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En tus manos confío Chapter 15

Chapter 15

Frente al búnker aparecimos sin rastro del Reaper. Al parecer la oferta lo había impresionado y no aceptaría devoluciones. Un suspiro común se escuchó en la entrada del lugar más seguro del mundo.

-Al fin en casa. -dijimos Dean y yo a la par.

Nos miramos y sonreímos mientras Sam abría la puerta. Bajando por las escaleras, Cass comenzó a sentirse más cómodo ante un lugar que conocía.

-Sí, al fin en casa. -suspiró.

-Debo reconocer, pequeño cuervo, que tu idea del trato estuvo genial.

-Gracias, Dean. Me alegro mucho de que funcionara. ¿Qué tal tú, Cass?

-Mi Gracia está totalmente en mi poder gracias a ti. Y te pido perdón por todo lo que pasaste.

-Eso es parte del "negocio familiar", ¿no es cierto, chicos?

-Sí, supongo que podemos considerarte estrenada en el hecho de ser cazadora. -reconoció Sam. -Pero eso no significa que te vayas de cacería tú sola.

-No lo haré. Prefiero quedarme con Cass. Donde él esté, estaré yo.

El ángel aún seguía sujetando mi hombro. Al estar todos en el salón de guerra, un joven que no conocía salió del pasillo de las habitaciones. Este estaba sorprendido y extrañado, pero no dijo palabra al verme.

-¡Jack! Estás de vuelta.- anunció Sam.

-¿Jack? ¿Eres tú?- Castiel me soltó y avanzó varios pasos con las manos al frente.

-Castiel,...- el muchacho no dijo nada más tras ver al ángel.

-Han pasado muchas cosas desde que te fuiste, Jack.- le dijo Sam mientras detenía al ángel sujetándolo por el brazo.- Te contaremos todo.

El muchacho dio la vuelta y se dirigió a su habitación. Castiel no necesitó que se lo dijeran, conocía a Jack y sabía que se molestaría por todo lo ocurrido. Se volteó hacia mí y me habló como si lo anterior no hubiese ocurrido.

-Date una ducha y luego come algo. También deberías descansar.

-¿Qué pasa con Jack?- pregunté apenada.

-Es una larga historia. Te la contaré después de que descanses.

-Está bien.

Hice lo que me pidió Cass, descansé unas horas y al despertar Sam estaba abriendo la puerta de mi cuarto.

-Gabby, que bien que estés despierta.

-¿Qué pasa, Sam?- dije asustada por la entrada repentina del cazador.

-Es Cass, necesito que me ayudes con él.- salimos al pasillo con prisa.

-¿Qué ocurrió?

-Fue Jack, está molesto por lo que le pasó a Cass. El chico está muy inestable, si sigue así destruirá el búnker.

-¿Dónde está Dean?

-De compras.

-No sé qué puedo hacer para ayudar, pero lo intentaré.

Llegamos al salón de guerra y vi a Castiel siendo retenido por el poder de Jack. Mi llegada lo distrajo y dejó libre al ángel. Me miró con unos ojos luminosamente amarillos y amenazadores. Levantó su mano hacia mí y sentí que una fuerza invisible se apoderaba de mi cuello.

-Tú tienes la culpa. Tú dejaste que pasara.

-Rgh.... Cass...

-¡Jack, detente! ¡Déjala ir!

-Ella es culpable. Debe pagar.

-No fue ella, lo que pasó no lo podía controlar. Debes calmarte o la matarás.

-¿Pretendes que la deje libre y no haga nada?

-Pretendo que actúes como una persona madura y no como tu padre.- el muchacho bajó su mano y la presión en mi cuello se detuvo.

Arrodillada en el suelo, tosí varias veces para recuperar el aire. Castiel se acercó a mí y me ayudó a levantarme. Jack nos miraba de manera fría y asesina. Se dirigió a su habitación, pero Sam se interpuso y lo detuvo.

-Tienes que escucharla. Tiene derecho a defenderse.

-Yo no,...- Jack no apartó su mirada de mí.

-Dale una oportunidad, Jack. Verás que no es mala ni tuvo nunca esa intención.- dijo Cass tomado de mi mano.

-Será a mi manera.- Jack se abalanzó sobre mí.

Sam trató de detenerlo, pero fue inútil. El ángel me colocó tras de sí para protegerme, mas su intento también fue en vano. El joven los retuvo en el lugar con su poder y se posicionó frente a mí.

-¡Jack, no!- le gritó Sam.

-¡Por favor, no la lastimes!- le pidió Castiel.

Él estaba furioso, puso su mano sobre mi cabeza y en ese momento todo se volvió negro. Al abrir mis ojos, estaba en ese asqueroso y aprisionante sótano. Me veía a mí misma atada a la silla. Era mi recuerdo, lo estaba viendo.

-¿Qué es esto?- preguntó una voz tras de mí, era Jack.

-Es mi pasado. Cuando los demonios le informaron a Lucifer de mi existencia, me retuvieron así hasta recibir nuevas órdenes.

-¿Fue un plan de mi padre?

-¿¡Tu padre es Lucifer!?

-Soy un nephelim. Mi madre era humana.- la yo del pasado se acercó a la ventana.- ¿Qué pasa?

-Cass y los Winchester estaban buscando pistas sobre el caso. Sabían que algo pasaba, y a los días regresaron.

Corrimos en el tiempo, presencié cada tortura y golpiza que recibí. Vi lo que en aquel momento no tuve el valor de ver y que me hizo temblar, todas las heridas que me hizo ese demonio. Aun así, lo peor fue cuando ocurrió el incidente de Cass. Por más veces que Jack atravesara la puerta para saber lo ocurrido, vio lo mismo que yo, una potente luz que entró por el agujero que había hecho el ángel y el sonido de la cerradura abrirse dificultosamente. Yo no me había percatado de la voz de Cass antes de desvanecerse. En mi recuerdo solo estaba lo que yo había visto y vivido, entonces, ¿por qué en ese momento no lo escuché?

-Padre, perdóname por haber fallado, pero ella vale mi sacrificio.

Mi respiración se cortó. Mis recuerdos reprimieron las palabras de Castiel. ¿Por qué? No tenía sentido. Algo como eso no significaría nada para mí a menos que me lo contaran los Winchester después. ¿Por qué no lo recordaba por mí misma?

-Entonces, es cierto. Fue por salvarte.- la voz de Jack me sacó de mis pensamientos.

-Yo lo lamento tanto como tú. Me siento culpable y maldigo el día en que Cass me conoció, pero no puedo hacer nada por remediar lo que pasó. Trato de hacer de la pesadilla de Cass algo simple de enfrentar. Y sé que mucho ya no lo puede hacer por sí solo, pero yo estoy ahí para él.

-¿No se puede arreglar?

-Los Winchester trataron durante un mes entero y nada resultó.- el muchacho bajó la mirada.- Jack, sé que sientes una gran impotencia, así nos sentimos todos, pero no puedes llevarte la poca alegría que le queda a Cass con tu frustración. Además,- le tomé la barbilla para que me mirara.- yo nunca lo dejaré solo.

-Eres humana, algún día morirás.

-Estaré con él mientras viva. Jack, no lo dejaré, no me importa cuánto quieras convencerme.

-¿Te obligas a hacerlo porque te sientes culpable?

-No, lo hago porque lo amo.

-¿Qué? No puede ser. Tú,...

-Lo sé, humana, culpable de su estado, joven; todo lo que quieras, pero es un sentimiento que se ha manifestado desde hace un tiempo y no lo negaré más.

-Él es un ángel, no tiene los mismos sentimientos que los humanos. No los comprende, ¿no te molesta que no te sea recíproco?

-No, Jack.- le hablé sonriendo con dulzura.- Si él lo quiere hacer o no, no cambiará lo que siento por él. Es de ese Cass del que me enamoré.

Jack no dijo más, yo tampoco. Pasó rápidamente el tiempo en mi recuerdo y vio cómo me dedicaba a enseñarle al ángel cómo valerse por sí solo dentro del búnker. Suspiró y se resignó al ver mi rescate y la reacción de mis sentimientos ante el control de Lucifer.

Mis ojos se abrieron y estaba de regreso en el salón de guerra del búnker. Jack me sostenía en brazos desde el suelo. Sam y Castiel aun estaban aprisionados por el poder del nephelim.

-Está despierta.- le anunció el cazador al ángel.

-¿Está bien? ¡Gabby, di algo!

-Lo siento, Jack. Pero te prometo que haré lo posible porque no se repita.

-Demuéstralo.- asentí y el nephelim desapareció en un parpadeo.

Al estar libres, los dos hombres se apresuraron hacia mí. Sam me tomó por los hombros y revisó mi cuerpo en busca de alguna herida.

-No me lastimó, Sam. Estoy bien.

-¿Segura?- la pregunta no vino del humano, sino del ángel.

-Sí. Volvió a mis recuerdos en mi mente,... Y,... - me desplomé en el suelo.

-¿Qué le pasó?

-Se ha desmayado. Parece dormida. La llevaré,...

-Espera, Sam, déjame a mí.- Castiel me cargó tiernamente en sus brazos y se dirigió a mi cuarto mientras la puerta del búnker se abría. Dean entraba cargado de varias bolsas de comida y masticando unas papas fritas. Miró hacia abajo la expresión preocupada de su hermano y se detuvo en seco.

-Em,... ¿Me perdí de algo?

-Demasiado complicado como para contarlo, pero...

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