El espectro cayó al suelo, cubierto con su propia sangre, "el asecino" del mismo soltó su espada y corrió al encuentro con su amado padre.

-¡Papá! ¡¿Estas bien?! ¡¿Estas herido?! -grito con un tono alarmado- ¡Sabés que no debes salir de casa! ¡¿Tienes idea lo preocupado que estaba?! ¡Tr dije que te quedaras adentro! ¡¿Por qué...?!

-El mounstro...escuche al monustro...por eso -contesto el hombre con temblorosa voz

Seika ya había pensado en ello, el instinto de su padre lo llevo a aquel lugar, donde los espectros suelen atacar. Antes de enfermar él solía defender a los vecinos de los ataques, incluso luego de dejar su puesto de caballero.

-Perdoname -se escucho repentinamente- lo siento, perdoname por preocuparte

-No -rodeo al mayor en un calido abrazo- soy yo quien debe disculparse, no debi enojarme, es solo que tenía miedo de perderte...tenía miedo de quedarme sola...perdoname papá, por favor perdoname.

En ese momento todo parecía su culpa, casi fuese como si, todo a su alrededor colapsara, pedazo por pedazo y ella no podía hacer ya nada.

Pero, en ese momento de agonia, que aprecio a quien menos quería ver.

-Pegasus

Seika tenía muchos pensamientos de lo que podría pasar, pero nunca se espero aquello que escuho

-Regresen rápido, pronto los otros caballeros vendrán, si no quieres que se enteren, vete rápido. Yo me encargo de lo demás

Seika cargó a su padre en la espada y se despidió con un rapido gracias.

~☆~

Con un nuevo día esperando, Seika se alisto con su uniforme y partió al campo de entrenamiento confiada en que encontraría la forma de no morir a manos del principe.

Al llegar lo unico que se podía oír era los murmullos entre los cadetes sobre lo asombroso que era el principe.

- ¡El principe estuvo genial ayer! ¡Nos guío desde el frente!

-¡Y tú tambien Saga, estuviste estupendo!

-Ja, ja, ja, por favor yo solo -en ese momento sus ojos se posaron en el joven cadete odiado por todos- ¡Seiya!

~☆~

-¡Padre! -la chica entro azotando la puerta-

-Saori, ¿No te he dicho que las damas no deben correr? Ya no eres una niña, deberías comportarte como las otras damiselas

-¡¿Quien te dijo que podías elegir a MI futuro esposo a mis espaldas?!-interrumpio molesta

-¿Me buscaste para algo tan insignificante? Estoy ocupado, por favor marchate

-¡¿Insignificante?! ¡¿Mi boda es algo insignificante para ti?!

-Me preocupaba que no consiguieras pareja, ya hace años que cumpliste la mayoría de edad, este años tendás 20, y sabés lo que-

-Me fui de viaje por tan solo una semana y resulta que me comprometi y no me enteré -volvio a interrumpir- Y además ¡con el maldito príncipe heredero! Dime algo, papá ¡¿Mi soltería es una amenaza contra la humanidad?!

-Toda mujer debe casarse antes...

-¡Te he dicho millones de veces que no me quiero casar.

-Saori, todo esto es por tu bien

-¡No, papá! Se muy bien que esto te beneficiará a ti, y me estás vendiendo para satisfacer tu codicia

-¡Saori Kido! ¡Actúa como una señorita por una vez!

La habitación se inundo con el silencio, un escalofrío recorrio la espalda de las sirvientas que allí se encontraban al escuchar la voz de la señorota Kido

-Preparen mi carruaje ¡Iré a ver al maleducado que aceptó comprometerse con una desconocida!

~☆~

-¿Seiya? ¿Estas bien? -dijo el peli azul mientras observaba a su amigo, quien se habia recostado sobre él, ocultando su cara entre su pecho

-Si, si estoy bien -se aparto del contrario, acomodandose su cabello detrás de las orejas- me contaron de tus actos heroicos ayer ¡Felicidades!

Todas aquellas palabras eran hermosas sin duda, pero viniendo del frío y distantr Seiya, la primera impresion de cualquiera es

-S-Seiya, estás extraño, acaso ¿estas enfermo?

-Como que extraño, solo me emocione cuando me entere de que mi amigo, asecino a esos malditos moustros

-¡Amigo! -mecino feliz. El resto del mesanje ya no importaba, eso era lo que él quería escuchar- entonces ¡¿Me aceptas como tu amigo?! ¡genia! !entrenaremos juntos y conversaremos sobre la vida...!

-Me temo que no sucederá así -aquella voz fría y aspera desvio la atención de todos los presentes.

Los murmullos comenzaron llenando todo el largo y reluciente pasillo

-¡Es el príncipe!

-cielos...

-baja la mirada, no puedes mirarlo a los ojos

-Bienvenido su alteza- saludo Seika dura como roca

La mano del de sangre azul, fue depositada en el hombro del cadete -Vine a hablar contigo, ayer no tuve la oportunidad

-Claro eh..

-Su alteza -interrumpio el otro joven peli azul- ¿puedo saber por qué no puedo ser amigo de Seiya? -hizo una pequeña pausa- Si no hay un motivo concreto, debo decirle que no puede decidir si Seiya y yo podemos ser amigos o no

Un duelo de miradas comenzo apenas la boca del cadete se cerró, ambos jovenes se miraban con obvia intenciones de batirse en duelo a muerte, sus ojos parecían llamas salvajes una noche de invierno.

El príncipe rompio el tención con una carcajada burlona- No, no, el problema no es que ustedes sean amigos, solo que debes tener en cuenta que Seiya no es un recluta más, él es...mi guardia personal

-¿Cómo dijo? ¿Su guardia personal?

-Así es, apartir de ahora protegeras mi vida. Te nombro mi guardia personal Seiya Pegasus

En cuestion de segundos los pasillos fueron inundados de malas lenguas, incredulas de que el peor de todos fuera elgido para ser el protector personal del príncipe heredero

-¿Por qué nombró a Seiya su guardia personal?

-Ah, tu debes ser Saga, me han contado mucjo sobre ti.

-Es un honor que recuerde me nombre, pero responda la preguntan por favor

-Eres atrevido. Acaso te debo yo, alguna explicacion

-Así es...¡Pues Seiya es mi amigo!

-Creo que no sabes que la amistad tiene limites

-¿Límites?

-Claro, yo puedo ayudar a Seiya, ¿tú que puedes hacer por él?

Aquellas palabras hicieron ecó en el cadete peli azul, como nada en el mundo

-Su alteza, hay mucha gente aquí. -menciono Seiya

El mencionado solo sonrío y dijo:
-Ven a mi palacio luego del entrenamiento- "no acepto rechazos" es lo que su mirada transmitia

Apenas dejo de divisarse la silueta del príncipe, todos se lanzaron en contra de Seika

-¡¿Hace cuáto conoces al príncipe?!

- ¡¿Que rayos hiciste para que él te aceptara?!

-¡esto es injusto te nombró porque se conocían!

-¡nombró al tonto de Pegasus!

Entre tantas voces nadie escucha los susurros del corazón

-Quiero...quiero poder ayudarte yo tambien, así como él...