7
Mientras que Luna, Roger y Brian bromeaban en la sala de ensayos, Jim, Freddie y yo estábamos en la cabina.
—Freddie— Jim atrajo la atención del mencionado —¿Estás seguro de esto? Si lanzamos el álbum con los coros de Luna, tendremos que darle crédito y con ello regalías— Jim tenía razón.
—Descuida, cielo, dále de mi parte— le dijo Freddie sin descuido.
—Bien, entonces, debemos negociar con ella.
—Cielo, ¿Podrías venir un segundo?— la llamó Freddie desde el altavoz.
—¿A quien le hablas?— preguntó Roger.
—A la niña.
Luna dejó a Brian y a Roger solos y se encontró con nosotros
—Tesoro, necesitamos discutir un detalle importante contigo— inició Fred.
—¿Qué cosa?— en su rostro, Luna reflejó lo preocupada que se sintió.
—Quiero que se lance el álbum con tu voz en las canciones...
—¿Y?
—Te daremos crédito— completo Jim.
—Obviamente, no vamos a aprovecharnos de ti. Y queremos negociar el asunto de las regalías.
—Ah...— ella sonrió y suspiró de alivio —Eso no importa. No quiero nada— repuso —No mientras pagues tu apuesta— corrigió dirigiéndose hacia Fred.
—La pagaré pero, ¿cómo que no quieres nada?
—Nop, ni crédito ni dinero.
Los cuatro que estábamos presentes en esos momentos nos quedamos perplejos por lo que la chica acababa de decir. Jim estaba encantado, definitivamente se ahorraría muchos problemas con ello, además sabía dejar de negociar cuando las tenía de ganar. Sin embargo Freddie siguió insistiendo.
—¿Por qué?
—Tengo mis razones para no querer crédito y no me servirán de nada las libras esterlinas en Noruega
—¿Y no las puedes cambiar a monedas nórdicas? No sé cómo se llamen
—Son coronas noruegas y... no gracias
—¿Eres indocumentada?
—¿Qué? ¡No! Tengo mis papeles en orden. Es simplemente que no quiero recibir nada, porque él ya me paga— señaló a Jim —Y tú me darás mi gomita ¿cierto?
—Ya te dije que sí.
—Asunto arreglado. Nos conviene a todos ¿o no?
—Es cierto— cerró Jim.
La extrañeza en ella iba en aumento, ¿en serio recibiría gomitas por lo que estaba haciendo? Me había mantenido lo más alejado que pude de ella y no iba a acercarme a preguntarle por qué solo por mi curiosidad. Al fin y al cabo, era su problema y realmente no tiene por qué importarme. Aunque, destacaré que eso me hizo dudar aún más de ella.
Los ensayos y grabaciones continuaron. Freddie me preguntó si quería que Luna también cantara en If You Can't Beat Them*, a lo cual me negué pues la canción había quedado perfecta y no quería que se modificara, de hecho, tampoco lo permití en In Only Seven Days* ni en Leaving Home Ain't Easy* aunque Brian sí quiso la alteración en ésta última.
El álbum estaba casi listo, se encontraba en las revisiones finales por lo que las tensiones en el trabajo fueron disminuyendo, los más presionados eran Jim, David y John (el otro chico de sonido). Así que fue el momento preciso para el anuncio de Freddie.
—¡Cariños! Es hora de celebrar mi cumpleaños.
—¡Ya era hora!— festejó Roger —¿De que se trata esta vez?
¿A qué extraño y extravagante lugar Freddie nos llevaría este año? Me preparé para escucharlo y esperé que no fuera tan malo.
—Esta vez quiero intentar algo nuevo— ¡Ay, no! —Está vez quiero una reunión únicamente familiar... El sábado en mi casa.
¿Cómo? A juzgar por el rostro de Roger también se preguntaba lo mismo.
—¿Y qué habrá?— preguntó él.
—Nada en especial, querido, solo quiero una linda y tranquila cena con mi familia, o sea, ustedes— es extraño que Fred no quiera algo extravagante —Solo ustedes, no quiero amigos, esposas, novias, hijos o lo que sea con lo que vivan, solo nosotros— miró a Luna y ella a él de una manera inusual, era cómo si fueran cómplices ¿Acaso traman algo? —También vendrás, ¿verdad, cielo?— le preguntó.
—¿En serio?— repuso emocionada.
—¡Claro!
Yo también estaba emocionado, hacía mucho tiempo que no tenía algo así, pero era para Freddie. En algún punto dudé si realmente tenía que ir, después de lo que pasó con él no sabía si me sentiría cómodo o si le arruinaría su reunión. Pero... Realmente lo quería. Me convencí a mi mismo de que si Fred no hubiera querido que fuera, no me hubiera invitado o después me hubiera dicho que no fuera. Así que ese día, iría e intentaría divertirme lo más posible.
—¡¿Entonces ni tus hijos ni yo podemos ir?!— Verónica estaba furiosa.
—Así lo pidió Freddie.
—¡No me mientas! Seguramente se irán a uno de esos clubes y te meterás con alguna zorra
—Verónica, por favor...— resoplé cansado.
—¡Te conozco, John! Sé que lo harás.
—Solo estaremos en su casa. Ya te lo dije.
—¡Muy bien! ¡Las zorras serán a domicilio!— se detuvo un poco —No quiero que vayas— me dijo más tranquila pero en tono amenazante.
—Freddie es mi amigo, la cena es para celebrar su cumpleaños; iré te guste o no.
—¡Claro! Vete a divertir mientras nosotros te esperamos aquí.
—Puedo llevarte a casa de tus padres.
—¡No! Me quedaré aquí con mis hijos.
—Como quieras...— emprendí paso hacia el baño para ducharme cuando Verónica agregó:
—Pero ya te dije, John, no te quejes si encuentro a alguien más.
Ya lo sé. Aunque temo que eso suceda, nada me impidió faltar a la cena.
Me duché y me vestí para la ocasión, decidí usar algo formal-casual pues no sabía los verdaderos planes de Freddie así que escogí algo neutro. Cuando estuve listo me despedí de mis hijos y salí de casa.
Llegué al lugar de la reunión, dónde Freddie me recibió con alegría. Dentro de su casa ya se encontraban sus padres (Jer y Bomi Bulsara) y Mary Austin. Poco después llegaron Brian, Jim Hutton, Luna, Kashmira Bulsara (hermana de Fred) y Roger.
Cuando todos los invitados estuvimos reunidos, me dí cuenta de que había elegido bien mi vestimenta, me preocupaba que me fuera poco o muy formal, pero parecía que todos íbamos en la misma sintonía, incluso Luna, llevaba un vestido liso azul marino con zapatillas del mismo color, muy sencillo, era la primera vez que veía sus flacas, cortas y pálidas piernas además de sus brazos, pues en el estudio siempre llevaba un suéter, chamarra o sudadera sobre ella. La mitad de su cabello iba recogido en una trenza. De su cuello colgaba un collar en forma de círculo y en su muñeca izquierda lucía la piedra exagonal que Jim le había devuelto en el elevador. Era muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, inclusive, el mismo Freddie la elogió al recibirla.
Fue una noche encantadora, cómo Freddie deseaba, el ambiente fue muy familiar. Cenamos una deliciosa comida de tres tiempos que el cocinero de Fred había hecho para nosotros. Luego intercambiamos conversaciones, nos actualizamos de nuestro día a día y por su parte Luna se presentó ante Jim, Mary, Kash y los padres de Freddie.
Disfruté la reunión mucho más de lo que yo esperaba. Por desgracia, el tiempo voló y la madrugada nos alcanzó. Lo noté cuando Mary se despidió, miré la hora en el reloj y si no quería tener más problemas con Verónica, debía darme prisa en volver a casa. Estuve a punto de despedirme cuando Luna se acercó a Freddie y le dijo:
—Freddie, ya es algo tarde y tengo que irme. Gracias por invitarme— agradeció ella sonriente.
—Gracias a ti por la idea, tenías razón— Freddie también le sonrió.
—Me alegro que te haya gustado.
—Y gracias por dejarme ver qué si puedes arreglarte un poco— comenzó a burlarse él.
—¿Te gusta?
—Demasiado simple para mí gusto, pero es mucho mejor que lo que llevas al estudio.
—Las cosas más hermosas son simples.
—No me vengas con eso— ambos rieron.
—Nos vemos, Freddie.
—¡Espera! Toma esto— le tendió un dulcero de vidrio —¿Tienes idea de lo difícil que es conseguir gomitas sin azúcar?
—Si— ella rió.
—Le pedí a mi cocinero que las hiciera para ti, así que disfrútalas.
—No tenías que hacer eso...
—Claro que si, yo perdí la apuesta.
—¡Gracias!— en su pequeño rostro se dibujó una enorme sonrisa —¿Puedo agradecerle a tu cocinero?
—No es necesario, querida...
—De verdad quiero hacerlo.
—Está bien, cómo quieras...— Luna se retiró hacia la cocina con el dulcero en sus manos. Así pude acercarme a él —¡Cielo! ¿Ya te vas?— me preguntó al ver mi abrigo en mi brazo.
—Ya es hora— le respondió un poco apenado.
—¿Te gustó la cena?
—Todo estuvo increíble— odiaba cuando me ponía nervioso al hablar con otras personas, me sentía estúpido.
—¡Maravilloso!— me sonrió él incómodo.
—Te veo luego, Fred— le dije al último.
—¡Conduce con cuidado!
Odiaba admitirlo, estaba nervioso porque me sentía incómodo, después de aquella discusión, no podía verlo igual, aunque mis sentimientos hacia él no habían cambiado en lo más mínimo.
* If You Can't Beat Them- Queen
* In Only Seven Days
*Leaving Home Ain't Easy
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