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Capítulo 5: Hijos

Al día siguiente recibí la llamada de Jim; Freddie se sentía mejor por lo que nos reunimos en el estudio. Ya estábamos todos, sólo faltaba Luna.

Esa mañana no quería aparecerme en el estudio, no después del día anterior con Fred, pero tenía que trabajar, además el álbum estaba quedando muy bien. Así que, estaba ahí evitándole a toda costa.

Por otro lado, Roger y Freddie esperaban impacientes a la chica nueva, querían saber cómo es que ella podía estar casada. En realidad, estoy seguro que Brian, Jim y yo también tuvimos curiosidad.

Cuando Luna llegó, se adentró con su alegría característica, su vestimenta siempre tan sencilla, con una simple combinación de colores, su pequeño bolso que también iba a juego con el vestuario del día y su cabello blanquecino enredado. No entiendo por qué las personas se tiñen el cabello, mucho menos me imaginaba por qué esa chica había escogido el blanco, en fin.

-¡Buen día! Freddie, ¿Cómo te sientes?- se dirigió de inmediato hacía él.

-Estoy bien, tesoro, gracias.

-Yo creo que deberías descansar.

-Cuando muera descansaré.

-Creo que para ese entonces ya no lo necesitarás- Freddie no respondió.

-Eh... Luna, ¿Cuántos años dijiste que tienes?- atacó Roger.

-¿De cuantos me veo?- preguntó ella dudosa.

-No lo sé... ¿Diecisiete?

-¡No! ¡No tengo diecisiete!

-¿Veinte?- sugirió Brian muy inseguro.

-Ah... Veintiocho- respondió ella igualmente dudosa.

¿En serio? No luce de veintiocho años.

-Eso es mucho más de lo que aparentas.

-Mi cara y mi estatura no ayudan, ¿eh..? Un amigo dice que es por falta de afecto, pero es por otra cosa... no importa. ¿Por qué lo preguntas?

-Ayer me sorprendió que dijeras que estás casada- agregó Rog.

-Ah si... ¿Debí decirlo antes?

-No, es solo que no sabíamos que tienes veintiocho- se entrometió Brian.

-¿Por eso me preguntaste lo de mis padres?- Brian asintió.

-Ahora todo tiene sentido- agregó él.

-¿Y por qué se mudaron a Londres?- volvió a intervenir Rog.

-En realidad no nos mudamos, solo venimos a buscar un historiador... porque nuestro hijo quiere reclamar una propiedad y no puede porque no hay documentos y hablamos con el abogado y él dijo que necesita un, yo que sé, de un historiador, es algo medio enredado, no importa. Solo que el profesionista que necesitamos se mudó hace unos años aquí y lo estamos buscando... En cuanto tengamos el papel que necesitamos volveremos- Entonces su presencia aquí está sujeta ¿a qué? ¿A que encuentre un historiador?

-¿Hijos? ¿Cuántos tienen?- Rog preguntó por todos.

-Dos... Son gemelos... De dieciséis.

-Eso es sorprendente, cariño- se unió Freddie.

-¿Tienes veintiocho y tus hijos tienen dieciséis?- pregunté, ella asintió -¿Te embarazaste a los doce?- era una resta simple, pero difícil de creer.

-Ah... Si... De dónde vengo, vivimos un poco rápido; de los doce a los dieciséis buscamos pareja, si no es que nos las asignan desde antes...

-¿Cómo que asignan? ¿Ustedes no eligen?- preguntó Rog.

-No muchas veces, casi todos son matrimonios arreglados.

-¿El tuyo lo fue?- quiso saber Bri.

-Ah...- lo pensó por unos instantes y luego asintió con la cabeza -Si fue por conveniencia.

-Lo... siento...- agregó mi alto amigo en un hilo de voz.

-No importa, John y yo aprendimos a convivir y poco a poco caí en sus encantos...- agregó con una sonrisa.

-Wow de entre nosotros, John es el que tiene hijos... dos- comentó Roger de forma inoportuna. No me gusta hablar de mi vida personal con gente extraña o con quienes estoy conociendo aún.

-¿En serio?- me preguntó ella alegre.

-Si- repuse con cortesía intentando ocultar mi disgusto por el comentario.

-¿Qué edades tienen?

-Tres años y tres meses.

-¡Aún son bebés! ¡Qué ternura! Aprovéchalos ahora, crecen rápido y ni siquiera te das cuenta- me sugirió.

-Lo haré.

Algunos días transcurrieron dónde las canciones del nuevo álbum fueron grabadas. Se hicieron frecuentes la presencia de la chica, que resultaba que es mayor que yo, y sus ridículos bailes que nos arrancaban risas de nuestros rostros.

Estábamos por la mitad de las grabaciones del día, pero a última hora Brian decidió cambiar una canción

-Creo que quedaría mejor si la cantaras un tono más arriba.

-¿Qué dices? Es perfecta así- le recriminó Fred.

-Le daría un toque más brillante y enérgico.

-Está bien así.

-¿Ustedes qué opinan?- Brian "nos' preguntó, aunque sabía que se refería a Roger. Por lo regular, Brian me dejaba de lado, creo que nunca le agradé mucho y por eso no me tomaba muy en cuenta.

-Creo que el tono está bien- respondió Rog.

-Además, me quedará muy arriba- agregó Fred con irritación, y con razón, yo concordé con él, además, por qué no dijo nada en los ensayos, por qué tenía que ser ahora que ya estábamos grabando. Además eso no solo afectaba a Freddie sino que a todos, pues claramente los acordes tendrían que cambiar.

-Por Dios, llegas a notas mucho más altas.

-No pienso cantar más agudo- ahora sí estaba enojado.

-Entonces mi canción no formará parte del álbum- amenazó May.

-¡Hola a todos!- interrumpió Luna quién recién llegó al estudio; había pedido permiso para llegar tarde porque ella y su esposo irían a arreglar sus asuntos -¿De qué me perdí?

-Estos dos discuten sobre subir de tono la canción- le explicó Roger.

Ella nos examinó con la mirada, tal vez descubrió la molestia que había entre Freddie y Brian.

-¿Y ya intentaron hacerlo de las dos formas?

-No quiero cantar más alto- repitió Fred.

-Solo una vez, para grabarlo.

-¡Mucho menos grabarlo!

-No, genio. Graben ambas versiones y al final discuten la que más les guste.

Eso hicimos, grabamos ambas versiones, la original y la propuesta por Brian. Las escuchamos y luego nos encontramos decidiendo por cuál de ellas sería la ganadora.

-¡Subirla es innecesariamente estúpido!

-Queda mejor con el cambio- cada quien seguía defendiendo su opinión.

-Rog, ¿tú qué opinas?- le preguntó Luna.

-Me gusta la original- repuso él.

-¿John?

-También estoy de acuerdo con Freddie

-¿Jim?

-Ah... Eh... Me gusta más la de Brian.

Me sorprendí cuando le preguntó su opinión a Jim. Casi siempre, él solo estaba ahí para verificar que no nos mataramos entre nosotros, los arreglos y todo eso era nuestro asunto.

-¡Tres a dos! Gané- celebró Freddie.

-No tan rápido- lo detuvo Luna -¿David?- se dirigió al chico sentado a un lado de Jim.

Doble sorpresa. Si Jim se mantenía lejos de los arreglos, él se mantenía en el horizonte, solo nos escuchaba y hacía lo que decíamos y en algunas escasas ocasiones había hecho algunas sugerencias que al final no se habían tomado en cuenta.

-Eh...- también se le veía sorprendido por la pregunta de la peliblanca -¿Me gusta la de Brian?- respondió inseguro.

-Tres versus tres, eso te deja a ti el desempate- le dijo Brian a Luna.

-Ambas versiones me gustan.

-Decide solo una- dijo Freddie hastiado.

-Bien, me gusta la versión de Brian, pero creo que la de Freddie es más adecuada para cantar, lo digo como fan.

-¡Si!- volvió a celebrar Freddie.

-Sin embargo...- Luna caminó hacia Freddie y se detuvo desafiante delante de él -Estoy aquí para molestarte, ¿cierto?- le sonrió perversamente -Me quedo con la idea de Brian.

Y así fue como May volvió a ganar. ¿Acaso todo era una broma para ella? Basó su decisión en una estúpida rivalidad entre Freddie y ella. Y no se detuvo a pensar en la letra, en la emoción, en lo que intentaba transmitir, en sí al público le agradaría o no. Esa chica no era para nada madura ni mucho menos profesional, tal vez ni siquiera sabría nada de música.

No nos quedó de otra más que grabar la versión de Brian. Y cómo dije, me gustó más la versión de Fred, por lo que no quedé contento con el resultado final.

El día terminó y en nuestro respiro antes de irnos, Roger se acercó a mi.

-¿Y cómo va tu vida de "John cambia pañales"?- se burló.

-Es asqueroso, pero hermoso- le respondí divertido -Deberías intentarlo, te encantará- le sugerí.

-¡Oh, no! Gracias. Quiero ser libre- ya sabía su respuesta. Reímos y bromeamos por unos minutos hasta que nos dirigimos hacía la salida -¿Quieres que te lleve?- me ofreció.

-No, traigo mi auto- le mostré las llaves de éste.

-Ok... Ah, ¡Luna!- la llamó

-¿Si?

-¿Te irás sola?

-Así es.

-Puedo llevarte, si quieres.

-Ah, está bien. Me gusta caminar.

-De aquí a Knightsbridge es un largo camino para recorrerlo a pie ¿no lo crees?

-Pediré un taxi si me canso.

-Llévame a mí, tesoro- irrumpió Freddie.

-Cómo quieras...

Cada quién partió a sus respectivos destinos, yo volví a casa con mi esposa e hijos. Terminamos el día como era de costumbre, los niños cenaron, terminaron de jugar y subieron a sus alcobas a dormir. Verónica inició su ritual nocturno de belleza y yo revisé algunas letras que había decidido guardar para mí.

Cuando me cansé de darle vueltas a las palabras, me fuí a la cama donde mi esposa me alcanzó.

-Amor, ¿sabes en qué estaba pensando...?

-¿Qué sucede?

-Hace mucho que no nos divertimos...- me dijo insinuante.

Colocó una de sus manos en mi abdomen y la deslizó hasta mi pelvis.

-No...- detuve su mano -Estoy cansado.

-Vamos, yo sé que quieres- me susurró en el oído, luego depositó besos en mi cuello.

-Ahora no quiero.

-Pero yo sí- liberó su mano de la mía y me tocó por encima de mi pijama. Sentí un cosquilleo pero realmente no quería.

-Verónica, por favor, no.

-John, está es la razón de las infidelidades. Si no quieres que me acueste con otro, házmelo tú- abandonó mi cuello para besar mis labios.

-¿Te acostarías con alguien más?- pregunté entre besos.

-Así como tú lo haz hecho.

Yo no quería a Verónica, pero convivíamos bajo la consigna de matrimonio; no quería ser engañado como yo no la engañaba a ella o al menos eso intentaba.

Cerré mis ojos y me dejé llevar por su tacto, me concentré en las sensaciones que me provocaban sus manos sobre mí, solo así logré excitarme.

-¿Verdad que si querías, Deacy?- me preguntó cuando estuvo satisfecha.

-Ya déjame en paz.

Nunca creí que pudiera tener sexo aún cuando no quisiera. Extrañamente, me sentí raro, incómodo, a pesar de que de nuevo me había puesto mi pijama me sentí desnudo y enojado, muy enojado, tanto que me sentí un poco asqueado.

Cómo sea, estaba cansado, y quería dormir. Me di vuelta, me cubrí hasta los hombros y me dispuse para conciliar el sueño, pero Michael comenzó a llorar desde su habitación, interrumpió mis planes. Verónica y yo pasamos toda la noche intentando calmarlo, pero no lo logramos pues sus cólicos eran intensos.


¡Puf! Odio a esa mujer.
Déjenme saber sus comentarios
Besitos en la pompi derecha

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