, a veces? - Preguntó.
- Pero dijiste que tomaría tiempo en suceder. - dijo Lauren aún confundida.
- Resulta que aparentemente hay algo cercano a nosotras que parece gustarle a tu cerebro adulto. - dijo Clara. ¿Cómo le explicaría eso a su hija?
- ¿El masaje de Camz? - preguntó, recordando el toque de la chica en su piel, sintiendo su cuerpo ardiendo de nuevo.
- "Camz", y en general. - dijo Clara. -- No es posible. - Dijo levantándose, sacudiendo la cabeza. - No soy apta para esto, deberías tener seis años, cielo. - habló resoplando, avergonzada. - Veré si Camila lo explica mejor, si no, veré a Allyson.
-- ¿Porque?
- Porque si mamá parpadeara como tú, probablemente este sería un momento en el que sucedería tal episodio.
-- No te entendí. - dijo Lauren.
- Mamá es mala para dar explicaciones. - dijo Clara riendo.
- ¡Oh! - dijo Lauren.
- ¡Ven, volvamos!
[...]
La puerta del salón se abrió y se cerró abruptamente y un Simon enojado y desbordado había entrado por ella, con una bolsa de bocadillos naturales y un posavasos de jugo de naranja natural.
-- ¡Aquí está! - le dijo a Camila, poniendo todo en el banco de allí y luego caminó hasta el borde de la alberca, sumergiendo sus pies en las cristalinas aguas azules.
Camila torció la esquina de su boca, viendo a Simon resoplar, aparentemente molesto. Sabía lo que era tener un mal día. De hecho, fue difícil encontrar un "buen" día para ella, especialmente siendo tan torpe. Se escabulló hasta el borde de la piscina y se atrevió a sentarse junto al hombre.
- ¿Viniste a reírte de mi cara? Preguntó y ella lo negó.
- Cuéntele. - dijo Camila, viendo a Simon fruncir el ceño.
-- ¿Qué? - preguntó ajena a lo que dijo.
- Háblale de historias. ¡Ella las ama! - respondió Camila. - De esa forma se ganará más confianza. Simon asintió y se quedó en silencio durante casi infinitos segundos antes de decir algo.
-- ¿Porqué me estas diciendo esto? Preguntó, genuinamente curioso. Camila miró el agua estancada y se encogió de hombros.
- Creo que es porque sé lo que es tener un mal día y desearía tener a alguien que pudiera iluminar mis pasos cuando me siento perdida. - dijo ella sin mirarlo.
- Si puedo ayudarte a no pasar por algo parecido me siento feliz.
- Camila, ¿podemos hablar? - llamó Clara, apareciendo por la otra puerta del lugar.
-- Claro. - dijo ella acercándose. - Simon trajo los bocadillos. ¿Tienes hambre, princesa? Preguntó, agachándose frente a la silla de ruedas.
- Me gustó el masaje. - susurró Lauren, haciendo sonreír a Camila.
- Bien, porque aún no he terminado. Tengo que hacerlo en la otra pierna y en los brazos. - respondió Camila.
- ¿Voy a hacerme pipí? Lauren preguntó y Camila frunció el ceño. - Ahora se me ha pasado, pero si vuelve, ¿Me haré?.
- Camila, ¿podrías, eh, explicarle a Lauren la definición de…? - Clara se inclinó y susurró la palabra "cachonda" en su oído, haciendo que Camila se sonrojara. - Aparentemente tus manos, ya sabes ...
De acuerdo, Clara estaba avergonzada; no podía explicárselo a su hija. Todo era demasiado nuevo para ella; tener una hija de veinte años al mismo tiempo que seis era bastante confuso y aterrador, especialmente después de todo lo que había sucedido. Por esta misma razón, Ally recomendó que también se sometiera a asesoramiento psicológico; un seguimiento aliviaría la presión y la confusión internas de la mujer.
- Simon, ¿podrías disculparnos un minuto? Necesito discutir un tema femenino con Lauren. - preguntó Camila y el hombre asintió tranquilamente, levantándose.
- Estaré afuera cuando me necesiten. - Dijo un poco molesto por algo y se fue.
- Lauren, ¿qué tal si Simon te masajea la pierna? - sugirió Camila. Saber que Lauren estaba emocionada por su toque no la dejaría dejar de pensar en eso, incluso si no dejaba que el lado personal se interpusiera en el camino del profesional. Camila creía que ella no debería ser la que hiciera los masajes.
- Pero me gusta tu masaje.
- Lo hago en tus brazos, lo prometo. - dijo Camila, viendo a Lauren asentir con disgusto.
- ¿Por qué no quieres masajearme? Lauren preguntó confundida.
- Porque creo que el masaje de Simon no te dara ganas de "orinar". - Ella fue sincera.
-- ¿Porque? - Camila miró a Clara, como pidiendo permiso a algo implícito y la mujer asintió.
- Cuando nuestro cuerpo se desarrolla, al igual que el tuyo ya se ha desarrollado ...
- Como el tuyo. - dijo Lauren y Camila asintió.
-- Eso. Entonces, cuando eso sucede, se siente atraído por algunas personas y su toque puede calentar su cuerpo.
- Yo estaba así. - dijo Lauren sonriendo alegremente. - ¿Tú también quieres orinar?
- Bueno, no quería ... orinar. - dijo Camila, sonrojándose. - Te emocionaste. - Fue directa. Lauren necesitaba saber eso, así que dijo. - Tu cuerpo respondió a mi toque.
- Creo que necesito morir después de esto. - murmuró Clara para sí misma.
"Pero pensé ..." La boca de Lauren se torció.
- Cuando nos emocionamos, nuestras intimidades reaccionan igual que la tuya.
- ¿Qué significa eso, mamá?
- Que no solo tu cerebro le gusta Camila, hija. Tu cuerpo también. -- Respondio.
- ¿Y cómo se van las ganas de orinar sin esperar un rato?
- ¿No podría Ally explicarle eso? - preguntó Camila, sintiendo el aliento en sus pulmones.
-- Si es mejor. - dijo Clara, completamente sonrojada. -- Eso fue raro.
-- Lo es. - dijo Camila, visiblemente avergonzada.
- Ustedes están rojas de nuevo. - dijo Lauren.
- Si con Ally no funciona, ¿qué opina de las clases de biología? - sugirió Camila y Clara se rió.
- Lo tendré en mente.
- Vamos a comer, ¿de acuerdo? Aún te queda mucho por hacer hoy. - le dijo Camila a Lauren. - Llamaré a Simon, vuelvo enseguida.
-- ¿Mamá? - Lauren llamó tan pronto como Camila se alejó. - ¿Por qué Camz no siempre usa traje de baño? Es hermosa.
- Hija, ¿podemos hacer un trato? Clara preguntó y Lauren asintió. - No hablemos de cómo te sientes por la belleza de Camila cuando está en traje de baño, ¿de acuerdo?
-- ¿Porque?
- Mamá aún no tiene el corazón listo para tus argumentos.
- ¿Y puedo hablar de su corazón? Lauren preguntó y Clara asintió. - Bien, porque tiene buen corazón.
- ¿Por qué dices eso, hija?
- Porque ella parece preocuparse por ese hombre incluso después de que él es malo con ella.
- Cada uno ofrece lo que tiene en su corazón. - dijo Clara sonriendo al ver a Camila acercándose. - Y ella realmente tiene mucha bondad.
-- Yo lo se. - dijo Lauren suspirando. -- Yo lo siento.
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