Taehyung se encontraba en su oficina, editando detalles de unos planos para su padre, tenía gafas sin aro, algo que le hacía ver increíblemente bien, pero para Jihoo, él era más que eso, se había vuelto en su razón de vivir, aquella secretaria estaba tan enamorada que le había entregado todo a él, incluida su virginidad. Aquel era su primer empleo y siendo una muchacha realmente bella Taehyung no vio mal darle alas a la atracción que logró reconocer en la chica, el problema era que le aburría, ella no tenía estilo ni lo que él buscaba en una mujer, no tenía ambiente ni sociedad y le impresionaba todo. Pero el día en que la señora Sung había muerto ella era su recurso más cercano y tuvo que usarla, ya hacía un mes de eso, ya estaba harto de ello y de fingir aún más, sobre todo ahora que a la chica se le había cruzado por la cabeza que quería llevarlo a conocer a su madre. Tenía que pensar en la forma de deshacerse de ella, sabía que la chica no le había dado motivos para romper con ella, eso no era favorable, tampoco quería levantar sospechas pues la investigación sobre la muerte de Sung seguía en curso, otra cosa era su padre, él sabía que se veía con esa joven y también sería sospechoso y le estarían llamando la atención y regañando por ella. De pronto las ideas fluyeron y el levantó el teléfono, había concluido su trabajo para su padre y podría retirarse.

─Jihoo, amor, ven por favor ─dijo y colgó antes que ella respondiera, sabía que le iba a obedecer de inmediato por que la traía comiendo de su mano, nunca perdía tiempo para aprovecharse de eso.

─Dime... ─dijo la joven llegando a la puerta y con una sonrisa, le hacía tan feliz saber que él la necesitaba.

─Prepárate para salir, iremos a Namdaemun, quiero salir contigo amor mío... ─dijo con una sonrisa mientras se quitaba las gafas, estaba tan metido en la actuación que parecía el hombre más dulce que podía existir.

─ ¡Que maravilloso, nunca he estado ahí! ─ habló con emoción y fue rápidamente a ordenar sus cosas, saber que saldría con él siempre la llenaba de emoción, su corazón se aceleraba lleno de felicidad.

Taehyung salió y le dijo que la esperaba en el auto, nadie los vio salir juntos, ambos partieron y mientras la chica hablaba de todo un poco, Taehyung solo la escuchaba irritado y haciendo sonidos desde su garganta como respuesta, para cualquiera era evidente que no la soportaba pero ella no veía aquello, el amor la había cegado. Habían llegado al Mercado de Namdaemun y caminaban, Ji Hoo se acercaba a ver cada cosa que le gustaba, Taehyung sólo veía su teléfono, pero recibió una llamada, algo que le hizo enojar pues se debía a su edificio, habían conseguido abrir un juicio para apelar a la demolición. Esto lo hizo enojar de una manera tan descontrolada que hizo una rabieta que sorprendió a Jihoo ─ ¡¿Cómo pudieron hacer eso?! ─dijo molesto y eso alertó a Jihoo ─Llegaré en un rato más, espera ─dijo y cortó, se llevó sus dedos al puente de su nariz, estaba molesto.

─ ¿Qué pasó amorcito? ─dijo la chica en tono meloso y juguetón, tomando la mano del joven entre risitas, algo que terminó de enojar a Taehyung.

Este viendo que la calle tenía poco tráfico de peatones colocó las manos sobre los hombros de la joven y le dijo ─Ji Hoo, estoy harto de ti, dije que eras mi novia porque no quería que me vincularán con la muerte de la señora Sung, pero no te soporto, no te amo ni siquiera te apreció, ¿sabes por qué no quería que me vincularán con Sung? ─Jihoo sintió como puñales atravesaban su corazón en aquel momento y entre lágrimas sólo pudo negar con la cabeza antes de seguir escuchando a Taehyung ─porque yo la maté y ¿sabes cómo?... la empujé justo así ─dijo segundos antes de empujarla para que un camión de carga arrollara a la pobre chica, quién murió instantáneamente. Taehyung observó la escena, hizo un puchero y levantó la ceja, toda con indiferencia, después comenzó a caminar tranquilo a su vehículo, subió, lo arrancó y emprendió el viaje de vuelta.

Jimin mientras tanto, tomó el teléfono y llamó a su amigo, estaba aburrido, lo necesitaba ─Hola, ¿dónde estás? ─preguntó el joven Park.

─Estaba deshaciéndose de un estorbo, pero estaré en casa en un rato más, ¿quieres que vaya? ─preguntó sabiendo que también extrañaba a su amigo.

─Si, trae algo para comer, estoy solo, AnLe tenía capacitación en la clínica... ─explicó el peligris.

Y así fue, Taehyung fue a casa de Jimin, llevó bebidas y snacks no sin antes pasar al auto lavado para limpiar de cualquier huella su auto y tiró la cartera de su nueva víctima en algún lugar del camino. Los dos amigos disfrutaron de un momento de paz, que de alguna manera ambos necesitaban, pero mientras ellos se relajaban, los involucrados en salvar el edificio Jeon habían conseguido un nuevo aliado. Era el abogado Jeon Jungkook, hijo del oncólogo Jeon y anterior dueño y donador de aquel edificio, el joven era tan noble como su padre y quería ayudar a las personas a quedarse ahí para seguir los ideales de su padre y por qué le nacía ayudar a gente que lo necesitaba. Era un dato totalmente desconocido para Taehyung hasta el momento, pero sin duda algo que le haría enojar cuando lo supiera, sentía que muchos estorbos se había metido en su proyecto de tesis y eso ya le molestaba de sobremanera, pero tampoco iba a desistir de su idea.

─Mochi, sí un día alguien pudiera descubrir cada crimen que he cometido, ¿tu seguirías siendo mi amigo?, ¿te quedarías conmigo hasta el final? ─por primera vez Taehyung meditaba sobre las cosas que había hecho, consciente de que podría tener que pagar una pena por cada hecho.

─Pero, ¿acaso volviste a hacer otra porquería? ─ preguntó Jimin sabiendo que la respuesta no iba a gustarle.

─Ji Hoo, me tenía harto, la arrolló un camión de carga, no sé qué más pasó con ella, me regresé a casa ─expresó Taehyung volviendo a su forma seria, era como la mirada acusatoria de su amigo le pesara.

Jimin sintió rabia porque sabía que aquella chica lo amaba, pero no podía reclamarle porque Taehyung era así desde la adolescencia, no tenía problemas mentales según los análisis, solo era discriminativo y odioso, a veces también sentía pena por lo que fuera a pasarle cuando los delitos lo alcanzarán.