Capítulo 27
Parte 3
Capítulo 27
No tengo idea de cuánto duran los sueños, pero el mío me alcanza hasta hoy. Cuando abrí mis ojos, lo miré sentado en su cama con su mirada perdida en el suelo, igualmente impactado que yo.
Me levanté y ambos nos miramos antes de fundirnos en un abrazo que me hizo darme cuenta que los milagros pueden existir de la manera más absurda posible.
En tanto los cuatro asimilamos la idea y nos preparamos para la nueva vida, bajamos sigilosamente las escalera, el aroma a café ya reinaba, sin embargo nos encontramos con el recibidor completamente vacío.
—¿Dónde está todo el mundo?
Un agudo grito se acercó a nosotros desde escaleras arriba, un Alex Shriver, acelerado, rodeó algunos muebles pidiendo auxilio, mientras Lunna lo perseguía con su ceño fruncido. En un momento, el maquillista utilizó a Fred como escudo y ahí notó el milagro.
—¡Freddie! Qué gusto que estés aquí— le dijo Alex mientras se aferró al cuerpo de mi amigo evitando que Lunna se acercara —Ayúdame— le pidió dándole vuelta y lo aventó contra la niña enfurecida.
En respuesta Freddie la rodeó con ella correspondiendo el abrazo.
—¡Freddie!— le celebró.
—¿Ahora qué?— preguntó él en cuanto se separaron y todos compartimos miradas confundidas —¡¿Por qué tienes un tercer ojo?!
En la pálida frente de la niña, relucía una cavidad ocular oculta tras un párpado y una réplica exacta de sus ojos. Conocí con mi propio cuerpo las obras que el rubio era capaz de crear, así que no me fue difícil adivinar porque Lunna estaba molesta con él.
—¡No me digas que tienes tres ojos!— pidió el pelinegro aterrado.
—¡¿Qué?! ¡No!— la niña talló su frente sin éxito —Este idiota, que… ¿Le pusiste fijador?— le preguntó al maquillista que se había alejado un poco.
—Tal vez…
—Imbecil… en la noche tengo que trabajar— Ella siguió tallando su frente pero la pintura permaneció intacta.
—¡Upsi!
—Upsi…— repitió malhumorada —Oficialmente has vuelto— volvió al punto inicial —es cómo sí nunca te hubieras ido.
—¿Puedo volver a casa? ¿Puedo volver a ver a mis padres, Jim, Mary…?
—Tenemos que planearlo muy bien, no va a ser fácil explicarles este asunto, en especial porque no pueden decirles nada sobre Camster o yo…— ella lo meditó un poco y después: —¿Quieres volver a los escenarios?
—¡Qué estúpida pregunta! ¿Cómo pretendes que sea la leyenda que soy estando escondido?
—Cierto… ¡Muy bien! Esto es lo que haremos…
—Espera. Cariño, no puedo tomarte en serio sí tienes tres ojos.
Molesta, acudió a la cocina donde obtuvo un paliacate café y lo amarró a su frente.
—Ahora eres Rambo— se burló Alex —Rambo cafetero devora… gomitas.
En respuesta, la peliblanca tomó un cojín y lo lanzó hacía el chico acertando de lleno.
—Muy bien, esto es lo que haremos— repitió tomando asiento y junto a ella los cuatro la seguimos —¿A quienes quieres ver primero?
—¡Mis padres!
—No conozco tu religión, por eso tu trabajo será convencerlos de que ha sido un milagro, no importa cuándo o cómo, simplemente un milagro. Cómo podrán darse cuenta, recibir una noticia así es shockeante por lo que tendremos que prepararlos para presentarte. ¿Quién de ustedes tres es más cercano a los padres de Fred?
—Creo que yo— respondió Brian.
—Ok, entonces tú— señaló al ruloso —te pondrás en contacto con ellos y le dirás que nosotros cuatro queremos mostrarles algo y pide que Kash también esté ahí. En su casa, crearemos una cortina entre los cuatro para que no puedan ver a Freddie y les dirás que todo esto es una locura pero la gracia de los Dioses es infinita… algo así y en el momento preciso, dejaremos que lo vean. Ahí empezará tu trabajo— le dijo a Fred —esa será la parte difícil. Con Jim y Mary repetiremos lo mismo.
"Lo que sigue será más fácil pero debemos estar coordinados… ¿Quién es el más activo en las redes sociales?— preguntó hacía los tres.
—Brian— señaló Rog.
—Muy bien, entonces, una vez que hayamos convencido a las personas importantes del regreso de Fred, tu vas a publicar reflexiones nostálgicas del tiempo, los amigos, la vida, milagros… ya sabes, algo no muy directo, vamos a hacer que el público especule. En seguida, Roger se unirá a las publicaciones, pero tú— se dirigió al rubio —las harás de memorias, específicamente de recuerdos que hayas creado con Fred, cuéntales anécdotas o refresca su memoria.
"John, lo tuyo será más divertido porque tú llamarás la atención de diferente manera; usarás la ropa de Fred, la más icónica, pero no lo usarás en conjunto, me refiero a que sí usas la chaqueta amarilla, no te pongas los pantalones blancos. Así vas a salir a pasear a la ciudad…
—No creo que sea el indicado para eso— alegué —no me reconocen en la calle.
—Lo harán— me aseguró —Después de eso, subiremos de intensidad; "misteriosamente"— dibujó las comillas en el aire —aparecerán fotografías de ustedes cuatro reunidos, nadie sabrá las fechas y será ahí cuando las especulaciones se dispararán.
"Cuando esto esté demasiado adelante, será cuando aparezcas— le dijo a Fred —Nada de llamar la atención, simplemente darás un paseo por las calles de Londres como cualquier ciudadano. En cuanto la primera persona te reconozca, saldrás corriendo, eso será divertido y volverás loca a la gente.
"En lo tanto, ustedes dos seguirán con el misterio en las publicaciones pero más obvio. Tú— volvió con Fred —seguirás con tus paseos y en algún punto dejarás de huir.
"Una vez que el secreto sea revelado, no nos quedará más que confirmarlo en entrevistas, hasta llegar a los escenarios. Hasta ese entonces se reservarán el derecho de hablar, los cuatro permanecerán cuál tumbas, solo tú Fred, dirás lo que pasó.
—¿Y qué pasó?— cuestionó él en tono absurdo.
—Vamos a abusar de una situación que pasa desapercibida injustamente— continuó Lunna —le echaremos la culpa a los médicos; dirás todo, cómo te diagnosticaron, los tratamientos, cuando lo ocultaste, cuando lo dijiste a tus amigos, hasta ahí relatarás todo lo verdaderamente ocurrido.
"Para que esto funcione, necesitamos que asumas gran parte de la responsabilidad, Freddie y dejar fuera a Roger, Brian y John libres de cualquier culpa. Diremos lo siguiente: Fred, tu contactaste a un médico que te ofertó un tratamiento experimental muy riesgoso pero iba a mantenerte con vida, por eso tuviste que marcharte del país sin decirle a nadie porque no querías que se crearán falsas esperanzas. El tratamiento salió mal y creíste que morirías, por eso diste el aviso de que se llevará a cabo tu funeral.
"Decidiste buscar a otro doctor que te acompañara en tu sufrir hasta tu último respiro, él te hizo estudios donde descartó el VIH, te dió el tratamiento adecuado para la recuperación de tu exhausto cuerpo y ¡voilà!
"Te alejaste y no le dijiste a nadie dónde estabas porque no querías lastimarlos. Es imposible que hayas hecho esto tú solo por lo que necesitarás de al menos un cómplice…
—Tú lo serás— se anticipó el persa.
—Así es. No voy a negarles que emocionalmente será duro, tampoco que será miel sobre hojuelas; al principio perderán una gran cantidad de fans, estarán molestos e incrédulos, pero a medida que contemos ésta historia, cederán, solo así haremos de Freddie la víctima a la que le tendrán compasión y por eso, ustedes tres no pueden ser sus cómplices, porque entonces el público los atacará. Y al final, el trabajo de los cuatro será recuperar a sus fans con su música.
"Vamos a dejar a Jim o a cualquiera fuera de todo esto, este plan queda entre nosotros, sólo así funcionará…— en algún punto de su elaborado plan dejó de mirarnos, simplemente posó sus ojos en lel centro y se balanceaba ligeramente hacía adelante y hacia atrás.
—¿Cómo estás tan segura de que lo hará?— cuestionó Rog.
—Funcionará. Confíen en mí.
—¿Desde cuándo tienes planeado ésto?— encaré. Ella con su destreza para mentir, tal vez sabía que Fred volvería y seguramente había moldeado este plan desde antes.
—Desde hace… siete minutos.
—Esperas que crea que has elaborado todo esto mientras lo platicas…— de nuevo mintiendo.
—Eso de pensar, se me da.
De cualquier forma, no podía quejarme pues su forma tan precisa de engañar nos benefició al pie de la letra.
Brian contactó a los padres de Fred y al siguiente parpadeo, ya lo tenían delante de ellos. La atonía también se apoderó de los tres, pero al final son sus padres, mismos que reconocerían a su propio hijo en cualquier lugar. Aunque Freddie falló en su misión de convencerlos del milagro, pues en su descuido, la señora Bulsara se acercó a Lunna, la tomó de sus manos y le dijo fervientemente:
—Gracias— como sí ella supiera algo más respecto a la nueva chica.
Con Hutton y Austin repetimos la misma dinámica, con ellos fue aún más complicado convencerlos, pero una vez logrado, Fred pudo limar las asperezas entre ambos y volver a su casa con su mejor amiga y su expareja.
Brian y Roger arrancaron con las publicaciones, mientras, tomé prestadas varias chaquetas, camisas y playeras de Fred.
—Muy bien, John, hoy vas a aprender a tener presencia como una reina— me dijo Lunna a través del muro de espejo del salón de baile de Kevin.
—Tal vez debas dejar que Roger lo haga; yo tendría que llevar un letrero en la espalda que diga "John Deacon, bajista de Queen" para que alguien me viera.
—Descuida, John. Con la actitud y la ropa adecuada, robarás la mirada de todos— ella confiaba demasiado en sí misma hasta el punto de no escuchar o tal vez yo estaba resignado y era muy necio para dejarme llevar —Has visto cómo se para Freddie, imitalo— me pidió.
Fue gracioso, siempre que podía lo imitaba, era mi forma de fastidiarlo y de honrarlo. Por tal razón, no representó ningún reto.
—¡Excelente! Solo necesitas, enderezar un poco más la espalda… saca el pecho…— me indicó mientras iba moviendo mi cuerpo —y… sube la cabeza… ¡Bien! Deacy, eres alto, enorgullécete de tu cuerpo y su altura…— estaba orgulloso de mi altura, pero no de mi cuerpo y para sobrellevar la pena que me ocasionaron mis propios ojos sobre mí, desvié la mirada de los espejos.
—Muy bien… para las manos, debes de creer que eres una princesa, no un rey o un príncipe, una princesa con las manos más delicadas y suaves del mundo…
Una princesa con manos suaves forjadas con la elegancia y destreza del bajo. Resultó mucho más sencillo de lo que creí.
—¡Sí! Ahora solo un detalle…— me lanzó unos lentes oscuros que me obligué a usar y cuando volví a la pose —¡John Deacon!— me celebró ella.
Miré al espejo para descubrir su emoción y me hallé sin el perfecto cuerpo de Freddie, sin la inmejorable cara de Brian o el bonito cabello de Roger, simplemente yo, John, el bajista de Queen.
—Estás listo.
Con la chaqueta amarilla de Fred y los mismos lentes para sol, me preparé para mi caminata casual.
—Muy bien, Deacy, ya sabes cómo hacer esto. Estaré detrás de ti, te cuidaré en todo momento así que confía en que saldrá bien— me dijo la niña antes de que saliera del auto a deambular.
Solo pude avanzar tres calles, dónde las miradas dudosas no se interpusieron, y cuando menos lo esperé la gente se amotinó a mi alrededor esperando fotos y autógrafos. No recuerdo cómo logré salir de ahí, solo sé que esa niña poseía una voz de profeta.
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