Capítulo 37: Fuga
Parte cuatro
—¿Qué fue eso?— preguntó Roger irrumpiendo el silencio que manteníamos.
—No quiero volver a ver algo así— se quejó Freddie —¡Por Dios! ¡Lunna casi muere hoy!— no lo miré, pero juraría que derramó lágrimas.
—Quién sabe qué más cosas espantosas harán ahí. Y a todo esto: ¿Esa es la prisión?
—Eso no es una prisión, ¡es un matadero!
—Se lo merece— musitó Brian.
—¿Qué?— preguntó Freddie apretando los dientes.
—¡No sabemos cuántas cosas horribles ha hecho! Solo sé que asesinó a mis padres y merece todo eso y más.
—Escúchate, Brian. Estás deseando la muerte de nuestra amiga.
—¡No! ¡No es mi amiga!— alzó la voz —No lo vuelvas a decir.
—Ni siquiera sabemos si es verdad— susurré interrumpiendo.
—¿Qué cosa?
—¡Todo! O nada... Kevin me pidió que escuchara a Lunna, su versión...
—¿Para qué? ¿Para que nos siga mintiendo? No lo haré. ¡Por mi, se puede pudrir en esa prisión o morir en ese ruedo, pero no voy a escuchar ninguna palabra que provenga de ella!
—¡Yo sí!— lo interrumpí —Y planeo retirar mi denuncia en su contra.
—¡¿Por qué?!— me preguntó furioso.
—Porque le debo la vida, ella me salvó.
—¡No puedo creer que seas tan idiota!— me gritó —Te salvó para cenarte después, a todos nosotros.
—Kevin... dice que no lo haría.
—¡¿Y le vas a creerle a Kevin?!
—¡Él la conoce mejor que nadie!
—¡No importa! No me interesa, ¡solo quiero que pague!— el dolor de mi amigo se hizo evidente no solo por su voz, sino que también por su rostro y sollozos —Por su culpa estoy solo.
—No estás solo, Bri. Nos tienes a nosotros— Freddie lo consoló rodeándolo con sus brazos.
—Por favor, no retires tu denuncia— me pidió. Lo pensé un poco, estaba dividido entre apoyar a mi amigo o sentirme mejor haciendo algo a favor de quién me salvó —Por favor, John. ¿Has pensado en las personas que asesinará si sale de ahí?
¡Claro! Lunna iba a necesitar de carne humana para alimentarse, de una u otra forma volvería a matar, aunque no precisamente a nosotros. Brian tenía razón. Y cuando creía que saldría del bucle, seguía debatiéndome entre lo correcto y prudente.
—Está bien... No lo haré— le aseguré divido en mis promesas contradictorias.
Algunos días pasaron dónde nos dimos un tiempo, Brian lo necesitaba más que todos y Freddie, Roger y yo, estuvimos alternandonos entre la casa de Brian y la casa de Kevin, cuidado de nuestros amigos.
Hasta ese entonces, había descubierto que la prisión donde estaba Lunna era exclusivamente para eatans. En su particular sistema, cada uno contaba con una habitación diminuta y personalizada a la cuál podían acceder a su antojo. En el día se dedicaban a la limpieza de todo el lugar y a seguir las órdenes que los soldados custodios les daban. También, había periodos en los que Lunna desaparecía de los cuadros de vigilancia. Eso fue todo. No tenía ningún sentido, cada vez entendía menos y mi preocupación iba en aumento.
Una tarde un sujeto apareció en la casa de Kevin, era tan alto como como yo, su cabello negro y rizado sobresalía elegantemente sobre su cabeza, su piel morena iba cubierta por un pantalón de vestir ajustado y una camisa azul marino ajustada a su torso elevando su formalidad. En sus manos llevaba un dispositivo electrónico.
—¡Lo logré!— se celebró mientras entraba en la casa y se dirigía al portátil siempre encendido con las cámaras de la prisión. Conectó varios cables y tecleó en el portátil —Miren esto: les dejaré los comandos que deben presionar y con estás teclas pueden mover las cámaras— dijo el sujeto dando muestra de cómo se debía hacer —Con esto, solo debemos esperar a que ella vea alguna de las cámaras para moverla y que sepa que, lo que sea que esté tramando, podemos ayudarla.
—¡Excelente! Muchas gracias, Hamilton— Kevin lucía particularmente optimista.
—Hagan que esa niña salga de ahí.
Los siguientes días, quiénes la vigilaban estuvieron pendientes para hacerle captar su atención mediante el movimiento de las cámaras.
Fue hasta una mañana dónde un uniformado hizo que varios presos se formarán en una línea, les hablaba pero nos fué imposible descifrar sus labios, por los rostros de los prisioneros se notó que estaban fastidiados, ese malestar hizo que Lunna subiera su mirada y en el momento exacto, Connor a mi lado fue el encargado de hacerle la señal a la chica.
—¡Si! ¡Si! ¡Eso es, Lu!— gritó atrayendo la atención de Kevin, Tetsuo, Hiroki y Freddie alrededor.
Ella se aseguró de que el guardia no la viera y discretamente posicionó su mano en diferentes formas sobre su muslo.
—¿Qué es eso?— preguntó Hiroki.
—Es... ¿Reventio?— le respondió Kevin. Inmediatamente después Connor se dispuso a escribir palabras raras que no entendí. —En el colegio nos hicieron inventar una lengua y a la nuestra le pusimos Reventio porque eran las palabras al revés, de hecho es una historia estúpida, luego se las digo.
Lunna pudo repetir su mensaje antes de que el guardia se los llevara. Así, Connor tuvo la oportunidad de rectificar sus notas y completar en lo que había fallado.
Durante las siguientes dos horas, Kevin, Connor y Alex discutieron sobre cuál podría ser el mensaje. Nos explicaron que crear ese lenguaje había sido una tarea en el colegio, por lo que ninguno de ellos lo tomó en serio y para ahorrarse esfuerzo, la hicieron en señas, lo que al final no les resultó pues debieron hacer todo un esquema escrito especificando qué significaba cada posición de la mano. El problema era que habían pasado muchos años desde que crearon ese lenguaje por lo que ninguno de los tres recordaba los significados con exactitud, además, algunos números y palabras compartían el mismo símbolo.
—¡Es una fecha!— gritó Alex.
—¿Cidorol 21? ¿Por qué nos daría una fecha camsteriana?
—No tiene sentido... Tampoco estoy seguro de que diga Cidorol.
—¿Qué mes terrestre es Cidorol?
—Ni idea— discutieron entre ellos tres.
—No puede ser una fecha camsteriana, no la podemos traducir a una terrestre.
—Tenemos que pensar en los meses... empecemos por... ¡Octubre! ¡Es octubre!— anunció Alex.
—Claro, aquí dice "Oct".
—Somos unos idiotas.
—¡Es el 21 de octubre!
—La próxima semana— comentó Hiroki.
—No, no. Esperen... Si esto está al revés... es el 12 de octubre, en dos días.
—Es pasado mañana, también está esa posibilidad.
—Bien... estaremos listos— aseguró Tetsuo.
No entendí mucho de lo que dijeron pero parecía que ya tenían un plan.
Llegó el día. Todos los eatans salieron y nos dejaron a los humanos con el corazón en la garganta y el tick-tack del reloj retumbando en la sala.
Me perdí en el segundero y su circunferencia, llevé la cuenta con él hasta el sesenta una y otra vez. Luego me concentré en el minutero, avanzó más lento, eso es obvio, pero lo acompañé en su recorrido por todo el círculo.
Ruidos provenientes del cuarto detrás de la cocina me regresaron a la realidad. No fuí el único que los escuchó pues Kevin y Connor abandonaron sus lugares y se dirigieron a esa habitación, entonces, Yoshito, Yoriko y Tetsuo entraron por la puerta principal.
—¿Qué sucedió? ¿Lunna...?— preguntó Kevin.
—Está bien— Yoshito lo tranquilizó poniendo una mano en su hombro y hablando en todo suave —Está con Hiro— señaló a la habitación de los ruidos —Están ocupados con su cuello. Todo salió bien.
—Gracias...— le respondió soltando un gran suspiro de alivio.
—Esperen aquí. Déjenlos trabajar— les indicó —Iré por lo que me pidió— y salió escaleras arriba.
Lunna había vuelto a casa, acababa de escaparse de prisión y se iba a encontrar con nosotros, quiénes la mandamos a ese lugar. ¿Nos habrá visto en ese estadio? Seguramente estaba furiosa.
Minutos después Hiroki y Aiko aparecieron desde esa misteriosa habitación seguidos por Lunna quién saltó a los brazos de Kevin al verlo. Connor y Alex rodearon al par formando una bola de bailarines.
—¿Estás bien? No vuelvas a hacer algo así. Creí que te perdería. Temí...
—Estoy bien, Kevin— lo tranquilizó.
—¡Aquí está!— anunció Yoshito volviendo con un rollo de papel y marcadores de diferentes colores en sus manos.
Pusieron la mesa del recibidor al centro de la sala y extendieron el papel sobre ella. Los habitantes se reunieron alrededor de ésta, incluidos Freddie, Roger y yo. Lunna se acercó al centro y con los marcadores comenzó a dibujar sobre el lienzo.
—¿Es necesario hacerlo ahora? ¿No quieres descansar antes?— le preguntó Kevin.
—No. Tengo información fresca— le respondió. Sobre el papel dibujó un enorme óvalo y al centro colocó un círculo. —Aquí están los filtros de seguridad; revisan que los collarines y placas estén bien, revisan a los recién llegados y a las "visitas".— dibujó las comillas con sus dedos —Aquí los dormitorios; hay uno para cada uno, es muy pequeño, demasiado incómodo pero, te dejan decorarlo a tu voluntad, además las puertas son muy sensibles, cualquiera puede abrirlas y cerrarlas con facilidad. Ésta es la enfermería; muy pequeña y básica, es como cualquier otra, nada fuera de lo normal, casi siempre está vacía, y cuando alguien está ahí, es porque el médico lo solicitó— señaló mientras iba dibujando cada estructura de la prisión —Aquí la lavandería; es el punto más vulnerable, mucha humedad y lavadoras ruidosas. Y éste es el cuarto de entrenamientos, así lo llaman ¿puedes creerlo?; mandan a cualquiera que no obedezca las órdenes, los custodios se divierten muchísimo...
—¿Ahí son las peleas?
—Sólo las públicas. Lo interesante, es aquí— señaló el círculo de en medio —El siguiente piso hacia abajo es la plataforma; con las transmisiones... ya lo saben... y hasta el fondo está el laboratorio: dónde ocurre toda la magia, es el triple de grande del estadio y también hay más celdas.
—Ahí no hay cámaras, ¿cierto?
—Ni una sola. Hugh se superó está vez...
Dejé de prestarle atención por la imagen que proyectó. Era otra. Y no solo por el hecho de que ahora sabía su verdadera naturaleza, sino que, habló como una verdadera experta en el tema, ensimismada, como aquella vez cuando nos contó el plan para devolver a Freddie al mundo.
Lucía muy pálida y más escuálida de lo normal. Las bolsas inferiores de sus ojos estaban completamente violetas, reflejo de su falta de descanso. Su cabello se veía extraño, nunca supe por qué. Llevaba dos parches, uno sobre su oreja izquierda que comenzaba a tomar color carmesí por la sangre, y otro sobre su cuello, justo sobre la laringe.
—Esto es importante. Solo ví seis diferentes tipos de suero, pero podrían haber más.
Cuándo volví a concentrarme en su charla, noté que en una esquina del lienzo había dibujado seis rectángulos; cinco verdes y uno morado con varios números sobre ellos. Dijo el nombre de cada uno y explicó que hacían, pero no lo recuerdo con certeza. Solo sé que uno era un veneno simple, otro era un supresor de yo qué sé... No los recuerdo.
—¿Se dan cuenta de lo peligroso que es esto?
—Podrían desatar el caos sobre la ciudad culpándonos.
—No podemos dejar que eso pase— comentaron las voces públicas de Turret.
—Por ahora solo están haciendo las pruebas, por lo que no está distribuido aún.
—Eso significa que si acabamos ese laboratorio, no llegarán lejos esos sueros.
—Es un laboratorio enorme y está muy abajo del suelo, eso sin decir por toda la seguridad que hay que pasar primero...
—¿Qué sugieres?— Tetsuo le preguntó a Lunna.
—No podremos solos, necesitamos más de nuestro lado y que sean entrenados, tenemos que ser rápidos y certeros. Ahí abajo tienen una cantidad impresionante de material combustible, en teoría, solo necesitamos una pequeña chispa...
—Podemos mandar esa chispa por el elevador y asunto arreglado.
—No realmente... Ese maldito elevador está más reforzado que el propio laboratorio, además, el lugar donde pongamos la chispa debe ser exacto para que funcione... Escuchen... Esto es complicado, Hugh sabe que yo sé todo esto y que se los estoy diciendo justo ahora. Yo podría hacerlo, meterme y conectarlo todo, pero no me será tan sencillo, y, si todo sale bien, quién entre, no saldrá. Por eso necesitamos gente nueva, que se infiltre en la prisión e idiotas que harán arder ese laboratorio.
—¿No dejaste algún aliado ahí dentro que se sacrifique?— preguntó Akira.
—No... son unos imbéciles y nadie es de fiar...
—Requiere de tiempo que no tenemos...— comentó Yoshito.
—No nos queda otra opción...— irrumpió Tetsuo —Es suficiente. Lunna, ve a descansar. Akira, Aiko y Yoriko, ustedes también. Hiroki, Yoshito y yo nos quedaremos— ordenó.
—Si, jefe.
A la orden todos se retiraron a sus respectivos lugares, dos de los eatans subieron a sus camas, Yoshito volvió a enrollar el papel con el croquis de Lunna y lo llevo al cuarto de máquinas seguido por Hiroki y Tetsuo y Lunna permaneció en cuclillas mientras se rascaba su cabeza.
—¿Segura que estás bien?— le preguntó Kevin.
—Si... Solo... Necesito dormir por uno o tal vez dos días— se puso de pie y sin mirar hacía atrás se dirigió a las escaleras —Dioses del Olimpo...— puso una mano sobre su frente como soldado y la extendió hacía nosotros mientras se arrastró por las escaleras.
—Ah... ¡Espera, Lu!— Kevin no le permitió desaparecer por completo, solo se veía sus pequeños pies que iban descalzos sobre las escaleras —Sé que estás cansada, pero... ¿conoces a alguna Ruth o Harold?
—¿Apellidos? Conozco a Harold May: Brian, solo a él y... ¿Ruth? No recuerdo ningún rostro con ese nombre pero estoy segura que alguna vez en mi vida me he cruzado con alguna Ruth... ¿Por qué? ¿Si estamos hablando de Brian...?
—Ah... Bueno...
—¡No es nada, Lu!— irrumpió Connor —Ve a dormir— los pequeños pies de Lunna por fin desaparecieron —No la presiones tanto.
—Lo sé, lo sé... Es que no puedo creer que haya matado a los padres de Brian.
—Déjala dormir y cuando despierte le preguntamos directamente. Tiene muchas cosas en su cabeza como para agregarle otra más.
—Lo siento...
Esa noche todos dormimos en la habitación de los chicos, ciertamente es muy parecida a la de Lunna, solo que el gran mural se extiende en cada rincón de la habitación, incluso el techo, está de más decir que Alex es el autor de la bella obra, y está todo desorganizado, muy desorganizado, un desastre.
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